Los tanques son vehículos blindados que se utilizan para la guerra terrestre. Su evolución a lo largo de la historia ha estado marcada por los cambios en las armas, las estrategias y las necesidades militares.
El primer tanque moderno se creó durante la Primera Guerra Mundial, como una forma de romper el estancamiento de la guerra de trincheras. El tanque británico Mark I se estrenó en la batalla del Somme en 1916, y tenía un diseño romboidal con orugas que le permitía atravesar el terreno irregular y los obstáculos. Estaba armado con ametralladoras y cañones, y podía transportar a una tripulación de ocho personas. Sin embargo, también tenía muchos problemas técnicos, como el sobrecalentamiento, la falta de fiabilidad y la vulnerabilidad al fuego enemigo.
En la década de 1920 y 1930, los tanques se fueron perfeccionando y diversificando. Se desarrollaron diferentes tipos de tanques según su función: tanques ligeros para el reconocimiento, tanques medios para el apoyo a la infantería, tanques pesados para el combate directo y tanques anfibios para el desembarco. Algunos países, como Alemania, Francia y la Unión Soviética, crearon modelos innovadores que marcarían la pauta en los años siguientes. Por ejemplo, el Panzer III alemán tenía una torreta giratoria con un cañón de 37 mm, el Char B1 francés tenía una armadura muy gruesa y un cañón de 75 mm en el casco, y el T-34 soviético tenía un diseño aerodinámico, una suspensión Christie y un cañón de 76 mm.
La Segunda Guerra Mundial fue el escenario de las mayores batallas de tanques de la historia. Los tanques jugaron un papel clave en las tácticas de guerra relámpago (blitzkrieg) de los alemanes, que consistían en ataques rápidos y coordinados con tanques, aviones e infantería motorizada. Los aliados tuvieron que adaptarse a esta nueva forma de guerra y mejorar sus diseños y estrategias. Algunos de los tanques más famosos de este conflicto fueron el Tiger I alemán, con un cañón de 88 mm y una armadura de 100 mm, el Sherman estadounidense, con una gran producción y versatilidad, y el IS-2 soviético, con un cañón de 122 mm y una armadura de 120 mm.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los tanques siguieron evolucionando para hacer frente a las nuevas amenazas y tecnologías. Se introdujeron mejoras como la estabilización del cañón, el control de tiro computarizado, la protección contra armas nucleares, biológicas y químicas, la visión nocturna y térmica, el blindaje reactivo y compuesto, y los sistemas de defensa activa. Algunos ejemplos de tanques modernos son el M1 Abrams estadounidense, con un cañón de 120 mm y un motor de turbina de gas, el Leopard 2 alemán, con un cañón de 120 mm y una suspensión hidroneumática, y el T-90 ruso, con un cañón de 125 mm y un sistema de protección Shtora.
Los tanques han sido unos de los protagonistas indiscutibles de la historia militar del siglo XX y XXI. Su desarrollo ha reflejado los avances científicos, industriales y políticos de cada época. Su futuro dependerá de los desafíos que planteen las nuevas formas de guerra y las nuevas demandas sociales.
Si quieres saber más sobre los tanques y su historia, te invitamos a leer el libro Tanques. Un siglo de historia, de José Antonio Peñas, publicado por la editorial Pinolia. Además, hemos tenido la oportunidad de entrevistar en exclusiva al autor. No te pierdas la entrevista a continuación.
Pregunta. ¿Cuál fue la inspiración histórica detrás del desarrollo de los tanques como vehículos de combate en la Primera Guerra Mundial?
Respuesta. Desde la antigüedad, conocemos vehículos de combate, como los carros falcados, o los carromatos husitas, pero la inspiración de los tanques, tal y como aparecieron en la Gran Guerra, hay que buscarla en los buques acorazados. De hecho, los Mark I y sus sucesores eran conocidos, informalmente, como LandShips (buques de tierra o, más exactamente, cruceros terrestres).
P. ¿Cómo influyeron las tácticas de guerra de trincheras en la creación y evolución de los tanques?
R. Influyeron de forma negativa: al desarrollar los carros de combate como armas de apoyo a la infantería se generó una tendencia a usarlos, exclusivamente, en ese rol. Incluso, cuando se plantearon nuevas misiones como la ruptura, exploración o la explotación del éxito, por pura inercia se decidió desarrollar vehículos específicos para esos roles. Fue el caso de Gran Bretaña, con su extraña panoplia de tanques de infantería, crucero y ligeros, tan ajustados a sus misiones específicas que no podían usarse fuera de ellas. La tendencia contraria, que se implantó a partir de 1941, fue la del Universal Tank, un carro adecuado para todas las tareas, cuyos mejores ejemplos serían el Sherman y el T34.
