La criogenia, conocida como la "producción de frío", no es solo el simple acto de congelar cosas. En el corazón de esta disciplina científica se encuentran temperaturas extremadamente bajas que desafían la imaginación. Pero, ¿qué implica realmente la criogenia y cómo va más allá de congelar cosas?
Definición y complejidad del proceso
La criogenia se define como la ciencia que estudia la producción y el comportamiento de materiales a temperaturas extremadamente bajas. A diferencia de la congelación convencional, que se utiliza en aplicaciones diarias como la conservación de alimentos, la criogenia implica temperaturas por debajo de -150 grados Celsius. En estas condiciones, los materiales pueden cambiar sus propiedades físicas de maneras sorprendentes. Por ejemplo, ciertos metales se vuelven superconductores, lo que significa que pueden conducir electricidad sin resistencia. Este fenómeno es crucial para el desarrollo de tecnologías avanzadas, como los trenes de levitación magnética y los aceleradores de partículas.
El proceso criogénico es complejo y requiere el uso de equipos especializados. Los refrigeradores de dilución y las máquinas de Joule-Thomson son dispositivos comunes en laboratorios criogénicos. Estos aparatos utilizan principios termodinámicos para reducir la temperatura de los gases hasta el punto en que se licúan. La producción de helio líquido es un ejemplo de este proceso, donde el helio se enfría a menos de 4,2 Kelvin, permitiendo su uso en aplicaciones de alta tecnología.
La criogenia también encuentra aplicaciones en la medicina, donde la criopreservación permite almacenar células y tejidos a temperaturas ultrabajas. Este proceso es vital para la conservación de material biológico, como esperma y embriones, que pueden ser utilizados en tratamientos de fertilidad. La criogenia, por tanto, no es solo una técnica de enfriamiento, sino una herramienta versátil que abre nuevas posibilidades en la ciencia y la tecnología.
Importancia de la Ley de Boyle y la liquefacción de gases
La Ley de Boyle es fundamental para comprender los principios de la criogenia. Esta ley establece que el volumen de un gas es inversamente proporcional a su presión cuando la temperatura se mantiene constante. En el contexto de la criogenia, este principio es crucial para manipular gases a bajas temperaturas. La comprensión de cómo los gases se comportan bajo diferentes condiciones de presión y temperatura permite diseñar sistemas criogénicos eficientes.
La liquefacción de gases es un proceso central en la criogenia. A temperaturas extremadamente bajas, los gases pueden transformarse en líquidos, lo que permite su almacenamiento y transporte en forma compacta. Michael Faraday fue uno de los pioneros en demostrar que los gases podían licuarse mediante la aplicación de presión y enfriamiento. Su trabajo sentó las bases para el desarrollo de tecnologías que hoy en día son esenciales en la industria y la investigación.
El nitrógeno líquido es uno de los productos más utilizados de la criogenia. Con una temperatura de ebullición de -196 grados Celsius, el nitrógeno líquido se utiliza en una variedad de aplicaciones, desde la conservación de alimentos hasta la criopreservación de tejidos. Su capacidad para mantener temperaturas consistentemente bajas lo hace ideal para el transporte y almacenamiento de materiales sensibles.

Un recorrido por la historia
Orígenes: los experimentos de Robert Boyle en el siglo XVII
La historia de la criogenia se remonta al siglo XVII, cuando el físico inglés Robert Boyle comenzó a explorar los efectos de la temperatura y la presión sobre los gases. Sus experimentos pioneros en la expansión y contracción de gases sentaron las bases para el desarrollo de la criogenia como ciencia. Boyle fue uno de los primeros en reconocer que las propiedades de los gases podían ser manipuladas mediante cambios en la temperatura, un principio que sigue siendo fundamental en la criogenia moderna.
Boyle trabajó en una época en la que la comprensión de la física de los gases estaba en sus inicios. Sus investigaciones sobre el comportamiento de los gases bajo diferentes presiones y temperaturas proporcionaron una comprensión más profunda de cómo la materia responde a condiciones extremas. Este conocimiento fue crucial para el desarrollo posterior de técnicas criogénicas.
A pesar de las limitaciones tecnológicas de su tiempo, Boyle logró establecer principios que aún son relevantes hoy en día. Su trabajo no solo influyó en el campo de la criogenia, sino que también contribuyó al desarrollo de la termodinámica y la química física. La influencia de Boyle es evidente en la forma en que entendemos y aplicamos la criogenia en la actualidad.
Avances del siglo XIX: Michael Faraday y Louis Paul Cailletet
El siglo XIX fue un período de avances significativos en la criogenia, gracias a las contribuciones de científicos como Michael Faraday y Louis Paul Cailletet. Faraday fue instrumental en demostrar que los gases podían licuarse mediante la aplicación de presión y enfriamiento, un descubrimiento que transformó nuestra comprensión de la materia a bajas temperaturas. Su trabajo en la licuefacción de gases como el cloro y el amoníaco sentó las bases para el desarrollo de tecnologías criogénicas modernas.
Louis Paul Cailletet, un físico y químico francés, logró la primera liquefacción del oxígeno e hidrógeno en 1883. Este hito marcó el comienzo de la era moderna de la criogenia, permitiendo el estudio detallado de sustancias en estado líquido a temperaturas extremadamente bajas. La capacidad de licuar oxígeno e hidrógeno abrió nuevas posibilidades en la investigación científica y la industria, facilitando el desarrollo de tecnologías de refrigeración más avanzadas.
Los avances de Faraday y Cailletet no solo ampliaron el conocimiento científico, sino que también impulsaron la innovación en aplicaciones prácticas. Sus descubrimientos permitieron el desarrollo de sistemas de refrigeración que son esenciales para la conservación de alimentos, la criopreservación médica y la investigación científica. La influencia de estos pioneros se siente en muchos aspectos de la vida moderna, desde la tecnología médica hasta la exploración espacial.

