Piratas

Esta es la realidad del ataque inglés sobre Cádiz de 1587: ni fue tan importante ni retrasó la empresa de la Armada Invencible

En contra de lo que dice la historiografía inglesa, la acción de Drake en Cádiz y en el sur de Portugal, en la primavera de 1587, no obstaculizó ni retrasó la campaña de la Gran Armada prevista para otoño: no fue realmente un golpe tan importante y decisivo para los intereses españoles. El retraso se produjo, pero por otros motivos
  • Antonio Luis Gómez Beltrán
Explosion San Jose

Galeones españoles hundidos

El descubrimiento y conquista de América supuso para España el nacimiento de un incesante comercio por mar, y los frecuentes naufragios mandaron al fondo a muchos barcos cargados con enormes riquezas.
  • Fran Navarro
Filibustera

¿Existieron mujeres piratas?

A pesar de que las mujeres escasean en ciertos ámbitos, la Historia nos habla de importantes científicas, astronautas, políticas, historiadoras, guerreras, gladiadoras, guerrilleras, bastantes literatas, pintoras, médicas, espías y no pocas actrices, modelos... Un listado en el que, evidentemente, también se cuelan personajes femeninos del otro lado de la ley, como gangsters, bandoleras, mafiosas y, claro está, piratas.
  • Christian Pérez
Filibustera

La historia del Pirata Barbanegra

Su reinado de terror duró apenas dos años (1716-1718), pero Barbanegra dejó tal impacto en la imaginación popular que su época fue conocida como la Edad de Oro de la Piratería. Su nombre real era Edward Teach.
  • Luis Otero
Bart Roberts (1682-1722)

Bart Roberts el mejor pirata de la historia

Conocido como Bart el Negro, Bartholomew Roberts nació en el pueblo de Casnewydd- Bach, Gales. Destacó por su conducta sobria (ver recuadro) y su currículo: se estima que a lo largo de tres años de pillaje capturó unos 450 barcos, lo que le convierte en el pirata con más éxito de la Historia. Se supone que se hizo a la mar por primera vez a los 13 años, y que comenzó su carrera en la piratería en junio de 1719, a la edad de 37, cuando el barco en el que viajaba como tercero de a bordo -el carguero dedicado al tráfico de esclavos Princess of London, al mando del capitán Abraham Plumb- fue atrapado por el pirata Howell Davis en Annama boa, un centro negrero situado en la Costa Dorada africana, en Ghana. Después, la tripulación del Princess fue obligada a enrolarse en la flota de Davis, galés como Roberts. Éste mostró pronto sus grandes habilidades de navegante y cuando Davis murió en una emboscada que le tendieron los portugueses en la Isla del Príncipe, fue elegido capitán. Bart aceptó alegando que puesto que se había visto obligado a "mancharse las manos de barro como pirata, era mejor hacerlo como jefe que como grumete". Su primera decisión fue regresar a Príncipe para vengar la muerte de Davis. Amparándose en la oscuridad de la noche, sus hombres se desplegaron por la isla, mataron a cuantos individuos les salieron al paso y robaron todo lo que fueron capaces de cargar con ellos. Después, Roberts