Los acontecimientos revolucionarios de Mayo del 68 fueron eminentemente colectivos y “anónimos”. No obstante, hay que destacar a una serie de figuras y organizaciones de ambos bandos por su papel en los hechos.

Los líderes estudiantiles
Daniel Cohn-Bendit
También llamado Pelirrojo Sublime y Dany el Rojo, nació en el seno de una familia alemana judía que se había refugiado en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Su padre, trotskista, fue amigo de Walter Benjamin, Bertolt Brecht y Theodor W. Adorno. En mayo de 1968, Dany tenía 23 años, estudiaba en Nanterre y era anarquista. El azar le hizo líder de los sucesos del 22 de marzo y del movimiento del mismo nombre, que se convirtió en la punta de lanza de los sucesos de Mayo. La prensa comunista lo desacreditó tratándole de “anarquista judío alemán”, lo que se convirtió en eslogan: los estudiantes se manifestaron al grito de “¡Todos somos judíos alemanes!”.
El grupo de Dany ocupa el Teatro Odeón el 16 de mayo. El 21, cuando regresa de un viaje relámpago a Alemania es rechazado en la frontera, pero vuelve a París cuatro días más tarde y se deja ver en la Universidad. Cuando se hace evidente que la policía va a por él, huye a Cerdeña. No volverá a ser autorizado a pisar territorio francés hasta 1978. Su carrera política lo lleva al Parlamento Europeo en 2004 por el grupo de Los Verdes, y en 2014 regresa a su antigua Universidad de Nanterre para recibir el doctorado Honoris Causa.

Alain Geismar
Físico e ingeniero de minas, tenía 28 años cuando los sucesos de Mayo y era profesor y secretario general del SNESup (Sindicato Nacional de la Enseñanza Superior, comunista heterodoxo). De familia alsaciana judía, Geismar fue desde el primer momento muy crítico con Stalin y denunció la represión soviética en Budapest en 1956. Estaba contra el comunismo ortodoxo y fue uno de los puntales de las manifestaciones y luchas estudiantiles junto a Cohn-Bendit, Sauvageot y Krivine.
Tras la disolución por el gobierno de las organizaciones izquierdistas, en junio de 1968, Geismar y Benny Levy fundan GP (Izquierda Proletaria), una organización maoístaespontaneísta (partidaria del estallido revolucionario espontáneo) ligada a intelectuales como Althusser, Foucault y Sartre, del que Levy fue su último secretario personal. En 1990, Geismar fue nombrado Inspector General de Educación, y en 2001, consejero del alcalde de París para asuntos relacionados con la universidad y la investigación.
Jacques Sauvageot
Con 25 años en 1968, estudiaba en La Sorbona y era vicepresidente de la UNEF. Fue uno de los 570 estudiantes detenidos el 3 de mayo de 1968 cuando intentó negociar la salida de La Sorbona de los CRS. El día 13 encabezó, con Geismar y Cohn-Bendit, la gran manifestación de París. Después, entre 1983 y 2009, dirigió la Escuela de Bellas Artes de Rennes. En septiembre de 2017 fue atropellado por una moto y murió el 28 de octubre.
Alain Krivine
De familia judeo-ucraniana refugiada en Francia, fue el fundador de la trotskista JCR (Juventud Comunista Revolucionaria), luchadora incansable contra la Guerra de Vietnam. El 22 de marzo, sus miembros estaban presentes junto a los anarquistas de Cohn-Bendit en la manifestación que dio origen al movimiento estudiantil, y desarrollaron luego un importante papel en la guerra de las barricadas.

Más adelante, Krivine se presentó dos veces a las elecciones presidenciales (1969: 1,06 % ; 1974: 0,37%), fue diputado europeo entre 1999 y 2004 y portavoz de LCR (Liga Comunista Revolucionaria) hasta 2009.
El cuarto Gobierno Pompidou
Charle De Gaulle
Convertido por la II Guerra Mundial en héroe nacional, el viejo general había cumplido 77 años en 1968 e iba a cumplir diez como presidente de la República. Los acontecimientos de Mayo le desbordaron. Para él, aquellos desórdenes no eran sino una chienlit (mascarada) que había que sofocar por la fuerza, cosa que le desaconsejaban vivamente sus ministros, y en especial Pompidou.
Entre el 14 y el 18 de mayo, con las calles de París hirviendo, viaja a Rumanía y a su vuelta pronuncia un discurso conciliador, prometiendo reformas. Pero en vista del escaso éxito de los Pactos de Grenelle, el 29 viaja secretamente a Baden-Baden, sede de las fuerzas militares francesas en Alemania, para entrevistarse con el general Massu, que le asegura la lealtad del ejército. Al día siguiente, de vuelta en París, reúne a sus ministros, disuelve la Asamblea Nacional y pronuncia un discurso en el que declara su propósito de continuar en el poder. Hace un llamamiento a la sociedad civil y amenaza con utilizar “otros medios” para mantener la Constitución. Esa misma tarde, París se llena de sus partidarios y la crisis comienza a disiparse.