Siglo XX: las técnicas de refrigeración de Karl von Linde
El siglo XX vio un desarrollo significativo en las técnicas de refrigeración, gracias a la obra del físico alemán Karl von Linde. Von Linde fue fundamental en la creación de sistemas de refrigeración más eficientes, que permitieron la producción y el almacenamiento de gases licuados a gran escala. Sus innovaciones en la tecnología de refrigeración facilitaron la expansión de la criogenia en diversas industrias, desde la alimentación hasta la medicina.
Von Linde desarrolló un ciclo de refrigeración que utilizaba la compresión y expansión de gases para lograr temperaturas extremadamente bajas. Este ciclo se convirtió en la base de muchos sistemas de refrigeración modernos, permitiendo la producción económica de gases licuados como el oxígeno y el nitrógeno. La capacidad de producir estos gases a gran escala fue crucial para el desarrollo de tecnologías que dependen de temperaturas criogénicas.
Las contribuciones de von Linde no solo mejoraron la eficiencia de los sistemas de refrigeración, sino que también hicieron posible la criopreservación de materiales biológicos y la investigación en superconductividad. Su trabajo permitió el avance de la criogenia como una ciencia aplicada, con aplicaciones prácticas en la industria y la investigación científica. Hoy en día, las técnicas desarrolladas por von Linde siguen siendo fundamentales para muchas tecnologías que dependen de temperaturas ultrabajas.
Aplicaciones de la criogenia en la actualidad
Criopreservación médica: células y tejidos
La criogenia ha revolucionado el campo de la medicina a través de la criopreservación, una técnica que permite almacenar células y tejidos a temperaturas ultrabajas. Este proceso es esencial para la conservación a largo plazo de material biológico valioso, como células sanguíneas, esperma y embriones. La criopreservación ofrece la posibilidad de preservar estas muestras durante años, manteniendo su viabilidad para futuros usos médicos.
En el ámbito de la fertilidad, la criopreservación ha facilitado el almacenamiento de esperma y embriones, permitiendo a las parejas planificar sus familias de manera más flexible. Esta técnica también es crucial para los tratamientos de cáncer, donde las células madre pueden ser conservadas antes de la quimioterapia y reintroducidas posteriormente para ayudar en la recuperación del paciente. La capacidad de almacenar células y tejidos a temperaturas criogénicas ha ampliado las posibilidades de la medicina regenerativa.
Además de su uso en la medicina reproductiva, la criopreservación también se aplica en la conservación de órganos y tejidos. Aunque la criogenización completa de órganos para trasplantes sigue siendo un desafío, se han logrado avances significativos en la preservación de tejidos a nivel celular. Estos desarrollos prometen mejorar la disponibilidad de órganos para trasplantes y prolongar la vida útil de los tejidos donados.