capturó el barco inglés Experiment y con el voto mayoritario de su tripulación, a la que gobernó con equidad y que siempre mostró hacia él una lealtad total, pusieron rumbo a Brasil. A lo largo de 1720 cruzaron el Atlántico y costearon durante nueve semanas el litoral brasileño, hasta que localizaron un bajel portugués en la bahía de Todos los Santos que abordaron y saquearon. El botín, destinado al rey de Portugal, alcanzaba las 40.000 monedas de oro, además de diamantes y joyas. Roberts rebau tizó a su buque insignia como Fortune y, usando siempre el factor sorpresa y la velocidad en sus ataques, se hizo de oro abordando barcos a lo largo de dos años superprovechosos por las costas de Surinam, Guayana, Martinica y Barbados, tanto que el gobernador martiniqués puso precio a la cabeza del pirata. La reacción de éste fue ir a su vez a por el gobernador, atraparlo y matarlo colgándolo del mástil de su barco. Quince barcos abordados en sólo tres días Luego Roberts puso en su bandera una imagen alegórica que lo mostraba pisoteando las islas de Barbados y Martinica y extendió su radio de acción a la costa atlántica de Norteamérica, llegando incluso a Terranova, en Canadá. De vuelta al Caribe, los piratas abordaron más de 15 barcos ingleses y franceses en apenas tres días. Luego pusieron rumbo a África. El final de Bart llegó en febre ro de 1722, cuando fue sorprendido y abordado por dos barcos de guerra británicos en Gabón. El combate fue desigual y el capitán pirata murió por una ráfaga de metralla que le dio de lleno en el cuello. Antes de que capturaran su cuerpo, su tripulación lo arrojó al mar por la borda, siguiendo sus deseos. La mayoría de sus hombres murieron ahorcados. El antipirata Roberts fue un caso atípico entre los piratas. Una descripción de la época lo presenta alto, bien parecido y habitualmente vestido con "elaborados chalecos y pantalones carmesí, una pluma roja en el sombrero y una cadena de oro al cuello con una cruz de diamantes colgada". A diferencia de la mayoría de sus colegas de profesión, no le gustaba el alcohol. De hecho sólo bebía té, le repugnaba el ron y odiaba ver a sus hombres borrachos. Además era pulcro, se afeitaba, aborrecía el juego, mostraba buenos modales y trataba a todos con amabilidad y respeto, le encantaba la música y contrataba músicos a bordo, y escribía con letra clara y correcta ortografía. Él mismo redactó una especie de código de comportamiento para la tripulación que incluía entre sus artículos la prohibición de jugar por dinero a las cartas y a los dados, la obligación de que cada hombre a bordo mantuviera limpia su indumentaria y armamento, el deber de apagar las candelas a las ocho y la prohibición bajo castigo severo de subir niños o mujeres al barco. También estableció el voto igualitario para todos los marineros a la hora de tomar decisiones y la equidad en el momento de repartir las raciones de comida o agua, que deberían ser iguales para todos sin excepción.
  • Christian Pérez
Jack Rackham (1670-1720)

