'Todo el mundo puede llegar a asesinar por razones defensivas o de supervivencia', entrevista a la criminóloga Estefanía Ros Cordón

Hablamos sobre criminología y crímenes con la autora del libro Manual básico de criminología, publicado recientemente por la editorial Pinolia.
Todo el mundo puede llegar a asesinar por razones defensivas o de supervivencia

 La criminología es una disciplina académica que se enfoca en el estudio científico del crimen, sus causas, prevención y tratamiento. Para ello, los criminólogos utilizan una amplia diversidad de enfoques teóricos y metodológicos con la finalidad de estudiar, investigar y comprender los diferentes patrones de comportamiento delictivo, que van desde el nivel individual hasta el nivel de la sociedad en su conjunto.

El campo de la criminología es interdisciplinario. Esto significa que involucra áreas como la sociología, la psicología, la antropología, la economía y la ciencia política. También trabajan en estrecha colaboración con la policía, el sistema judicial y otros profesionales para aplicar su conocimiento en la prevención y el control del crimen.

Y puede ser un tema de estudio apasionante, que se encuentra en constante evolución, con una amplia variedad de áreas de investigación y aplicación práctica: desde el análisis de la delincuencia juvenil hasta el estudio de los crímenes violentos y la delincuencia organizada, la criminología tiene un impacto significativo en la sociedad y en la forma en que abordamos el delito y la justicia.

Hablamos sobre todo ello con Estefanía Ros Cordón, autora del libro Manual básico de criminología, publicado recientemente por la editorial Pinolia.

Pregunta. ¿Cómo surgió tu interés por la criminología?

Respuesta. Mi interés por esta disciplina surgió como creo que le sucedió a la mayoría de gente de mi edad: el boom de las series policiacas y de misterio en televisión en los años 2000.

Desde ese momento me obsesioné con ese tipo de género y empecé a consumir no sólo series, sino también novelas, thrillers e incluso libros ya especializados en la materia y que asentaron un poco esa fantasía de lo que era la criminología en la vida real.

No obstante, la carrera universitaria era tan novedosa en España que decidí iniciar primero mis estudios en Derecho, aunque durante la carrera no dude en seguir investigando, sobre todo cuando me di cuenta de que lo mío no era ejercer como abogada y pasarme parte de mi día en Juzgados. Por ello acabé dándome cuenta de que lo que realmente quería y me apasionaba era estudiar Criminología y estando en prácticas en mi primer despacho de abogados decidí que no me renovasen el contrato e iniciar mis estudios de Criminología. Recuerdo sentirme plena y pensar que realmente estaba donde debía estar, por lo que seguí formándome, haciendo otros cursos y posgrados que me llevaron a donde estoy hoy en día, dedicándome a lo que verdaderamente me apasiona.

P. ¿Cuál es el principal mensaje que esperas transmitir a tus lectores a través de este libro?

R. Espero acercar la Criminología a todo el mundo, lo he escrito pensando en aquellas personas de mi entorno más cercano que no conocen nada de esta profesión, por lo que creo que puede resultar ameno y de fácil lectura, al tratar aquellos temas más controvertidos que existen actualmente en la sociedad española: violencia de género, acoso escolar, trata y prostitución… todo ello explicado con casos y datos reales de los últimos años.

Existen muchos libros y manuales de Criminología, pero quería que el mío no se fuese por las ramas ni tuviera un vocabulario técnico y que cualquiera que le guste ver o leer sobre criminales o el género policiaco pudiera encontrar en el libro la situación actual de nuestro país.

P. ¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrenta la criminología hoy en día? ¿Cómo describirías el papel de la criminología en la sociedad actual?

R. El mayor reto al que se enfrenta la Criminología en nuestro país es ser reconocida. Lamentablemente es una ciencia que no se tiene en consideración ni en el sector público y, mucho menos, en el privado.

La criminología sigue viéndose como una ciencia o disciplina auxiliar para muchos empleos, por lo que en la mayoría de las ofertas laborales es muy difícil por no decir casi imposible acceder si sólo tienes la carrera de Criminología, al desconocerse nuestra labor y lo que podemos aportar a la sociedad.

