Entre los animales alados más grandes se encuentran aquellos que pertenecen a la familia Cathartidae, los llamados buitres americanos, y entre ellos, destacan dos especies: el cóndor andino (Vultur gryphus) y el cóndor californiano (Gymnopyps californianus). Aparte de estas dos especies, completan el grupo otras cinco, llamadas coloquialmente ‘zopilotes’ o ‘auras’. Ambas especies de cóndores compiten en envergadura, en ocasiones sobrepasando los tres metros, y de entre todas las aves solo se ven superados por algunos ejemplares de albatros.
La compleja clasificación de los cóndores
Tradicionalmente, se ha clasificado a estas siete especies, los catártidos, dentro del gran grupo de los Falconiformes, que llevan el nombre de halcones, y al que también pertenecían los buitres del Viejo Mundo, pertenecientes a la familia Accipitridae junto con las águilas.
Sin embargo, las nuevas clasificaciones basadas en la genética han disgregado a estos animales en tres grupos separados. En el grupo de los falconiformes, hoy solo quedan los Falconidae —halcones, cernícalos y afines—. Las águilas y los buitres del Viejo Mundo forman un grupo propio, los Accipitriformes, separados de los anteriores. Y aún está en discusión a qué grupo pertenecen los buitres del Nuevo Mundo.
Algunas investigaciones enmarcan el grupo dentro del grupo Ciconiformes —donde se incluyen las cigüeñas—. Otros investigadores proponen crear un nuevo grupo, los Cathartiformes. Las conclusiones más sólidas hasta ahora parecen indicar que los Accipitridae (incluyendo águilas, el secretario y los buitres del Viejo Mundo) y los buitres del Nuevo Mundo descienden de un ancestro común, que vivió a finales del cretácico, millones de años después de haberse separado de los falcónidos, que efectivamente, formarían un grupo independiente.

Especies de cóndores: andino y californiano
El abanico de especie del cóndor no es tan amplio como la envergadura de sus alas. Actualmente, la clasificación se puede reducir principalmente al cóndor de los Andes y al de California.
Vultur gryphus, el cóndor de los Andes
El cóndor de los Andes, como indica su buen nombre, se extiende por la práctica totalidad de la cordillera andina, hasta ciertas áreas que superan los 5000 metros de altitud. Se puede observar desde el sur de Argentina, pasando por todo Chile, Bolivia y Perú, y con algunas poblaciones en Ecuador y Colombia. En Paraguay y en el extremo occidental de Brasil se le puede ver, pero generalmente de paso. En Venezuela hay algunas poblaciones procedentes de reintroducciones.
Se estima que el número de ejemplares adultos no supera los 7 000, y en un proceso de decrecimiento, lo que ha llevado a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) a calificar la especie en la categoría de “vulnerable”.
Gymnopyps californianus, el cóndor de California
El cóndor de California, aunque también vive en regiones montañosas, no habita por encima de los 2000 metros de altitud. Actualmente solo existen tres poblaciones: una en el extremo sur de Sierra Nevada —la cordillera que separa los estados de California y Nevada—, otra entre los estados de Arizona y Utah, y una tercera en el estado de Baja California (México). Las dos últimas, en realidad, proceden totalmente de reintroducciones a partir de animales criados en cautividad, que se consiguieron naturalizar.
En este momento hay un total de 201 ejemplares adultos en la naturaleza, de los cuales 93 han conseguido reproducirse con éxito en estado silvestre. Gracias a los programas de cría en cautividad y reintroducción, la población va en aumento, aunque se debe únicamente a la constante liberación de ejemplares. De momento, la mortalidad en las poblaciones, es mayor que su capacidad natural de reproducción en estado silvestre, de ahí que hoy en día las poblaciones sean totalmente dependientes de los programas de conservación y reintroducción. Por todo ello, la IUCN cataloga al cóndor de California como especie “en peligro crítico de extinción”.

Características y clasificación de los cóndores
Descubre qué es lo que diferencia principalmente al cóndor de otras aves grandes que pueden verse surcando los cielos.
