En la costa levantina de España, en el corazón de lo que fue una floreciente provincia del Imperio romano, un descubrimiento arqueológico está desvelando el esplendor perdido de una villa señorial construida hace casi 2.000 años. Más de 4.000 fragmentos de frescos han emergido del subsuelo en Villajoyosa, una ciudad con pasado romano, y ahora son cuidadosamente restaurados en un laborioso proceso que podría permitirnos, por primera vez, visualizar la decoración original de una lujosa residencia de la élite imperial en Hispania.
Un rompecabezas milenario en Barberes Sud
La villa romana de Barberes Sud, ubicada junto a la antigua calzada que conectaba la ciudad romana de Allon con su entorno rural, ha sido objeto de una nueva campaña de excavaciones que ha dejado al descubierto más de 842 metros cuadrados de estructura. Esta superficie oculta bajo capas de tierra ha revelado restos arquitectónicos y artísticos pertenecientes al reinado de Trajano, el emperador nacido en Hispania que llevó al Imperio romano a su máxima expansión.
Lo más sobresaliente no ha sido tanto la arquitectura, sino lo que cayó de ella. Decenas de muros colapsados, construidos con tapial —una técnica que utilizaba tierra apisonada—, conservaban aún adheridos restos de enlucido pintado. Estos fragmentos formaban parte de los frescos que decoraban las estancias nobles de la villa. Yacían desordenados en el interior de una de las salas principales, lo que ha permitido a los arqueólogos recoger y catalogar más de 4.000 piezas con la esperanza de reconstruir parcialmente las escenas y motivos ornamentales que una vez cubrieron las paredes.

El esplendor perdido de una élite mediterránea
Los frescos descubiertos en Barberes Sud representan un estilo decorativo que mezcla elegancia y simbolismo. Entre los fragmentos ya analizados, destaca la aparición de guirnaldas vegetales, aves estilizadas y motivos geométricos, todo ello enmarcado por molduras y coloraciones vibrantes en tonos verdes y rojizos. Aunque solo se ha logrado recomponer una pequeña parte —22 fragmentos encajan actualmente en una única sección de panel—, la complejidad y calidad del trabajo sugiere que se trataba de una residencia de alto nivel, probablemente propiedad de una familia senatorial o de algún alto funcionario de la administración romana en la provincia.
No se trata solo de pinturas decorativas: estos murales son una expresión del gusto, el estatus social y las aspiraciones culturales de sus propietarios. Reproducían temas mitológicos, elementos de la naturaleza y composiciones idealizadas de jardines, quizás como reflejo del propio espacio exterior porticado que rodeaba el jardín central de la villa. Este jardín, del que solo se conservan los cimientos de sus columnas, habría sido un lugar de esparcimiento decorado con frescos, esculturas y vegetación, siguiendo los cánones del otium romano.
Ciencia y restauración: una carrera contra el tiempo
El trabajo de restauración que se está realizando en el laboratorio del Vilamuseu no solo implica consolidar y limpiar cada fragmento: también incluye un proceso meticuloso de documentación fotogramétrica. Esto permite a los expertos reconstruir digitalmente las capas de estuco pintado, analizar patrones de diseño y buscar correspondencias entre fragmentos que, como en un puzzle gigantesco, deben volver a su lugar de origen.
Uno de los retos principales es que estos fragmentos no fueron hallados sobre los muros, sino mezclados en el derrumbe. Esto complica enormemente su reubicación original. Sin embargo, el uso de tecnología avanzada, junto con la intervención manual de restauradores y la ayuda del voluntariado local, está comenzando a dar frutos.
Los investigadores no descartan que, con el tiempo, puedan reconstruirse secciones completas de las estancias, lo que permitiría no solo una exposición museística, sino también una interpretación más profunda de la vida doméstica en la Hispania romana.

Un contexto con historia: la ciudad romana de Allon
La villa de Barberes Sud no es un hallazgo aislado. Forma parte de un conjunto más amplio de vestigios que dan testimonio de la romanización de la costa alicantina. La antigua Allon, conocida hoy como Villajoyosa, fue una ciudad activa y conectada al comercio marítimo del Mediterráneo. De ella han surgido baños públicos del siglo I, una torre funeraria erigida en honor a un notable local, y hasta un barco mercante naufragado —el Bou Ferrer— que transportaba más de 2.000 ánforas repletas de garum, la famosa salsa de pescado fermentado.
Estos restos hablan de un mundo sofisticado y cosmopolita, en el que la élite local se integraba plenamente en las redes culturales y comerciales del Imperio. La villa de Barberes Sud sería un reflejo de este proceso: una residencia lujosa, ubicada estratégicamente junto a una vía importante, y diseñada para mostrar el prestigio de su dueño tanto a sus invitados como al propio entorno urbano.
Los frescos hallados en Barberes Sud tienen un valor añadido: no son obras de museo, separadas del tiempo y el lugar, sino elementos integrados en una arquitectura doméstica con función social. Cada fragmento es una pieza de un discurso visual que organizaba el espacio, transmitía símbolos de poder y belleza, y dialogaba con la naturaleza circundante.
Su fragmentación no ha restado importancia a su hallazgo. Al contrario, obliga a la arqueología a reconstruir no solo los murales, sino el modo de vida de quienes los contemplaron diariamente. Las aves pintadas, las guirnaldas colgantes y los falsos mármoles que imitaban columnas hablan de un ideal de civilización, orden y armonía con la naturaleza que definía la cultura romana.
Hoy, más de 1.900 años después, ese mensaje empieza a recomponerse, fragmento a fragmento, en un laboratorio de conservación junto al mar Mediterráneo.
Referencias
- Vilamuseu. Más de 4.000 fragmentos de pinturas murales en la villa romana de Barberes Sud. Vilamuseu. Consultado el 23 de abril de 2025