Estos eran los perfumes y esencias más preciados con las que comerciaban los fenicios en el Mediterráneo antiguo

La producción y comercialización de perfumes por los fenicios ayudó a forjar la identidad cultural del Mediterráneo en la Edad del Hierro.
Perfumería
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - El comercio de perfumes y esencias en la antigüedad

El Mediterráneo de la Edad del Hierro fue tanto un floreciente espacio de intercambios materiales como un laboratorio sensorial en el que los aromas desempeñaron un papel decisivo en la formación de la identidad cultural. En este contexto, los fenicios, célebres navegantes y comerciantes de origen levantino, se convirtieron en protagonistas del comercio de perfumes y ungüentos. Una reciente investigación, publicada en Journal of Archaeological Method and Theory, analiza las botellas de aceite fenicias halladas en el yacimiento de Motia, frente a la costa occidental de Sicilia, ha podido reconstruir las dinámicas de circulación de las esencias a lo largo y ancho del Mediterráneo entre los siglos VIII y VI a.C.

La cultura del olor en el Mediterráneo antiguo

Las culturas antiguas otorgaban a los aromas un poder particular. Asociados al ámbito divino y ritual, los perfumes estaban reservados en sus orígenes a las élites y se utilizaban, sobre todo, en contextos sagrados. Así, se empleaban en rituales, ceremonias funerarias o fiestas de carácter político y religioso. El Mediterráneo del primer milenio a.C. fue testigo de una transformación de estas prácticas, propiciada por la circulación de materias aromáticas.

La arqueología y las fuentes literarias demuestran que, desde el Egipto faraónico hasta la Grecia clásica, pasando por Mesopotamia y el Levante, los perfumes se vinculaban a la unción del cuerpo, la purificación de templos y la celebración de banquetes. Como apuntan los autores de la investigación, los fenicios, al expandirse hacia Occidente a partir del siglo IX a.C., se situaron en el corazón de un proceso de difusión de materias aromáticas. Al transportar tanto los productos como los conocimientos técnicos para producirlos, redefinieron las culturas olfativas del Mediterráneo.

Recipientes de perfumas y plantas
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Los fenicios y el prestigio de las sustancias aromáticas

La relación de los fenicios con el comercio de esencias está bien documentada gracias a los testimonios literarios. Ya en el segundo milenio a.C., los productos resinosos del Líbano se exportaban a Egipto, donde se usaban en la momificación de cadáveres. Textos bíblicos como la Lamentación sobre Tiro (Ezequiel 27,22) aluden al tráfico de productos aromáticos procedentes de Arabia que pasaban por Fenicia, mientras que autores clásicos como Teofrasto o Plinio el Viejo elogiaron la calidad de los ungüentos elaborados en Sidón.

Entre las sustancias más valoradas, se encontraban la mirra, el bedelio, el espicanardo y las resinas de pino. Los fenicios dominaron el arte de mezclar aceites y resinas para crear perfumes líquidos o semisólidos, que se almacenaban en recipientes diseñados para preservar y dosificar el valioso contenido. Esta tradición, enraizada en la geografía del Levante, constituyó la base de un comercio internacional que alcanzó Sicilia, Cerdeña, la península ibérica e incluso la costa atlántica africana.

Botellas de aceite fenicias
Botellas de aceite fenicias procedentes de Motia. Fuente: A. Orsingher

Las botellas de aceite fenicias: forma y función

El estudio arqueométrico realizado en 51 de estas botellas revela no solo la pericia técnica de los talleres fenicios, sino también la naturaleza de los compuestos que contenían, entre los que destacan resinas y aceites vegetales y sustancias de gran valor simbólico y económico. Entre los recipientes asociados a estos perfumes, destaca un tipo de frasco cerámico de pequeño tamaño conocido como botella de aceite fenicia.

