El silencio es un concepto fenomenológico difícil de definir. ¿Es la ausencia de cualquier expresión acústica? ¿Una experiencia interior o exterior a nosotros? Son muchos los estudios realizados en torno al sonido o la ausencia de él, pero muy pocas las investigaciones centradas directamente en la percepción del silencio.
El concepto fenomenológico del silencio
Puede ser un recurso artístico en el cine y la música, puede producirnos tranquilidad o, por el contrario, convertir una situación social en incómoda. En un mundo de estimulación sensorial constante, la ausencia completa de estímulo nos parece inquietante. Es lo que ocurre con el silencio para nuestros oídos. Te explicamos su fenomenología.
Definiendo el silencio: más allá de la ausencia de ruido
El silencio es un concepto complejo que va más allá de la simple ausencia de sonido. Fenomenológicamente, se podría interpretar como un estado en el que no hay presencia de estímulos auditivos, pero esta definición no captura toda su esencia. El silencio puede ser tanto una experiencia interna como externa, dependiendo de cómo lo percibamos. En este sentido, no se trata solo de la falta de ruido, sino de una experiencia que puede ser tan rica y significativa como el sonido mismo.
En la vida cotidiana, a menudo asociamos el silencio con momentos de tranquilidad o introspección. Sin embargo, la percepción del silencio puede variar enormemente entre individuos y contextos. Para algunos, el silencio es un momento de paz; para otros, puede ser inquietante. Esta dualidad sugiere que el silencio está profundamente ligado a nuestra percepción subjetiva del mundo que nos rodea.
Además, el silencio tiene implicaciones culturales y sociales que influyen en cómo lo interpretamos. En algunas culturas, el silencio es valorado como un signo de respeto o contemplación, mientras que en otras puede ser percibido como incómodo o incluso hostil. Esta diversidad en la percepción del silencio resalta su complejidad como fenómeno fenomenológico.

Teorías sobre la percepción del silencio
En un estudio (Zhe Goh, R., Phillips, I., Firestone, C. 2023), los participantes fueron engañados por "ilusiones de silencio". Del mismo modo que las ilusiones con sonido engañan al cerebro. El ruido que hace una tormenta y el silencio que se produce entre un trueno y otro, el bullicio de una actuación musical y la quietud que acontece nada más acabar esta... ¿escuchamos el silencio o simplemente no oímos nada y nos limitamos a deducir que hay silencio? Es esta una cuestión que sigue provocando controversia tanto en la filosofía como en la ciencia de la percepción.
Algunas teorías importantes afirman que los sonidos son los únicos objetos de la experiencia auditiva y que, por tanto, nuestro encuentro con el silencio es cognitivo, no perceptivo. Sin embargo, este debate ha seguido siendo en gran medida teórico, sin una prueba empírica clave. Precisamente eso, hacer pruebas empíricas para tratar de resolver el dilema, es lo que ha realizado un equipo de investigadores en un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences. Su conclusión es que el silencio puede percibirse realmente, no solo inferirse de manera cognitiva, como explica uno de sus autores, Rui Zhe Goh: “El mismo procesamiento cognitivo que se produce con el sonido también se desencadena en los momentos de silencio. Y dado que el sistema auditivo trata estos momentos de silencio igual que un sonido, esto sugiere que podemos tener experiencias auditivas del silencio”.
Investigación y experimentos sobre el silencio
Zhe Goh, Philips y otros investigadores se adentraron en esta cuestión, generando ilusiones auditivas en los siujetos del estudio. De esta manera, consiguieron separar las reacciones a estímulos leves del sonido constante. Con ello constaron que, efectivamente, hay algo de percepción de ruido en el silencio.
Estudio de Zhe Goh: ilusiones auditivas y percepción del silencio
Lo que hicieron los investigadores fue examinar cómo las personas experimentamos el silencio utilizando ilusiones auditivas. Las ilusiones están pensadas para comprobar la percepción del ruido, pero, para el estudio, el equipo las adaptó para medir nuestra respuesta al silencio.
"Si con los silencios se obtienen las mismas ilusiones que con los sonidos, entonces puede ser una prueba de que, después de todo, oímos literalmente el silencio", afirma en un comunicado Chaz Firestone, coautor del estudio y científico cognitivo de la Universidad Johns Hopkins.
En el estudio, los participantes fueron engañados por estas "ilusiones de silencio" de forma similar a como se suele engañar a la gente con las versiones sonoras de los experimentos.
Los seres humanos percibimos el sonido cuando las ondas sonoras viajan desde el oído externo a través del conducto auditivo y hacen vibrar el tímpano. Los silencios, sin embargo, no hacen esto. Pero tanto filósofos como científicos cognitivos se han preguntado si realmente percibimos el silencio o simplemente notamos la ausencia de ruido.

