Así ha cambiado la posición de parto a lo largo de la historia

El parto no implica únicamente el acto biológico de la reproducción, sino que también es un área en el que se expresan cambios culturales, sociales y tecnológicos. Repasamos cómo ha cambiado en la historia la posición para dar a luz y las motivaciones que llevaron a esta transformación.
Parto Rosegarten

La forma tradicional de dar a luz en la mayoría de las comunidades humanas apuesta por la posición vertical de la parturienta. Algunas representaciones artísticas en frescos, relieves y placas procedentes del antiguo Egipto, India y Mesoamérica muestran ya figuras femeninas que paren desde una posición erecta. La propia Organización Mundial de la Salud recomienda en sus protocolos la posición de parto vertical.

La evolución de las posiciones de parto a lo largo de la historia

La posición de parto no ha sido una constante en la historia de la medicina y la salud. Los cambios sociales y científicos de cada época han propiciado nuevas formas más higiénicas y con mejores garantías para dar a luz.

La posición vertical en la antigüedad

A lo largo de la historia, la posición vertical ha sido predominante en diversas culturas para el parto. Esta postura, que incluye estar de pie, acuclillada o arrodillada, ha sido documentada en representaciones artísticas de civilizaciones antiguas como Egipto, India y Mesoamérica. Estas culturas comprendían que la verticalidad no solo facilitaba el proceso de dar a luz, sino que también otorgaba a la parturienta un mayor control y autonomía durante el alumbramiento. La fuerza de gravedad juega un papel crucial en esta posición, ayudando al bebé a descender por el canal de parto más rápidamente y reduciendo el dolor de las contracciones.

Placa de mármol romana descubierta en Ostia, Italia, que muestra una escena de parto. Foto: World History Encyclopedia.

En ausencia de sistemas médicos avanzados, la mujer recibía la ayuda de las mujeres de su entorno, madres, amigas y vecinas, a cuyos brazos se apoyaba para incrementar la fuerza de empuje mientras la comadrona recibía al bebé. Esta posición proporcionaba a la parturienta un mayor grado de maniobrabilidad y una participación más activa en el proceso.

A lo largo de la historia, se tiene constancia del uso de potros y sillas de parto, muchos de los cuales contaban con una concavidad en el asiento que permitían una recepción ágil del neonato en manos de la comadrona. Según apuntan algunas evidencias, como la representación de la Sala del Nacimiento de Amenhotep III en la Casa del Nacimiento de Luxor, estos taburetes ya se habrían usado en el antiguo Egipto, mientras que algunos siglos después, el autor y médico griego Sorano de Éfeso también aconsejaba su uso en su tratado ginecológico Gynaecia.

El papel de la Organización Mundial de la Salud en el parto vertical

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido los beneficios del parto vertical y lo recomienda en sus protocolos para embarazos de bajo riesgo. La OMS promueve esta posición debido a sus múltiples ventajas, como la reducción del dolor durante las contracciones y el aumento de la autonomía de la parturienta. Al permitir que la mujer elija la posición que le resulte más cómoda, se favorece un parto más natural y menos medicalizado.

El apoyo de la OMS a la posición vertical se basa en evidencias científicas que demuestran que esta postura facilita el proceso de empuje y mejora la experiencia del parto para la mujer. Además, la verticalidad proporciona un mayor espacio para el bebé, lo que puede acelerar su descenso por el canal de parto. La intervención médica se reduce al mínimo necesario, permitiendo un enfoque más centrado en la mujer y su bienestar.

La recomendación de la OMS también se alinea con un enfoque más holístico del parto, que considera las necesidades físicas y emocionales de la mujer. Al fomentar la libertad de movimiento y elección durante el parto, se empodera a las mujeres para que tomen decisiones informadas sobre cómo desean dar a luz. Este enfoque respeta la diversidad cultural y las preferencias individuales, promoviendo un parto más personalizado y satisfactorio.

Escena parto - Imagen: Wikicommons

Relatos de apoyo durante el alumbramiento en diferentes culturas

En muchas culturas, el parto ha sido un evento comunitario, donde la parturienta recibía apoyo de otras mujeres. Este acompañamiento no solo ofrecía asistencia práctica, sino también un soporte emocional crucial durante el proceso de dar a luz. En sociedades tradicionales, las mujeres de la familia y la comunidad jugaban un papel activo, creando un entorno de confianza y cooperación que facilitaba el parto.

