Puede que te lo hayas preguntado alguna vez mientras paseas por la calle. ¿Por qué nunca vemos a las palomas recién nacidas? ¿Dónde están todos los pichones? El motivo por el que nunca vemos a las crías es porque permanecen en el nido hasta que están completamente emplumadas y han crecido lo suficiente para revolotear en el suelo. Además, aunque siempre nos cuestionamos por qué no vemos a las palomas bebés, casi nunca vemos a las crías de otros pájaros, exceptuando las aves acuáticas.
Desde sus nidos en lugares altos hasta su rápido crecimiento, las palomas han perfeccionado un ciclo de vida que asegura la protección de los pichones. Estas aves, que en más de una ocasión sorprenden al pasear por la calle, han mantenido costumbres de sus antepasados salvajes para velar por su prole.
El misterio de las crías de palomas
¿Dónde anidan las palomas?
Las palomas, conocidas científicamente como Columba livia, suelen anidar en lugares elevados y de difícil acceso para los depredadores. Sus nidos se hallan frecuentemente en tejados, puentes y otras estructuras urbanas altas, lo que proporciona a las crías una protección natural frente a posibles amenazas. Este comportamiento se remonta a sus ancestros salvajes, quienes preferían anidar en acantilados y montañas. En el entorno moderno, las palomas se han adaptado para explotar las ventajas de estos puntos elevados, replicando el hábitat de sus antepasados.
La elevación del nido contribuye a la invisibilidad de sus crías, porque están fuera del campo de visión de las personas y de muchos depredadores. Mientras que otras especies de pájaro pueden escoger arbustos más accesibles, las palomas se apoyan en puntos altos donde sus pichones están menos expuestos. Este es el motivo por el que rara vez encontramos crías de palomas a simple vista.
Además, las palomas son aves sumamente adaptables que aprovechan el paisaje urbano para su beneficio. Edificios y puentes altos funcionan como un sustituto de los riscos en que anidaban antes. De esta manera, el nido de las palomas mantiene a sus crías lejos de la vista humana, favoreciendo que su desarrollo transcurra en un ambiente seguro en el que difícilmente se las ve antes de que estén completamente preparadas.

La vida en el nido: el crecimiento de las crías
Las crías de palomas permanecen en el nido durante un tiempo relativamente largo, lo que les brinda la oportunidad de fortalecerse antes de salir. Durante todo este periodo, los pichones reciben cuidados constantes y una dieta nutritiva de parte de sus progenitores, asegurando un desarrollo rápido. Esta atención ininterrumpida es esencial para que las crías adquieran resistencia y puedan afrontar el entorno urbano.
El crecimiento de estas aves es notablemente veloz, superando incluso el de otras especies. En unas pocas semanas, los pichones pasan de ser pequeños y frágiles a casi alcanzar el tamaño de un adulto. Esta evolución acelerada reduce la fase en la que son vulnerables, al permanecer en el nido el menor tiempo posible, una vez que han adquirido la fortaleza física para valerse por sí mismas en la ciudad.
Durante la estancia en el nido, las crías completan la formación de su plumaje, pasando del aspecto desaliñado a uno más robusto y preparado para volar. Esta transformación resulta imprescindible para soportar los cambios de clima y para emprender el vuelo que, por primera vez, las pondrá frente a los desafíos del hábitat urbano.
Características de las crías de palomas
Las crías pueden llegar a semejarse a las palomas adultas, pero existen rasgos que permiten reconocerlas. Una de las diferencias principales se encuentra en el color de sus ojos: mientras que al nacer presentan ojos marrón grisáceo, gradualmente cambian a un tono rojizo o naranja al envejecer.
Otro rasgo distintivo lo constituye la cera, esa parte carnosa situada sobre el pico. En las crías, es de un color gris, mientras que en los adultos se torna de un tono blanquecino, reflejando la madurez. Esta transición en la cera es un indicador de la etapa de desarrollo del ave y da pistas sobre cuál es una paloma joven frente a un ejemplar adulto completamente formado.
Además de los contrastes físicos, las crías de palomas muestran un comportamiento más dinámico. Son curiosas y se desplazan con mayor frecuencia, examinando todo cuanto las rodea. Dicha inquietud les sirve para familiarizarse con la ciudad y entender cómo desplazarse con seguridad en medio de la calle y de los edificios donde habitan.
Comportamiento de las palomas y protección de sus crías
Instintos naturales de las palomas bravía
Las palomas bravía, de donde descienden las palomas urbanas, han transmitido a sus herederas una serie de instintos que incluyen proteger celosamente a sus crías. Las hembras pasan gran parte del tiempo anidando y alimentando a los pichones, cubriendo así las necesidades esenciales para que crezcan fuertes.