Jack Rackham, el pirata más elegante

El pirata más elegante del siglo XVIII fue Jack Rackham, más conocido como Calico Jack por la camisa y los pantalones de calico o tela de algodón estampada que llevaba normalmente. Pero sobre todo fue célebre por sus hazañas en alta mar y su pasión por el ron y las mujeres: llegó a llevar a dos a bordo, Anne Bonny y Mary Read, y protagonizaron un trío amoroso. De Rackham, una presencia habitual entre los corsarios que atacaban la navegación costera del Caribe a inicios del XVIII, se desconoce su fecha y lugar de nacimiento. La primera mención sobre él data de 1718, cuando viajaba a bordo del barco de guerra inglés Treasure como intendente del capitán Charles Vane. En un momento dado, éste rehusó perseguir a un buque de la Armada francesa que tenía a su alcance, lo que puso en su contra a toda la tripulación. Rackham consiguió que los marineros se amotinaran contra el capitán y le aclamaran como líder. Luego mandó virar al barco, y persiguió y capturó a los franceses con un gran botín. Desde ese día, Rackham y su tripulación se dedicaron a la piratería con una estrategia de atacar objetivos modestos, pequeñas corbetas y barcos de pesca locales, lo que les reportó buenos beneficios. No tenían alternativa ya que a raíz del motín les perseguía la justicia, pero en mayo de 1719, Rackham pidió y obtuvo el perdón real en las Bahamas y se instaló en Nueva Providencia, en la actual isla de Nassau. Flechazo en la cantina del puerto Una noche en una taberna del puerto, Rackham conoció a una mujer casada llamada Anne Bonny y empezó a cortejarla. Cuando la relación entre ambos se hizo pública, el gobernador de Nueva Providencia amenazó con azotar a Anne por adulterio, por lo que la pareja decidió robar un navío y reclutar una tripulación. Temiendo que los marineros se negasen a compartir el viaje con una mujer, Anne se vistió de hombre y adoptó el nombre de Adam Bonny. Una vez en alta mar, se comportó como un miembro más del grupo y luchó junto a sus compañeros en muchas acciones peligrosas. Al poco tiempo, Calico, Anne y el resto se convirtieron en un punto de mira preferente de las autoridades tanto españolas como británicas, que mandaron varios barcos armados desde las Bahamas en su búsqueda y les obligaron a huir. No tardaron en ser capturados por un buque español, pero lograron escapar navegando alrededor de Jamaica, haciéndose con varios pesqueros y un bergantín. Finalmente, el gobernador de Jamaica decidió intervenir y contrató al experto cazador de piratas capitán Barnet, que logró atrapar a Rackham. Es posible que éste hubiera intentado firmar un pacto de rendición con el gobernador si concedía clemencia a Anne y a la otra mujer de la tripulación, Mary Read, que navegaba bajo la identidad de Mark Read. Verdad o no, ambas consiguieron escapar de la horca alegando estar embarazadas. Jack Rackham y sus hombres fueron juzgados en Spanish Town, Jamaica, el 16 de noviembre de 1721, sentenciados como culpables de piratería y ahorcados al día siguiente. Sables en lugar de tibias La bandera clásica de los piratas, diseñada para infundir temor al ser avistada en el horizonte, era conocida como Jolly Roger. El origen de ese nombre no está claro, aunque podría provenir de la expresión inglesa Old Roger, que era una forma de llamar al Diablo. Su diseño más común consistía en una calavera cruzada por dos tibias sobre un fondo negro, pero existían muchas variantes y había capitanes que diseñaban la suya propia. Por ejemplo la de Edward Teach, más conocido como Barbanegra, mostraba un esqueleto sosteniendo un reloj de arena en una mano y un dardo o lanza en la otra al lado de un corazón sangrante. Bartholomew Roberts, Bart el Negro, usaba la imagen de un hombre y un esqueleto que sostienen una lanza en una mano. La de Calico Jack Rackham llevaba dos sables cruzados en vez de las clásicas tibias, como una manera de expresar su ferocidad en la lucha. En principio, no parecía buena idea advertir de las intenciones izando la amenazadora enseña, pero se trataba de una forma de guerra psicológica para intimidar a la tripulación enemiga y obligarla a rendirse sin disparar un cañonazo ni lanzarse a un violento abordaje. Y si la presa se resistía a rendirse, los piratas la arriaban e izaban la bandera roja, para anunciar que se lanzaban a un ataque a muerte y sin piedad.
  • Christian Pérez
Walter Raleigh (1552-1618)

