Si nos hablan del gato romano y no somos muy duchos en nombres de razas, probablemente no nos suene, pero es el más común entre nuestros amigos felinos: es ese gato de pelaje suave y corto salpicado por tonos grises, marrón chocolate y también cobrizos, jaspeado y levemente atigrado. El gato romano (también llamado gato común europeo o doméstico) es una de las razas más comunes en Europa y de las más inteligentes. Aunque son desconfiados y algo tímidos, con sus dueños suelen ser muy cariñosos y son gatos de carácter relativamente fácil, listos, y que se adaptan con facilidad a sitios y ambientes nuevos, lo que los hace ideales para vivir en familia.
Son animales fuertes y musculosos de tamaño mediano, cabeza redondeada y orejas separadas. La raza procede del cruce entre los gatos que empleaban los romanos como “método” para mantener alejados a los roedores de sus provisiones en sus expediciones y los gatos salvajes europeos, y así es como se extendieron por Europa. En 1982, la Federación Internacional Felina los reconoció por fin como raza oficial, bajo el nombre de “gato común europeo”.
Antes de llevarlo a casa con nosotros, habrá que tener en cuenta las particularidades de su carácter. Por lo general, no es un gato excesivamente mimoso (aunque sí afectuoso), por lo que su compañero ideal es alguien que entienda y respete su independencia y tranquilidad y que no le abrace y mime en exceso. Sin embargo, es casi imposible categorizar su carácter, ya que es una raza que nace de múltiples cruces naturales y de una evolución histórica natural, sin procesos de cruce artificial. Y, por supuesto, cada animal es un mundo y tiene su propia personalidad.
No requiere muchos cuidados en cuanto al pelaje y suele gozar de una esperanza de vida larga. Si buscamos un gato fuerte e independiente, que sea tranquilo y cariñoso, será nuestro compañero ideal. Eso sí, tendremos que entender que no mire muy bien a nuestros amigos que vengan a casa.
El gato romano: curiosidades y cuidados del gato más común
El gato romano, también conocido como gato común europeo o doméstico, es una de las razas felinas más comunes y apreciadas en Europa. Su pelaje suave y corto, con tonos que varían desde el gris hasta el marrón chocolate y cobrizos, le otorgan una apariencia única y atractiva. Aunque su nombre pueda no ser tan conocido, estos gatos son parte integral de muchos hogares, destacándose por su inteligencia y capacidad de adaptación. A pesar de su naturaleza algo tímida y desconfiada, especialmente con extraños, son compañeros cariñosos y leales para sus dueños, lo que los convierte en una opción ideal para familias.
Origen e historia del gato romano
Cruce entre gatos romanos y salvajes europeos
El origen del gato romano se remonta a la época del Imperio Romano, cuando estos felinos acompañaban a los soldados en sus expediciones. Los romanos utilizaban estos gatos como un método eficaz para controlar la población de roedores en sus campamentos y provisiones. A través de los años, estos gatos se cruzaron con los gatos salvajes europeos, dando lugar a la raza que conocemos hoy. Esta mezcla genética ha permitido que el gato romano desarrolle una serie de características físicas y comportamentales que le han permitido prosperar en diversos entornos a lo largo de Europa.
Reconocimiento oficial por la Federación Internacional Felina
A pesar de su larga historia, no fue hasta 1982 que la Federación Internacional Felina reconoció oficialmente al gato romano como una raza. Este reconocimiento fue un hito importante, ya que permitió que estos gatos fueran apreciados no solo por su funcionalidad como cazadores de roedores, sino también por sus cualidades estéticas y su carácter amigable. El reconocimiento oficial también ha contribuido a que más personas se interesen en adoptar y cuidar a estos gatos, mejorando su situación en muchas regiones donde podrían haber sido abandonados.

Características físicas del gato romano
Pelaje suave en tonos grises, marrón chocolate y cobrizos
El pelaje del gato romano es uno de sus rasgos más distintivos. Su textura suave y corta lo hace agradable al tacto, y sus colores varían desde el gris hasta el marrón chocolate y cobrizos. Esta diversidad de tonos no solo es visualmente atractiva, sino que también refleja la rica herencia genética de la raza. Además, el pelaje del gato romano es relativamente fácil de cuidar, lo que lo convierte en una opción ideal para aquellos que buscan un compañero de bajo mantenimiento.
