Las pirámides del complejo de Visoko podrían haber funcionado como una “fábrica” de energía prehistórica: un ejemplo de cómo la seudoarqueológica amenaza el rigor histórico

El complejo piramidal más antiguo del mundo, una fábrica de energía de 120000 años y otras afirmaciones seudocientíficas en torno a las supuestas pirámides de Bosnia
Seudoarqueología
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - Pirámides energéticas y otras teorías problemáticas

La lista de preguntas a las que la historia y la arqueología aún no han podido responder es larga y sigue creciendo. El saber y la duda van de la mano: cuanto más conocimiento se genera, mayor es el número de interrogantes que se formulan. Sin embargo, en ocasiones, esos huecos pueden transformarse en peligrosas armas de desinformación o, cuando menos, de acalorados debates. Esto es lo que ha sucedido en el valle de Visoko, en el corazón de Bosnia-Herzegovina. Un conjunto de formaciones piramidales en la zona ha generado una intensa polémica durante las dos últimas décadas. El epicentro de esta controversia es la denominada Pirámide del Sol de Bosnia, una colina de geometría regular y una aparente orientación cardinal precisa.

Mientras que la arqueología convencional ha identificado tales estructuras como formaciones naturales, una serie de investigaciones firmadas por el controvertido empresario Semir Osmanagich propone una interpretación radicalmente distinta. Uno de sus últimos artículos, publicado en 2025 en la revista Transactions on Applied Science, Engineering and Technology, sugiere que las supuestas pirámides bosnias funcionaron como dispositivos tecnológicos prehistóricos diseñados para generar y amplificar energía.

Colina piramidal
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Las hipótesis de Osmanagić: energía desde el pasado remoto

El trabajo de Osmanagić plantea que las pirámides de Visoko se habrían construido con el propósito de funcionar como generadores o amplificadores de energía electromagnética y ultrasónica. Para sostener esta afirmación, Osmanagić se ha apoyado en una metodología multidisciplinar que combina arqueología, geofísica, ingeniería, modelado estadístico y mediciones ambientales realizadas a lo largo de veinte años de excavaciones. Su objetivo principal ha sido obtener datos que sustentasen su hipótesis y poder, así, reinterpretar el complejo piramidal como una infraestructura energética avanzada, construida artificialmente.

Una supuesta geometría precisa construida por una voluntad

Osmanagić y su equipo han hecho de la regularidad geométrica uno de los puntos de su argumentación. Según el autor, la cara norte de la Pirámide del Sol estaría orientada al norte verdadero con una desviación de tan solo 0° 0′ 12″, una precisión superior incluso a la de la Gran Pirámide de Giza. El artículo presenta otras evidencias estructurales como ejemplo de artificialidad. Según se afirma, las excavaciones arqueológicas habrían revelado una serie de bloques rectangulares de un conglomerado artificial compuesto por brecha, arena y arcilla tratada térmicamente, con una resistencia a la compresión de entre 73 y 133 MPa. Según Osmanagić, estos materiales no serían productos naturales, sino elementos manufacturados con características similares al hormigón moderno.

Pirámides, energía y pseudociencias
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Emisiones energéticas, interacciones ambientales y alineaciones celestes

Uno de las afirmaciones más intrigantes del estudio asegura que se han detectado de forma persistente emisiones electromagnéticas desde el vértice de la pirámide. Desde 2010, distintos equipos de investigación de países como Serbia, Italia, Rusia o Finlandia sostienen haber registrado una señal estable de 28,5 kHz emitida desde la cúspide de la estructura. Esto coincidiría, según los investigadores, con la frecuencia utilizada por Nikola Tesla en sus experimentos de transmisión inalámbrica de energía.

La hipótesis energética se ve reforzada, desde el punto de vista de Osmanagić, por una serie de interacciones ambientales y alineaciones celestes. A decir de los investigadores, durante el eclipse lunar total del 27 de julio de 2018, se registró un incremento notable en la intensidad del campo eléctrico y de las emisiones electromagnéticas del lugar, en sincronía con la alineación de varios cuerpos celestes. Esta correlación sugiere, en la reconstrucción propuesta por el autor, que el comportamiento energético del complejo piramidal podría estar influido por eventos astronómicos.

Rocas de conglomerado
Rocas de conglomerado. Fuente: Mhare/Wikimedia

Una disposición armónica: geometría sagrada

Otro elemento clave del estudio es la distribución geométrica del conjunto. La Pirámide del Sol, junto con otras formaciones vecinas como la Pirámide de la Luna, del Amor, del Dragón y el túmulo de Vratnica, se alinea, según esta hipótesis, sobre una espiral de Fibonacci trazada a partir de la proporción áurea (φ ≈ 1,618). Esta disposición, afirma el autor, se asemeja a los patrones observados en monumentos del Antiguo Egipto o de la América precolombina. El uso de estas proporciones sugerería una intención de canalizar o armonizar energías naturales a través del paisaje. Según Osmanagich, esto no solo aporta un significado simbólico, sino una posible función tecnológica de modulación energética.

