5 animales animales que planean sin alas

No todos los animales que surcan el aire tienen alas, los hay capaces de planear gracias a distintas adaptaciones evolutivas. Hoy exploraremos 5 de ellos.

Todos conocemos animales que, sin alas, son capaces de volar o planear distancias más o menos largas. Hablamos de "volar" cuando se realiza un movimiento activo y propulsado, como un avión a motor, un helicóptero o un cohete a propulsión; y nos referimos a planear cuando el movimiento está mantenido tan solo una sustentación pasiva, como sucedería con un avión de papel. Cuando se trata el tema de animales planeadores, siempre se hace referencia a las ardillas voladoras o a los peces voladores. Pero hay muchos más que han desarrollado estrategias evolutivas que les permite planear largas distancias, y en algunos casos, incluso volar sin alas. Hoy traemos cinco animales asombrosos que consiguen moverse por el aire sin alas.

Comprendiendo el vuelo y planeo en animales sin alas

En el mundo natural, existen criaturas que desafían nuestras concepciones sobre el vuelo, moviéndose por el aire sin la ayuda de alas. Estos animales han desarrollado fascinantes adaptaciones que les permiten planear o incluso volar, utilizando mecanismos únicos. A continuación, exploraremos algunos de los ejemplos más sorprendentes de estas habilidades, desde reptiles hasta cefalópodos, pasando por peces y arácnidos.

Diferencia entre volar y planear

Cuando hablamos de volar en el reino animal, solemos pensar en aves o insectos que utilizan sus alas para mantenerse en el aire mediante un movimiento activo y sostenido. Sin embargo, el término "planear" describe un tipo de desplazamiento aéreo que no requiere de ese esfuerzo constante. En este caso, los animales aprovechan estructuras corporales que les permiten deslizarse a través del aire, como si fueran un avión de papel. Esta distinción es crucial para entender cómo algunas especies han adaptado sus cuerpos para moverse sin alas.

El vuelo requiere una energía constante para mantener la elevación, mientras que planear es más una cuestión de aprovechar la gravedad y las corrientes de aire. Animales como los murciélagos y las aves son ejemplos de criaturas que vuelan, mientras que otros, como las ardillas voladoras, son planeadores. La diferencia radica en la capacidad de generar fuerza ascendente de manera activa en el vuelo, frente a la utilización de estructuras pasivas para el planeo.

En el contexto de los animales que planean sin alas, estas criaturas han desarrollado estructuras anatómicas únicas que les permiten moverse por el aire con eficiencia. Esto incluye desde membranas que se extienden entre sus extremidades hasta la utilización de corrientes de aire y propulsión a chorro. Estas adaptaciones son el resultado de millones de años de evolución, permitiendo a estas especies explotar nichos ecológicos específicos.

Animales que planean sin alas: una mirada general

Existen numerosos animales que han perfeccionado la habilidad de planear sin alas, cada uno empleando diferentes mecanismos para lograrlo. Estos animales se encuentran en diversos hábitats, desde las selvas tropicales hasta los océanos, y han evolucionado de manera independiente para aprovechar las ventajas del planeo. Algunos de estos animales son bastante conocidos, como las ardillas voladoras, mientras que otros son menos familiares pero igualmente fascinantes.

El lagarto planeador, por ejemplo, utiliza expansiones membranosas sostenidas por sus costillas para deslizarse entre los árboles. Las mantas gigantes, aunque acuáticas, son capaces de realizar saltos impresionantes fuera del agua, planificando su aterrizaje sin alas. Las arañas, por otro lado, fabrican estructuras de seda que les permiten ser transportadas por el viento, mientras que las serpientes del género Chrysopelea modifican su forma corporal para planear eficazmente.

Estos animales no solo han adaptado sus cuerpos para planear, sino que también han desarrollado comportamientos específicos que les permiten maximizar sus habilidades aéreas. La selección natural ha favorecido a aquellos individuos que pueden desplazarse de manera más eficiente, ya sea para escapar de depredadores, encontrar alimento o explorar nuevos territorios. Así, el planeo sin alas se ha convertido en una estrategia evolutiva exitosa para muchos de ellos.