P. ¿Cuál fue el impacto de la Guerra Civil española en el desarrollo y la adopción de tanques en diferentes naciones?
R. Hay que tener en cuenta que nuestra Guerra Civil fue el único conflicto de entreguerras en el que se emplearon tanques por parte de ambos bandos, con lo que fue la primera ocasión en la que se pusieron a prueba las ideas de diseño y doctrinales desarrolladas en años anteriores. Las lecciones extraídas de los campos de batalla españoles fueron muy dispares: por una parte se vio que los carros necesitaban más armamento y protección que el que se estaba utilizando hasta ese momento (los Pz I o las tanquetas Ansaldo podían ser puestos fuera de combate incluso por fuego de ametralladora), y, por el otro, muchos observadores pensaron (erróneamente) que el uso de tanques fuera del rol de apoyo a la infantería era inviable, sin ver que en nuestro país era prácticamente imposible el empleo de carros de forma concentrada. Y no sólo por falta de recursos industriales, vías de comunicación adecuadas o incluso mecánicos especializados, sino porque los militares españoles estaban atascados en las ideas doctrinales francesas de la Gran Guerra. Los asesores alemanes del bando nacional decían que era imposible intentar enseñar ideas nuevas a los generales españoles, porque tardaban mucho menos en olvidarlas que en aprenderlas. En ese sentido, la nación que se vio más perjudicada por esas conclusiones fue la URSS, ya que se borró todo el trabajo doctrinal desarrollado desde los años 20, los mandos que apoyaban las ideas más avanzadas fueron purgados y el arma acorazada soviética fue disuelta de un plumazo. En 1941, Stalin trató de rectificar, pero ya era demasiado tarde.
P. Si tuvieras que elegir un episodio donde el tanque fue esencial, ¿cuál sería?
R. Destacaría dos: la penetración nazi en Francia en 1940 a través de las Ardenas, marchando sin detenerse hasta llegar al mar y partiendo en dos a las fuerzas aliadas, y la cabalgada de las puntas acorazadas soviéticas en el invierno del 42, avanzando sin mirar a los flancos, confiando en que las unidades que las seguían consolidarían la ruptura y envolviendo al VI Ejército en Stalingrado. Dos golpes precisos y bien ejecutados, que buscaron y aprovecharon correctamente las debilidades de sus enemigos, y en los que la capacidad de concentración y movilidad de las fuerzas acorazadas fueron decisivas.
P. ¿Qué papel desempeñaron los tanques en las tácticas militares alemanas durante la Segunda Guerra Mundial?
R. Se ha magnificado mucho el papel de los Panzer en el ejército alemán, como si combatieran en solitario. En realidad los medios acorazados se integraron dentro de una doctrina preexistente, que ya había demostrado su efectividad en las fases finales de la Primera Guerra Mundial, y con ellos los militares germanos pudieron llevar a la madurez el concepto del empleo de armas combinadas. El tanque añadía el elemento de movilidad y flexibilidad necesario para garantizar la superioridad táctica, pero no era decisivo en sí, sino como parte de un conjunto bien engranado.
P. ¿Cómo evolucionaron los tanques durante la Guerra Fría y cuál fue su importancia en el contexto de la Guerra Fría?
R. Al contrario que en la Segunda Guerra Mundial, en la que el desarrollo de los tanques obedeció a las ideas doctrinales de cada ejército, durante la Guerra Fría se produjo un efecto de carrera de armas, en la que la aparición de un nuevo modelo en un bando llevaba al desarrollo de mejoras y nuevos desarrollos en el contrario. De ahí que se sucedieran con rapidez los diseños, y que cada uno influyera en los siguientes. El caso más paradigmático es el del T54 capturado en Budapest, que hace replantearse a los miembros de la OTAN el diseño de los Centurion y M48, adoptando como arma principal el cañón L7 de 105 mm, lo que llevó a los soviéticos a diseñar el T62 tras examinar un M60 (armado con el L7) capturado en la frontera con Irán. Esa carrera culminó en la tercera generación de tanques, los M1, Leopard 2 y T-80 que vemos hoy en día combatir en Ucrania.
P. ¿Puedes proporcionar ejemplos de enfrentamientos notables entre tanques de diferentes naciones durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría?
R. Un buen ejemplo es el de los combates de Prokhorova del verano de 1943: ahí los carros de las Waffen-SS, aprovechando la superioridad de sus cañones, eficaces a larga distancia, casi aniquilaron al 5º Ejército Acorazado, que dejó sobre el terreno más de 500 tanques sin lograr llegar a una distancia de combate en la sus T34/76 pudieran luchar. Otro fue la contraofensiva de Manteuffel en Lorena, en el otoño de 1944, donde los tanquistas estadounidenses, equipados con carros M4 Sherman y cazacarros M10 y M18, batieron una y otra vez a los alemanes equipados con Panther. Los mismos Panther que en posiciones defensivas en el Bocagge normando parecían invulnerables fueron machacados en batallas en movimiento, en las que su blindaje frontal no servía de nada frente a un adversario que aprovechaba su movilidad y agilidad para golpear una y otra vez por los flancos. En el primer caso, primó la doctrina que enfatizaba el armamento y la protección. En el segundo, resulto vencedora la que daba prioridad a la movilidad y la fiabilidad mecánica.

