El sitio de Leningrado en el agua, los combates navales en el lago Ládoga

A pesar de que el sitio del Leningrado se asocia con un combate puramente terrestre, durante el interminable asedio a la ciudad también se produjeron pequeñas batallas en el lago Ládoga entre las potencias del Eje (Finlandia, Alemania e Italia) y los soviéticos
El sitio de Leningrado en el agua, los combates navales en el lago Ládova

Existe la creencia generalizada de que el sitio de Leningrado se desarrolló únicamente en tierra firme. Sin embargo, cuando llegaba el deshielo, el lago Ládoga fue escenario de batallas navales a pequeña escala libradas entre las fuerzas del Eje y los soviéticos.

Un territorio sembrado de cientos de lagos poderosos y casi inabarcables, rodeados de bosques tupidos, y las temperaturas gélidas fueron clave en el desarrollo de los acontecimientos. Foto: Alamy.

Esta gran masa de agua dulce es el lago más grande de Europa. Su superficie cubre cerca de 18.000 kilómetros cuadrados, con una profundidad media que llega a los 50 metros. Con 1.570 kilómetros de costa y más de 600 islas, el Ládoga puede ser calificado como un pequeño mar interior. Cuando Finlandia obtuvo su independencia el lago se convirtió en frontera natural con la URSS, un poderoso vecino dispuesto a apoderarse en cualquier momento de lo que consideraba que era parte de su territorio.

Una frontera en disputa

El Ládoga es navegable y cuando no está congelado es una importante vía de comunicación que conecta las ciudades establecidas en sus orillas. Su valor estratégico se vio multiplicado en 1941 por su proximidad a Leningrado: el asedio alemán lo acabó convirtiendo en la única vía de escape y de llegada de suministros a la ciudad asediada. Con el invierno, su superficie helada fue la única esperanza de salvación para las vidas de miles de sus famélicos habitantes.

Antes del comienzo de la Operación Barbarroja, en sus aguas no podían navegar embarcaciones militares con un desplazamiento superior a las 100 toneladas, prohibición establecida en el Tratado de Paz de Tartu, firmado el 14 de octubre de 1920 entre Finlandia y la URSS, por el que se establecieron los límites fronterizos entre ambos países. Tampoco se podían levantar defensas costeras dotadas con cañones de un calibre superior a los 47 milímetros. En el texto del acuerdo, los soviéticos se comprometieron expresamente a garantizar la navegación entre los puertos fineses del lago, pero esta promesa, junto con las anteriores, no tardaría en convertirse en papel mojado.

Refugiados finlandeses se marchan de sus hogares acosados por la cercanía del enemigo. Foto: Getty.

Al finalizar la Guerra de Invierno, los preceptos de la Paz de Tartu dejaron de tener vigencia para ambas partes. El 21 de marzo de 1940 los representantes finlandeses y soviéticos ratificaron el Tratado de Paz de Moscú, que cerró en falso el enfrentamiento entre ambas naciones. Finlandia perdió el istmo de Carelia y toda la costa adyacente del Ládoga. De esta forma el lago pasó a estar dentro de las fronteras de la URSS.

Frente de guerra

El 25 de junio de 1941, apenas tres días después del comienzo de la Operación Barbaroja, los soviéticos lanzaron un ataque preventivo contra las posiciones defensivas finlandesas a lo largo de la frontera común. Los dos países volvían a estar en guerra y en esta ocasión los finlandeses aprovecharon el desconcierto de Stalin ante la invasión alemana para golpear primero y recuperar el control sobre las aguas del Ládoga.

En su avance reforzaron sus posiciones con una serie de bases repartidas por las orillas del lago. Desde el puesto de mando al norte del Ládoga en la localidad de Läskelä, la actual Lyaskelya rusa, coordinaron una operación de requisa y transporte de embarcaciones destinadas al patrullaje y ataque. A primeros de agosto, y en el breve plazo de unos pocos días, los fineses habían conseguido reunir una flota compuesta por 150 lanchas y barcos de todo tipo, algunos llegados desde el Báltico. Los de mayor entidad de esta escuadra improvisada eran cuatro pequeños ferris de transporte de pasajeros y dos remolcadores fluviales, a los que se unió una vieja torpedera de fabricación italiana, el único navío de guerra propiamente dicho.

La central hidroeléctrica de Lyaskelya. Foto: Shutterstock.

Los finlandeses se esforzaron por equipar estas embarcaciones con todas las armas disponibles en su arsenal, incluyendo ametralladoras antiaéreas y cañones de pequeño calibre. Los remolcadores fueron transformados en dragaminas para abrir sobre las aguas corredores seguros libres de cargas explosivas, al mismo tiempo que emplazaban baterías de artillería pesada en lugares estratégicos de la costa. En una campaña relámpago que cogió por sorpresa a los soviéticos, tomaron varias localidades ribereñas; en el puerto de Sortavala, ocupada el 15 de agosto, establecieron el cuartel general de su flota lacustre. Para coordinar mejor las operaciones se repartieron puestos avanzados en otros pueblos de la costa.