El apoyo durante el alumbramiento también incluía el uso de técnicas y conocimientos tradicionales transmitidos de generación en generación. Las comadronas, con su experiencia y sabiduría, guiaban a la parturienta y aseguraban que el proceso se desarrollara de manera segura. Este enfoque comunitario del parto reconocía la importancia del entorno y la preparación emocional, factores que son fundamentales para un parto exitoso.

Las historias de apoyo durante el parto reflejan la diversidad de prácticas culturales y la adaptación de las comunidades a sus propios contextos. Aunque las técnicas y las posturas han variado, el principio de proporcionar un entorno de apoyo y cuidado ha sido una constante. Esta tradición de apoyo comunitario sigue siendo relevante hoy en día, especialmente en contextos donde el acceso a la atención médica puede ser limitado.

El uso de potros y sillas de parto a través de la historia

El uso de potros y sillas de parto ha sido una constante en la historia de la humanidad, adaptándose a las necesidades de cada época. Estos dispositivos permitían a las mujeres adoptar una posición vertical mientras recibían apoyo, facilitando un parto más cómodo y efectivo. En el antiguo Egipto, por ejemplo, se usaban taburetes especiales que permitían a la comadrona recibir al bebé de manera ágil y segura.

Durante la Edad Media y el Renacimiento, el uso de sillas de parto continuó siendo común en Europa. Estas sillas, a menudo diseñadas con una concavidad en el asiento, permitían a las mujeres dar a luz de manera más natural, aprovechando la gravedad para facilitar el descenso del bebé. La posición vertical también ofrecía a la parturienta un mayor control sobre el proceso, reduciendo la necesidad de intervenciones médicas.

En tiempos más recientes, el uso de potros y sillas de parto ha disminuido en favor de métodos más medicalizados. Sin embargo, en algunas culturas y comunidades, estos dispositivos siguen siendo utilizados, reflejando una preferencia por métodos de parto más tradicionales y menos intervencionistas. La historia del uso de potros y sillas de parto subraya la importancia de adaptar las prácticas a las necesidades y preferencias de las mujeres, respetando sus elecciones y promoviendo un parto más humanizado.

La transición hacia la posición horizontal

Avances en la cirugía y la medicina del siglo XVI fueron aportando innovaciones en los partos, modificando la posición hasta que algunas conclusiones médicas apuntaron a la preferencia del parto horizontal

La influencia de los cirujanos y médicos en la posición supina

Los primeros pasos hacia la adopción de la postura horizontal como posición preferente durante el parto se dan en época moderna.  En 1598, el cirujano francés Jacques Guillemeau alaba el parto en posición reclinada, aduciendo que proporcionaba mayor comodidad a la madre. Esta paulatina defensa de la posición supina se produce, además, en el marco de una serie de polémicas y debates que tienen como protagonistas a los cirujanos-barberos y los profesionales de la medicina universitaria, por un lado, y a las comadronas y practicantes tradicionales del parto, por otro.

Retrato de Jacques Guillemeau, uno de los citujanos precursores del parto horizontal. Foto: Wikimedia Commons.

Cirujanos y médicos se atribuyeron una mayor preparación en los asuntos del cuerpo y la terapéutica, arrinconaron a las matronas y redujeron paulatinamente su ámbito de acción. De hecho, los cirujanos ocuparon poco a poco los espacios de práctica médica de las parteras, especialmente en lo que atañía a aquellos casos en los que se presentaban complicaciones. La presentación del embarazo y el parto como un estado patológico justificó ese desplazamiento de las parteras en la asistencia y su sustitución por médicos.

Médicos y quirurgos dieron prioridad a la posición supina por otros motivos: para los galenos, resultaba la más cómoda para inspeccionar a la parturienta e intervenir en el alumbramiento en caso de necesidad. La nueva posición, además, facilitaba el uso de los fórceps, un ingenio que probablemente se habría utilizado ya en la medicina griega y cuyo uso retomó Ambroise Paré a finales del siglo XVI, aunque sin gran impacto médico entre sus contemporáneos. Algunas voces incluso sostienen que fue el rey francés Luis XIV el que impulsó la práctica del parto en la cama. Un interés desmedido por presenciar en vivo el parto de las mujeres y su firme intención de que nada obstaculizase una visión clara del proceso explicaría, a decir de algunos historiadores, la popularización de la posición horizontal.