Cómo percibimos el silencio: evidencia de las pruebas
En el estudio, los científicos prepararon siete experimentos con tres ilusiones diferentes y los probaron con 1.000 participantes.
En una de las pruebas se reprodujo una grabación que sonaba como ruido ambiente en un lugar lleno de gente. Al principio, el ruido de fondo se interrumpe con dos momentos de silencio. La segunda mitad se interrumpe un periodo continuo de silencio. Tras oír la grabación, se preguntó a los participantes qué silencio les parecía más largo: la combinación de los dos primeros periodos de silencio o el más largo e ininterrumpido. La mayoría de los participantes dijo que el silencio continuo era más largo, pero en realidad tenía la misma duración que los dos silencios más cortos combinados.
Estos resultados coinciden con los de investigaciones anteriores que examinaron una ilusión similar, en la que se utilizaron dos pitidos cortos y uno continuo en lugar de periodos de silencio, según el comunicado. Con esa ilusión, los participantes también percibían el intervalo continuo como más largo que los dos cortos juntos.
Procesamiento cognitivo del silencio en el cerebro
Volviendo al estudio del silencio, otro de los experimentos consistió en escuchar una grabación que contenía dos sonidos, como un órgano agudo y el estruendo grave de un motor. En los cuatro primeros ensayos se silenciaba uno de los dos sonidos, por ejemplo, el órgano dejaba de sonar y solo se oía el motor. El quinto ensayo silenciaba el sonido que antes se había oído. En este caso, el motor se apagaba y se dejaba oír solo el órgano. Los participantes tenían que decidir si el periodo de tiempo en el que solo sonaba un sonido era más largo o más corto en la quinta prueba en comparación con las otras cuatro.
De nuevo, los periodos de tiempo duraban lo mismo, pero los participantes percibían el periodo del quinto ensayo como más largo.
Los resultados que obtuvieron los científicos en los siete experimentos que realizaron fueron similares, lo cual sugiere que los seres humanos experimentamos el silencio de forma similar a como experimentamos el sonido, y no como un espacio entre ruidos, y el sonido de forma muy parecida y que tanto el sonido como el silencio pueden distorsionar nuestra percepción del tiempo. Lo que aún no sabemos es cómo procesa el cerebro el fenómeno del silencio.
El impacto del silencio en la percepción del tiempo
El silencio no está solo relacionado con la presencia o ausencia de ruido. Percibirlo o no cambia nuestra percepción del resto de la realidad. Por ejemplo, deforma la noción de tiempo que tenemos.
Distorsión temporal: sonido y silencio como factores
La percepción del tiempo es un fenómeno complejo que puede ser influenciado por una variedad de factores, incluyendo el sonido y el silencio. Los experimentos realizados por Zhe Goh y su equipo han demostrado que tanto el sonido como el silencio pueden distorsionar nuestra percepción del tiempo, sugiriendo que el silencio no es simplemente un vacío, sino una experiencia que puede modificar nuestra percepción temporal.
La distorsión temporal observada en los experimentos con silencio es similar a la que se produce con los sonidos. Los participantes tienden a percibir los intervalos continuos, ya sean de sonido o de silencio, como más largos que los fragmentados. Este fenómeno indica que el cerebro procesa el tiempo de manera diferente dependiendo de la presencia o ausencia de estímulos auditivos.
Comprender cómo el silencio afecta nuestra percepción del tiempo puede tener implicaciones prácticas en campos como la psicología cognitiva y la neurociencia. Al investigar cómo el cerebro interpreta el tiempo en ausencia de sonido, podemos obtener una visión más profunda de los mecanismos subyacentes de la percepción temporal y cómo estos pueden ser influenciados por diferentes estímulos.

Resultados de experimentos con 1.000 participantes
Los experimentos realizados con 1.000 participantes han proporcionado una amplia base de datos sobre cómo percibimos el silencio y su impacto en nuestra percepción del tiempo. Los resultados han mostrado consistentemente que los participantes perciben los periodos de silencio continuo como más largos que los fragmentados, a pesar de que no hay diferencias en la duración real.
Estos hallazgos son consistentes con investigaciones previas sobre ilusiones auditivas, donde los sonidos continuos también son percibidos como más largos. La similitud entre la percepción del sonido y el silencio sugiere que ambos pueden influir en nuestra percepción del tiempo de manera similar, lo que desafía la idea de que el silencio es simplemente una ausencia de ruido.
Los resultados de estos experimentos ofrecen una nueva perspectiva sobre la percepción del silencio y su relación con el tiempo. Al demostrar que el silencio puede ser percibido de manera similar a los sonidos, estos hallazgos abren nuevas vías para investigar la ausencia de estímulos y cómo esto afecta nuestra experiencia consciente.
Reflexiones finales sobre la experiencia del silencio
Podemos hacer una separación importante. Por un lado existe el fenómeno físico del silencio como ausencia de sonido. De forma paralela, existe la experiencia psicológica consciente de que no estamos escuchando nada.
El dilema de la percepción del silencio
El estudio de la percepción del silencio plantea un dilema fascinante: ¿es el silencio simplemente una ausencia de sonido o es una experiencia perceptible por el ser humano? Los hallazgos recientes sugieren que el silencio puede ser percibido de manera similar a los sonidos, lo que desafía las nociones tradicionales sobre la percepción auditiva.
Este dilema tiene implicaciones tanto filosóficas como científicas. Desafía nuestras concepciones sobre la naturaleza de la percepción y cómo interpretamos el mundo que nos rodea. Al considerar el silencio como una experiencia auditiva, podemos expandir nuestra comprensión de la percepción humana y cómo nuestro cerebro procesa la información sensorial.
La investigación sobre la percepción del silencio es todavía incipiente. Al explorar cómo percibimos el silencio y su impacto en nuestra percepción del tiempo, podemos obtener una visión más profunda de los mecanismos subyacentes de la percepción humana y cómo estos pueden ser influenciados por diferentes estímulos.
Artículo revisado por Ana Casado, Licenciada en Psicología y Máster en Psicología Clínica Aplicada
Referencia:
- Zhe Goh, R., Phillips, I., Firestone, C. 2023. The perception of silence. PNAS. DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.2301463120