Por poner un ejemplo, en mi caso accedí por haber estudiado Derecho a especializarme como consultora de Compliance, pero realmente tal y como desarrollo mi trabajo en el día a día y llevo a cabo mi trabajo es desde una perspectiva totalmente enfocada desde la Criminología; de hecho creo fervientemente que la profesión de consultor de Compliance está hecha para criminólogas y criminólogos, sólo que el nicho de mercado se ha llevado desde el mundo jurídico pero, ¿Quién mejor para prevenir y detectar los posibles delitos de una empresa que un criminólogo?

"El mayor reto al que se enfrenta la Criminología en nuestro país es ser reconocida"

P. ¿Cómo se relaciona la criminología con otras disciplinas como la psicología y la sociología?

R. La criminología es una ciencia que bebe de varias disciplinas: la psicología, la sociología, la medicina, el derecho, la antropología, entre otras, forman parte de ésta.

En definitiva, lo que hace la criminología es comprender el resto de ciencias relacionadas con un posible delito y, con su soporte y ayuda, intentar prevenir, detectar o averiguar qué, cómo y por qué ha pasado.

Por ejemplo, de la psicología se estudia lo que denominamos psicología criminal, que es la ciencia encargada de analizar el comportamiento, conductas y factores o procesos mentales que impulsan a las personas a cometer un delito, con el objetivo de comprender y analizar sus motivos o razones.

En el libro entro al detalle en algunas de las ciencias auxiliares de la Criminología y explico en detalle para que sirven cada una de ellas a la hora de estudiar a los criminales.

P. ¿Qué delitos y crímenes se cometen principalmente en España? ¿Hay algún caso que te haya marcado especialmente?

R. Para dar estos datos en el libro y ser lo más rigurosa posible con nuestra sociedad y realidad me basé en las cifras del Instituto Nacional de Estadística, haciendo una comparación pre y post pandemia.

Los datos de 2022 aún no se han publicado, pero ya tenemos balances al respecto que indican el disparo de la ciberdelincuencia respecto a los años previos al coronavirus, lo que resulta totalmente normal dado que ha aumentado el consumo y uso de ordenadores en nuestra vida cotidiana y diaria: el trabajo en remoto ha llegado para quedarse y la forma de relacionarnos entre nosotros ha evolucionado hacia el mundo virtual.

El Balance de Criminalidad, documento realizado desde el Ministerio del Interior, indica que el número total de infracciones penales en 2022 fue de 2.325.358 delitos, de los cuales más del 80% corresponden a criminalidad convencional y reduciéndose cerca de un 2% en comparación al 2019. En cambio, el cibercrimen aumenta un 72% sobre 2019.

Los delitos fuera de la red que más deberían preocuparnos por su tendencia al alza son los relativos a la libertad sexual. Por delitos contra la libertad sexual no sólo debemos prevenir y luchar contra la violencia de género, sino que debemos tener en consideración a aquellas mujeres que se encuentran hoy en día esclavizadas en nuestro país: la trata sigue siendo una realidad silenciada e invisible.

Un caso que me marcó fue el de Marta del Castillo: en esa época justo estaba en primero de carrera y recuerdo que el caso fue objeto de estudio y análisis no sólo en clase, sino también en las horas de bar y fuera de las aulas. Además, me impactó muchísimo ver que algo así podía pasarle a cualquiera de mi entorno.

Aún hoy en día es un caso que cuando sale alguna novedad le pongo especial atención, la figura de todos los implicados en el caso me impactó muchísimo y aún hoy en día sigue haciéndolo. De hecho, creo que en gran parte este caso tuvo tal relevancia en mí que decidí hacer un curso sobre perfiles criminales y entender qué impulsa o motiva a una persona a cometer un delito.