La medicalización del parto y el papel de las comadronas

El cambio en la posición adoptada para parir, por tanto, responde a las exigencias de los especialistas médicos, a los cambios en el uso del instrumental médico y a una progresiva medicalización del parto. La posición litotómica, que consiste en la reclinación total sobre la espalda con las piernas alzadas y que se usa actualmente en muchos hospitales y salas de parto, se creó, en origen, para eliminar cálculos en el sistema urinario y la vesícula.

Pergeñada en el siglo XVI y utilizada con regularidad a partir del siglo XVII, se aplicó en el campo de la ginecología porque facilitaba el acceso médico al área del perineo en caso de complicación. Poco a poco, acabó por adoptarse también en los partos normales hasta convertirla en la posición de parto aceptada y reconocible por el común de la población. Aunque en las zonas rurales y las pequeñas comunidades las mujeres siguieron adoptando la posición vertical durante el parto, dar a luz en la cama se volvió algo cada vez más habitual y esta postura, que se asociaba además a la asistencia hospitalaria y a la práctica médica académica, se expandió por el occidente europeo hasta desplazar los modos tradicionales de parto.

las comadronas han continuado desempeñando un papel crucial en muchas comunidades, especialmente en contextos rurales o con acceso limitado a servicios médicos. Su conocimiento y experiencia siguen siendo valiosos, y en muchos lugares, las mujeres optan por un enfoque más natural y menos intervencionista del parto. La historia de la medicalización del parto subraya la importancia de equilibrar la intervención médica con el respeto por las necesidades y deseos de la mujer.

Posiciones del embrión en el útero en la Ginecología de Sorano de Éfeso. Foto: World History Encyclopedia.

La posición litotómica: de procedimiento médico a parto normal

La posición litotómica, que consiste en recostarse sobre la espalda con las piernas elevadas, se originó como un procedimiento médico para eliminar cálculos del sistema urinario. Sin embargo, con el tiempo, esta posición fue adoptada para el parto, debido a las ventajas que ofrecía a los médicos para acceder al área del perineo en caso de complicaciones. Esta postura se popularizó en los hospitales y se convirtió en la norma para los partos en muchos lugares.

La adopción de la posición litotómica para el parto refleja la influencia de la medicalización en las prácticas de alumbramiento. Aunque esta posición facilita el acceso médico y el uso de instrumentos, también limita la movilidad de la parturienta y puede hacer que el proceso sea más incómodo para ella. Además, la posición supina puede reducir el flujo sanguíneo al útero, lo que puede afectar el bienestar del bebé durante el parto.

A pesar de sus limitaciones, la posición litotómica sigue siendo común en muchos hospitales, donde las prácticas médicas tradicionales prevalecen sobre las consideraciones individuales de la mujer. Sin embargo, hay un creciente reconocimiento de la importancia de permitir a las mujeres elegir la postura que les resulte más cómoda y efectiva, promoviendo un enfoque más centrado en la mujer y menos medicalizado del parto.

El impacto de los hospitales en la adopción de la posición horizontal

La expansión de los hospitales y el desarrollo de la medicina moderna han tenido un impacto significativo en las prácticas de parto, promoviendo la adopción de la posición horizontal como estándar. En los hospitales, donde el control y la supervisión médica son prioritarios, la posición supina se considera más conveniente para los profesionales de la salud. Esta postura permite un acceso más fácil al cuerpo de la parturienta y facilita el uso de tecnología médica.

Sin embargo, la adopción generalizada de la posición horizontal también ha sido objeto de crítica por parte de defensores del parto natural y humanizado. Argumentan que esta postura limita la capacidad de la mujer para moverse libremente y elegir la posición que le resulte más cómoda. Además, la posición supina puede aumentar la duración del parto y el riesgo de intervenciones médicas innecesarias, lo que puede afectar negativamente la experiencia de la mujer y el bienestar del bebé.

