Nuestra galaxia, la Vía Láctea, es solo una de los miles de millones de galaxias en el universo, esas colecciones masivas de gas, polvo y estrellas unidas por la fuerza de la gravedad. Es nuestro hogar galáctico, parte de la historia de cómo llegamos a existir. Los astrónomos han aprendido que es una gran galaxia espiral, similar a muchas otras, pero también diferente en algunas cosas. Dentro de ella, hay al menos 100.000 millones de estrellas. Nuestro Sol es solo una estrella entre miles de millones de otras estrellas contenidas dentro de la galaxia y, de la misma manera que la Tierra gira alrededor del Sol, el Sol también gira alrededor del centro de la Vía Láctea.
Explorando la inmensidad del universo
Si te preguntas dónde estamos exactamente, el Sol se encuentra cerca de un pequeño brazo parcial llamado Brazo de Orión, o Espuela de Orión, ubicado entre los brazos de Sagitario y Perseo. Para saber qué hay más allá de la Vía Láctea hay que conocer primero el lugar de nuestra galaxia en el universo.
La Vía Láctea y su lugar en el cosmos
Con un diámetro de aproximadamente 100.000 años luz, la Vía Láctea es el hogar de nuestro sistema solar. A pesar de viajar por el espacio a unos 828.000 kilómetros por hora), nuestro sistema solar tarda aproximadamente 250 millones de años en completar una sola revolución. La última vez que se dio este caso, los dinosaurios estaban empezando a emerger en nuestro planeta. La Vía Láctea, con sus miles de millones de estrellas, es un microcosmos dentro del macrocosmos universal.
Desde nuestra posición en el Brazo de Orión, observamos el universo con fascinación. Aunque las estrellas que vemos a simple vista pertenecen a nuestra galaxia, el universo se extiende mucho más allá. La Vía Láctea es solo una entre muchas, y cada una de estas galaxias alberga sus propios secretos y maravillas. La luz que emiten las estrellas de la Vía Láctea nos llega tras viajar vastas distancias, recordándonos la inmensidad del espacio que nos rodea.
La astronomía moderna nos ha permitido entender mejor nuestro lugar en el cosmos. Los telescopios, situados más allá de la atmósfera terrestre, nos ofrecen vistas espectaculares de nuestra galaxia y más allá. Gracias a estos instrumentos, podemos observar detalles que nuestros ojos no podrían captar desde la superficie de la Tierra, revelando la complejidad y belleza del universo.

Más allá de nuestra galaxia: Andrómeda y otras vecinas
Cuando te pones a contemplar el cielo desde un lugar oscuro, todas las estrellas que puedes ver en el cielo nocturno pertenecen a nuestra Vía Láctea. No podemos observar estrellas en otra galaxia cercana con nuestros ojos (no como puntos individuales). La mayoría de las estrellas que ves se encuentran en una especie de 'burbuja' de espacio de unos 10.000 años luz de diámetro.
La galaxia de Andrómeda es la más cercana a la Vía Láctea y el objeto más distante que podemos ver sin ayuda de telescopios. Situada a 2.537 millones de años luz de la Tierra, Andrómeda es una galaxia espiral similar a la nuestra. Esta proximidad relativa nos permite estudiarla con detalle, ofreciendo pistas valiosas sobre la dinámica y evolución de las galaxias espirales.
Además de Andrómeda, existen otras galaxias cercanas que forman parte de nuestro grupo local. Estas galaxias, aunque menos visibles a simple vista, son igualmente fascinantes. Cada una de ellas tiene una historia única y contribuye a nuestra comprensión del universo. A medida que nuestras herramientas de observación mejoran, descubrimos más sobre estas vecinas galácticas y su interacción con la Vía Láctea.
Pero, ¿qué hay más allá?
Eso sí, la Vía Láctea contiene estrellas que provienen de otras galaxias, que se fusionaron o fueron devoradas por nuestra galaxia y también podemos decir que la galaxia de Andrómeda es el objeto más distante que se puede ver a simple vista en condiciones normales de cielo nocturno, una enorme galaxia en espiral situada a 2.537 millones años luz de la Tierra. Para obtener las mejores vistas, los telescopios deben estar ubicados por encima de la atmósfera para evitar la distorsión del aire de la Tierra.
Más allá de la Vía Láctea hay miles de millones de galaxias en el universo. ¿Y estrellas? Nadie intentaría contar las estrellas individualmente, lo que hacen los astrofísicos es medir cantidades integradas como el número y la luminosidad de las galaxias.