P. ¿Qué lleva a una persona a asesinar a otra? ¿Existen siempre algunos puntos en común entre los distintos casos?

R. Primero me gustaría aportar los últimos datos de los que disponemos en nuestro país. En el 2022 se han registrado alrededor de 350 asesinatos. Los datos aún no son oficiales, pero gira en torno a esa cifra.

Los datos que sí son oficiales son las de las mujeres asesinadas por violencia machista: 49 mujeres a manos de sus parejas o exparejas y 34 fuera de la violencia de género, 13 de ellas por sus hijos. Lo brutalmente impactante es que las cifras anuales rondan estos números: en 2020 49 mujeres fueron asesinadas por violencia de género y en 2021, 48.

En estos casos, la motivación es clara: el desequilibrio y la perpetuación histórica de estructuras patriarcales, en las que el hombre es superior a la mujer y por ello considera al sexo femenino como una extensión de si mismo, un objeto que puede poseer a su antojo y con el que puede hacer lo que quiera. En el libro expongo un caso de violencia de género real, que he vivido en mi entorno y que demuestra que la violencia de género no tiene edad ni clase social.

Si no cambiamos los valores y principios que continúan persistiendo en nuestra sociedad y que, desgraciadamente, estamos inculcando a nuestras hijas e hijos, la violencia de género seguirá existiendo.

Respecto a otros asesinatos habituales en España, tenemos peleas entre pandillas o bandas, en las que la motivación suele ser un ajuste de cuentas o venganza y delitos de odio, tremendamente preocupante y que, bajo mi punto de vista, enlaza con lo que explicaba anteriormente: la falta de educación en valores y principios morales y éticos.

Los delitos de odio y discriminación por orientación sexual o del colectivo LGTBIQIA+ se ha disparado en los últimos años. Pese a la aparente sensación de tolerancia en redes sociales existe aún un total desconocimiento de medios y apoyo a un colectivo que lo único que quiere es no sentirse aislado o apartado por su condición sexual.

Asimismo, no quiero olvidar, pese a que técnicamente no se consideran asesinatos, a las y los menores que se han suicidado por culpa del acoso escolar o del acoso a través de las redes, otro problema que se debe atacar con políticas y herramientas prácticas desde una base educativa.

"Los delitos de odio y discriminación por orientación sexual o del colectivo LGTBIQIA+ se ha disparado en los últimos años"

Como dato al respecto, hace unas semanas participé en un webinar sobre acoso escolar y comentamos el último estudio sobre la percepción sobre el acoso escolar en España, en el que se concluye que uno de cada cuatro menores de edad sufre acoso escolar en nuestro país.

Como vemos, sí que existen puntos en común entre los diferentes casos de asesinato a grandes rasgos: la sensación del agresor de ser superior a la víctima, considerar que está por encima de ésta y despreciar su forma de vivir, sus hábitos o costumbres, llegando a vengarse de la manera más violenta posible.

P. Cada día escuchamos o leemos noticias de asesinatos, y siempre vemos los casos como algo lejano; como algo que no podríamos hacer o que nunca nos ocurriría. Pero, ¿crees que todos podríamos llegar a convertirnos en ‘asesinos’ en algún momento de nuestra vida?

R. Siempre respondo esto cuando alguien me hace esta pregunta: si asesinaran a alguien de tu familia o círculo más cercano y tuvieras al asesino delante, sin nadie alrededor que pudiera juzgarte o pararte y supieras que nadie sabrá qué ha pasado o que has hecho, ¿cómo reaccionarías? ¿Serías capaz de cometer un crimen?

Lo cierto es que todo el mundo puede llegar a asesinar por razones defensivas o de supervivencia, lo realmente difícil o casi imposible es matar por placer o sin sentir culpabilidad, eso sólo ocurre cuando nos encontramos con psicópatas o asesinos en serie: personas que carecen de emociones y poseen un instinto agresivo que llevan de la imaginación a la realidad sin apenas inmutarse y que, además, les proporciona una sensación de satisfacción y placer que ninguna otra actividad del día a día les da.