La envergadura impresionante de los cóndores
Los cóndores son conocidos por su impresionante envergadura, que en algunos casos puede superar los tres metros. Esta característica les permite planear durante largas distancias con un mínimo esfuerzo, aprovechando las corrientes térmicas ascendentes. Su capacidad para volar a grandes alturas y recorrer vastas áreas es crucial para su función ecológica como carroñeros, ya que ayudan a limpiar el medio ambiente de restos animales.
La envergadura de los cóndores no solo es una adaptación para el vuelo eficiente, sino que también juega un papel en su comportamiento social y reproductivo. Durante el cortejo, los machos despliegan sus alas para impresionar a las hembras, y en algunos casos, estas exhibiciones pueden durar varias horas. Además, la envergadura les permite defender su territorio y ahuyentar a posibles competidores o depredadores.
A pesar de su tamaño, los cóndores tienen una tasa de reproducción baja, lo que los hace especialmente vulnerables a las amenazas externas. Las hembras suelen poner un solo huevo cada dos años, y el período de incubación es largo, lo que significa que cualquier factor que afecte su éxito reproductivo puede tener un impacto significativo en la población general. Por esta razón, la conservación de su hábitat y la reducción de amenazas son esenciales para asegurar su supervivencia a largo plazo.
Cambios en la clasificación genética de los cóndores
La clasificación de los cóndores ha sido objeto de debate durante décadas, especialmente con los avances en la genética molecular. Tradicionalmente, los cóndores se clasificaban junto con los halcones en el grupo de los Falconiformes. Sin embargo, estudios recientes han revelado que los cóndores y otros buitres del Nuevo Mundo pertenecen a un grupo distinto, conocido como Cathartiformes, que está más estrechamente relacionado con las cigüeñas que con los halcones.
Este cambio en la clasificación genética ha tenido implicaciones importantes para la comprensión de la evolución y ecología de los cóndores. Al separar a los buitres del Nuevo Mundo de los del Viejo Mundo, los científicos han podido identificar las adaptaciones únicas que han desarrollado para sobrevivir en sus respectivos hábitats. Además, ha permitido una mejor comprensión de su historia evolutiva y las relaciones filogenéticas entre diferentes especies de aves rapaces.
La identificación de los Cathartiformes como un grupo separado también ha influido en las estrategias de conservación. Al reconocer las diferencias genéticas y ecológicas entre los buitres del Nuevo y Viejo Mundo, los conservacionistas pueden desarrollar programas de protección más específicos y efectivos. Estos esfuerzos son cruciales para asegurar la supervivencia de los cóndores y otros buitres en un mundo cada vez más amenazado por la actividad humana.

Hábitat y distribución
El cóndor, gracias a su versatilidad, sobrevuela amplias zonas terrestres. Sin embargo, tiene predilección por el continente americano, tanto en el sur como en el norte.
El cóndor de los Andes en la cordillera andina
El hábitat del cóndor andino se extiende a lo largo de la cordillera de los Andes, una de las cadenas montañosas más largas del mundo. Esta región ofrece un entorno ideal para los cóndores, con abundantes corrientes térmicas que facilitan su vuelo y vastas áreas de terreno abierto donde pueden encontrar carroña. Sin embargo, la expansión de la actividad humana y la agricultura han reducido significativamente su hábitat natural.
El cóndor de los Andes es un ave adaptable, capaz de vivir en una variedad de altitudes y climas. Desde las áridas laderas del sur de Argentina hasta las húmedas montañas de Colombia, estos cóndores han desarrollado estrategias para sobrevivir en diferentes condiciones. Sin embargo, su dependencia de grandes áreas de hábitat intacto significa que cualquier alteración en el paisaje puede tener un impacto negativo en su población.
La conservación del hábitat es fundamental para la supervivencia del cóndor andino. Los esfuerzos para proteger áreas clave de la cordillera andina, así como la creación de corredores ecológicos que conecten poblaciones fragmentadas, son esenciales para asegurar que estos majestuosos animales puedan continuar desempeñando su papel en el ecosistema. Además, la colaboración con comunidades locales es crucial para promover prácticas sostenibles que beneficien tanto a los cóndores como a las personas.