Walter Raleigh, el explorador carismático

Explorador, soldado, cortesano, parlamentario y poeta, Walter Raleigh es una de las figuras más carismáticas de la época Tudor. Nació en 1552 en Devonshire, al sur de Inglaterra, hijo del hidalgo campesino Walter Raleigh de Fardell. A los 17 años se marchó a Francia para luchar en el bando hugonote en las guerras de religión. En 1573 volvió para estudiar leyes en Oxford y Londres, donde se familiarizó con el ambiente de la corte y de los intelectuales, pero la vida soldadesca le tiraba demasiado y en 1577 se fue a los Países Bajos a combatir por Guillermo de Orange. Su carrera en la piratería empezó al año siguiente, cuando fletó un barco y se marchó a los establecimientos ingleses de América con su hermanastro sir Humphrey Gilbert con el objetivo primordial de capturar galeones españoles. No tuvieron mucha suerte. En 1580 volvió a Londres y con el apoyo de los condes de Leicester y de Oxford se puso al mando de una compañía de infantería con la que se fue a luchar contra los rebeldes irlandeses de Munster; allí sofocó la revuelta empleándose con gran crueldad, y se ganó el favor de la corte de Westminster. A partir de 1582 empezó a recibir pensiones, honores y cargos de manos de Isabel I, entre ellas la posesión de la residencia principesca de Durham House. Fueron años boyantes como favorito, capitán de guardias de la reina y vicealmirante, pero su fracasada empresa pirata le había dejado el gusanillo de la aventura en el Nuevo Mundo. En 1584 obtuvo un permiso real para explorar tierras "paganas" que no perteneciesen a ningún Rey cristiano. Su idea era colonizar Norteamérica para torpedear los intereses de Espa ña y de paso beneficiarse de las riquezas del nuevo continente. El proyecto cristalizó en la exploración de la costa norteamericana y la colonización de Virginia, de cuyo viaje Raleigh traería clandestinamente el tabaco a Europa, quitando así el monopolio a los españoles. Él también se creyó la leyenda de El Dorado En sus expediciones a América del Sur, tras luchar en 1588 contra la Armada Invencible, no le fue demasiado bien. En 1594 conoció en la isla de Trini dad a un aventurero español al que sonsacó información sobre la posible ubicación en Guayana de la legendaria ciudad de El Dorado. De vuelta a Inglaterra escribió un libro sobre el tema y se puso a preparar la aventura. Durante el viaje camino de Guayana, iniciado en 1595, pasó por Fuerteventura, donde desembarcó, hizo acopio de agua, robó ganado y capturó dos barcos, uno cargado de armas de fuego y otro de vino. De vuelta a Europa participó en una expedición contra Cádiz (1596), donde resultó gravemente herido, y en 1597 se apoderó de Faial, en las Azores, lo que le llevó a enfrentarse con el conde de Essex. Su mutua enemistad sólo terminó con la ejecución de este último en 1601. En 1600 sir Walter Raleigh fue nombrado gobernador de la isla de Jersey, pero la muerte de Isabel I en 1603 le hundió, ya que que no contó con las simpatías del sucesor, Jacobo I. Raleigh fue encerrado por segunda vez en la Torre de Londres (ver recuadro), de donde no salió hasta 1616 para dirigir un viaje a América que resultó un desastre. En 1618 murió decapitado por orden real. Un héroe romántico A Raleigh se le considera el inventor de la costumbre caballeresca de arrojar la capa sobre el suelo ante una dama para evitar que se manche los pies de barro. Él lo hizo con Isabel I, de quien estaba enamorado y a quien escri bía poemas dedicados a una tal Cintia, para no comprometerla. La aparición de Raleigh en la corte isabelina, llena de intrigas y traiciones, fue deslumbrante y pronto se convirtió en el favorito de la reina, que le colmó de riquezas. Pero en 1589, cuando apenas tenía 37 años, fue desplazado de la cama real por un joven de 20, el Conde de Essex, probablemente por despecho de la reina al saber que Raleigh había se ducido a su amiga y dama de honor Isabel Throck morton. Además, sir Walter fue encerrado en la Torre de Londres, donde pasó varios meses, y la dama, enviada lejos de Inglaterra. En 1595, Raleigh se embarcó en la búsqueda de El Dorado con la idea de recuperar el favor de Isabel, a la que prometió "unas Indias para su Majestad, mejores que cualesquiera tenga el rey de España". Nunca lo logró.
  • Christian Pérez
Henry Morgan (1635-1688)

