¿Cómo surgen los oasis de los desiertos?

Entre un océano de arena y sol abrasador, en ocasiones se encuentran pequeñas áreas con agua y vegetación, refugio para animales y viajeros, pero ¿cómo se forman?
Oasis de Umm el Ma, en Libia

Durante un viaje por un desierto, pocas noticias son tan buenas como avistar un oasis entre las dunas. Tanto en la ficción del cine —o de los chistes— como en el mundo real, encontrar ese remanso de agua, rodeado de densos matorrales y altas palmeras, implica disponer del preciado líquido, y, si hay suerte, algún fruto o raíz comestible que llevarse a la boca. Los oasis son un motivo de celebración para cualquier viajero en el desierto y el tema que tratamos en este artículo.

¿Qué es un oasis en el desierto?

Un oasis es un fenómeno geográfico que se manifiesta en los desiertos, caracterizado por la presencia de agua y vegetación en un entorno árido. Estos espacios verdes son verdaderos refugios de vida en medio de la inmensidad desértica. Los oasis se forman cuando el agua subterránea, proveniente de la capa freática, emerge a la superficie, creando condiciones propicias para el crecimiento de plantas y la presencia de fauna. La existencia de un oasis en un desierto puede ser un factor crucial para la supervivencia de especies vegetales y animales, así como para las comunidades humanas que habitan en estas regiones.

En los desiertos, donde las precipitaciones son escasas y el clima es extremo, los oasis representan un contraste sorprendente. La vegetación que se desarrolla en estos lugares es diversa e incluye desde palmeras hasta arbustos y matorrales. Además, los oasis pueden variar en tamaño, desde pequeñas charcas hasta grandes lagos rodeados de extensas áreas verdes. Su importancia radica no solo en su capacidad para proporcionar agua y alimento, sino también en su papel como puntos estratégicos de descanso y comercio en rutas desérticas.

Los oasis no solo son valiosos por su agua y vegetación, sino también por su capacidad para influir en el clima local. En un entorno donde el calor y la sequedad predominan, la presencia de un oasis puede crear un microclima más templado y húmedo. Este efecto se debe a la evapotranspiración, un proceso mediante el cual las plantas liberan humedad al aire, contribuyendo a enfriar el ambiente circundante. Así, los oasis no solo son un recurso vital, sino también un fenómeno natural que transforma el paisaje desértico.

La importancia del agua en los oasis

El agua es el elemento esencial que da vida a un oasis en el desierto. Sin ella, estos refugios naturales no podrían existir. La capa freática, una de las fuentes principales de agua en los oasis, permite que el líquido vital aflore a la superficie, creando manantiales y lagunas. Esta agua subterránea se acumula a lo largo de kilómetros, infiltrándose entre las capas de rocas y arena, y se mantiene gracias a la escasa evaporación en el subsuelo. La presencia de agua en un oasis no solo sustenta la vegetación, sino que también atrae a diversas especies animales, creando un ecosistema único y diverso.

Oasis y reserva de Ein Gedi, Israel - Oasis y reserva de Ein Gedi, Israel

El secreto está en la capa freática

La lluvia, la nieve y otras formas de precipitación escasean en los desiertos. De hecho, ese es el parámetro que define principalmente los desiertos. Las raras veces que llueve, el agua se filtra rápidamente entre la arena y las rocas y se pierde en el subsuelo. La poca agua que queda retenida en la superficie es evaporada rápidamente por el calor del suelo y la insolación.

Sin embargo, aunque haya poca precipitación, todo desierto tiene límites, y más allá de esos límites se encuentran zonas con otras tendencias climáticas, en las que puede llover o nevar. Donde se pueden llegar a formar ríos de enormes proporciones; el Nilo, por ejemplo, es uno de los ríos más grandes del mundo y es adyacente al desierto del Sahara, el segundo desierto más extenso del mundo, después de la Antártida, y el mayor de los desiertos cálidos.

Estas masas de agua no solo existen en superficie. A través del subsuelo se pueden extender kilómetros de distancia, infiltrándose entre las capas de rocas, incluso bajo toneladas y toneladas de arena del desierto. Esta capa del subsuelo totalmente inundada es la capa freática.

Oasis de Tamerza, en Túnez - Oasis de Tamerza, en Túnez

La escasez de precipitaciones y su impacto

La escasez de precipitaciones es una de las características definitorias de los desiertos y tiene un impacto significativo en la formación y sostenibilidad de los oasis. En estas regiones áridas, la lluvia es un fenómeno raro y, cuando ocurre, el agua se filtra rápidamente en el suelo arenoso, desapareciendo en el subsuelo. Esta falta de agua superficial limita el crecimiento de vegetación y la disponibilidad de recursos hídricos para los animales y las personas que dependen de los oasis.