Por ello, respondiendo a la pregunta, creo que sí, todos podemos llegar a matar, pero ¿a qué costo? ¿Cómo nos afectaría mentalmente el hecho de haber matado con nuestras propias manos a otro ser humano? Seguramente la culpabilidad se apoderaría de nosotros, sabríamos que hemos actuado mal, que no hemos hecho lo correcto y acabaríamos confesando y teniendo que pasar por un largo proceso de terapia para ayudarnos a superar ese acto violento.

P. ¿Cómo abordaste la tarea de hacer la ciencia criminológica accesible para los lectores no especializados?

R. Creo que pensar en mi círculo cercano me ayudó mucho a la hora de encarar esta tarea. Me imaginé a mi familia y amigas leyendo este libro y llegué a la conclusión de que quería que todas y todos entendieran cada una de las historias y conceptos que expongo en el libro.

Lo que tenía claro es que quería que alguien que nunca ha leído ni sabe nada de criminología abriese el libro y pudiera resultarle ameno y entretenido, que no fuera un manual técnico y científico ideado única y exclusivamente para estudiantes o personas que se dedican a ciencias o profesiones similares como la psicología o el derecho.

Por ello decidí que el libro fuera estructurado en cuatro partes que pueden leerse seguidamente o salteada y que abordan diferentes puntos de la criminología: desde un recorrido de conceptos básicos como los diferentes tipos de delitos que actualmente suponen una problemática para nuestro país.

Además, he intentado ser lo más práctica posible y mencionar casos y datos reales y de los últimos dos-tres años, para que fuera más fácil para el lector sentirse dentro del libro y visualizar de manera más sencilla cada concepto o delito que expongo: realmente he hecho un libro que me habría gustado leer a mí.

Lo que me fastidiaba cuando estudiaba o quería saber más sobre criminalidad era que todos los libros que leía estaban muy enfocados en, por decirlo de alguna una manera, los asesinos en serie, en los delitos extremadamente violentos y en explicar casos fuera de España o crímenes de hacia 20 o 30 años: la realidad de nuestro país, nuestra cultura y, por ende, nuestros delitos, no son los de Estados Unidos. Aquí no es legal tener armas, la salud mental y bienestar emocional es otro, por lo que los crímenes son distintos. No podemos decirle a nuestra sociedad que la criminología es mentes criminales o CSI, porque no es así.

En los últimos 10 años hemos tenido 3 asesinos en serie en España: el conocido como “falso Shaolín”, que violó y asesinó a dos mujeres en Bilbao; el asesino de Marta Calvo y que luego se descubrió que había matado también a dos mujeres más y el “asesino de mendigos”, que asesinó a cuatro mendigos en Barcelona.

Además, estos 3 asesinos en serie, si recapitulamos, exponen las ideas que antes he mencionado: asesinatos por placer o poder sexual sobre las mujeres en los dos primeros delincuentes y por venganza en el último de ellos.

La delincuencia en España se adapta a nuestra cultura, por lo que los delitos tienen que ver con nuestra forma de vivir y de ser.

P. ¿Qué importancia tiene la prevención en la lucha contra la delincuencia?

R. La prevención y detección precoz es básica, es el pilar fundamental que debería existir en todas las políticas y herramientas que se ponen en marcha contra los delitos. De nada sirve actuar una vez se ha perpetrado un delito, pero sí que podemos aprender de ellos, de nuestros errores, y atacarlos con más fuerza y determinación.

Para ello, es importantísimo que desde las Administraciones y Organismos Públicos se lleven a cabo medidas que impacten en la sociedad desde la raíz y que se tenga en cuenta diferentes posturas y opiniones para afrontar los problemas.

Por ejemplo, en las políticas de prevención del acoso escolar deberían tener una participación activa menores de edad, progenitores, tutores y toda la comunidad educativa, que es la que aborda y gestiona en el día a día el problema. Además de contar con organizaciones o entidades sin ánimo de lucro que luchan cada día contra esta lacra.