En la mañana del 7 de septiembre de 1941, la flotilla realizó un audaz desembarco de tropas en la isla de Rahmaansaari, que todavía permanecía en manos soviéticas. La guarnición presentó escasa resistencia y no tardaron en ser rodeados. Los refuerzos rusos llegados desde otras islas fueron rechazados por la decidida actuación de los finlandeses, que se hicieron con el control de la isla el 10 de septiembre.

Dos soldados finlandeses llevan suministros gracias a dos renos, en Carelia. Foto: Getty.

Lanchas italianas y alemanas

Los meses siguientes fueron relativamente tranquilos en el Lágoda, pero el cierre del cerco sobre Leningrado hizo cambiar las cosas. El 22 de junio de 1942, la presencia alemana en el lago deshelado se reforzó con la llegada del 12.º Destacamento de Torpederas italianas, integrado por las lanchas MAS-526, MAS-527, MAS-528 y MAS-529. Las embarcaciones habían realizado un largo periplo hasta llegar a su destino.

El 25 de mayo, partieron por tierra desde su base en el puerto de La Spezia. Tras llegar a Alemania cruzaron el Báltico hasta Helsinki y desde allí fueron transportadas por ferrocarril hasta el lago.

La presencia alemana en el lago deshelado se reforzó con la llegada del 12.º Destacamento de Torpederas italianas, integrado por las lanchas MAS-526, MAS-527, MAS-528 y MAS-529. Foto: ASC.

El armamento principal de estas lanchas, que estaba, sobre todo, compuesto por torpedos, lanzadores para seis cargas de profundidad y un afuste para una ametralladora pesada, había sido reforzado con la instalación de más ametralladoras y generadores de humo. Esta flotilla de MAS se unió a la de lanchas alemanas KM (Küsten-Minenleger, minadores costeros) que ya operaban en el lago. Estos pequeños barcos, de dieciséis metros de eslora y que estaban muy bien equipados con potentes motores, habían sido diseñados originalmente para lanzar minas cerca de las costas enemigas. Sin embargo, la escasa fiabilidad que presentaba su planta motriz los había relegado al simple papel de patrulleros en lagos y cursos de agua en el frente ruso. Para cumplir con su nueva misión encomendada, los lanzadores de minas fueron sustituidos por tubos lanzatorpedos y en la cubierta se instalaron nuevas ametralladoras.

La flotilla alemana que patrullaba el Ládoga estaba compuesta por las lanchas KM 3, KM 4, KM 8 y KM 22, apoyadas por media docena de dragaminas fluviales y varios transbordadores Siebel. Estas últimas embarcaciones habían sido diseñadas por el teniente coronel de la Luftwaffe Fritz Siebel para transportar tropas a través del Canal de la Mancha durante la Operación León Marino, la pospuesta invasión alemana de Inglaterra.

Estos barcos eran en realidad robustas gabarras autopropulsadas, fácilmente desmontables para su transporte y con características muy marineras. Construidas con forma de catamarán, con dos pontones flotantes unidos entre sí por una estructura central, estaban poderosamente armadas con varios cañones y ametralladoras antiaéreas y multitubo. Su escaso calado les permitía operar en aguas de escasa profundidad como eran aquellas de las de riberas del lago.

El ferri Siebel, un tipo de armamento clave en el conflicto. Foto: ASC.

Batalla entre escuadras

A mediados de agosto de 1942, las flotillas de lanchas italianas y alemanas estaban preparadas para actuar conjuntamente en las aguas del Ládoga después de superar algunos problemas derivados de la aclimatación de los barcos y tripulaciones al escenario en el que iban a combatir. Estas unidades navales del Eje dependían de la Brigada de Defensa Costera Finesa del Lago Ládoga, que tenía su base en la localidad de Lahdenpohja y estaba bajo el mando del coronel Järviden, aunque sus operaciones estaban supeditadas a las necesidades del Alto Mando Naval alemán.

El primer enfrentamiento entre flotillas no tardaría en producirse. En el transcurso de una misión de patrulla, las lanchas MAS se encontraron con tres cañoneras fluviales rusas de la clase Bira. La MAS 527, al mando del subteniente Bechi di Vascello, hundió a una de ellas después de una rápida persecución y un breve pero intenso combate. La madrugada del 28 de agosto las MAS-527 y MAS- 528 se apuntaron otra victoria al hundir una gabarra que salía de del puerto de Novaja cargada de suministros para Leningrado. Esa misma noche, la MAS-528, actuando en solitario, hundió otra barcaza de transporte y luego atacó a una tercera, pero el torpedo lanzado se perdió en el fondo del lago sin alcanzar su objetivo.