En la Guerra Fría los mejores ejemplos de enfrentamientos acorazados son los de las guerras árabe israelíes, y más en concreto los combates de tanques en 1973 en los altos del Golán, cuando los Centurion israelíes lograron frenar una ofensiva acorazada siria, y los de la 2ª guerra indo-paquistaní, cuando las 1ª división blindadas de Paquistán se vió frenada por las defensas hindúes, que literalmente sembraron el terreno de tanques enemigos destruidos.
P. ¿Cómo ha evolucionado la tecnología de los tanques a lo largo de los años, y cuáles fueron las principales innovaciones?
R. El primer gran avance técnico de los tanques, más allá de su propia invención, fue el diseño de las primeras torretas giratorias, empleadas en el pequeño Renault FT17, mucho más versátil que los enormes tanques ingleses con cañones en barbetas. Los diferentes modelos de entreguerras y comienzos de la Segunda Guerra Mundial simplemente fueron mejorando las características de protección, armamento y movilidad. Durante ese tiempo las única novedades realmente importantes fueron el uso de la radio, que permitía coordinar mucho mejor la acción de los tanques con el resto de fuerzas, la implantación del blindaje inclinado, que mejoraba la protección sin incrementar el peso y,, en el caso americano, la estabilización horizontal del cañón, lo que daba a sus usuarios una gran ventaja a la hora de disparar primero. El resto de mejoras fueron, de nuevo, variaciones sobre lo existente (mejores cañones, mejores blindajes, mejores motores). Finalmente, en las fases finales del conflicto aparecieron las miras IR, que permitían combatir de noche, pero no supusieron un gran cambio dado que llegaron en 1945, con Alemania ya vencida.
En la Guerra Fría se mantuvo la tendencia, yendo hacia carros más grandes, mejor armados y blindados, pero no hubo una novedad tecnológica real hasta finales de los 60 (salvo la introducción de la protección NBQ en el T55), cuando se empezó a trabajar en los blindajes compuestos y los sistemas electrónicos avanzados. En su momento, el empleo de misiles como arma principal del tanque parecía ser el camino a seguir, pero esa innovación demostró ser un callejón sin salida, como se vio en los proyectos estadounidenses M551, M60 A2 y XMBT70.
Actualmente, la verdadera innovación pasa por la integración digital de todos los sistemas del carro dentro de un conjunto de comunicaciones que abarca todo el campo de batalla en su conjunto, de forma que el concepto de armas combinadas va mucho más allá del mero ajuste doctrinal para convertirse en una realidad tecnológica.
Actualmente, la verdadera innovación pasa por la integración digital de todos los sistemas del carro dentro de un conjunto de comunicaciones.
P. ¿En qué medida los tanques siguen siendo relevantes en el siglo XXI, dado el surgimiento de tecnologías avanzadas y nuevas formas de guerra?
R. El tanque sigue siendo una herramienta válida, siempre y cuando sea empleado correctamente y con un objetivo claro en mente. Lo que hemos visto en Ucrania, con carros avanzando en solitario, en grupos de dos o individualmente, sin apoyo, y sin objetivos reales es un simple despropósito. Esos carros son masacrados no porque estén desfasados (aunque todos son modelos con más de 35 años de servicio), sino por un uso táctico y operacional absurdo.
P. ¿Cuál crees que será el futuro de los tanques en el ámbito militar y cómo podrían seguir desempeñando un papel importante en los conflictos modernos?
R. El arma acorazada probablemente se integrará en los nuevos escenarios de guerras asimétricas o conflictos altamente tecnificados, adaptándose a misiones mucho más flexibles que las que esperaban los diseñadores de los años 70 y 80. De hecho la nueva generación que está entrando ahora en servicio se caracteriza por su adaptabilidad. El caso del T10 japonés es paradigmático: el tanque en sí puede ser rápidamente customizado en función de la situación de combate esperada, desde lucha contra enemigos poderosamente armados hasta apoyo anti-insurgencia, de modo que un solo modelo pueda cubrir un abanico completo de misiones.
Eso no significa que los nuevos tanques vayan a ser invulnerables. Por simple lógica económica, el armamento antitanque seguirá desarrollándose a gran velocidad, ya que es más barato que el tanque, pero las misiones que cubre el carro de combate no pueden ser cubiertas por otros medios.

Tanques. Un siglo de historia
24,95€