En la opulenta Roma de la Antigüedad, donde los grandes banquetes y la indulgencia definían el estilo de vida de la élite, nacieron intervenciones sorprendentemente similares a la moderna liposucción. El cirujano Arnold van de Laar ha contado en un libro historias de procedimientos quirúrgicos usados no solo para mejorar la estética, sino también para cumplir exigencias físicas del servicio militar romano. Este viaje por la historia médica arroja luz sobre las raíces antiguas de prácticas contemporáneas y despierta curiosidad sobre cómo nuestros antepasados se enfrentaron a desafíos que persisten hasta hoy.

Comer como un romano
La antigua Roma, epicentro del poder y la cultura en su época, era un crisol de lujo y exceso, especialmente entre las clases pudientes. La capital imperial atraía riquezas y manjares de todo el imperio, haciendo de los banquetes opulentos una práctica habitual entre la élite. Estos festines celebraban la abundancia y exhibían el estatus social a través de platos extravagantes.
En este contexto privilegiado, emerge la figura de Lucio Apronio Cesiano, hijo de un distinguido comandante del ejército romano. Criado en la abundancia de la Roma urbana, Lucio personifica la joven generación romana cuya vida opulenta contrastaba con las exigencias físicas y disciplinas del servicio militar. Su historia, marcada por la lucha entre el lujo de la ciudad y las responsabilidades de la legión, refleja las tensiones sociales y personales de la época.

El estado físico de los legionarios
La obesidad era un impedimento significativo por entonces, especialmente para aquellos jóvenes de estirpe noble destinados a carreras militares. El estatus de legionario exigía óptimas condiciones físicas para soportar las rigurosas demandas del combate y la vida en campaña. Sin embargo, el contraste entre las expectativas militares y el estilo de vida indulgente en Roma presentaba un dilema para jóvenes como Lucio Apronio Cesiano, cuya corpulencia amenazaba con imposibilitar su camino hacia el honor militar.
Los banquetes romanos eran eventos de gran extravagancia donde la abundancia de alimentos reflejaba el poder y la riqueza. Contrario al mito popular, no existían prácticas generalizadas de vómito inducido; esta idea es en gran parte un malentendido moderno de las costumbres romanas. En lugar de eso, la realidad de estos banquetes destacaba una cultura de exceso real que, paradójicamente, complicaba la preparación física de los futuros legionarios, llevando a algunos a considerar intervenciones drásticas para cumplir con sus deberes militares.

Avances médicos en la antigua Roma
En el marco de la medicina romana, prácticas que evocan la moderna liposucción eran aparentemente empleadas, aunque con técnicas rudimentarias y entendimientos médicos limitados. Según relatos de Arnold van de Laar en base a textos de Plinio el Viejo, algunos romanos adinerados se sometían a procedimientos para remover exceso de tejido adiposo. Estas intervenciones, descritas en detalles que sugieren una extracción de grasa a través de incisiones menores, eran llevadas a cabo para mejorar la movilidad y el rendimiento físico, especialmente en contextos militares.
Los conocimientos médicos de la época, aunque avanzados para su tiempo, eran fundamentalmente limitados por la falta de una anatomía precisa y la ausencia de anestesia. Los cirujanos romanos dependían de mezclas herbales para sedar a los pacientes, pero estas eran poco eficaces para eliminar completamente el dolor durante los procedimientos. Además, la comprensión limitada sobre la asepsia y los métodos de sutura implicaban que las operaciones conllevaban un alto riesgo de infección y complicaciones postoperatorias.
Este tipo de cirugía, aunque no tan invasiva como las técnicas abdominales modernas, mostraba un impresionante grado de habilidad y valentía tanto por parte del cirujano como del paciente. A pesar de las adversidades, la determinación de adaptar el cuerpo a las exigencias de la vida militar o social testimonia un fascinante cruce entre la necesidad médica y la innovación quirúrgica en la antigua Roma.
Éxitos y fracasos
Las implicaciones de estos procedimientos quirúrgicos eran tanto médicas como sociales. La cirugía para remover grasa tenía como objetivo mejorar la movilidad y la apariencia de los jóvenes nobles, permitiéndoles cumplir con los requisitos físicos del servicio militar. Para algunos, como Lucio Apronio Cesiano, esta intervención fue exitosa. Su operación, dirigida a reducir su abdomen, le permitió finalmente unirse a las legiones y ascender en la jerarquía militar, llegando incluso a ser cónsul bajo el emperador Calígula.
Sin embargo, no todos los resultados fueron tan afortunados. El rabino Eleazar, sometido a una operación similar en Judea, sufrió complicaciones dolorosas durante los últimos años de su vida. Su historia, documentada en el Talmud, subraya los riesgos inherentes a la cirugía sin las modernas técnicas de esterilización y anestesia. Estos relatos reflejan cómo, a pesar de sus avances, los romanos tenían desafíos médicos significativos, demostrando que la determinación de cambiar el cuerpo humano a menudo iba acompañada de riesgos considerables.

Las prácticas quirúrgicas de la antigua Roma, aunque primitivas en comparación con los estándares modernos, sorprendentemente prefiguran algunos aspectos de la medicina contemporánea. Si bien hoy contamos con anestesia avanzada, técnicas de asepsia, y un conocimiento profundo de la anatomía humana, el impulso fundamental de mejorar la función y la forma del cuerpo a través de la cirugía es un hilo continuo que se extiende desde la antigüedad hasta la actualidad. Las intervenciones como la "liposucción" romana, aunque rudimentarias, reflejan un entendimiento temprano de que la apariencia física y la capacidad podían alterarse o mejorarse a través de medios quirúrgicos.
El legado de la medicina romana, con sus innovaciones y limitaciones, subraya cómo la cirugía ha sido siempre parte de la lucha humana por superar las limitaciones físicas y mejorar la calidad de vida. Esta continuidad histórica no solo enriquece nuestra comprensión de la medicina antigua, sino que también destaca la persistencia de nuestros esfuerzos por dominar la ciencia médica a lo largo de los siglos.
Referencias:
- Monteagudo García, L. 2000. La cirugía en el Imperio romano. Anuario brigantino 23, 85-150.
- Van de Laar, A. 2022. El arte del bisturí. Salamandra.