España, con su rica biodiversidad y sus extensas costas, se enfrenta a desafíos climáticos importantes como el aumento de las temperaturas, la sequía y la desertificación. De ahí la importancia de asumir un compromiso activo con las políticas y estrategias climáticas globales.

En el año 2015, el Acuerdo de París supuso un hito en la lucha global contra el cambio climático, estableciendo el objetivo de no sobrepasar el aumento de la temperatura global en 1,5 °C sobre los niveles preindustriales, dato basal que se considera como la temperatura media global entre 1850 y 1900. Este límite es el resultado de predicciones científicas que muestran los efectos climáticos severos e irreversibles si se supera, afectando a los ecosistemas, la biodiversidad, y también a la vida humana en todo el planeta.
Ya hace algún tiempo que se asumió que evitar el límite de 1,5 °C es inviable. Después de sufrir el mes de julio más caluroso de la historia conocida en 2023, y de septiembre a diciembre, los meses con mayor anomalía térmica desde que existen registros —dos días de noviembre superaron los 2 °C de anomalía—, el año 2023 se cerró con una media de 1,46 °C sobre los niveles preindustriales, dejando el límite del Acuerdo de París a ser superado en nueve años o menos. Pero tal vez, estos datos, incluso, son optimistas.

Esponjas marinas como archivo climático
Las esponjas marinas, uno de los grupos animales más primitivos que existen, ya poblaban los mares hace 600 millones de años, antes de la gran radiación del Cámbrico, y han sobrevivido a las cinco grandes extinciones masivas del pasado. A través de sus esqueletos, formados por diminutas espículas entrelazadas, estas criaturas registran las condiciones del agua que las rodea. Esta capacidad de actuar como archivos climáticos vivos, ofrece a los científicos una nueva ventana para observar el clima del pasado y del presente.
Con las técnicas adecuadas, es posible obtener de las esponjas las condiciones climáticas en las que vivieron. Y eso es lo que ha hecho el equipo de investigación liderado por Malcolm T. McCulloch, de la Universidad de Australia Occidental en Crawley. La metodología científica aplicada a esponjas del Caribe ha permitido trazar un mapa más detallado y exacto de las fluctuaciones de temperatura a lo largo de los últimos siglos.

Sobrepasando los límites del Acuerdo de París
Según los investigadores, basándose en los registros de esqueletos de esponjas, el calentamiento de origen antropogénico comenzó antes de lo que se suele considerar, por lo que asumir que la línea de referencia para establecer temperaturas comparadas con el período preindustrial se encuentre entre 1850 y 1900 implica caer en un error.
Tal y como se expone en el artículo científico, recientemente publicado en la prestigiosa revista Nature, el calentamiento antropogénico de la superficie oceánica en la región del Caribe comenzó en la década de 1860, por lo que la línea base de referencia preindustrial debería retroceder. Para el equipo de McCulloch, el período óptimo sería la temperatura media de 1700 a 1860. Esto tendría, además, la ventaja de considerar un período mucho más amplio y menos susceptible a las variaciones a pequeña escala temporal, como las producidas por los fenómenos de El Niño y La Niña.

Sin embargo, si aceptamos esta corrección de datos, esto significa que el límite del Acuerdo de París ya se superó hace años. Hablaríamos de una anomalía térmica de 1,7 °C en el año 2020, y una perspectiva de superar los 2 °C a finales de esta década; veinte años antes de lo esperado.
Esta propuesta ha sido tomada con escepticismo por parte de algunos expertos. El investigador Yadvinder Malhi de la Universidad de Oxford, en declaraciones a Science Media Centre (SMC), ha indicado que la actividad industrial en aquella época era mínima, y que «este calentamiento temprano de la era industrial, si es real, casi con certeza no es causado por el ser humano».
En la misma línea se expresa la profesora Kate Hendry, del British Antarctic Survey, exponiendo la dificultad de calibrar las variaciones de los esqueletos de esponjas con la temperatura. «Es muy importante saber cómo funciona el indicador químico en un rango más amplio; experimentos con esponjas cultivadas en condiciones de temperatura controlada podrían ser muy útiles en este sentido», declara a SMC, aunque también reconoce que «la importancia de este artículo radica en que nos hace plantear la pregunta: ¿Y si el planeta ya se ha calentado más de lo que pensábamos?»

¿Y si el planeta ya se ha calentado más de lo que pensábamos?
Tanto si las aproximaciones con los esqueletos son finalmente confirmadas con experimentos posteriores, como si no, lo cierto es que existe una abrumadora cantidad de pruebas científicas que prueban que los límites del Acuerdo de París, si no han sido ya superados, se superarán inevitablemente en los próximos años. La meta de evitar ese umbral de 1,5 °C es inviable. Este escenario exige una revisión de las estrategias climáticas hacia objetivos más realistas, y a la vez, acciones urgentes, rotundas y de carácter global sin caer en un ‘retardismo tecnooptimista’.
Es crucial promover medidas realmente efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y desarrollar tecnologías de recaptura de carbono. Para ello, según el antropólogo suazi afincado en España, Jason Hickel, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y muchos otros investigadores, es necesario un cambio de enfoque drástico hacia un compromiso intencional renovado, que deje de medir el progreso y el desarrollo en términos de producto interior bruto y comience a medirlo en índices de bienestar social y ambiental; con la implementación de políticas de decrecimiento como parte de la solución a la emergencia climática global.
Referencias:
- Copernicus Climate Change Service. 2023. We’ve lost 19 years in the battle against global warming since the Paris Agreement.
- Hickel, J. et al. 2022. Degrowth can work — here’s how science can help. Nature, 612(7940), 400-403. DOI: 10.1038/d41586-022-04412-x
- McCulloch, M. T. et al. 2024. 300 years of sclerosponge thermometry shows global warming has exceeded 1.5 °C. Nature Climate Change. DOI: 10.1038/s41558-023-01919-7