Cómo la arquitectura sasánida de Persia transformó los templos, palacios y pagodas del Imperio chino

El intercambio cultural profundo entre Persia y las Dinastías del Norte y del Sur de China se manifiesta con especial fuerza en la arquitectura religiosa y palacial.
Arquitecturas de la antigüedad
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - Influencias de la arquitectura persa en la arquitectura china

En la historia de la arquitectura mundial, los contactos entre Persia y China durante la antigüedad tardía ofrecen un caso ejemplar de intercambio cultural profundo y duradero. Un reciente estudio académico, publicado por Qing Yang en la revista Mediterranean Archaeology and Archaeometry en 2025, ha demostrado que la estética arquitectónica sasánida, cultivada en Persia entre los siglos III y VII d.C., ejerció una influencia decisiva sobre el arte arquitectónico chino, en especial en los períodos de las Dinastías del Norte y del Sur y, con mayor intensidad, en la época Tang. Esta investigación ilumina cómo elementos como las cúpulas abovedadas, la decoración columnaria y la escultura en relieve viajaron a través de las rutas de intercambio y se reinterpretaron en el contexto arquitectónico chino.

La arquitectura sasánida y su singularidad estética

Un estilo que renovó su herencia

La arquitectura sasánida recogió la tradición mesopotámica al tiempo que se nutría de influencias helenísticas y egipcias. La amalgama de estas influencias creó un lenguaje visual inconfundible. Así, sus construcciones presentan un contraste marcado. Mientras los exteriores se muestran sobrios y discretos, los interiores esplenden fastuosos, decorados con mosaicos, ladrillos vidriados y metales preciosos. Esta oposición entre simplicidad y complejidad confería a los edificios un poderoso impacto visual.

Innovación técnica y espiritualidad

Los arquitectos persas destacaron, además, por haber perfeccionado el diseño de las cúpulas y los sistemas de bóvedas. El ingenio del arco de esquina permitió erigir techumbres circulares sobre bases cuadradas, un logro de gran complejidad mecánica. Estas estructuras, además de funcionales, evocaban el cosmos y lo divino, imbricando racionalidad estructural y simbolismo religioso. El uso de materiales modestos como el ladrillo secado al sol, además, no impedía la construcción de obras monumentales, como el célebre Taq-i Kisra, cuya gran arcada sigue siendo una de las mayores construidas con ladrillo en el mundo antiguo.

Taq-i Kisra
El templo persa de Taq-i Kisra. Fuente: Safa Daneshvar/Wikimedia

Arquitectura religiosa y simbolismo en Persia

Los templos del fuego

La religión oficial sasánida, el zoroastrismo, encontró su expresión arquitectónica más distintiva en los ātegāh o templos del fuego. Estas edificaciones, levantadas con ladrillo o piedra, servían como espacios sagrados en los que la llama eterna del fuego representaba la pureza, la sabiduría y la verdad. El ejemplo paradigmático lo constituye el complejo de Takte Solaymān, en el actual noroeste de Irán, que entre los siglos IV y VII albergó un monumental santuario rodeado por murallas, torres y altares.

Arte y decoración simbólica

Los muros y cúpulas de los templos solían estar cubiertos de frescos, gemas y metales que recreaban un universo visual de gran riqueza simbólica. El diseño arquitectónico buscaba tanto reproducir el orden cósmico como reforzar el carácter trascendente de la realeza y la religión. Todas estas concepciones estéticas tan profundamente enraizadas en el imaginario persa se transmitieron a China a través de los contactos diplomáticos, religiosos y comerciales.

Templo de Bahram
Templo de fuego de Bahram, Irán. Fuente: Mahdi Ashraqi/Wikimedia

El influjo persa en la arquitectura china

La cúpula abovedada y el arte de cubrir los espacios

Uno de los aportes más notorios incorporados por la arquitectura china fue la técnica de la cúpula. Durante la dinastía Tang, los palacios y los templos comenzaron a integrar techos de cúpula inspirados en los modelos sasánidas. Esta incorporación es visible en monumentos como el Daminggong de Chang’an o la Gran Pagoda del Ganso Salvaje. Esta solución, además de reforzar la estabilidad estructural, también aportaba un nuevo efecto visual que asociaba los espacios arquitectónicos al orden celestial.

Columnas decoradas y capiteles suntuosos

Las columnas decoradas fueron otro de los elementos que se transmitieron. En Persia, estas piezas incluían capiteles ornamentales, basas esculpidas y policromía. A partir de las Dinastías del Norte y del Sur, los templos budistas en China comenzaron a incorporar columnas ricamente trabajadas, con motivos florales y geométricos que recuerdan a los propios de la tradición sasánida. El detalle ornamental se convirtió así en un vehículo de prestigio y solemnidad arquitectónica.

Escultura en relieve: una herencia compartida

La tradición persa de recubrir muros con relieves alcanzó también gran resonancia en China. Durante la época Tang, proliferaron los relieves en templos y pagodas. Las decoraciones con leones, danzarinas y motivos geométricos remiten claramente a repertorios sasánidas.

Un caso destacado lo ofrece la pagoda del templo Xiuding en Anyang. En su diseño, se incorporaron ladrillos con redes romboidales, figuras de leones y bailarinas de estilo huteng, todos ellos elementos que reflejan la influencia persa.

Pagoda Ganso Salvaje
La Gran Pagoda del Ganso Salvaje. Fuente: Alex Kwok/Wikimedia

El valor histórico del contacto arquitectónico

Fusión estilística y creatividad

La adopción de elementos persas en China supuso una reinterpretación creativa que dio lugar a nuevas formas arquitectónicas híbridas. De este modo, la tradición constructiva china mantuvo su identidad al mismo tiempo que se enriquecía co losn recursos técnicos y artísticos llegados del oeste.

Un fenómeno de la Ruta de la Seda

El intercambio arquitectónico fue posible gracias a las redes comerciales y culturales de la Ruta de la Seda, por donde circulaban no solo mercancías, sino también artesanos, monjes y embajadores. Así, la arquitectura se convirtió en un lenguaje compartido capaz de testimoniar la interconexión del mundo afroeurasiático en la antigüedad tardía.

Bailarín huteng
Bailarín huteng. Fuente: ALFGRN/Wikimedia

Proyección hacia el futuro

El contacto entre las tradiciones artísticas persa y china ilustra cómo la innovación y la diversidad cultural pueden generar desarrollos artísticos de gran originalidad. El análisis de la arquitectura sasánida y su huella en la China antigua permite comprender hasta qué punto la historia del arte arquitectónico es un proceso de encuentros, préstamos y reelaboraciones. La influencia persa en el Imperio chino afectó a la técnica, la estética y la concepción simbólica de los edificios. La presencia de cúpulas, columnas decoradas y relieves de inspiración persa en los monumentos chinos demuestra que las civilizaciones y comunidades, lejos de desarrollarse de manera aislada, se nutrieron mutuamente en un continuo proceso de diálogo cultural.

Referencias

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