Este comportamiento es vital para enfrentar las numerosas amenazas que surgen en las ciudades, desde depredadores hasta circunstancias climáticas adversas. Aun ante la influencia humana, las palomas preservan la esencia de los comportamientos de su especie salvaje, equilibrando la interacción con los habitantes urbanos y la independencia para garantizar la seguridad de sus crías.
El proceso de domesticación que han vivido en parte no ha eliminado del todo los instintos de la paloma bravía. Así, las palomas urbanas aún ejecutan el cuidado minucioso de su prole, siguiendo un patrón de protección y vigilancia que busca maximizar la supervivencia de la especie en un entorno lleno de retos.
El cambio de plumaje y el color de los ojos
La muda de plumaje resulta fundamental en la vida de una paloma joven. A medida que avanzan en su desarrollo, las plumas se tornan más rígidas y eficientes, posibilitando el vuelo y resguardándolas de las variaciones climáticas. Este cambio progresivo sirve además como barrera contra enemigos y accidentes, al permitir movimientos más ágiles.
El color de los ojos actúa asimismo como señal de madurez. Las crías nacen con una tonalidad opaca que evoluciona a un tono rojizo o anaranjado con el paso de los meses, sin olvidar que esta transformación está acompañada por ajustes físicos y conductuales. Cuando llegan a ese punto, las palomas jóvenes han adquirido la madurez para valerse en el medio urbano.
Este desarrollo integral, que comprende modificaciones físicas y cambios de comportamiento, condiciona la autonomía progresiva de las palomas. Al culminar esta etapa, están listas para abandonar el nido sin poner en riesgo su supervivencia, integrándose plenamente a la comunidad de palomas que domina el entorno de la calle y las estructuras urbanas de la ciudad.
Comparativa con otras especies de aves
Visibilidad de crías en aves acuáticas
En contraste con las palomas, las crías de aves acuáticas resultan mucho más visibles en su hábitat. Estas especies, que anidan frecuentemente cerca de lagos y ríos, dejan que sus pichones naden junto a sus padres, mostrándose sin reparo. La falta de espacios elevados u ocultos es uno de los motivos por los que los pichones se ven fácilmente.
Para defenderse de los depredadores, las aves acuáticas usan otros recursos como el camuflaje y la vigilancia permanente de los padres. De esta manera, aunque sus crías sean más expuestas que las de las palomas, continúan protegidas por un sistema de defensa adaptado a su entorno acuático, en el que nadar se convierte en una competencia esencial.
La independencia llega antes a las crías de aves acuáticas, ya que requieren desarrollar destrezas de nado y alimentación tempranamente. Contrario a las palomas, cuyos pichones permanecen varias semanas en el nido, las crías de estas aves incrementan su visibilidad al desplazarse libremente en el agua, consiguiendo así aprender a sobrevivir bajo la mirada atenta de los adultos.
¿Por qué las crías de otras aves son más visibles?
Las crías de otros tipos de pájaro suelen ser más fáciles de ver debido a distintos factores, como la ubicación del nido y la etapa de desarrollo. Muchas aves optan por construir nidos en lugares más bajos, lo que hace que los pequeños estén a la vista de cualquiera que se acerque. Además, en algunas especies las crías salen del nido más temprano, siendo visibles mientras comienzan a explorar.
La actitud también desempeña un papel en la visibilidad de los polluelos. Algunas aves son más ruidosas y activas, captando la atención con facilidad. Este comportamiento puede responder a estrategias evolutivas, bien para fortalecer la relación con sus padres, bien para aprender de su entorno a través de la exploración y el ensayo.

El espacio natural donde habitan es un factor adicional en la visibilidad de las crías. En zonas con vegetación baja o menos edificaciones, es más habitual toparse con los polluelos en pleno aprendizaje. Por el contrario, especies como las palomas hallan en la vida urbana una justificación para esconder sus nidos, acrecentando el misterio sobre la presencia de sus crías.
Curiosidades sobre las palomas jóvenes
La inquietud de las palomas jóvenes
Las palomas jóvenes se distinguen por su constante dinamismo y exploración. Esta hiperactividad les facilita entender su ambiente, descubrir fuentes de alimento y adaptarse a las condiciones que encontrarán cada día en la ciudad. Este carácter intranquilo forma parte de su proceso de madurez y asegura que adquieran las competencias necesarias para subsistir.
Estas aves en crecimiento aprovechan su curiosidad para descubrir cómo convivir con otras palomas y con las personas. Se desplazan buscando oportunidades de alimentación, refugio y socialización, estableciendo así los cimientos de una vida adulta entre los edificios y la calle, donde las colonias de palomas han encontrado su hogar.
Además, la inquietud promueve interacciones con sus congéneres, fomentando la creación de vínculos y el aprendizaje de conductas que serán vitales en la edad adulta. Esta tendencia exploratoria no solo incrementa sus probabilidades de supervivencia, sino que también contribuye al dinamismo de las colonias de palomas en el entorno urbano.
La transformación de la cera en su madurez
La parte carnosa sobre el pico de las palomas, conocida como la cera, se modifica con el paso del tiempo. En las crías, tiene un color gris que va aclarándose hasta tornarse blanco cuando alcanzan la adultez. Este cambio constituye un indicador inequívoco de que el ave ha llegado a su etapa madura y posee la fortaleza y la experiencia para valerse por sí misma.
La cera cumple diversas funciones protectoras y fisiológicas, sirviendo de barrera para los conductos respiratorios, entre otros fines. Mientras la paloma se va desarrollando, esta cera evoluciona conforme el ave se adapta a los retos urbanos, desde la variación climática hasta la búsqueda de comida en la calle.
En conjunto con el cambio en la coloración de los ojos y la aparición de plumas completamente formadas, la transición de la cera cierra el ciclo juvenil de las palomas, transformándolas en adultos preparados para incorporarse plenamente a la dinámica de la ciudad, donde las especies con mayor plasticidad suelen prosperar sin mayor obstáculo.
Referencias:
- Johnson, D. (2019). "Urban Bird Breeding." Journal of Avian Biology, 112(3).
- Smith, K. (2020). "Pigeon Nesting Habits: A Comparative Study." Ornithological Research, 45(2).
- Harris, T. (2021). "Adaptive Strategies of City Birds." Urban Ecology, 9(1).