A pesar de la escasez de lluvia, los oasis logran sobrevivir gracias a la capa freática y a la capacidad de las plantas para adaptarse a condiciones extremas. Las especies vegetales que habitan en los oasis desarrollan mecanismos para conservar agua, como raíces profundas que alcanzan la capa freática, hojas pequeñas para reducir la evaporación y la capacidad de almacenar agua en sus tejidos. Estas adaptaciones son fundamentales para la supervivencia en un entorno donde el agua es un recurso limitado.

La escasez de precipitaciones también afecta la dinámica de los oasis, ya que influye en su ciclo de vida. Muchos oasis son efímeros, formándose y desecándose en función de las condiciones climáticas y la disponibilidad de agua subterránea. Sin embargo, aquellos que logran mantenerse a lo largo del tiempo pueden convertirse en ecosistemas estables y duraderos, proporcionando un hábitat esencial para la vida en el desierto.

Formación de oasis: un fenómeno geográfico

La mayor parte de los oasis que se forman representan pequeñas lagunas que perduran durante un corto período de tiempo, lo justo para que las plantas completen su ciclo vital y dispersen sus semillas al viento, antes de secarse por evaporación y transpiración, o de quedar sepultados bajo toneladas de arena. Algunos no llegan a tener agua emergida, y son solo evidentes por la presencia de la vegetación, que recoge el agua del subsuelo gracias a las raíces.

Cuando las dunas se mueven

Las dunas de los desiertos son estructuras geomorfológicas móviles. Sin plantas que sujeten el suelo con sus raíces, la arena viaja a merced de los vientos, formando dunas nuevas y desapareciendo las anteriores en cortos períodos de tiempo.

En un momento determinado, se puede formar una hondonada lo suficientemente profunda como para que la capa freática quede expuesta al exterior. Se produce entonces un manantial, del que comienza a brotar el agua. Y allí, alimentada por esas aguas del subsuelo, se formará una laguna. Cuando esto sucede, las semillas de las plantas traídas por los vientos o por los animales, y mezcladas con la arena, pueden germinar y prosperar. Plantas secas en estado de latencia, también traídas por los vientos, rodarán ladera abajo y, al entrar en contacto con el agua, se rehidratarán y reverdecen.

Si las plantas consiguen arraigar y establecerse, antes de que la laguna se seque o se vuelva a cubrir de arena, comenzarán a formar suelo y a fijarlo con sus raíces, favoreciendo la preservación del nuevo oasis. En muchas ocasiones, la misma naturaleza de la arena, rica en exoesqueletos fosilizados de diatomeas, actúa como fertilizante proporcionando un gran apoyo al oasis.

Proceso de germinación y establecimiento de plantas

Sin embargo, cuando un oasis tiene suficiente vegetación, templa el ambiente gracias a la evapotranspiración, favoreciendo unas temperaturas más adecuadas. Como la superficie del oasis es más fría que la del desierto circundante, se generan unas corrientes de aire descendentes sobre el oasis, y ascendentes fuera de él. Este fenómeno reduce la presencia de aire caliente y seco a su alrededor, mientras ayuda a la expansión del oasis por desplazamiento de las dunas circundantes, y a la vez que aumenta la estabilidad atmosférica sobre el oasis, reduciendo la pérdida de agua y creando un microclima benigno.

Cuanto mayor es el oasis, mayor es este efecto de retroalimentación. Si el nivel freático está bien sostenido y el agua es lo suficientemente abundante, puede formar lagos de grandes dimensiones, que, gracias a la retroalimentación, se mantienen en equilibrio. Estos oasis pueden durar años, siglos o incluso milenios, y en algunos casos, tienen un topónimo propio.

De hecho, algunos se conocen desde tiempos antiguos. Como el oasis de El Kharga, en Egipto, con una población actual de más de 180 000 habitantes. Cuenta con restos de un antiguo templo egipcio, un templo romano reconvertido en iglesia copta. Otros ejemplos de grandes oasis antiguos son el del Huacachina, en Perú; el de Dunhuang, en China; o el de Tamerza, en Túnez, escenario de grandes películas como El paciente inglés o Indiana Jones en busca del arca perdida.

Oasis de Umm el Ma, en Libia - Oasis de Umm el Ma, en Libia

El ciclo de vida de un oasis

El ciclo de vida de un oasis en el desierto es un proceso dinámico que involucra la formación, desarrollo y, en algunos casos, desaparición de estos refugios naturales. Los oasis pueden formarse cuando el agua subterránea emerge a la superficie, creando un entorno propicio para el crecimiento de plantas y la presencia de fauna. Sin embargo, su existencia no está garantizada, ya que factores como el movimiento de las dunas, la escasez de precipitaciones y la presión humana pueden influir en su ciclo vital.

Los destinos de un oasis

Los destinos de un oasis pueden variar considerablemente, dependiendo de las condiciones ambientales y geográficas. Algunos oasis son efímeros, formándose durante un período de tiempo limitado antes de secarse o ser cubiertos por arena. Estos oasis temporales son comunes en los desiertos, donde las condiciones climáticas extremas y la escasez de agua superficial limitan su duración. Sin embargo, incluso los oasis efímeros desempeñan un papel importante en el ciclo de vida de las plantas y animales, proporcionando un hábitat temporal y un punto de descanso en el desierto.

