Los arqueólogos regresan a la ciudad de Troya para desvelar los secretos de la mítica guerra narrada por Homero

La mítica Troya homérica vuelve a ser protagonista arqueológica. Las excavaciones de 2025 buscan confirmar la veracidad de la Guerra de Troya.
Ciudades de la antigüedad
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - Panorama urbano de la antigüedad; piedras para lanzar con honda

Adaptando la célebre sentencia de Italo Calvino, se podría decir que «un clásico es un yacimiento que nunca termina de decir lo que tiene que decir». Por ello, Troya, inmortalizada por Homero en la Ilíada, se ha convertido en un clásico de pleno derecho que sigue despertando pasiones. En el verano de 2025, los arqueólogos han vuelto a desplazarse a la colina de Hisarlik con el fin de proseguir las excavaciones de una de las ciudades más legendarias de la historia. La nueva campaña, liderada por un equipo internacional, ha reanudado las labores en el yacimiento con un objetivo ambicioso: averiguar si la Guerra de Troya, tal como la narró la tradición épica, tiene un correlato arqueológico real.

Una campaña internacional con ambiciones históricas

La actual campaña dio inicio en mayo de 2025 bajo la dirección del profesor Rüstem Aslan, de la Universidad de Çanakkale Onsekiz Mart. Bajo su liderazgo, los investigadores han decidido concentrarse en las zonas aún inexploradas del entorno de la ciudad baja, así como en los niveles de destrucción asociados al siglo XIII a. C., época en la que, según la tradición micénica, se situaría la guerra.

La intervención arqueológica se ha centrado en tres áreas clave: el anillo exterior de murallas, los sectores de la ciudad baja y los posibles campos de batalla extramuros. Estas zonas, aunque ya se habían excavado parcialmente en campañas anteriores, podrían contener vestigios relevantes de un gran conflicto armado. Los arqueólogos buscan no tanto confirmar la veracidad del relato homérico en todos sus detalles cuanto registrar evidencias materiales de una guerra a gran escala en esa época.

Durante la excavación, se han encontrado fragmentos de armas de bronce, puntas de flecha, restos de murallas colapsadas y cerámicas quebradas por un incendio, además de proyectiles para ser lanzados con honda. Todo ello se ha interpretado como signos potenciales de destrucción violenta. Estas evidencias, que se suman a descubrimientos anteriores, como los esqueletos humanos con signos de trauma, refuerzan la hipótesis de que Troya sufrió, al menos, un duro asedio durante la Edad del bronce.

Troya
Murallas de Troya. Fuente: Dennis G. Jarvis/Wikimedia

Una guerra más real de lo que se pensaba

En el marco del proyecto, también se han iniciado estudios topográficos en los alrededores del yacimiento, en colaboración con expertos en teledetección y geoarqueología. Mediante el uso de drones, magnetometría y escáneres LIDAR, los investigadores han detectado, al oeste de la ciudad baja, lo que podrían ser los rastros de antiguos campamentos militares o zonas de movilización. Estas estructuras, apenas perceptibles desde tierra, podrían haber servido para acoger a las tropas o almacenar suministros durante un conflicto prolongado.

Igualmente, se apunta a la existencia de una planicie de batalla al suroeste de la ciudad, que se hallaría delimitada por antiguos cauces de agua hoy secos. Si se confirma su función militar, se trataría del primer hallazgo de este tipo relacionado con Troya. Más que probar la existencia de los heroicos Aquiles y Héctor, la misión arqueológica pretende determinar si el recuerdo de una guerra real pudo haberse transmitido durante siglos hasta transformarse en mito.

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Ruinas de la antigua Troya. Fuente: Dennis G. Jarvis/Wikimedia

El sitio de Troya: la historia que trufa la leyenda

El yacimiento de Troya, inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1998, se localiza en la actual provincia turca de Çanakkale, en el noroeste de Anatolia. La colina de Hisarlik, donde se alzan los restos, alberga al menos nueve niveles de ocupación urbana superpuestos, que abarcan desde el 3000 a. C. hasta el periodo romano.

La ciudad que la mayoría de los especialistas identifica con la Troya homérica corresponde a los niveles Troya VI o Troya VIIa, datados entre 1700 y 1200 a. C. En ambos se han detectado signos de expansión, fortificación y destrucción. En particular, Troya VIIa muestra niveles arqueológicos con huellas claras de haber sufrido incendios, episodios de violencia y un colapso final. Estas evidencias ha hecho que varios investigadores lo atribuyan a un posible conflicto armado de gran escala.

A lo largo d elos años, el emplazamiento se ha sido excavado de forma intermitente desde que Heinrich Schliemann, en el siglo XIX, comenzara sus célebres —y controvertidas— campañas. Si bien Schliemann buscaba confirmar la historicidad del relato homérico, su metodología destructiva arrasó parte de las capas más recientes para alcanzar las más antiguas. Con todo, su hallazgo consiguió despertó el interés internacional y consolidar la identificación del sitio con la Troya literaria.

Hoy, tras más de un siglo de investigaciones, el yacimiento sigue ofreciendo sorpresas. La riqueza estratigráfica y arquitectónica de Troya —con sus murallas ciclópeas, torres defensivas y puertas monumentales— evidencia que se trató de una ciudad poderosa y próspera, con contactos con el mundo micénico e hitita. Esta conexión con potencias del Mediterráneo oriental la convierte en una candidata verosímil para haber sido escenario de disputas internacionales.

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Restos de los baños romanos. Fuente: Carole Raddato/Wikimedia

Más allá del mito: ciencia, literatura y memoria

Los trabajos de 2025 se insertan dentro de una tendencia más amplia en la arqueología contemporánea: el esfuerzo por revisar de manera crítica las fuentes míticas sin desecharlas como meras invenciones. Gracias al avance de las técnicas científicas, la arqueología contemporánea es capaz de reconstruir con más precisión el paisaje, los patrones de ocupación y las dinámicas bélicas del entorno troyano. Estos elementos permiten contextualizar los relatos épicos dentro de un marco histórico más sólido, aunque sin reducirlos a una crónica literal del pasado.

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Templo de Atenea. Fuente: Carole Raddato/Wikimedia

El futuro de Troya: entre la ciencia y la fascinación

Aunque queda mucho por excavar, el optimismo es palpable entre los miembros del equipo. Troya aún guarda secretos que podrían cambiar nuestra visión sobre los orígenes históricos de la guerra más famosa del mundo antiguo. Mientras tanto, el yacimiento sigue atrayendo visitantes de todo el mundo, que recorren las ruinas con la Ilíada en la mano y la imaginación encendida. Porque más allá de lo que revelen las pruebas materiales, Troya forma parte de nuestra herencia cultural: un lugar donde se cruzan la historia y la poesía, la realidad y el mito, la tierra y la leyenda. Y en 2025, ese cruce vuelve a ser explorado con nuevas herramientas, nuevas preguntas y una fascinación renovada.

Referencias

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