Antes de hablar de las ampollas, tenemos que conocer aspectos muy importantes sobre nuestra piel. ¿Sabías que la piel es el órgano más extenso del cuerpo humano? Recubre con totalidad nuestra superficie corporal y es un órgano vivo, que además, está en constante renovación. Su principal función es protegernos pero a la vez, nos ayuda a comunicarnos con el mundo exterior.
Conociendo las ampollas: definición y características
¿Qué son las ampollas y cómo se forman?
La piel está formada por tres capas: epidermis que es la más superficial, dermis, capa intermedia y la hipodermis, que sería la capa más profunda. Cuando nos aparece una ampolla, debemos saber que se ha visto afectada la capa de la epidermis y la dermis.
Clasificación de ampollas: vesículas y bullas
Las ampollas pueden recibir diferentes nombres como flictenas o bullas.
Una ampolla o flictena es una especie de burbuja causada por acumulación de líquido que provoca la separación de la epidermis, esa primera capa protectora de la piel.
El líquido puede ser transparente o también denominado, seroso o plasma pero también puede tener color sanguinolento o también llamado hemático. Este líquido es producido por el cuerpo como respuesta a la lesión que se produce.
El término ampolla, procede del latín «ampulla», cuya traducción es ánfora o pequeño recipiente que sirve para almacenar líquido. Si la ampolla es pequeña se las denomina vesícula pero, si por el contrario es grande, se les llama bulla.

Causas de la aparición de las ampollas
Fricción y presión: las principales causas
Su aparición son un mecanismo de defensa de nuestra piel y la causa principal es la fricción (roce o presión) en algún lugar. Las rozaduras en los pies son las más frecuentes ya que se produce tras una fricción continua de la piel contra el calzado, especialmente cuando estrenamos calzado o realizamos largos recorridos.
Cuidar tus pies es importante y te dejo algunas recomendaciones para evitar la aparición de ampollas como son: la hidratación, utilizar calcetines sin costuras, calzados adaptado que no nos apriete teniendo una talla adecuada, usar vaselina para el estreno de calzado y hacer caminatas muy largas.
Otras causas: productos químicos, quemaduras y alergias
Las ampollas también pueden aparecer por otros motivos. El contacto con productos químicos y las reacciones alérgicas son dos de los principales. Además, enfermedades de la piel como el pénfigo, la epidermólisis ampollosa y la edermatitis, así como las quemaduras al sol y las infecciones víricas como la varicela coste o el propio herpes simple pueden estar detrás de su aparición.
¿Cuándo podemos reventar una ampolla?
Signos de infección: cuándo buscar ayuda médica
¡Cuidado! Porque antes de reventar una ampolla debemos conocer que pueden existir signos que nos alerten de que debemos acudir a nuestra enfermera. Tenemos que observar nuestra piel y detectar signos de infección como piel enrojecida, dolor , calor alrededor de la ampolla e incluso fiebre o secreción de pus.
También es importante valorar el tamaño de la ampolla antes de pensar si es positivo vaciarla. Si tiene un diámetro de más de 2 centímetro o está en alguna zona comprometida, debe ser valorado por un profesional sanitario.
El líquido de la ampolla: ¿por qué es importante?
A pesar de que pueda parecer lo contrario, el líquido está compuesto, entre otras cosas, por glóbulos blancos con una alto porcentaje de linfocitos, que son los encargados de combatir contra las bacterias y agentes externos que puedan hacernos empeorar.
Como recomendación lo mejor es evitar la rotura de la ampolla y no pincharla ni extraer el líquido por los motivos que he comentado antes y porque además, si no lo hacemos en condiciones óptimas, podemos producir una infección.

Tratamiento y cuidados de las ampollas
Recomendaciones para el cuidado de ampollas en casa
Para favorecer que se curen solas es recomendable mantener la zona bien desinfectada, limpia y seca, evitando la humedad. Lavados con agua tibia y jabón de una manera cuidadosa sería suficiente.
Las ampollas de buena evolución desaparecerán entre cinco y siete días. No obstante, en ocasiones se rompen sin ni siquiera darnos cuenta, provocando que el líquido salga al exterior. En estos casos, el lavado adecuado y mantener la zona seca será muy importante.
Frío local y protección: alivio del dolor
Si presentas dolor en la zona puedes aplicar frío local pero nunca directamente en la zona afectada. Cubre con un paño la placa de hielo o una bolsa de guisantes y aplícalo posteriormente revisando la zona cada 2-3 minutos para volver a valorar.
¿Es recomendable explotar una ampolla de quemadura?
Las ampollas de quemadura son especialmente delicadas y requieren un cuidado especial. Aunque puede ser tentador reventar una ampolla de quemadura para aliviar la presión, esto no es recomendable, ya que el líquido interno protege la piel subyacente mientras se regenera.
Si una ampolla de quemadura se rompe accidentalmente, es crucial limpiar la zona inmediatamente con agua y jabón, aplicar un antiséptico y cubrirla con un apósito estéril. Esto ayuda a prevenir infecciones y promueve una curación más rápida y segura. En casos de quemaduras severas, es importante buscar atención médica.
Prevención de ampollas
Elegir el calzado adecuado y mantener los pies secos
Es importante ser constantes con el cuidado de tu piel para protegerla evitando la aparición de cualquier tipo de problema como son las ampollas, pero si esta apareciera, vigila tu piel, mantenla limpia y seca y valora su evolución. No dudes en acudir al profesional sanitario antes de decidir drenar la ampolla porque debe realizarse en unas condiciones especiales de asepsia.
Usar zapatos que se ajusten bien y que no ejerzan presión excesiva sobre los pies es esencial para evitar la fricción que causa ampollas. Además, optar por calzado transpirable ayuda a mantener los pies secos y reduce el riesgo de formación de ampollas.

Uso de apósitos y cintas en zonas propensas a ampollas
El uso de apósitos y cintas protectoras en zonas propensas a ampollas es una estrategia efectiva para prevenir su formación. Los apósitos de molesquín, por ejemplo, son ideales para proteger áreas del pie que suelen sufrir fricción, como los talones y los dedos.
Las cintas adhesivas también pueden ser útiles para reducir la fricción en zonas específicas. Aplicar cinta atlética o cinta aislante sobre la piel antes de realizar actividades físicas puede proporcionar una capa adicional de protección y minimizar el riesgo.
Es importante aplicar estos productos correctamente para asegurar su efectividad. La piel debe estar limpia y seca antes de colocar cualquier apósito o cinta, y es recomendable cambiar estos protectores regularmente para mantener su eficacia y evitar irritaciones.
Referencias
- Damién, G. A., Castillo, N. E. M., & Del Pino, S. H. (2011). Caracterización de ampollas. Revista Información Científica, 72(4).
- González de la Guerra, J. M., & González Campo, M. (2013). Ampollas por fricción. Tratamiento con betadine® en atención primaria de salud. Rev. Rol enferm, 416-423.
- Intriago, O. L. S., Lema, D. F. G., Castro, Y. X. A., Flores, D. P. Z., Ávila, R. M. V., & Bailón, X. T. S. 2020. Tratamientos y cuidados de ampollas provocadas por quemaduras. RECIMUNDO, 4(1), 464-474.