En las colinas del corazón de Sicilia, donde el pasado parece haberse detenido bajo capas de tierra, historia y arte, un nuevo descubrimiento arqueológico ha devuelto a la luz un fragmento sorprendente de la vida cotidiana en la Antigüedad. En la Villa Romana del Casale, un yacimiento declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO y célebre por sus espectaculares mosaicos, han salido a la luz nuevas escenas decorativas que parecen reescribir lo que sabíamos sobre la estética y la cultura visual de la Roma tardía. El hallazgo más llamativo: un par de sandalias azules y ocres representadas en un mosaico, con un diseño realmente moderno.
Este singular descubrimiento forma parte de los resultados más recientes de la cuarta edición de la Summer School internacional ArchLabs, una iniciativa liderada por la Universidad de Bolonia, el Consejo Nacional de Investigaciones de Italia y el Parco Archeologico di Morgantina e Villa Romana del Casale. Según el comunicado oficial difundido por la región de Sicilia, los trabajos arqueológicos han sacado a la luz no solo las sandalias, sino también una inscripción musiva y un conjunto de columnas con sus capiteles correspondientes. Elementos que, más allá de su valor estético, aportan nuevas claves sobre la organización, la vida cotidiana y la identidad cultural de los habitantes de esta lujosa residencia romana en el siglo IV d.C.
Unas sandalias milenarias que parecen de hoy
Aunque pueda parecer una coincidencia curiosa, los motivos decorativos que muestran calzado no eran inusuales en los complejos termales de época tardo-romana. Este tipo de representaciones simbólicas, como las encontradas también en regiones tan dispares como Chipre, Asia Menor, Jordania o incluso Hispania, formaban parte de un lenguaje visual refinado, donde lo cotidiano se transformaba en emblema de estatus y cosmopolitismo. En este caso, las sandalias no decoraban cualquier lugar, sino que se encontraban en el frigidarium, la sala de baño frío del complejo termal sur de la villa.
Debemos reseñar que su ubicación no es casual. Estos motivos tenían una función narrativa y simbólica clara, dado que sugerían la presencia del bañista, el tránsito, el confort, el estilo de vida asociado a las élites romanas que habitaban o visitaban este espacio.
Lejos de tratarse de una simple decoración, la calidad técnica del mosaico revela la mano de un verdadero maestro en la elaboración de teselas. Su ejecución, con tonalidades matizadas y proporciones estudiadas, refuerza la idea de que la Villa Romana del Casale no era una propiedad cualquiera, sino un centro de poder, cultura y representación aristocrática. Un lugar donde lo funcional y lo estético se fundían en una misma narrativa visual.

La importancia de ArchLabs: excavación, ciencia y formación internacional
Estos nuevos hallazgos no habrían sido posibles sin el trabajo conjunto de más de 40 estudiantes y jóvenes investigadores procedentes de 11 países diferentes, que participaron este verano en ArchLabs, una escuela arqueológica de campo que ha convertido la villa en un auténtico laboratorio internacional. Durante varias semanas, los participantes no solo aprendieron técnicas tradicionales de excavación, sino que aplicaron tecnologías punteras como el modelado 3D, la documentación digital y el análisis estratigráfico avanzado.
La Villa Romana del Casale, que comenzó a excavarse sistemáticamente en los años 50 del siglo XX, se considera hoy uno de los conjuntos de mosaicos romanos mejor conservados del mundo. Sus más de 3.500 metros cuadrados de decoración musiva cubren suelos, pasillos, salas privadas y espacios públicos. Escenas de caza, competiciones atléticas femeninas, banquetes, rituales o actividades agrícolas conviven en una narrativa visual que nos permite imaginar, casi como una reconstrucción cinematográfica, la vida de las élites rurales del Imperio romano tardío.
Un legado cubierto por un deslizamiento… y protegido por la tierra
Paradójicamente, fue una catástrofe natural lo que permitió que este lugar haya llegado hasta nosotros con tal grado de conservación. Durante la Edad Media, un deslizamiento de tierra sepultó buena parte del complejo residencial bajo una capa protectora de sedimentos. Este fenómeno preservó no solo las estructuras arquitectónicas, sino también los suelos decorados, los frescos de las paredes interiores y, como ahora vemos, nuevos mosaicos aún por descubrir.
Aunque durante el siglo XIX se realizaron algunos trabajos y exploraciones, no fue hasta mediados del siglo XX, con el impulso del arqueólogo Gino Vinicio Gentili, fallecido en 2006, que se emprendió una excavación sistemática y científica del conjunto. Hoy, gracias a proyectos como ArchLabs, el yacimiento continúa revelando nuevos secretos, que no solo enriquecen nuestro conocimiento del pasado romano en Sicilia, sino que también fortalecen la dimensión internacional y formativa del sitio.

¿Quién vivía en esta villa de ensueño?
Una pregunta que aún no tiene respuesta definitiva es la identidad de los propietarios de la Villa Romana del Casale. Aunque durante años se pensó que podría tratarse de una residencia imperial, la hipótesis más aceptada hoy apunta a un miembro destacado de la aristocracia romana, posiblemente vinculado con la administración del grano y la organización de espectáculos públicos en Roma.
Esta teoría se ve reforzada por algunas de las escenas más conocidas del lugar, como la llamada "Gran Caza", que muestra la captura y transporte de animales exóticos, o el mosaico de las “chicas en bikini”, que representa a mujeres en competiciones deportivas, una imagen que ha cautivado al público general y a los investigadores por igual.
La villa se articula en tres grandes terrazas construidas al pie de una colina, y cuenta con un esquema arquitectónico de inspiración urbana: incluye un atrio, una gran basílica para funciones sociales y administrativas, una sala de recepción con ábside y un complejo termal de gran sofisticación. Todo esto la convierte en un modelo perfecto del tipo de residencia que surgió en el siglo IV d.C., cuando las élites romanas comenzaron a trasladar sus centros de poder y gestión al ámbito rural, especialmente en zonas estratégicas del Mediterráneo como Sicilia.

Más que un hallazgo estético: una ventana a lo invisible
La representación de unas sandalias puede parecer un detalle menor en el inmenso tapiz de la historia romana. Pero, como todo en arqueología, lo que parece anecdótico a veces resulta ser revelador. Este motivo concreto nos habla de modas, de estatus, de simbolismo, de la vida cotidiana, pero también de conexiones culturales que iban más allá de Roma: este tipo de sandalias ya eran conocidas en Egipto, y su representación en Sicilia sugiere una red de influencias mucho más amplia y cosmopolita de lo que se pensaba.
Además, el hallazgo se produce en un momento en que las autoridades patrimoniales italianas han alertado sobre la necesidad urgente de invertir más en la conservación del sitio. La presión del turismo, la falta de recursos y la exposición a fenómenos climáticos extremos ponen en riesgo la estabilidad de las estructuras y mosaicos. Por ello, iniciativas como ArchLabs no solo permiten investigar el pasado, sino también preparar a nuevas generaciones para protegerlo.