Henry Morgan, el sirviente inglés

Nacido en una familia galesa de Monmouthshire, Henry Morgan vivió una vida aventurera muy alejada de la que le esperaba como granjero, ya que cuando era niño fue secuestrado en Bristol y vendido como sirviente en la isla de Barbados. Su oportunidad le llegó en 1654, cuando tenía 19 años. En ese momento Cromwell preparaba la invasión de Haití y, mientras la flota inglesa permanecía en Barbados, Henry escapó de su propietario y logró ser reclutado en un barco. En 1655, la Armada británica, con Morgan en sus filas, tomó Jamaica, que se convirtió en la punta de lanza de la corona inglesa en el Caribe. Con la llegada al trono de Carlos II, se ofrecieron patentes de corso a los piratas que operaban en la zona con el fin de fortalecer la defensa de la isla. Morgan no tardó en abrirse camino trabajando en los barcos corsarios con base en Port Royal que atacaban posesiones y galeones hispanos. Inseguridad ciudadana en toda Centroamérica En 1666, Henry ya capitaneaba su propio buque y el gobernador de Jamaica le encargó que no dejara de hostigar a los españoles, a lo que se aplicó con todo su entusiasmo en diversos asentamientos de Cuba, Panamá y Venezuela. Cuando terminó la guerra entre España e Inglaterra, Morgan hizo oídos sordos y continuó su actividad en aguas controladas por Castilla. Como miembro de la flota de Christopher Mings, llevó a cabo diversas acciones contra el puerto de Santiago de Cuba. Más tarde se asoció con el holandés Eduard Mansvelt y, contando con la protección del gobernador de Jamaica Thomas Modyford, formó una compañía integrada por filibusteros que atacaron duramente Puerto Príncipe, Maracaibo, Portobelo, Santa Marta, el archipiélago de San Andrés y Providencia, y la ciudad de Panamá. El asalto a esta última plaza en 1671 se considera uno de los mayores hitos de la historia de la piratería, pues Morgan logró apoderarse de un cuantioso botín en metales preciosos que iba a ser enviado a España, incendió la ciudad, que fue abandonada, y se llevó consigo 175 mulas cargadas de oro, plata y joyas, además de 600 prisioneros que no las debían tener todas consigo, dada la fama de salvaje del bucanero galés. En 1672, tras la firma de un tratado de cese de hostilidades entre Inglaterra y España, Morgan fue llevado a su país para ser juzgado por el saqueo de Panamá. Pasó dos años preso en la Torre de Londres, pero nunca llegó a ser procesado. Es más, el rey Carlos II, agradecido por su lealtad, le concedió el título de Sir en 1674 y le nombró vicegobernador de Jamaica, cargo del que fue destituido más tarde por abuso de poder. Y es que, una vez instalado en su respetable puesto, el viejo pirata persiguió tenazmente a todos cuantos se dedicaban a sus mismas actividades de antaño. En cualquier caso, el cese no debió preocuparle, pues a los 39 años era dueño de enormes plantaciones que le hicieron inmensamente rico, y nunca más volvió a hacerse a la mar: hasta su muerte el 25 de agosto de 1688 vivió una confortable existencia en Port-Royal, Jamaica. El destino de su enorme fortuna sigue siendo un misterio y hay quien aún busca el tesoro escondido, aunque probablemente él mismo lo dilapidó. El saqueo de Portobelo Portobelo es una ciudad situada en la orilla atlántica del istmo de Panamá, al fondo de una bahía que fue explorada por Colón en su cuarto viaje y que inicialmente no ofreció excesivo atractivo a los españoles como para crear allí un establecimiento permanente. Sin embargo, el descubrimiento del océano Pacífico revalorizó la zona, y Portobelo se convirtió para los colonizadores en el punto de llegada y partida de la ruta que, atravesando el istmo centroamericano, conti nuaba hasta Perú. Durante sus ferias, celebradas a la llegada de los galeones de Castilla, se efectuaba el intercambio de las mercaderías peninsulares por metales preciosos peruanos, y la ciudad se convirtió en un centro comercial de primer orden al que afluía mucha población flotante. No es extraño que fuera una pieza apetecida por los piratas, que la atacaron en numerosas ocasiones. Henry Morgan lo hizo en 1688 al mando de nueve bajeles y una ingeniosa táctica: sus corsarios sacaron de los conventos a los curas y monjas y los utilizaron como escudo; de esta forma tomaron el fortín, entraron sin dema siada resistencia en la ciudad y se pasearon a sus anchas por la villa y su puerto durante unos días, entregándose a saqueos, incendios, violaciones y pillajes de todo tipo. Finalmente, Morgan exigió 150.000 pesos y cuando los recibió abandonó Portobelo.
  • Christian Pérez
Francis Drake (1540-1596)