Poblaciones del cóndor californiano y programas de reintroducción
El cóndor de California es un ejemplo notable de cómo los esfuerzos de conservación pueden marcar la diferencia. A través de programas de cría en cautividad y reintroducción, la población de cóndores californianos ha aumentado desde los 27 individuos restantes en la década de 1980 a más de 200 en la actualidad. Sin embargo, estas poblaciones siguen siendo vulnerables y dependen de la intervención humana para su supervivencia.
Los programas de reintroducción han sido fundamentales para establecer nuevas poblaciones de cóndores en áreas donde habían desaparecido. Estas iniciativas implican la liberación de ejemplares criados en cautividad en hábitats adecuados, donde se monitorean de cerca para asegurar su adaptación y supervivencia. Además, se llevan a cabo esfuerzos para educar a las comunidades locales sobre la importancia de los cóndores y fomentar la coexistencia pacífica.
A pesar de los éxitos alcanzados, el cóndor de California sigue enfrentando desafíos significativos. La dependencia de la cría en cautividad significa que cualquier interrupción en estos programas podría tener consecuencias graves para la población. Por lo tanto, es crucial continuar apoyando estos esfuerzos y buscar formas de aumentar la reproducción natural en estado silvestre, lo que permitiría a los cóndores californianos alcanzar una mayor autosuficiencia.

Las amenazas principales de los cóndores
Los cóndores son animales adaptados a bajas tasas de reproducción y de mortalidad, por lo que son particularmente vulnerables a perturbaciones.
Impacto de la percepción negativa y mitos sobre el ganado
En algunas regiones, los cóndores tienen una muy mala fama por la creencia de que atacan al ganado y son víctimas de ataques por parte de las personas. Aunque se sabe que, como sucede con los lobos y otros animales silvestres, esos ataques son en realidad anecdóticos —en las zonas donde habitan los cóndores, representan menos del 1 % de las pérdidas en ganado—. Por otro lado, la presencia de cebos envenenados, normalmente dirigidos a grandes felinos, lobos y zorros, pero que los cóndores también los encuentran y consumen.
Otro grave problema que enfrentan es la intoxicación por plomo. Afecta a ambas especies, pero los daños sobre el cóndor californiano han sido devastadores. El plomo es un contaminante bioacumulativo que se transmite por la red trófica; al alimentarse de carroña, los cóndores y otros buitres son el último eslabón de la cadena, que recibe el plomo de todos los demás eslabones. Además, debido a sus hábitos alimentarios, frecuentemente se alimentan de los restos de animales que han sido abatidos por cazadores, y consumen los perdigones y restos de munición; más plomo.
Principales amenazas: envenenamiento, plomo y pérdida de hábitat
Otras amenazas, de menor magnitud, pero significativas, vienen dadas por la pérdida de hábitat, sobre todo en áreas con función agrícola, al entrar en competencia con perros ferales —poblaciones de perros abandonados y asilvestrados—, o por las colisiones contra infraestructuras como postes y cables de alta tensión, aerogeneradores o antenas de telecomunicaciones.
La pérdida de hábitat es otra amenaza significativa para los cóndores. La expansión de la agricultura, la urbanización y la construcción de infraestructuras como carreteras y líneas eléctricas han reducido el espacio disponible para estas aves. Las colisiones con estructuras humanas, como aerogeneradores y cables de alta tensión, también representan un riesgo considerable, que puede ser mitigado mediante la instalación de dispositivos de disuasión y la planificación cuidadosa del desarrollo de infraestructuras.
Para abordar estas amenazas, es esencial implementar medidas de conservación que incluyan la reducción del uso de plomo en la munición, la protección de hábitats clave y la creación de corredores ecológicos que permitan a los cóndores moverse libremente entre diferentes áreas. Además, la colaboración con cazadores y agricultores para promover prácticas sostenibles puede ayudar a reducir el envenenamiento y mejorar la coexistencia con los cóndores.