En respuesta a estas críticas, algunos hospitales han comenzado a ofrecer opciones más flexibles para el parto, permitiendo a las mujeres elegir entre diferentes posiciones y promoviendo un enfoque más centrado en sus necesidades. Esta tendencia hacia un parto más humanizado refleja un reconocimiento de la libertad de las mujeres para tomar decisiones informadas sobre su propio cuerpo y su experiencia de parto.

Consideraciones sobre la pelvis y el movimiento durante el parto

Más allá de las comodidades de la posición externa, las recomendaciones médicas sobre la posición de parto han cambiado con el tiempo a medida que se ha documentado más el movimiento de pelvis durante el parto.

Cómo la pelvis femenina se adapta durante el parto

La pelvis femenina es una estructura dinámica que juega un papel crucial durante el parto. Durante el embarazo, las hormonas como la relaxina aumentan la laxitud de las articulaciones pélvicas, permitiendo que la pelvis se expanda y se adapte al paso del bebé. Esta flexibilidad es esencial para facilitar el descenso del bebé por el canal de parto y minimizar el riesgo de complicaciones.

El proceso de parto implica una serie de movimientos y ajustes en la pelvis que permiten al bebé avanzar. Estos movimientos, conocidos como movimientos cardinales del parto, incluyen el encaje, el descenso, la flexión, la rotación interna, la extensión y la rotación externa de la cabeza del bebé. Cada uno de estos pasos es crucial para un parto exitoso y depende de la capacidad de la pelvis para adaptarse a las necesidades del momento.

La comprensión de cómo la pelvis se adapta durante el parto ha llevado a un mayor reconocimiento de la importancia de permitir a las mujeres moverse libremente y adoptar diferentes posiciones durante el alumbramiento. Este enfoque promueve un parto más natural y menos medicalizado, permitiendo que el cuerpo de la mujer trabaje de manera más efectiva y reduciendo la necesidad de intervenciones médicas innecesarias.

Borramiento y dilatación del cuello del útero durante el parto. Foto: Mayo Clinic

El efecto de la posición de la gestante en la apertura pélvica

La posición de la mujer durante el parto tiene un impacto significativo en la apertura de la pelvis y, por lo tanto, en el progreso del parto. Las posiciones verticales, como estar de pie, acuclillada o en cuadrupedia, permiten una mayor apertura de la pelvis, lo que facilita el descenso del bebé y reduce el dolor de las contracciones. Estas posturas también aprovechan la fuerza de gravedad, ayudando al bebé a moverse más rápidamente a través del canal de parto.

Por otro lado, la posición supina o litotómica puede limitar la apertura pélvica y hacer que el parto sea más difícil y prolongado. En esta postura, el peso del útero puede comprimir los vasos sanguíneos principales, reduciendo el flujo sanguíneo al útero y al bebé. Además, la falta de movilidad puede hacer que la mujer se sienta menos cómoda y menos capaz de participar activamente en el proceso de parto.

La elección de la posición durante el parto debe basarse en las necesidades y preferencias individuales de la mujer, así como en las recomendaciones de los profesionales de la salud. Al permitir que las mujeres adopten posiciones que favorezcan la apertura pélvica y el movimiento, se puede mejorar la experiencia del parto y reducir el riesgo de complicaciones.

La importancia del movimiento y la elección de postura

El movimiento durante el parto es fundamental para facilitar el progreso del alumbramiento y mejorar la experiencia de la mujer. Cambiar de posición y moverse libremente permite a la mujer adaptarse a las necesidades de su cuerpo y del bebé, aliviando el dolor y promoviendo un parto más efectivo. Las posiciones que permiten el movimiento, como estar de pie, caminar o mecerse, pueden acelerar la primera etapa del trabajo de parto y hacer que el proceso sea más cómodo.

La elección de la postura durante el parto debe ser una decisión informada y basada en las preferencias de la mujer. Al ofrecer a las mujeres la libertad de elegir la posición que les resulte más cómoda y efectiva, se promueve un parto más humanizado y menos medicalizado. Este enfoque da libertad a las mujeres en su experiencia de parto.

El movimiento y la elección de postura también pueden tener un impacto positivo en el bienestar del bebé. Al permitir que la mujer se mueva libremente, se mejora el flujo sanguíneo al útero y al bebé, reduciendo el riesgo de complicaciones y mejorando el resultado del parto. Este enfoque holístico del parto reconoce la importancia de considerar tanto las necesidades físicas como emocionales de la mujer y del bebé. Promueve un parto más saludable y satisfactorio para ambos.