Por otro lado, algunos oasis logran mantenerse a lo largo del tiempo, convirtiéndose en ecosistemas estables y duraderos. Estos oasis permanentes pueden crecer en tamaño y complejidad, atrayendo a una mayor diversidad de especies y, en algunos casos, a comunidades humanas que se establecen en sus alrededores. La estabilidad de un oasis depende de factores como la disponibilidad de agua subterránea, la capacidad de las plantas para arraigar y la interacción con el entorno desértico.

El destino de un oasis también puede estar influenciado por la actividad humana. La extracción de agua subterránea, la agricultura y el turismo pueden ejercer presión sobre estos ecosistemas, alterando su equilibrio natural. La gestión sostenible de los recursos hídricos y la protección de los oasis son esenciales para preservar su biodiversidad y su papel como refugios de vida en el desierto.

La regulación del clima local

Los oasis tienen un impacto significativo en la regulación del clima local en el desierto. La presencia de agua y vegetación en un entorno árido crea un microclima más templado y húmedo, que puede influir en las condiciones climáticas circundantes. Este efecto se debe principalmente a la evapotranspiración, un proceso mediante el cual las plantas liberan humedad al aire, contribuyendo a enfriar el ambiente y aumentar la humedad relativa.

La regulación del clima local por parte de los oasis puede tener efectos beneficiosos para la flora y fauna del desierto. La presencia de un microclima más húmedo y fresco favorece la supervivencia de especies vegetales y animales, creando un hábitat más adecuado para su desarrollo. Además, el microclima generado por los oasis puede influir en la dispersión de semillas y en la colonización de nuevas áreas por parte de las plantas, contribuyendo a la expansión del oasis y a la creación de nuevos espacios de vida en el desierto.

El impacto de los oasis en el clima local también puede tener implicaciones para las comunidades humanas que habitan en el desierto. La presencia de un microclima más templado y húmedo puede mejorar las condiciones de vida y facilitar la agricultura y la ganadería en las áreas circundantes. Sin embargo, la gestión adecuada de los recursos hídricos y la protección de los oasis son esenciales para garantizar su sostenibilidad y preservar su capacidad para regular el clima local.

Zona desértica en Chile con una pequeña charca. Foto: Pexels/Daniel Akashi.

Oasis históricos y contemporáneos

Los oasis han desempeñado un papel crucial en la historia y la cultura de las regiones desérticas, sirviendo como puntos estratégicos de comercio, descanso y asentamiento humano. A lo largo de los siglos, estos refugios naturales han sido testigos de la interacción entre las comunidades humanas y el entorno desértico, dejando una huella significativa en la historia y la cultura de las civilizaciones que los han habitado.

Significado cultural y poblacional

El significado cultural y poblacional de los oasis es profundo y variado. En muchas culturas, los oasis son considerados símbolos de vida y esperanza, representando la capacidad de la naturaleza para florecer en condiciones adversas. Estos refugios naturales han sido fuente de inspiración para mitos, leyendas y obras de arte, reflejando su importancia en la imaginación colectiva de las comunidades humanas que habitan en los desiertos.

Desde el punto de vista poblacional, los oasis han sido fundamentales para el establecimiento de comunidades humanas en regiones áridas. La disponibilidad de agua y recursos naturales en los oasis ha permitido el desarrollo de asentamientos permanentes, donde las personas pueden cultivar la tierra, criar ganado y comerciar con otras comunidades. Algunos oasis históricos, como el de El Kharga en Egipto o el de Dunhuang en China, han sido centros importantes de comercio y cultura, conectando diferentes regiones y civilizaciones a lo largo de las rutas comerciales del desierto.

En la actualidad, los oasis continúan siendo relevantes tanto cultural como económicamente. El turismo, la agricultura y la conservación de la biodiversidad son algunas de las actividades que se desarrollan en torno a los oasis contemporáneos. Sin embargo, la presión humana y el cambio climático representan desafíos para la sostenibilidad de estos ecosistemas, subrayando la necesidad de proteger y gestionar adecuadamente los recursos hídricos y naturales de los oasis para garantizar su futuro.

Referencias:

  • Chu, P. C. et al. 2005. A numerical modeling study on desert oasis self-supporting mechanisms. Journal of Hydrology, 312(1), 256-276. DOI: 10.1016/j.jhydrol.2005.02.043
  • Li, C. et al. 2019. Accumulation of organic carbon and its association with macro-aggregates during 100 years of oasis formation. CATENA, 172, 770-780. DOI: 10.1016/j.catena.2018.09.044
  • Zhuang, Y. et al. 2014. Dew variability in three habitats of a sand dune transect in a desert oasis ecotone, Northwestern China. Hydrological Processes, 28(3), 1399-1408. DOI: 10.1002/hyp.9675

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