La felicidad no significa lo mismo para una persona que para otra. Es más, existen diferencias en función del contexto cultural al que pertenezcamos que hace que para unos ser feliz tenga un sentido ligeramente distinto que para otros.

Esto último fue precisamente una de las conclusiones a las que llegó un equipo de investigadores en un estudio que se publicó en 2012 en International Journal of Wellbeing. Resultó que en los contextos culturales europeo-americanos, las personas entendían la felicidad como un estado emocional muy deseable y positivo que se definía en términos de alta excitación y sensación de logro personal. La felicidad individual se identificaba mediante el logro de objetivos personales y una alta autoestima o autoeficacia.
En los contextos culturales de Asia Oriental, por ejemplo, en Japón, la felicidad se interpretaba de una manera diferente y es que en ella se incluía la experiencia de un estado emocional tanto positivo como negativo. La felicidad se definía en términos de experimentar un estado de baja excitación como la calma, la conexión y la armonía interpersonales. En este caso, la alta excitación quedaba totalmente fuera de la definición. En cuanto a la felicidad individual, se identificaba más con tener relaciones armoniosas y contar con el apoyo emocional de los demás.
La felicidad, según la inteligencia artificial
Si se le pregunta a ChatGPT qué es la felicidad, el chatbot responde lo siguiente: “La felicidad es un estado emocional y mental caracterizado por sentir alegría, satisfacción y bienestar. Es una sensación subjetiva y personal que puede ser experimentada de diferentes maneras por cada individuo”. Además, dice que no se trata de un estado permanente, sino que es más bien un equilibrio entre las emociones positivas y la percepción de general de bienestar en la vida.
La IA afirma que la felicidad puede vincularse a distintos ámbitos de la vida como tener relaciones sociales satisfactorias, lograr las metas personales, tener buena salud física y mental, un sentido de propósito y significado de la vida y estabilidad económica, entre otros factores. “Sin embargo, la felicidad puede variar significativamente de una persona a otra, ya que lo que hace feliz a una persona puede no ser lo mismo para otra”, dice la inteligencia artificial.
La felicidad, según la ciencia
A lo largo de la historia, los seres humanos hemos buscado la felicidad y aún hoy seguimos persiguiéndola. Desde el punto de vista de la ciencia, el famoso estudio de Harvard, The Study of Adult Development, uno de los más extensos, detallados y profundos realizados sobre el tema hasta la fecha, que se inició en 1938 y aún hoy sigue adelante, concluyó que lo que realmente nos hacía felices eran las relaciones personales positivas. Según los investigadores, rodearse de relaciones cariñosas protegería nuestro cuerpo y nuestra mente.
Los científicos de Harvard también concluyeron que la edad en la que los humanos somos más felices es a los 60. La explicación que dan es que, con esos años, vemos más cuáles son los límites de la vida y nos hacemos conscientes de la muerte, de que es algo real. Como consecuencia, hacemos cambios en nuestra vida para quitarnos de encima obligaciones, amistades que no nos llenan o situaciones que no nos gustan.
Referencias:
- Gamble, A., & Gärling, T. (2012). The Relationships Between Life Satisfaction, Happiness, and Current Mood. Journal of Happiness Studies, 13, 31-45. https://doi.org/10.1007/S10902-011-9248-8.
- Uchida, Y., & Ogihara, Y. (2012). Personal or Interpersonal Construal of Happiness: A Cultural Psychological Perspective. International Journal of Wellbeing, 2, 354-369. https://doi.org/10.5502/IJW.V2.I4.5.
- Waldinger, R. The Study of Adult Development. Harvard Medical School. Brigham and Women’s Hospital. http://hr1973.org/docs/Harvard35thReunion_Waldinger.pdf