Se trata de vasijas de superficie lisa, de entre 9 y 14 cm de altura, con cuello corto, un asa vertical y un cuerpo globular. Su diseño está adaptado para permitir un vertido lento dlel contenido. Su sencillez contrasta con los lujosos frascos griegos o egipcios, lo que indica que su valor residía en el contenido más que en el continente.

Estas botellas se han encontrado en contextos muy diversos, desde tumbas y santuarios hasta casas particulares e incluso pecios. Su dispersión geográfica, que cubre desde el Levante hasta Cádiz, confirma que eran utilizadas por las comunidades fenicias y sus redes comerciales. En Motia, el yacimiento siciliano que ha proporcionado la mayor colección de estos recipientes, se han hallado casi un centenar de ejemplares, muchos de ellos en relación con áreas funerarias. La asociación de estas botellas con cremaciones y rituales mortuorios refuerza la idea de que contenían esencias empleadas durante los funerales.

Motia
Yacimiento de Motia. Fuente: David Holt/Wikimedia

La producción y circulación de los recipientes

Las investigaciones arqueométricas realizadas por el grupo de investigación han revelado que estas botellas no procedían de un único centro alfarero. Aunque los análisis apuntan a una fuerte vinculación con el sur de Fenicia —el litoral levantino entre Beirut y el monte Carmelo—, existen evidencias de producciones locales en Malta, Cerdeña, Ibiza y la península ibérica. La diversidad de talleres indica una producción descentralizada, aunque integrada en la diáspora fenicia y unida por el uso de técnicas de fabricación comunes.

Los estudios petrográficos realizados sobre las piezas de Motia muestran una homogeneidad notable en las arcillas, ricas en microfósiles y serpentinitas, lo que refuerza su probable origen levantino. Sin embargo, el hallazgo de ejemplares elaborados en Cartago, Málaga o Cádiz sugiere que, con el tiempo, el modelo original se reprodujo de forma local para abastecer a los mercados regionales.

Los aromas contenidos en las botellas

El análisis químico de los residuos orgánicos de las botellas de Motia ha permitido identificar resinas como el pino y el lentisco, además de restos cerosos y lípidos vegetales. En algunos casos, se detectó material compatible con compuestos aromáticos de gran prestigio, lo que confirma que estos recipientes, efectivamente, también transportaban perfumes o ungüentos elaborados.

La combinación de aceites con resinas no solo proporcionaba fragancia, sino que también otorgaba propiedades conservantes a los perfumes. El pino, por ejemplo, se empleaba en los contextos funerarios egipcios, mientras que el lentisco tenía usos medicinales y perfumísticos. El hallazgo de residuos demuestra, por primera vez y de manera sistemática, qué esencias circulaban dentro de estas botellas fenicias.

Cothon de Motia
Cothon o puerto de Motia. Fuente: Pitichinaccio/Wikimedia

Usos rituales y sociales de los perfumes fenicios

Las botellas halladas en los contextos funerarios sugieren que los perfumes se utilizaron en los ritos de cremación, quizá para ungir partes específicas del cuerpo antes de la incineración o para perfumar los ajuares. También pudieron emplearse en libaciones o en la purificación de espacios sagrados. En la vida cotidiana, es plausible que los ungüentos, además de tener un uso médico, sirvieran para marcar estatus, reforzar lazos de identidad y distinguir a las élites, .

Los perfumes fenicios fueron, en definitiva, un vehículo de memoria cultural y un instrumento de interacción social, que mantenían vivo el vínculo con la patria de origen incluso en comunidades alejadas como Motia o Cádiz. El olor se convirtió en un marcador de pertenencia y en un medio de intercambio intercultural en un Mediterráneo cada vez más conectado.

El estudio de las botellas de aceite fenicias de Motia demuestra que los perfumes desempeñaron un papel crucial en la expansión cultural y comercial de los fenicios. Entre los siglos VIII y VI a.C., las comunidades levantinas difundieron un universo sensorial que transformó las prácticas religiosas, funerarias y sociales del Mediterráneo occidental.

Referencias

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