Ejemplos fascinantes de animales sin alas que planean

Lagarto planeador: el dragón que planea con sus costillas

Lagarto planeador con alas extendidas - Lagarto planeador con sus “alas” extendidas (Wikimedia / CC BY 0.3 Biophilia curiosus

El lagarto planeador común, conocido científicamente como Draco sumatranus, es un reptil que ha capturado la imaginación de muchos debido a su habilidad para planear entre los árboles. Originario del sudeste asiático, este pequeño lagarto ha desarrollado una serie de adaptaciones que le permiten moverse por el aire de manera sorprendente. Su capacidad de planear se debe principalmente a los patagios, unas membranas que se extienden a los lados de su cuerpo y que están sostenidas por costillas alargadas.

Estas costillas actúan como una estructura de soporte, permitiendo al lagarto extender o plegar sus patagios según sea necesario. Además, cuenta con membranas adicionales bajo la garganta, que le ayudan a mantener el equilibrio durante el planeo. Estas estructuras no solo mejoran su estabilidad en el aire, sino que también le permiten maniobrar con precisión, facilitando su desplazamiento entre los árboles en busca de alimento o para escapar de depredadores.

El lagarto planeador es un ejemplo fascinante de cómo la evolución ha permitido a ciertas especies adaptarse a su entorno de manera única. Su habilidad para planear le ofrece ventajas significativas en su hábitat natural, donde la movilidad rápida y eficiente es crucial para la supervivencia. Al observar a este pequeño reptil en acción, podemos apreciar la complejidad y belleza de las adaptaciones evolutivas que permiten a los animales desenvolverse en el aire sin la necesidad de alas.

Manta gigante: el planeador más grande de la tierra

Manta gigante planeando - Manta gigante planeando

La manta gigante, o Mobula birostris, es el pez más grande conocido capaz de planear. Puede alcanzar una envergadura de hasta siete metros y pesar hasta tres toneladas, lo que la convierte en una presencia imponente tanto dentro como fuera del agua. Aunque es un animal marino, la manta gigante tiene la capacidad de salir del agua en impresionantes saltos que parecen desafiar la gravedad. Durante estos saltos, la manta utiliza sus aletas pectorales para continuar moviéndose en el aire antes de regresar al agua.

Las razones detrás de estos saltos aéreos no están completamente claras, pero se han propuesto varias teorías. Algunos sugieren que podría ser una forma de comunicación o de exhibición social, mientras que otros creen que podría ayudar a deshacerse de parásitos. También es posible que estos saltos sean simplemente una forma de ahorrar energía, ya que moverse por el aire implica menos resistencia que hacerlo a través del agua.

Independientemente de la razón, el espectáculo de una manta gigante deslizándose por el aire es un testimonio de las increíbles adaptaciones evolutivas que han permitido a este pez prosperar en su entorno. Su habilidad para planear, aunque breve, es un recordatorio de la diversidad de estrategias que los animales han desarrollado para moverse y sobrevivir en diferentes hábitats.

Arañas: pilotos de ingenios voladores

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Hebras de tela de araña para volar - Hebras de tela de araña listas para echar a volar (Wikimedia / CC BY 3.0 Little Grove Farms

Las arañas son maestras en el arte de utilizar el viento para desplazarse por el aire, a pesar de no tener alas ni estructuras corporales especializadas para volar. En lugar de ello, emplean su seda para fabricar ingeniosos dispositivos de vuelo que les permiten ser transportadas a grandes distancias. Este fenómeno, conocido como "ballooning", implica la creación de hebras de seda que capturan corrientes de aire, elevando a las arañas hacia el cielo.