Vista desde la cima de la montaña Snake en el lago Ládoga y del bosque Skhera, cerca de Lahdenpohja, en Carelia. Foto: Shutterstock.

Los hundimientos de embarcaciones con cargamentos vitales para la supervivencia de los habitantes de Leningrado suponían pérdidas difíciles de asumir y, ante la presencia amenazadora de las lanchas italianas, los soviéticos modificaron las rutas de sus embarcaciones de transporte para que navegasen cerca de la costa, donde las aguas eran menos profundas y los torpedos no podían usarse. Los alemanes decidieron entonces cambiar de estrategia y, a finales de septiembre, usaron sus KM para minar con éxito las riberas del lago, entorpeciendo el tráfico de embarcaciones enemigas.

Con la llegada del otoño se produjo un empeoramiento de las condiciones meteorológicas que dificultó las operaciones militares en el lago. El desgaste de las lanchas y el cansancio de sus tripulaciones también empezaron a pasar factura y redujeron su eficacia en combate. Las operaciones de minado se acabaron suspendiendo, aunque las KM alemanas protagonizaron una serie de ataques y abordajes contra ferris de transporte enemigos.

La batalla por la isla de Sukho

Al sur del lago la situación era muy diferente. Los soviéticos mantenían el control de sus riberas y aguas cercanas, lo que limitaba los movimientos de las lanchas italianas y alemanas, en clara inferioridad ante la presencia enemiga. Aun así, los barcos finlandeses mantuvieron una constante actividad que obligó a los soviéticos a no bajar la guardia.

En esa parte del Lágoda se erige el islote artificial de Suhko, levantado en tiempos del zar Pedro el Grande aprovechando un bajío arenoso que ya existía. Con forma de herradura irregular y unas dimensiones de 90 metros por 60, se encuentra situado a unas doce millas de la costa. Hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, su faro había servido para guiar a la navegación por el lago pero con la contienda adquirió un importante valor estratégico, ya que podía controlar el tráfico de barcos por esa zona.

Para cortar cualquier contacto de Leningrado con el exterior y cumplir así las órdenes de Hitler de rendir la ciudad por hambre, el Lágoda debía convertirse en un mar interior alemán. Uno de los últimos obstáculos que se interponían en la consecución de este objetivo era el islote de Suhko, situado en la ruta que seguían los cargueros rusos que partían de los puertos bajo su control.

En el mes de agosto de 1942, los soviéticos habían fortificado la isla con una batería de tres cañones navales, nidos de ametralladoras y un búnker de mando. Conscientes de su importancia, los alemanes planificaron la Operación Brasil para tomarla. La noche del 22 de octubre una flota compuesta por una treintena de embarcaciones de todo tipo, entre las que había lanchas KM y barcazas Siebel, se aproximó sigilosamente a Suhko transportando una fuerza anfibia de desembarco. Sin embargo, su presencia fue detectada por los soviéticos, que enviaron un patrullero y un dragaminas para interceptarlos. A pesar de sus desesperados intentos por evitar que el enemigo llegase a la costa del islote, los alemanes consiguieron desembarcar dos pelotones de soldados.

El reducido espacio de Suhko se convirtió durante cuatro intensas horas en escenario de encarnizados combates cuerpo a cuerpo en los que se luchó por cada metro de tierra firme. Cuando parecía que la guarnición soviética estaba a punto de claudicar, la llegada de refuerzos aéreos y navales soviéticos forzó a los atacantes a retirarse.

Ilustración de la batalla en la isla de Sukho, en 1942. Foto: Alamy.

Los alemanes achacaron el fracaso de la Operación Brasil a la niebla que hizo perder el rumbo a varias embarcaciones y a la inexperiencia de muchos de sus tripulantes, soldados de infantería y servidores de artillería antiaérea de la Luftwaffe que no sabían navegar. La propaganda soviética presentó al puñado de soldados que habían defendido el islote de Suhko como héroes que habían salvado a Leningrado.

Esta batalla fue la última de cierta importancia que tuvo como escenario el lago Ládoga en el contexto del sitio de Leningrado. En noviembre sus aguas se helaron y las lanchas italianas y alemanas quedaron varadas e inoperantes en el hielo. Finalmente las MAS fueron cedidas a la marina finlandesa mientras sus tripulaciones regresaban a Italia y las KM trasladadas al Báltico donde realizaron misiones de patrulla costera.

El Armisticio de Moscú, firmado el 19 de septiembre de 1944 por los representantes de Finlandia y la Unión Soviética puso fin a la que es conocida como Guerra de Continuación. En cumplimiento de sus términos el gobierno de Helsinki cedió a Moscú la soberanía del Lágoda, el lago que mantuvo con vida a la ciudad de Leningrado.

* Este artículo fue originalmente publicado en la edición impresa de Muy Historia.

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