Las especies invasoras representan un desafío urgente para la biodiversidad y la economía mundial

El último informe de la IPBES revela que las especies invasoras están detrás del 60 % de las extinciones de las últimas décadas y causan graves impactos socioeconómicos.
Avispón asiático

Habitualmente, las especies exóticas invasoras son subestimadas y pasadas por alto. Sin embargo, representan una amenaza global que se extiende de forma cada vez más alarmante. Esta es una de las conclusiones principales del último informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos —IPBES—, publicado el pasado 4 de septiembre.

«La futura amenaza de las especies exóticas invasoras es una gran preocupación», afirma la profesora Helen E. Roy, primera autora del informe; «Las especies exóticas invasoras son una gran amenaza para la biodiversidad y pueden causar daños irreversibles a la naturaleza, incluida la extinción de especies a escala local y mundial, además de amenazar el bienestar humano». Una amenaza que en las últimas décadas, a medida que las tasas de globalización y comercio aumentan, ha cobrado una importancia crítica.

Mejillones cebra (Dreissena polymorpha) creciendo en una hélice de barco, inutilizándola. — JeffCaughey/iStock

Las invasiones biológicas como motor de extinción

Según el informe de la IPBES, más de 37 000 especies introducidas por la mano humana se han establecido fuera de sus rangos nativos en todo el mundo y el número sigue creciendo. Entre ellas, más de 3 500 se consideran altamente invasoras, es decir, que se están propagando en entornos no nativos, más allá del lugar donde fueron introducidas inicialmente, desplazando a las especies nativas y alterando los ecosistemas locales. Estas invasiones suelen tener consecuencias devastadoras para la vida silvestre local.

Uno de los hallazgos más alarmantes es que las especies invasoras han sido responsables de al menos el 60 % de las extinciones registradas a nivel global. En algunos casos, estas especies son el único factor que conduce a la extinción de una especie nativa. Los daños son diversos y van desde la competencia por recursos hasta la depredación directa, pasando por la degradación de hábitats clave. En España, varios ejemplos son tristemente conocidos: el visón americano, que ha llevado a su homónimo europeo prácticamente a la extinción por la competencia de depredación y el contagio de la enfermedad aleutiana; o diversas especies exóticas de cangrejos de río, que han transformado drásticamente hábitats acuáticos, con consecuencias devastadoras para las especies nativas.

Mapa con la distribución global de especies exóticas establecidas — IPBES (2023)

Además de los impactos en la biodiversidad, las especies invasoras amenazan también la salud de los ecosistemas. Más del 75 % de los impactos reportados se producen en entornos terrestres, especialmente en bosques templados y boreales, así como en áreas cultivadas. Estos cambios provocan desequilibrios en la dinámica interna de los ecosistemas, que a su vez afecta a la calidad del suelo y la disponibilidad de recursos naturales.

Estos efectos se dejan sentir mucho más en los ecosistemas insulares, particularmente sensibles a este tipo de perturbaciones. Se considera que la rata negra (Rattus rattus) es la única causa de extinción de las ratas arroceras (Nesoryzomys darwini y N. indefessus), endémicas de áreas protegidas de las Islas Galápagos. En Canarias, la superpoblación de gatos ferales está causando verdaderos estragos a las poblaciones de lagartos gigantes, endémicos del archipiélago (Gallotia simonyi, en El Hierro, G. gomerana en La Gomera y G. intermedia en Tenerife). En cómputo global, y siempre según el informe de la IPBES, hasta el 90 % de las extinciones en entornos insulares están atribuidas, principalmente, a las especies invasoras.

Avispón asiático, especie invasora en España. — Imv/iStock

Impactos en las sociedades humanas

El impacto de las especies invasoras se extiende más allá de los ecosistemas y la biodiversidad: está afectando gravemente a la economía, infraestructuras y otros aspectos de la vida humana.

Sólo en términos económicos, los costes anuales relacionados con las invasiones biológicas superaron los 423 mil millones de dólares estadounidenses en el año 2019, y, según indica el informe, esta cifra ha ido aumentando progresivamente durante las últimas décadas. Tomando como punto de partida el año 1970, los costes anuales se han multiplicado por cuatro cada década.