Bajo mi punto de vista la cruda realidad es esta: somos lo que hemos sembrado, por lo que si queremos cambiar el futuro de nuestra sociedad y hacerla un poco mejor y menos delictiva no debemos centrarnos en lo que ocurre actualmente, esto es un reflejo de los errores de nuestro pasado. La lucha debe centrarse en implementar medidas desde una temprana edad, en los centros educativos y en políticas que ayuden a los menores de edad a crear unos valores morales y éticos centrados en su bienestar psicológico y físico, que les ayuden a transitar por los problemas que puedan surgirles de la mejor manera posible.

Creo fervientemente que ayudar y dar apoyo a nuestros menores en todas sus esferas, sea su vida privada, familiar o educativa, hará que la sociedad del futuro sea más tolerante.

P. ¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en la percepción pública de la criminología?

R. La verdad, creo que no ayudan nada. Las noticias que vemos en los medios de comunicación no hacen más que aumentar el miedo e inseguridad de los ciudadanos, al proporcionarnos unos datos de manera sensacionalista y muy poco apegada a lo verdaderamente importante: el dolor y sufrimiento de las víctimas.

Los medios suelen centrarse en dar las noticias con tal lujo de detalles que para los más morbosos puede ser un verdadero placer, pero resulta totalmente innecesario. No es relevante o importante conocer los entresijos y pasado de la vida de los delincuentes más allá de lo esencial para la noticia, ya que afecta a otras personas de su entorno que seguramente no quieren ni desean estar en el foco mediático.

Tampoco es importante conocer el paso a paso de cómo se perpetró un delito, ¿acaso nosotros somos los que vamos a juzgar al delincuente? No es imprescindible y además victimiza a las personas del entorno de la víctima, al hacerlas conocedoras de los hechos de la manera más cruda y fría posible.

Por otro lado, el desconocimiento de nuestra profesión también se ve reflejada en los medios de comunicación: donde los criminólogos son llamados a comentar o debatir noticias que única y exclusivamente se centran en delitos de sangre, como asesinatos, homicidios o abusos y agresiones sexuales, pero ¿Por qué no hay ningún criminólogo comentando el Caso Negreira?

Los criminólogos especializados en delitos económicos, lo que se conoce como criminología empresarial, somos los primeros que podríamos hablar de la investigación, de cómo se podría haber prevenido y de qué políticas o medidas serían las más adecuadas para que este tipo de casos de corrupción no sucediesen.

P. ¿Cómo ha evolucionado la criminología en España en los últimos años?

R. Avanzando a paso de tortuga: la carrera es ya oficial y la gran mayoría de Universidades de nuestro país ofrecen esta titulación en su oferta académica, pero aún hoy en día existe una disparidad muy significativa en los diferentes planes de estudios y, dependiendo de la Universidad a la que vayas, los estudios de criminología son unos u otros, habiendo asignaturas muy distintas.

Manual básico de criminología

24,95€

Los colegios profesionales están trabajando en ello, en especial el Colegio de Madrid, el cual ha anunciado recientemente que recogerá firmas para llevar al Congreso de los Diputados una iniciativa para proponer una Ley que de una vez por todas regule la profesión del criminólogo y que se nos haga un hueco en el mundo laboral.

En comparación al resto de países de Europa vamos muy atrasados: en la Unión Europea la figura del criminólogo está bien asentada y profesionalizada, teniendo cabida en multitud de servicios para la comunidad y que en España está costando que cale, como por ejemplo en Instituciones Penitenciarias, donde ha sido irónicamente a petición de un recluso cuando se ha abierto la posibilidad de que los criminólogos puedan participar en las visitas regladas o los programas que se incentiven desde prisión.

A la criminología le queda aún mucho camino por recorrer en nuestro país, pero eso sólo nos hace ver que se abre ante nosotros un amplio abanico de posibilidades que debemos afrontar de la mejor manera posible: las oportunidades que tenemos de cara al futuro son casi infinitas y debemos estar atentos para no dejarlas escapar.

También puedes leer nuestra reseña sobre Manual básico de criminología y leer en exclusiva el primer capítulo de este libro.

Recomendamos en