Variedad de colores y patrones
Además de los colores básicos, el gato romano presenta una amplia variedad de patrones en su pelaje. Estos pueden incluir patrones atigrados, moteados, bicolores e incluso tricolores. Esta diversidad no solo añade al atractivo visual de la raza, sino que también destaca su adaptabilidad genética. Los diferentes patrones y colores permiten que cada gato romano tenga una apariencia única, lo que los hace aún más especiales para sus dueños.
Cuerpo atlético y musculoso
El gato romano es conocido por su cuerpo atlético y musculoso. Aunque no es un gato corpulento, su estructura física le permite ser ágil y rápido, características que son especialmente útiles para la caza. Su peso suele oscilar entre los 3,5 y los 5 kg, aunque algunos individuos pueden llegar a pesar hasta 6 kg. Esta combinación de fuerza y agilidad es un legado de su historia como cazador, y contribuye a su capacidad para adaptarse a diferentes entornos y situaciones.
Ojos en tonos verdes, azules y amarillos
Los ojos del gato romano son otro de sus rasgos característicos. Estos pueden variar en tonos que van desde el verde hasta el azul y el amarillo. La intensidad de sus ojos no solo es un reflejo de su estado de alerta y curiosidad, sino que también añade a su encanto general. Los ojos del gato romano son expresivos y pueden comunicar una amplia gama de emociones, desde la tranquilidad hasta la excitación, lo que los convierte en una ventana a la personalidad de estos fascinantes felinos.

Comportamiento y personalidad del gato romano
Inteligencia y adaptabilidad
El gato romano es reconocido por su inteligencia y capacidad de adaptación. Estos felinos son extremadamente observadores e intuitivos, lo que les permite comprender rápidamente su entorno y adaptarse a él. Esta inteligencia se manifiesta en su capacidad para resolver problemas y en su habilidad para aprender nuevas rutinas y comportamientos. Además, su adaptabilidad los hace ideales para vivir en una variedad de entornos, desde apartamentos en la ciudad hasta casas con jardín en el campo.
Carácter cariñoso pero independiente
Aunque el gato romano es conocido por ser cariñoso con sus dueños, también valora su independencia. Este equilibrio entre afecto e independencia es una de las razones por las que son tan populares entre los amantes de los gatos. Los dueños ideales para un gato romano son aquellos que respetan su necesidad de espacio personal y que están dispuestos a ofrecerles cariño en sus propios términos. Esta dualidad en su carácter les permite ser compañeros leales sin ser excesivamente dependientes.
Relación con la familia y desconfianza hacia desconocidos
El gato romano tiende a ser afectuoso y leal con su familia, pero puede mostrar desconfianza hacia los desconocidos. Esta desconfianza es una característica heredada de su historia de vida en libertad, donde la cautela era necesaria para la supervivencia. Sin embargo, una vez que un gato romano se siente seguro y en confianza, puede ser extremadamente cariñoso y juguetón con su familia. Esta mezcla de independencia y afecto lo convierte en un compañero ideal para aquellos que valoran tanto la compañía como la autonomía de sus mascotas.
Juguetones en su juventud
Durante sus primeros años de vida, el gato romano es especialmente juguetón y activo. Esta fase de juventud está marcada por una curiosidad insaciable y un deseo constante de explorar su entorno. Proporcionarles juguetes y oportunidades para jugar es esencial para su desarrollo físico y mental. Esta etapa juguetona no solo es divertida para el gato, sino que también ofrece a los dueños la oportunidad de establecer un vínculo más fuerte con su mascota a través del juego y la interacción.