Madre y bebé después del parto. Foto: Wikimedia Commons.

Diferentes posiciones de parto: ventajas y desventajas

Las distintas posiciones para dar a luz que se han empleado a lo largo de la historia presentan inconvenientes y ventajas, más y menos comodidades que en ocasiones también dependen de la fisionomía de la persona.

Posición litotómica: conveniencia médica y limitaciones

La posición litotómica, en la que la mujer se recuesta sobre su espalda con las piernas elevadas, es común en muchos hospitales debido a la conveniencia que ofrece a los profesionales médicos. Esta postura permite un acceso fácil al área del perineo, facilitando la intervención médica en caso de complicaciones y el uso de instrumentos como los fórceps. Sin embargo, esta posición también tiene sus limitaciones y desventajas.

Una de las principales desventajas de la posición litotómica es que limita la movilidad de la mujer, lo que puede hacer que el parto sea más incómodo y prolongado. La falta de movimiento también puede afectar negativamente el flujo sanguíneo al útero y al bebé, aumentando el riesgo de complicaciones. Además, esta posición puede hacer que la mujer se sienta menos empoderada y menos capaz de participar activamente en el proceso de parto.

A pesar de sus limitaciones, la posición litotómica sigue siendo la norma en muchos hospitales. Las prácticas médicas tradicionales prevalecen sobre las consideraciones individuales de la mujer. Sin embargo, hay un creciente reconocimiento de la importancia de permitir a las mujeres elegir la postura que les resulte más cómoda y efectiva, promoviendo un enfoque más centrado en la mujer y menos medicalizado.

Cuadripedia: libertad de pelvis y limitaciones con la epidural

La posición en cuadrupedia, o a gatas, es una opción que ofrece una gran libertad de movimiento y una mayor apertura de la pelvis, lo que facilita el descenso del bebé por el canal de parto. Esta postura también puede aliviar el dolor de espalda y reducir la presión sobre la columna vertebral, mejorando el bienestar de la mujer durante el parto. Sin embargo, la posición en cuadrupedia también tiene algunas limitaciones, especialmente cuando se utiliza anestesia epidural.

Una de las principales limitaciones de la posición en cuadrupedia es que puede ser incompatible con altas dosis de anestesia epidural, que pueden limitar la movilidad de la mujer y hacer de esta una posición difícil de mantener. Sin embargo, con una walking epidural, que permite cierta movilidad, la posición en cuadrupedia puede ser una opción viable y efectiva para muchas mujeres.

A pesar de sus limitaciones, la posición en cuadrupedia sigue siendo una opción popular para las mujeres que desean un parto más natural. Al permitir una mayor libertad de movimiento y una mayor apertura de la pelvis, esta postura puede mejorar la experiencia del parto y reducir el riesgo de intervenciones médicas innecesarias.

Uno de las camillas más comunes en los partos médicos. Foto: Baxter.

Posición lateral y su compatibilidad con la epidural

La posición lateral, en la que la mujer se acuesta de lado, es una opción que ofrece una buena combinación de comodidad y efectividad durante el parto. Esta postura permite una mayor apertura de la pelvis y una mejor circulación sanguínea, lo que puede facilitar el descenso del bebé y reducir el dolor de las contracciones. Además, la posición lateral es compatible con el uso de anestesia epidural, lo que la convierte en una opción viable para muchas mujeres.

Una de las ventajas de la posición lateral es que permite a la mujer descansar entre contracciones, lo que puede ser especialmente beneficioso durante un parto prolongado. Además, esta postura puede facilitar el uso de técnicas de pujo, mejorando el progreso del parto. La posición lateral también puede ser más cómoda para la mujer, permitiéndole participar activamente en el proceso de parto y tomar decisiones informadas sobre su experiencia.

A pesar de sus ventajas, la posición lateral puede requerir cierto entrenamiento y práctica para ser efectiva, especialmente en lo que respecta a las técnicas de pujo. Sin embargo, con la orientación adecuada de los profesionales de la salud, esta postura puede ser una opción efectiva y cómoda para muchas mujeres, promoviendo un parto más humanizado y menos medicalizado.