Un método ajeno a la ciencia

A pesar de lo seductora que puede resultar esta narrativa, la comunidad científica ha señalado las profundas carencias presentes en el enfoque de Osmanagić. Se ha notado, en primer lugar, que carece de una formación arqueológica y científica en sentido estricto y, en segundo lugar, que sus investigaciones no siguen los procedimientos de validación propios de las ciencias sociales o naturales.

Las excavaciones en Visoko, además, se han desarrollado sin el control institucional ni la supervisión metodológica que exige el trabajo arqueológico profesional. No existen publicaciones con revisión por pares que respalden las afirmaciones más extraordinarias, como la supuesta antigüedad de las pirámides (que Osmanagić sitúa incluso en 12 000 a.C.) o la existencia de una red de túneles con propiedades terapéuticas y energéticas.

Además, las mediciones presentadas como evidencias de emisiones energéticas o resonancias acústicas se han realizado en condiciones poco transparentes, sin replicabilidad demostrada ni instrumentación validada por instituciones científicas independientes. Las visualizaciones en 3D, los modelos geométricos o las simulaciones estadísticas que refuerzan su discurso, aunque sofisticadas en apariencia, carecen del respaldo empírico necesario para sostener una reinterpretación tan radical de la historia antigua.

Colina de Visocica
Colina de Visocica. Fuente: Edinwiki/Wikimedia

La respuesta de la arqueología académica

Desde que dieron comienzo las excavaciones en 2005 en el supuesto complejo piramidal, han sido muchos los arqueólogos, geólogos y especialistas en patrimonio que han cuestionado enérgicamente las tesis de Osmanagić. Para los expertos, las colinas del valle de Visoko no son pirámides, sino formaciones geológicas naturales conocidas como cheurones, cuya morfología en forma de cuña se explica por procesos de erosión y estratificación.

La Asociación Europea de Arqueólogos emitió en 2006 un comunicado oficial alertando del grave riesgo que las excavaciones no autorizadas suponían para el patrimonio del lugar, que incluían restos romanos y un castillo medieval. Voces de la academia internacional, como Anthony Harding, Jean-Paul Demoule o Hermann Parzinger, calificaron el proyecto de “engaño cruel”, subrayando que ninguna universidad o centro de investigación respetable avala la existencia de las llamadas pirámides bosnias.

Los estudios estratigráficos independientes, además, han revelado que las capas de sedimento apuntan a un origen natural. El geólogo Robert Schoch, conocido por sus investigaciones sobre monumentos egipcios, afirmó tras visitar el sitio que no hay ningún elemento artificial en la formación de las colinas.

Pirámide y energía
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Cuando la historia se convierte en espectáculo

Más allá de la controversia científica, el caso de Visoko plantea un dilema de fondo sobre la difusión pública del conocimiento y el papel de la pseudoarqueología en la sociedad. El discurso de Osmanagić ha captado el interés de miles de personas en todo el mundo, desde turistas a medios de comunicación. El lugar se ha convertido, así, en un parque arqueológico alternativo que ofrece visitas, talleres y experiencias “energéticas”.

Sin embargo, el impacto de este fenómeno va más allá del terreno turístico o mediático. Por un lado, ha desviado la atención de investigaciones científicas sobre el patrimonio histórico bosnio. Por otro, ha contribuido a difundir concepciones erróneas sobre cómo se construye el conocimiento histórico y arqueológico, promoviendo ideas sin fundamento que podrían llegar a erosionar la confianza pública en la ciencia.La destrucción de capas arqueológicas auténticas, la alteración del paisaje con maquinaria pesada y la apropiación simbólica de un pasado inexistente son consecuencias tangibles de esta deriva.

Una advertencia para el futuro

Las llamadas “pirámides de Bosnia” constituyen uno de los casos más notorios de pseudoarqueología en Europa. Se trata, pues, de un conflicto entre dos maneras opuestas de abordar el pasado: una basada en la evidencia, la revisión crítica y el consenso profesional; la otra, en la especulación, la mercadotecnica y el deseo de creer. Reivindicar la capacidad tecnológica de civilizaciones prehistóricas no es en sí problemático; lo que resulta peligroso es hacerlo sin pruebas, al margen del método científico, y con consecuencias negativas para el patrimonio real.

Referencias

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