Capacidad de caza
La capacidad de caza del gato romano es una de sus habilidades más notables. A lo largo de la historia, estos gatos han sido valorados por su habilidad para controlar la población de roedores, y esta destreza sigue siendo evidente hoy en día. Su agilidad, inteligencia y rapidez les permiten ser cazadores eficaces, lo que es una ventaja tanto en la naturaleza como en el hogar. Aunque muchos gatos romanos no necesitan cazar para sobrevivir, esta habilidad sigue siendo una parte importante de su comportamiento instintivo.

Cuidado y estilo de vida del gato romano
Preferencia por espacios con jardín
El gato romano disfruta de la libertad que le ofrece un espacio al aire libre, como un jardín. Aunque pueden adaptarse bien a la vida en interiores, tener acceso a un área exterior donde puedan explorar y cazar les proporciona una estimulación adicional que es beneficiosa para su bienestar general. Los dueños que pueden ofrecer un espacio seguro al aire libre encontrarán que su gato romano está más feliz y activo. Sin embargo, es importante garantizar que el área esté libre de peligros para mantener al gato seguro mientras explora.
Bajo mantenimiento del pelaje
Uno de los aspectos más atractivos del gato romano es que su pelaje requiere poco mantenimiento. Aunque tienen un pelaje suave y atractivo, no necesitan un aseo constante para mantenerlo en buen estado. Un cepillado ocasional es suficiente para eliminar el pelo suelto y mantener su pelaje brillante. Esta característica de bajo mantenimiento es ideal para personas con un estilo de vida ocupado que aún desean disfrutar de la compañía de un gato sin la necesidad de un cuidado intensivo.
Esperanza de vida larga y salud fuerte
El gato romano es conocido por su salud robusta y su longevidad. Con una esperanza de vida que puede oscilar entre los 14 y 16 años, estos gatos son compañeros a largo plazo. Su resistencia se debe en parte a su variada herencia genética, que les ha proporcionado un sistema inmunológico fuerte y pocas patologías hereditarias. Esta salud robusta significa que, con el cuidado adecuado, los gatos romanos pueden disfrutar de una vida larga y saludable, brindando años de alegría a sus dueños.
Recomendaciones para dueños
Para aquellos que están considerando adoptar un gato romano, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones. En primer lugar, es vital respetar su necesidad de independencia y no forzarlos a interactuar si no lo desean. Proporcionarles un entorno seguro y estimulante, con oportunidades para jugar y explorar, es esencial para su bienestar. Además, aunque son generalmente saludables, las visitas regulares al veterinario son importantes para mantener su salud en óptimas condiciones. Finalmente, la paciencia y el respeto por su carácter único son clave para establecer una relación fuerte y duradera con un gato romano.

Situación actual de los gatos romanos
Alta población en situación de abandono
A pesar de sus muchas cualidades, los gatos romanos a menudo se encuentran en situaciones de abandono. Esto se debe en parte a su gran población y a la falta de conciencia sobre la adopción responsable. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un aumento en los esfuerzos por promover la adopción de estos gatos, lo que ha mejorado su situación en muchas áreas. Adoptar un gato romano no solo proporciona un hogar a un animal necesitado, sino que también ofrece la oportunidad de disfrutar de la compañía de un compañero leal y cariñoso.
Necesidad de actividad y juego
Los gatos romanos tienen una necesidad innata de actividad y juego, especialmente durante sus años más jóvenes. Proporcionarles juguetes y oportunidades para interactuar es crucial para su desarrollo físico y mental. Esta necesidad de actividad no solo ayuda a mantenerlos en forma, sino que también previene el aburrimiento y el comportamiento destructivo. Los dueños que fomentan el juego y la actividad en sus gatos romanos encontrarán que tienen mascotas más felices y saludables, que disfrutan de una vida plena y satisfactoria.
Referencias
- Behrend, K. (2003). Gatos. Editorial Hispano Europea.
- Ibáñez Talegón, M. (2002). Comportamiento social de los perros y gatos. Canis et Felis (España), (55).
- Ramos, A. J., Ramos, R., Vela, M. C., & Camarillo, A. D. (2005). Los gatos: origen, historia, importancia ecológica, económica, mitos y realidades. México: división académica de Ciencias Agropecuarias.