Para comenzar su vuelo, las arañas buscan un punto elevado desde el cual lanzarse. Desde allí, liberan hilos de seda que se elevan en el aire, formando una especie de paracaídas que les permite planear. Curiosamente, las arañas prefieren iniciar su vuelo cuando el viento está en calma, lo que sugiere que utilizan una combinación de fuerzas eléctricas y aerodinámicas para despegar. La seda de las arañas tiene una carga eléctrica que ayuda a mantener las hebras separadas, evitando que se enreden y facilitando el vuelo.

Este método de desplazamiento no solo permite a las arañas colonizar nuevos territorios, sino que también les ofrece una forma de escapar de depredadores o buscar alimento. La capacidad de volar mediante el uso de seda es un ejemplo notable de cómo las arañas han adaptado sus habilidades para explotar el entorno de manera efectiva, utilizando el viento y la electricidad para moverse por el aire.

Serpiente del paraíso: la serpiente que planea cambiando su forma

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Serpiente voladora del paraíso - Serpeinte voladora del paraíso (A) planeando, (B) en detalle y (C) esquema de su sección corporal (Holden et al. 2014).

Las serpientes del género Chrysopelea, comúnmente conocidas como serpientes voladoras, han desarrollado una habilidad única para planear a través del aire. A diferencia de otras serpientes, estas criaturas pueden cambiar la forma de su cuerpo para mejorar su aerodinámica, lo que les permite desplazarse de un árbol a otro con sorprendente eficacia. Cuando se lanzan al aire, las serpientes del paraíso extienden sus costillas y aplanan su cuerpo, creando una superficie que les ayuda a deslizarse.

Este cambio de forma es fundamental para su capacidad de planear, ya que transforma su sección transversal de circular a cóncava, mejorando su sustentación. Además, las serpientes ondulan su cuerpo mientras están en el aire, lo que les permite maniobrar y ajustar su trayectoria durante el planeo. Esta técnica les proporciona una capacidad de control impresionante, permitiéndoles aterrizar con precisión en su destino deseado.

La habilidad de las serpientes del paraíso para planear es un ejemplo fascinante de cómo la evolución ha moldeado a estas criaturas para adaptarse a su entorno. Su capacidad de moverse por el aire sin alas les ofrece ventajas significativas en su hábitat arbóreo, permitiéndoles evitar depredadores, buscar alimento y explorar nuevos territorios de manera eficiente.

Calamares voladores: los esquivos maestros del aire

animales que planean sin alas
calamares volando - Esquema (arriba) y fotografías (abajo) de calamares (a) despegando, (b) propulsándose, (c) planeando y (d) amerizando (Muramatsu et al. 2013).

Los calamares voladores, pertenecientes a la familia Ommastrephidae, son otra maravilla de la naturaleza en lo que respecta al vuelo sin alas. A diferencia de otros animales planeadores, estos cefalópodos utilizan un sistema de propulsión a chorro para impulsarse fuera del agua y volar brevemente en el aire. Este mecanismo les permite no solo planear, sino también maniobrar activamente mientras están en el aire, lo que los convierte en verdaderos maestros del vuelo.

El proceso comienza con el calamar llenando su cavidad del manto con agua, que luego expulsa a alta presión a través de un sifón, propulsándose hacia adelante. Una vez en el aire, los calamares extienden sus aletas y brazos para crear una superficie de sustentación, permitiéndoles planear. Incluso pueden ajustar su dirección y altura mientras vuelan, cambiando el ángulo de sus brazos y la dirección del chorro de agua.

Esta capacidad de volar es una adaptación que les permite escapar rápidamente de depredadores y cubrir grandes distancias en busca de alimento. Los calamares voladores son un ejemplo impresionante de cómo la evolución ha dotado a los animales de herramientas únicas para sobrevivir y prosperar en sus entornos, utilizando la física del agua y el aire para lograr lo que parece imposible.

Adaptaciones evolutivas para planear sin alas

Patagios y estructuras corporales en lagartos

Los lagartos planeadores, como el Draco sumatranus, han desarrollado patagios que son fundamentales para su capacidad de planear. Estas membranas se extienden a lo largo de los costados del cuerpo y están sostenidas por costillas alargadas que actúan como un marco. Este diseño permite a los lagartos desplegar o retraer los patagios según sea necesario, optimizando su aerodinámica durante el planeo.