Francis Drake, el más famoso pirata inglés

El más famoso pirata inglés, héroe en su país y demonio para los españoles a los que saqueó sin misericordia en el siglo XVI, nació en Tavistock, Devon, en una familia de granjeros protestantes. A los 13 años, Francis Drake zarpó a la mar en un carguero en el que aprendió a navegar y fue ascendiendo hasta convertirse en capitán con sólo 20 años. Tenía 23 cuando hizo su primer viaje a América en compañía de John Hawkins, su primo segundo. Juntos fletaron la primera expedición inglesa para comerciar con esclavos. Tras ser atacados por una flota española que destruyó dos naves, Drake emprendió una guerra personal contra España que le ocupó toda su vida. Expedición de castigo en Irlanda del Norte En 1572 dirigió una expedición de saqueo contra las plazas hispanas del Caribe y tomó el puerto de Nombre de Dios. Desde un alto situado en el istmo de Panamá divisó por primera vez el océano Pacífico. En 1573 regresó a Inglaterra con una carga de plata española y la reina Isabel lo tomó bajo su protección, aunque no podía reconocerlo oficialmente dado que había firmado una tregua temporal con Felipe II. Eso no fue obstáculo para que le ayudara en sus expediciones y le encargara importantes misiones. En 1575, Drake iba al mando de los barcos que transportaban tropas y colonos ingleses al Ulster, acción que se saldó con la masacre de 600 hombres, mujeres y niños irlandeses después de que se hubieran rendido. En diciembre de 1577, Isabel I lo envió en secreto a una expedición contra las colonias españolas. Tras zarpar de Plymouth con cinco barcos y 166 hombres y cruzar el Atlántico, tuvo que abandonar dos naves en el estuario del Río de la Plata. En agosto de 1578 se adentró con las tres naves restantes en el estrecho de Magallanes hasta alcanzar el Pacífico, donde las tormentas destruyeron una de las naves y obligaron a otra a volver a Inglaterra. Drake, que navegaba en su buque insignia Golden Hind, recorrió la costa chilena, donde saqueó Valparaíso y capturó varios barcos españoles, lo que le permitió usar sus cartas de navegación. En su periplo hacia el norte recaló para reparar su barco en una bahía californiana que hoy lleva su nombre. Luego puso rumbo oeste a través del Pacífico y llegó a las Molucas, las Célebes y Java, bordeó el cabo de Buena Esperanza y finalmente volvió a Londres en septiembre de 1580 con una gran carga de especias y tesoros. Fue aclamado como el primer inglés que había dado la vuelta al mundo y la reina le nombró Sir. Después fue alcalde de Plymouth, miembro del Parlamento y vicealmirante de la Marina Real. Tras participar en la victoria contra la Armada Invencible, fue a Portugal para liderar una rebelión contra Felipe II y de paso saqueó La Coruña. Al no lograr ocupar Lisboa, se embarcó en una larga y esta vez desastrosa campaña contra la América hispana, en la que sufrió varias derrotas. Su final llegó tras un ataque frustrado a San Juan de Puerto Rico, donde sobrevivió a los cañonazos pero no a la disentería. En su honor, su tripulación saqueó y quemó Portobelo, mientras las campanas de las iglesias de Castilla lo celebraban repicando y Cervantes y Quevedo dedicaban versos a la muerte del más innoble enemigo de Felipe II. Pleno contra la armada invencible La más famosa anécdota sobre la participación de Drake en la victoria de los ingleses (y de los elementos) sobre la Armada Invencible refiere que estaba jugando a los bolos en Plymouth cuando recibió noticias de que la flota de Felipe II se acercaba, a lo cual repuso que primero terminaría la partida y luego derrotaría a los españoles. Los hechos probados son que en 1587, después de haberse dedicado a la piratería en las Antillas durante años y haber obtenido cuantiosos botines, el marino británico volvió a Europa. Antes de recalar en Inglaterra aprovechó para saquear Cádiz, donde destruyó más de 30 barcos destinados a la famosa flota que se prepa raba para atacar Gran Bretaña, lo cual retrasó los planes de invasión por un año. Cuando finalmente esta se produjo, en julio y agosto de 1588, Drake, como vicealmirante de la Royal Navy, participó en la captura del galeón Rosario, que llevaba dinero destinado a la guerra de Flandes, de su almirante Pedro de Valdés y de la tripulación. Después, el 29 de julio, el pirata hizo quemar varios barcos y obligó a la mayoría de los capitanes de la Invencible a romper la formación y a salir de Calais hacia mar abierto. Al día siguiente estuvo presente en la Batalla de Gravelines.
  • Christian Pérez
Filibustera

¿Quiénes eran los filibusteros?

Filibusteros, los piratas aventureros que actuaban por su cuenta, invadiendo territorios ajenos a mano armada, y posteriormente empleada para aquellos que luchaban por la independencia de las colonias españolas.
  • Eugenio M. Fernández Aguilar