¿Cómo llegó la carpa a convertirse en una especie invasora?

La carpa, un pez exótico que llegó a España por orden de Felipe II, se ha convertido en una amenaza para los ecosistemas acuáticos.
Las primeras carpas

El catálogo que regula las especies exóticas invasoras en España, propuesto por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, se compone actualmente de 199 taxones, de los cuales 114 son animales, 69 plantas, 15 algas y un hongo. La mayoría de esos taxones son especies, pero también hay géneros completos e incluso familias.

La carpa es una especie exótica invasora en todas las cuencas peninsulares de España — PublicDomainPictures/Pixabay

No están todas las que son, pero ¿son todas las que están?

Todos los grupos incluidos en el catálogo tienen una rigurosa justificación científicamente sólida. En muchos casos describe los taxones cuando ya hay poblaciones invasoras en España, y otros se incluyen de forma preventiva, cuando aún no existen poblaciones invasoras, pero su invasividad es suficiente como para considerarla de riesgo. La invasividad es la capacidad intrínseca de una especie o población para convertirse en invasora en un entorno dado.

En el catálogo, sin embargo, hay algunas presencias y ausencias que sorprenden. Por ejemplo, se echan de menos algunas especies, que presentan comportamientos ecológicos claramente invasores, pero que no están incluidas, como el eucalipto (Eucalyptus globulus) o la falsa acacia (Robinia pseudoacacia). Y también despiertan curiosidad especies introducidas en España hace siglos, y cuya condición de invasora resulta sorprendente. Es el caso de la carpa (Cyprinus carpio), un pez altamente invasor, que sin embargo, lleva ya 460 años introducido en España.

Estatua de Felipe II en Valladolid — Joaquín Ossorio-Castillo/iStock

Un breve marco histórico

Durante el reinado de Carlos I de España, su hijo Felipe viajó durante tres años por Europa, para conocer los territorios que heredaría años después. El ya rey Felipe II, influenciado por aquella visita, decidió incorporar en España algunos elementos urbanos que había admirado en otras ciudades.

Después de que el 8 de mayo de 1561 Felipe II fijara la capital del reino en la villa de Madrid, el monarca prestó especial empeño a la construcción y preparación de parques y jardines con inspiración europea. En esta época ampliaron muchos de los ‘Reales Sitios’ y se fundaron otros nuevos: se inauguró el paisaje cultural de Aranjuez, se amplió El Pardo o se construyó El Escorial.

Uno de los Reales Sitios más importantes fue el jardín de la Casa de Campo. El rey ordenó la retirada de las plantas productivas, como los huertos o los frutales, para sustituirlos por elementos puramente ornamentales. Introdujo varias especies exóticas de árboles y construyó sistemas hídricos a base de estanques, canales, fuentes y embalses para el riego. También ordenó la entrada de aves, como el cisne. Y por supuesto, introdujo peces exóticos que no había en ningún otro lugar en España.

Las primeras carpas se introdujeron en España con fines ornamentales — René Schaubhut / Pixabay

Las primeras carpas en España, por orden del Rey

En julio de 1564, Felipe II emitió una orden de importación de peces vivos exóticos desde Francia. Un mercader flamenco, experto en el cuidado y la crianza de peces, consiguió comprar carpas y lucios en la localidad francesa de Bayona.

En su viaje de vuelta, a finales de ese año, el mercader se vio obligado a detenerse en la ciudad de Burgos, por una fuerte tormenta de nieve. Los peces vivos, ocho carpas y 28 lucios, fueron almacenados temporalmente en un estanque del Monasterio de San Juan. Ese fue el primer evento conocido de la introducción de carpas en España.

Con tan escaso material, el mercader regresó al norte, a la fronteriza Hondarribia, pidió que le trajeran más peces desde Bayona y tomó su camino de regreso a Madrid, con un cargamento de más de 200 ejemplares. Aunque tenía la intención de pasar por Burgos a recoger los ejemplares que allí esperaban, no pudo hacerlo por falta de tiempo. El 17 de febrero de 1565, llegaba a la casa de campo con solo 39 lucios vivos y una carpa muerta.

Asi que fue necesario un tercer viaje para lograr la introducción exitosa de carpas vivas en la Casa de Campo. Sucedió en abril de ese año. Eran seis carpas, y con ellas, llegaron también dos tencas.

Las primeras carpas en España se mantuvieron en estanques artificiales sin conexión con las cuencas naturales — Stefan Schweihofer / Pixabay

La carpa en España a través de los siglos

A partir del primer capricho de carpas del rey Felipe II, la nobleza española siguió su ejemplo. A finales del siglo XVI, al menos dos estanques artificiales más, no asociados a los Sitios Reales, tenían carpa en sus aguas.

Desde entonces, la carpa siguió unos patrones de introducción relativamente anecdóticos, y casi siempre ligados a masas de agua artificiales y desconectados de cursos fluviales naturales. Durante los cuatro siglos siguientes, la carpa se empleó sobre todo como pez ornamental, sin grandes eventos de introducción. Pero a mediados del siglo XX, el panorama cambia.

Durante la década de 1950, la carpa pasó de ser un pez de estanque a tener un alto valor como especie de pesca recreativa. La administración española bajo el yugo de la dictadura promovió y repobló con carpa gran cantidad de lagos, lagunas y ríos, y especialmente, en los numerosos embalses que se estaban construyendo. Un entorno estable que interrumpe el flujo de los ríos, y beneficia en gran medida a la carpa.

La carpa, a mediados del siglo XX, se convirtió en una especie de gran interés para la pesca recreativa — 41330/Pixabay

La carpa como especie invasora

Una especie que nunca había estado en entornos naturales, en pocos años estaba poblando masivamente todas las cuencas fluviales españolas. Ese fue el punto clave en el que la carpa se convirtió en invasora.

Una especie invasora no lo es por sí sola. Además de la introducción por la mano humana, para que se produzca una invasión biológica deben converger tres factores: la invasividad de la especie —su capacidad para invadir—, la invasibilidad del entorno —su susceptibilidad para ser invadido— y la presión de los propágulos.

En el caso concreto de la carpa, la invasividad como propiedad intrínseca de la especie, no cambia. Pero la construcción de embalses y presas, cambió drásticamente las condiciones ambientales de las cuencas españolas, haciéndolas más susceptibles a la invasión. Y este suceso, sumado a una enorme presión de propágulos, promovida por la introducción rápida y masiva para la pesca recreativa, es lo que llevó a este pez al estado de alta invasión que presenta hoy.

Referencias:

  • Clavero, M. et al. 2014. Historical Ecology and Invasion Biology: Long-Term Distribution Changes of Introduced Freshwater Species. BioScience.
  • Clavero, M. 2022. The King’s aquatic desires: 16th‐century fish and crayfish introductions into Spain. Fish and Fisheries, faf.12680. DOI: 10.1111/faf.12680

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