El virus del Nilo Occidental y la vacunación del cóndor californiano
El cóndor de California sufre un riesgo adicional: el virus del Nilo Occidental. Actualmente, todos los animales que son liberados desde la cría en cautividad son vacunados contra esta enfermedad, por lo que de momento se encuentra contenida, pero si se alcanza el objetivo de que la reproducción en estado silvestre supere a la mortalidad, estos animales no estarán vacunados, y la inmunidad de grupo se perderá. En ese escenario, la fiebre del Nilo Occidental puede convertirse en un problema de carácter epidémico para el cóndor de California.

Conservación y esfuerzos de protección
Aunque sean muchos los retos por delante para la preservación total de la especie, existen refugios e iniciativas de repoblación que intentan mantener el número de cóndores en una tendencia al alza.
Proyectos de conservación y su importancia
Los proyectos de conservación desempeñan un papel crucial en la protección de los cóndores y la preservación de su hábitat. Estos esfuerzos incluyen programas de cría en cautividad, reintroducción en la naturaleza, protección de hábitats clave y educación comunitaria. Gracias a estas iniciativas, las poblaciones de cóndores han comenzado a recuperarse, aunque todavía enfrentan desafíos significativos.
La cría en cautividad es una herramienta vital para aumentar el número de cóndores en estado silvestre. Al criar y liberar ejemplares en áreas adecuadas, los conservacionistas pueden establecer nuevas poblaciones y reforzar las existentes. Este enfoque ha sido particularmente exitoso para el cóndor de California, que ha visto un aumento en su número gracias a estos programas. Sin embargo, es esencial continuar apoyando estos esfuerzos para asegurar su sostenibilidad a largo plazo.
Además de la cría en cautividad, la protección de hábitats es fundamental para la conservación de los cóndores. Esto implica la creación de reservas naturales, la restauración de ecosistemas degradados y la promoción de prácticas sostenibles que beneficien tanto a la fauna como a las comunidades humanas. Al preservar los hábitats naturales de los cóndores, se garantiza que estas aves tengan el espacio y los recursos necesarios para prosperar.
Cómo podemos ayudar a salvar a los cóndores
La conservación de los cóndores no es solo responsabilidad de los científicos y conservacionistas; todos podemos contribuir a su protección. Una forma de hacerlo es apoyando organizaciones dedicadas a la conservación de estas aves, ya sea a través de donaciones, voluntariado o participación en programas de educación. Al involucrarse en estos esfuerzos, se puede marcar una diferencia significativa en la supervivencia de los cóndores.
Otra forma de ayudar es promoviendo prácticas sostenibles en nuestras comunidades. Esto puede incluir el uso responsable de recursos naturales, la reducción de la contaminación y el fomento de la coexistencia pacífica con la fauna local. Al adoptar un enfoque más consciente y respetuoso hacia el medio ambiente, podemos contribuir a la protección de los cóndores y otros animales que dependen de estos ecosistemas.
Finalmente, la educación y la concienciación son herramientas poderosas para la conservación. Al compartir información precisa sobre los cóndores y su importancia ecológica, podemos desafiar los mitos y percepciones negativas que a menudo los rodean. Al fomentar un mayor entendimiento y aprecio por estas majestuosas aves, podemos crear un entorno más favorable para su protección y asegurar su lugar en el cielo por generaciones futuras.
Referencias:
- Adawaren, E. O. et al. 2020. The complete mitochondrial genome of Gyps coprotheres (Aves, Accipitridae, Accipitriformes): phylogenetic analysis of mitogenome among raptors. PeerJ, 8, e10034. DOI: 10.7717/peerj.10034
- IUCN. 2022. The IUCN Red List of Threatened Species. Version 2021-3.
- Johnson, J. A. et al. 2016. Multi-locus phylogenetic inference among New World Vultures (Aves: Cathartidae). Molecular Phylogenetics and Evolution, 105, 193-199. DOI: 10.1016/j.ympev.2016.08.025