En una entrevista con Malraux, declarará: “¿Revolución? El único revolucionario de entonces fui yo”. En 1969, tras perder el referéndum que había anunciado, deja el poder. Morirá al año siguiente en su casa de campo.
Georges Pompidou
El veterano político gaullista, que en Mayo del 68 tenía 57 años y era primer ministro desde 1962, ejerció en todo momento el papel que se esperaba de él. Era un hombre de letras, conciliador, racional, pactista y moderado, que supo calmar las iras del presidente y trató por todos los medios de devolver las aguas a su cauce. Puso en libertad a los estudiantes detenidos y prometió grandes reformas universitarias. Inspiró los Pactos de Grenelle, y repartió paños calientes entre los demás actores. Tras la retirada de De Gaulle, fue presidente de la República entre 1969 y el 2 de abril de 1974, cuando murió víctima de un cáncer de sangre.

Maurice Grimaud
Era el prefecto de la Policía de París y tenía 54 años en Mayo del 68. Su actitud resultó clave en los acontecimientos, evitando lo que pudo haber sido fácilmente un gran derramamiento de sangre. Había sido aviador de la Francia Libre y amigo de Saint-Exupéry. Una de sus consignas a los policías fue no golpear a los manifestantes caídos en el suelo. De joven había militado en la izquierda y sus contactos de entonces le permitieron manejar la difícil situación en las calles. Su proximidad a los postulados conciliadores de Pompidou, que eran los mismos que los del ministro del Interior, el diplomático Christian Fouchet, hicieron posible el milagro.
Pierre Grappin
En Mayo del 68 era el decano de la Universidad de Nanterre, origen del conflicto. De formación académica germanista, su actitud durante los sucesos estuvo enfocada a evitar violencias innecesarias. Fue él quien suspendió las clases en Nanterre el 3 de mayo. Aunque los estudiantes de entonces lo trataron de nazi, recibió en 2014 el tributo debido a su gestión por parte de su viejo antagonista Daniel Cohn-Bendit, cuando éste recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Nanterre, donde se habían conocido y enfrentado.
Los intelectuales de mayo
Jean-Paul Sartre
Fue un escritor y filósofo comprometido con la izquierda antes y después de 1968. Prisionero de los alemanes durante la guerra, es liberado por la intervención del escritor colaboracionista Drieu La Rochelle. A partir de 1945, su fama crece hasta hacerse universal.
Marxista, pero muy crítico con el régimen soviético, su gran actividad y desgaste intelectual –así como su afición por el tabaco y el alcohol– lo deterioran prematuramente. Se posiciona contra la guerra de Indochina y la de Argelia. Viaja a Cuba, con su inseparable Simone de Beauvoir, y conoce a Fidel Castro y al Che Guevara.

En 1968, con 63 años, desarrolla una actividad frenética durante los sucesos de Mayo. Acude a las fábricas, a las manifestaciones y a la Universidad, donde los estudiantes lo escuchan ávidos. Entrevista a Daniel Cohn-Bendit y, cuando De Gaulle propone elecciones, emite su famoso eslogan “Elections, pièges á cons” (“Elecciones, trampas para gilipollas”). Continuó militando en la izquierda hasta que murió en 1980, rodeado de la admiración intelectual del mundo entero.
André Malraux
Gran escritor, hombre de acción y antifascista –luchó en la Guerra Civil española–, Malraux sentía una admiración incondicional por De Gaulle y desempeñaba el cargo de ministro de Cultura en Mayo del 68. Los motines estudiantiles, que ahora estaba obligado a contemplar desde el lado del poder, calentaron sin duda su viejo corazón izquierdista.

Unos meses antes se había malquistado con buena parte de la intelectualidad por haber depuesto al director y fundador de la Cinemateca francesa, Henri Langlois, al que finalmente repuso en el cargo. Su afecto por De Gaulle le llevó a encabezar la manifestación de apoyo al General del 30 de mayo, decisiva para la restauración del orden republicano. Permaneció ligado al gaullismo toda su vida, hasta su fallecimiento en 1976.
Louis Althusser
Las enseñanzas de este filósofo marxista tuvieron gran influencia en los sucesos de Mayo. Pasó los cinco años de la guerra en un stalag nazi, donde empezaron a manifestarse los primeros síntomas de su inestabilidad mental. Desde su inicial catolicismo saltó a un marxismo profundo; aunque se adhirió al PCF, su antiestalinismo lo hizo muy esquivo con el partido y sus líderes. Empezó a interesarse por el maoísmo y de entre sus alumnos surgió el núcleo de la UJC (ml) (Unión de Juventudes Comunistas marxistas-leninistas), muy activa en la Universidad y en la calle.