Ensamblajes galácticos y grandes estructuras cósmicas
El mundo cósmico más allá de la Vía Láctea está conformado por estructuras mucho más complejas. A los límites conocidos del universo se les llama 'muros', compuestos por multitudes de galaxias, mundos oscuros y polvo estelar.
El Muro del Polo Sur: un coloso de galaxias
Recientemente, los científicos descubrieron un nuevo muro, Muro del Polo Sur, que consiste en miles de galaxias, billones de estrellas y mundos oscuros, así como polvo y gas, alineadas en una cortina que se arquea a lo largo de al menos 700 millones de años luz de espacio. Este muro cósmico tan masivo que perturba la expansión local del universo.
Su identificación se une a la de otras estructuras con nombre propio como la Gran Muralla Sloan (una pared galáctica gigante a 1.000 millones de años luz de distancia de la Tierra y que fue descubierta en 2003), la Gran Muralla de Hércules-Corona Boreal (una superestructura gigante de galaxias que mide más de 10¹⁰ años luz de longitud, la estructura cósmica más colosal que exista y que fue descubierta en 2013) y el Vacío Bootes (o Gran Vacío, una región prácticamente esférica que contiene muy muy pocas galaxias y que se extiende 165 millones de años luz a unos 700 millones de años luz de distancia de nuestro planeta). Los astrónomos dicen que descubrir estructuras como estas ayuda a mejorar nuestra comprensión del universo y cómo funciona. Y con mejores y más innovadores instrumentos nos acercamos cada vez más a una información más detallada de nuestro cosmos.

Otras estructuras notables: Gran Muralla Sloan y más
Además del Muro del Polo Sur, existen otras estructuras cósmicas de gran envergadura que han capturado la atención de los astrónomos. La Gran Muralla Sloan, descubierta en 2003, es una de estas formaciones. Situada a 1.000 millones de años luz de la Tierra, esta pared galáctica es una de las más grandes conocidas y se extiende a lo largo de vastas regiones del espacio.
Otra estructura impresionante es la Gran Muralla de Hércules-Corona Boreal, descubierta en 2013. Esta superestructura de galaxias mide más de 10.000 millones de años luz de longitud, convirtiéndola en una de las estructuras más grandes del universo conocido. Su descubrimiento ha planteado nuevas preguntas sobre la naturaleza del cosmos y la distribución de la materia a gran escala.
El Vacío Bootes, o Gran Vacío, es otra región fascinante del universo. Esta área prácticamente esférica contiene muy pocas galaxias y se extiende 165 millones de años luz, a unos 700 millones de años luz de distancia de nuestro planeta. La existencia de vacíos como este nos ayuda a entender mejor la estructura del universo y la distribución de galaxias en su interior.
La importancia del estudio de las galaxias
Estudiar las galaxias que existen más allá de la Vía Láctea es uno de los mayores retos que enfrenta la astronomía moderna. Entender la naturaleza y el funcionamiento de otros sistemas más allá del nuestro puede ayudar a predecir el comportamiento de la galaxia que habitamos. Además, amplía enormemente los horizontes del conocimiento humano.
Comprendiendo el universo a través de sus estructuras
El estudio de las galaxias y sus estructuras es esencial para comprender el universo en su totalidad. Cada galaxia es un laboratorio natural que nos permite investigar los procesos físicos que dan forma al cosmos. Al estudiar cómo interactúan y evolucionan las galaxias, los astrónomos pueden desentrañar los misterios del universo y su historia.
Las estructuras a gran escala, como las murallas galácticas y los vacíos, ofrecen pistas sobre la distribución de la materia oscura y la energía oscura, dos componentes fundamentales del universo que aún no comprendemos completamente. Estas investigaciones son cruciales para desarrollar teorías más precisas sobre la formación y evolución del cosmos.
Además, el estudio de las galaxias nos ayuda a entender nuestro propio lugar en el universo. Al aprender más sobre la Vía Láctea y sus vecinas, podemos contextualizar nuestra existencia y apreciar la complejidad del cosmos. La astronomía no solo nos ofrece respuestas, sino que también nos plantea nuevas preguntas, impulsando nuestro deseo de explorar y descubrir.

Medición de galaxias: número y luminosidad
En lugar de intentar contar cada estrella individualmente, los astrofísicos miden las galaxias en términos de su número y luminosidad. Estas mediciones proporcionan una visión más completa de la distribución de la materia en el universo y nos ayudan a entender mejor su estructura a gran escala. La luminosidad de una galaxia, por ejemplo, puede revelar información sobre la cantidad de estrellas que contiene y su actividad.
El uso de técnicas avanzadas de observación y análisis permite a los científicos mapear el universo con una precisión sin precedentes. Estos mapas son esenciales para identificar patrones y estructuras que de otro modo pasarían desapercibidos. A través de estas observaciones, los astrónomos pueden desarrollar modelos más precisos de la evolución del universo.
La medición de galaxias y sus propiedades es una tarea compleja que requiere el uso de tecnología de vanguardia y colaboración internacional. Los datos recopilados por telescopios y satélites son analizados por equipos de científicos en todo el mundo, lo que nos permite avanzar en nuestro conocimiento del cosmos de manera continua y acelerada.
Referencias:
- Center for Astrophysics Harvard & Smithsonian
- Daniel Pomarède et al. Cosmicflows-3: The South Pole Wall, The Astrophysical Journal (2020). DOI: 10.3847/1538-4357/ab9952