Cuclillas: facilidad para el parto y dificultad con la epidural

La posición en cuclillas es una opción que ofrece una gran apertura de la pelvis y aprovecha la fuerza de gravedad para facilitar el descenso del bebé. Esta postura permite una mayor participación de la mujer en el proceso de parto. Sin embargo, la posición en cuclillas también tiene algunas limitaciones, especialmente cuando se utiliza anestesia epidural.

Una de las principales limitaciones de la posición en cuclillas es que puede ser difícil de mantener con altas dosis de anestesia epidural, que pueden limitar la movilidad de la mujer. Sin embargo, con una walking epidural, que permite cierta movilidad, la posición en cuclillas puede ser una opción viable y efectiva para muchas mujeres. Esta postura también puede requerir cierto entrenamiento y práctica para ser efectiva, especialmente en lo que respecta a las técnicas de pujo.

Al permitir una mayor apertura de la pelvis y una mayor participación de la mujer en el proceso de parto, esta postura puede mejorar la experiencia del alumbramiento y reducir el riesgo de intervenciones médicas innecesarias.

Elección de la postura según el parto y las necesidades de la mujer

La posición de parto es una decisión médica en función de las complicaciones que este proceso pueda presentar. Pero también se trata de una decisión personal de la madre, que puede tener sus propias preferencias.

El papel de la matrona en la sugerencia de posturas

La matrona desempeña un papel crucial en la elección de la postura durante el parto. Ofrece orientación y apoyo a la mujer para que tome decisiones informadas sobre su experiencia de alumbramiento. Con su conocimiento y experiencia, la matrona puede sugerir posturas que faciliten el progreso del parto y reduzcan el riesgo de complicaciones, adaptándose a las necesidades individuales de la mujer y del bebé.

La matrona también puede ayudar a la mujer a experimentar con diferentes posiciones durante el parto, permitiéndole encontrar la postura que le resulte más cómoda y efectiva. Además, la matrona puede ofrecer apoyo emocional y físico durante el parto, crear un entorno de confianza y facilitar el proceso de alumbramiento. Al trabajar en colaboración con la mujer y su familia, la matrona puede ayudar a crear una experiencia de parto más personalizada y satisfactoria.

Consideraciones sobre el encajamiento del bebé

El encajamiento del bebé en la pelvis es un factor crucial que influye en la elección de la postura durante el parto. La posición y el encajamiento del bebé pueden afectar el progreso del alumbramiento y el nivel de comodidad de la mujer. Es importante considerar estos factores al elegir una postura. Las posiciones que permiten una mayor apertura de la pelvis pueden facilitar el encajamiento del bebé y mejorar el progreso del parto.

La matrona puede ofrecer orientación sobre las posturas más adecuadas según el encajamiento del bebé, sugiriendo cambios de posición si es necesario para resolver problemas de encajamiento. Este enfoque promueve un parto más natural y menos medicalizado, permitiendo que el cuerpo de la mujer trabaje de manera más efectiva y reduciendo el riesgo de complicaciones.

Además, la elección de la postura puede tener un impacto positivo en el bienestar del bebé, mejorando el flujo sanguíneo al útero y reduciendo el riesgo de complicaciones. Una postura más cómoda puede mejorar la experiencia del parto y promover un resultado más saludable para la madre y el bebé.

Recursos como cojines y pelotas para facilitar la movilidad

El uso de recursos como cojines y pelotas de parto puede facilitar la movilidad durante el alumbramiento. Estos elementos permiten a la mujer adoptar diferentes posiciones y moverse libremente, lo que puede aliviar el dolor y mejorar el progreso del parto. Las pelotas de parto, por ejemplo, pueden ser útiles para mecerse y aliviar la presión en la espalda, mientras que los cojines pueden ofrecer soporte y comodidad en diferentes posturas.

El uso de estos recursos también puede promover un parto más natural y menos medicalizado, permitiendo que la mujer tome el control de su experiencia de parto y reduzca el riesgo de intervenciones innecesarias. Al ofrecer una mayor libertad de movimiento y una mayor comodidad, estos elementos pueden mejorar el bienestar de la mujer y del bebé durante el parto.

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