Los patagios no solo proporcionan sustentación, sino que también mejoran la estabilidad y maniobrabilidad en el aire. Además, estos lagartos cuentan con membranas adicionales bajo la garganta, que les ayudan a equilibrarse mientras planean. Las patas traseras y las escamas laterales también juegan un papel importante, actuando como timones que permiten un control preciso de la dirección.

Estas adaptaciones son el resultado de un largo proceso evolutivo que ha permitido a los lagartos planeadores explotar su entorno arbóreo de manera efectiva. Al utilizar sus patagios para desplazarse entre los árboles, pueden acceder a recursos que de otro modo serían inaccesibles, al tiempo que evitan a los depredadores terrestres. Esta capacidad de planear es un ejemplo de cómo la evolución puede dar lugar a soluciones innovadoras para los desafíos del entorno.

Animales que planean sin alas. Imagen Gemini.

Propulsión a chorro en calamares

La propulsión a chorro es una adaptación fascinante que permite a los calamares voladores moverse tanto en el agua como en el aire. Este sistema se basa en la capacidad del calamar para llenar su cavidad del manto con agua y luego expulsarla a alta presión a través de un sifón. Este chorro de agua proporciona el impulso necesario para que el calamar despegue del agua y se eleve en el aire, donde puede planear brevemente.

Durante el vuelo, los calamares extienden sus aletas y brazos, creando una superficie que les permite mantenerse en el aire. Además, pueden ajustar la dirección del chorro de agua para cambiar de dirección o altura, lo que les proporciona una notable capacidad de maniobra. Esta habilidad es especialmente útil para evadir depredadores o moverse rápidamente entre diferentes áreas en busca de alimento.

La propulsión a chorro es un ejemplo de cómo los calamares han adaptado su anatomía y comportamiento para maximizar su eficiencia en el mundo marino. Al combinar la propulsión activa con el planeo pasivo, estos cefalópodos han desarrollado un método de desplazamiento único que les permite explotar su entorno de manera efectiva, demostrando una vez más la creatividad de la evolución.

Seda y estructuras de vuelo en arañas

Las arañas han desarrollado un método ingenioso para desplazarse por el aire utilizando su seda, una habilidad que les permite colonizar nuevos territorios y escapar de depredadores. Este proceso, conocido como "ballooning", implica la creación de hebras de seda que actúan como paracaídas, permitiendo a las arañas ser transportadas por corrientes de aire a grandes distancias.

Para iniciar su vuelo, las arañas escogen un punto elevado desde el cual liberan hilos de seda que se elevan en el aire. La seda tiene una carga eléctrica que ayuda a mantener las hebras separadas, evitando que se enreden y facilitando el vuelo. Curiosamente, las arañas prefieren iniciar su vuelo cuando el viento está en calma, lo que sugiere que utilizan una combinación de fuerzas eléctricas y aerodinámicas para despegar.

Este método de desplazamiento no solo es eficiente, sino que también ofrece a las arañas una forma de explorar nuevos hábitats y acceder a recursos que de otro modo serían inaccesibles. La capacidad de volar mediante el uso de seda es un ejemplo notable de cómo las arañas han adaptado sus habilidades para explotar el entorno de manera efectiva, utilizando el viento y la electricidad para moverse por el aire.

Referencias:

  • Miranda, B. V., & Ballesteros-Barrera, C. (2022). ¿ Una ardilla que vuela?. Therya ixmana1(1), 32-33. doi: http://mastozoologiamexicana.com/ojs/index.php/theryaixmana/article/view/193
  • Holder, C. (1897). Flying Without Wings. Scientific American77(6), 84-84.
  • Lighthill, J. (1975). Aerodynamic aspects of animal flight. In Swimming and Flying in Nature: Volume 2 (pp. 423-491). Boston, MA: Springer US. doi: https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-1-4757-1326-8_1

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