La magnitud de estos costos económicos se debe a una serie de factores. En primer lugar, las especies invasoras pueden causar daños directos a sectores económicos tan importantes, como la agricultura, la ganadería, la pesca o las infraestructuras. Animales como el mejillón cebra (Dreissena polymorpha) a menudo crecen en las hélices de los barcos o en las turbinas de plantas hidroeléctricas inutilizándolos; algunos árboles, como el ailanto (Ailanthus altissima), pueden penetrar con sus raíces en construcciones diversas y destruirlas.

Además, estas especies pueden afectar negativamente la calidad de los alimentos y la disponibilidad de recursos naturales, lo que a su vez repercute en la seguridad alimentaria y la salud humana. Aunque en este sentido los impactos pueden venir de otras muchas fuentes: alergias al polen de ciertos árboles, plantas tóxicas, animales transmisores de enfermedades… los ejemplos son numerosos.

Un aspecto importante a destacar es cuanto al precio a pagar en la economía es que no deriva solo de la gestión de las invasiones biológicas, sino también de los daños que infligen a la naturaleza y, en última instancia, a la calidad de vida de las personas. Más del 90% de los costos económicos relacionados con las invasiones biológicas se atribuyen a los impactos de estas especies en la naturaleza y en la calidad de vida de las personas. De ahí la importancia de abordar esta cuestión de manera efectiva, no solo desde una perspectiva económica, sino también desde un punto de vista ambiental y de salud pública.

Algunas cifras de impactos de especies invasoras — IPBES (2023)

¿Y qué podemos hacer?

A pesar de los desafíos planteados por las especies invasoras, el informe del IPBES también resalta que existen oportunidades para la gestión y prevención efectivas. Abordar esta cuestión de manera proactiva puede ayudar a mitigar los impactos negativos en la biodiversidad, los ecosistemas, la economía y la calidad de vida humana. Las principales estrategias que se plantean son:

  • Predicción y prevención: se trata de una de las medidas más efectivas y a la vez más baratas, pero requieren de un esfuerzo científico para predecir el comportamiento de las especies antes de ser introducidas. Implica así mismo tomar medidas de carácter legislativo, que no todos los sectores de la sociedad están dispuestos a aceptar.
  • Detección temprana y respuesta rápida: identificar nuevas invasiones y responder de manera rápida, antes de que se conviertan en un problema grave, es crucial. La implementación de sistemas de detección temprana y respuesta rápida ayudará a contener y gestionar invasiones antes de que se vuelvan inmanejables.
  • Erradicación y control: las mejores estrategias, cuando es posible, son la erradicación y el control de las especies invasoras que consiste en la eliminación completa o la gestión de poblaciones invasoras para reducir su impacto. Pero es importante destacar que la erradicación puede ser costosa, compleja y, en ocasiones, enfrentar a sectores de la opinión pública, y no siempre es factible. El éxito de estos programas, no obstante, supera el 60 %.
  • Biología de la Conservación: la investigación en biología de la conservación desempeña un papel fundamental en la gestión de especies invasoras. Un ecosistema silvestre bien conservado reduce su susceptibilidad para ser invadido, y una constante vigilancia facilita la detección de amenazas.
  • Restauración de Ecosistemas: restaurar adecuadamente los ecosistemas dañados puede ayudar a aumentar su resiliencia frente a invasiones futuras. La restauración implica la reintroducción de especies nativas y la restauración de hábitats degradados.
  • Participación Comunitaria: involucrar a las comunidades locales en la gestión de especies invasoras puede ser una medida muy positiva. Las comunidades suelen un profundo conocimiento de sus ecosistemas locales y pueden desempeñar un papel importante en la detección temprana y la gestión de invasiones.

Referencias:

  • IPBES. 2023. Summary for Policymakers of the Thematic Assessment Report on Invasive Alien Species and their Control of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (H. E. Roy et al., Eds.). IPBES Secretariat. DOI: 10.5281/zenodo.7430692

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