Aunque las vacaciones no son tiempo de catarros, nunca se sabe si una inesperada tormenta de verano puede provocarnos un ataque de estornudos. Si esto ocurriera ya sabe que tras el ¡Atchús!, le responderán ¡Jesús! Eso si está en España, claro, porque las fórmulas varían en otros lugares. El escritor Adam Jacot, en su libro El significado de Tingo (RBA), cuenta cómo en distintos países, los estornudos se responden de diferentes maneras.