A finales de 1980, Althusser estranguló a su esposa y el tribunal lo declaró inocente a causa de su demencia. Aún vivió diez años más, hasta cumplir los 72, edad a la que falleció en el hospital psiquiátrico en el que estaba internado.
Jean-Luc Godard
Elemento central de la Nouvelle Vague (Nueva Ola) del cine francés, Godard ya había filmado por entonces Pierrot le Fou (1965), que lo convirtió en un cineasta de culto. En 1967 rodó La Chinoise, considerada más tarde una prefiguración de los acontecimientos de 1968: el film se desarrolla en el seno de un grupo de estudiantes de Nanterre que intentan convivir según las tesis maoístas. En mayo, con el movimiento en su plenitud, Godard, Truffaut, Polanski, Lelouch y Malle exigen la suspensión del Festival de Cannes, lo que consiguen después de que Milos Forman, Alain Resnais y Carlos Saura decidan retirar sus películas.

Los partidos y los sindicatos
Comunistas ortodoxos
Eran la organización no gubernamental más fuerte y mejor posicionada. Disponían del partido (PCF), el sindicato obrero (CGT), el sindicato estudiantil (UEC) y su órgano de propaganda, L’Humanité. El Secretario General del PCF era el sexagenario Waldeck Rochet, pero como estrella emergente ejercía Georges Marchais, de 48 años, que tomaría el relevo de Rochet en 1970 y lo mantendría hasta 1990.
Marchais fue el primero (3 de mayo) en atacar a Cohn-Bendit calificándolo de “anarquista alemán” y en desacreditar el Movimiento del 22 de Marzo como “un grupo de falsos revolucionarios contrarios a los intereses de las masas estudiantiles, que alientan las provocaciones fascistas y a los que hay que desenmascarar”.

Por su parte, Georges Sèguy, Secretario General de la CGT, enjuició así a los estudiantes el 7 de mayo: “Esos elementos provocadores denigran a la clase obrera acusándola de aburguesada, llegan con la pretensión de inculcarle teoría revolucionaria y dirigir su lucha. El movimiento obrero francés no tiene la menor necesidad de dirigentes pequeño-burgueses. Y ese tal Cohn-Bendit, ¿de dónde ha salido?”. Su rama estudiantil, la UEC, era casi marginal y estaba desacreditada por su sectarismo y su seguidismo ciego del PCF.
Solamente después de la violentísima Noche de las Barricadas decide la CGT convocar una huelga general en apoyo a los estudiantes, pero la consigna a sus miembros era no confraternizar con los jóvenes. En junio, una vez que todo hubo terminado, el PCF se jaleó a sí mismo “por haber sido el único en denunciar desde el principio las provocaciones y violencias de los anarquistas, los trotskistas, los maoístas y los ultras de izquierda”.
Izquierda no comunista
Bajo la dirección de François Mitterrand, que había sorprendido a todos con sus resultados en las elecciones de 1967, se agruparon bajo las siglas FGDS (Federación de Izquierda Demócrata y Socialista) cinco organizaciones. Además había que contar con otra coalición encabezada por Michel Rocard (que llegaría a primer ministro en 1988 bajo la presidencia de Mitterrand). En mayo de 1968, el sindicato socialista CFDT se pone de parte de los estudiantes desde el principio y busca apoyos con la UNEF y la FO trotskista, cuyo bastión obrero es la fábrica de Sud-Aviation en Nantes, la primera gran industria tomada por los trabajadores.

Izquierda heterodoxa
En los hechos de Mayo intervino una pléyade de organizaciones trotskistas, maoístas, anarquistas e izquierdistas de muy distinto carácter, algunas de ellas surgidas al calor de los acontecimientos e integradas casi en su totalidad por grupos estudiantiles. Fueron ellas las que recibieron los primeros palos y afrontaron las oleadas represivas iniciales, y las que, en definitiva, hicieron movilizarse a los partidos y los sindicatos de clase.
Sin embargo, su relación con las organizaciones de trabajadores fue muy variable, e incluso inexistente u hostil con los comunistas ortodoxos. A aquellos izquierdistas “independientes” se debió el olor a nuevo que caracterizó muchos acontecimientos: los eslóganes, los carteles, el recurso a la imaginación... En realidad, podría decirse que fueron estos grupos los que aportaron la esencia y la peculiaridad que conserva la Historia de aquellas semanas revolucionarias.