Investigación científica y superconductividad
La criogenia desempeña un papel crucial en la investigación científica, especialmente en el estudio de la superconductividad. Este fenómeno, que ocurre a temperaturas criogénicas, permite que ciertos materiales conduzcan electricidad sin resistencia. La superconductividad tiene aplicaciones revolucionarias en la tecnología moderna, desde la creación de potentes imanes para resonancias magnéticas hasta el desarrollo de trenes de levitación magnética.
Los imanes superconductores son esenciales en una variedad de campos científicos. En la medicina, se utilizan en máquinas de resonancia magnética para obtener imágenes detalladas del cuerpo humano. En la física de partículas, los aceleradores de partículas dependen de imanes superconductores para guiar y enfocar los haces de partículas a altas velocidades. Estos imanes son posibles gracias a la criogenia, que permite mantener los materiales a temperaturas suficientemente bajas para que se vuelvan superconductores.
La investigación en superconductividad también está impulsando el desarrollo de nuevas tecnologías energéticas. Los cables superconductores prometen reducir las pérdidas de energía en la transmisión eléctrica, mejorando la eficiencia de las redes eléctricas. La criogenia es, por tanto, una herramienta indispensable para avanzar en la comprensión y aplicación de la superconductividad en la ciencia y la tecnología.
Exploración espacial y tecnologías de enfriamiento
La criogenia es fundamental para la exploración espacial, donde las temperaturas extremas del espacio requieren tecnologías de enfriamiento avanzadas. Los sistemas criogénicos se utilizan para enfriar instrumentos científicos en satélites y sondas espaciales, permitiendo la recopilación de datos cruciales sobre el universo. Estos sistemas aseguran que los sensores y cámaras a bordo de las naves espaciales funcionen correctamente en el frío extremo del espacio.
En las misiones espaciales, la criogenia también se utiliza para almacenar y manejar combustibles criogénicos, como el hidrógeno y el oxígeno líquidos, que son esenciales para la propulsión de cohetes. El Saturno V, el cohete que llevó al hombre a la Luna, utilizó motores propulsores alimentados por criógeno líquido. Esta tecnología sigue siendo vital para las misiones espaciales actuales y futuras, permitiendo el lanzamiento y la operación de vehículos espaciales.
Además de su uso en la propulsión, la criogenia es crucial para el desarrollo de telescopios espaciales. Los telescopios infrarrojos, como el Telescopio Espacial James Webb, dependen de sistemas criogénicos para enfriar sus detectores y mejorar su sensibilidad. La capacidad de observar el universo en longitudes de onda infrarrojas permite a los astrónomos estudiar objetos distantes y comprender mejor la formación y evolución del cosmos.

Conservación de alimentos: el papel del nitrógeno líquido
La criogenia ha transformado la industria alimentaria a través de la conservación de alimentos mediante la congelación rápida. El uso de nitrógeno líquido permite preservar la textura, el sabor y los nutrientes de los alimentos, manteniendo su calidad durante largos períodos. Esta técnica es especialmente útil para la conservación de frutas, verduras y productos del mar, que son sensibles a los procesos de deterioro.
La congelación por nitrógeno líquido se realiza a temperaturas extremadamente bajas, lo que minimiza la formación de cristales de hielo grandes que pueden dañar la estructura celular de los alimentos. Este proceso asegura que los alimentos mantengan su frescura y calidad después de ser descongelados. La tecnología de congelación criogénica es utilizada por muchas empresas alimentarias para proporcionar productos de alta calidad a los consumidores.
Además de su uso en la conservación de alimentos, el nitrógeno líquido también se emplea en la preparación de alimentos gourmet. Los chefs utilizan esta técnica para crear texturas y sabores únicos, como helados instantáneos y espumas congeladas. La criogenia, por tanto, no solo es una herramienta industrial, sino también una fuente de innovación culinaria que amplía las posibilidades de la gastronomía moderna.

Criogenización: mitos y realidades
La criogenización de Walt Disney: desmitificando la leyenda
Uno de los mitos más persistentes en torno a la criogenia es la supuesta criogenización de Walt Disney. A pesar de las numerosas teorías y leyendas urbanas, no hay evidencia que respalde la afirmación de que Disney fue criogenizado después de su muerte. El célebre creador de Disney falleció en 1966 debido a complicaciones relacionadas con el cáncer de pulmón, y su cuerpo fue cremado, con sus cenizas descansando en un mausoleo en California.
El mito de la criogenización de Disney ha sido alimentado por la cultura popular y la representación de la criogenia en la ciencia ficción. Películas como "Aliens" han popularizado la idea de que las personas pueden ser congeladas y despertadas en el futuro, pero estas narrativas están lejos de la realidad científica. Es importante distinguir entre la ficción y los hechos cuando se trata de la criogenia y sus aplicaciones.
La historia real de Walt Disney y su legado no incluye la criogenización, pero el mito persiste como un ejemplo de cómo la ciencia ficción puede influir en las percepciones públicas. La criogenia es un campo científico legítimo con aplicaciones prácticas, pero la idea de congelar y revivir personas sigue siendo especulativa y carece de evidencia sólida.

Rechazo científico y la falta de evidencia sólida
La criogenización, como técnica para preservar cuerpos humanos con la esperanza de revivirlos en el futuro, es vista con escepticismo por la comunidad científica. Aunque existen organizaciones como Alcor Life Extension Foundation que han estado ofreciendo servicios de criopreservación desde 1976, la falta de evidencia científica sólida ha impedido su aceptación generalizada. La criogenización es considerada más como una especulación que una realidad científica.
El proceso de criogenización debe iniciarse poco después de la muerte para ser efectivo, lo que plantea desafíos éticos y legales significativos. Además, la tecnología actual no permite preservar la estructura del cerebro a nivel funcional, lo que plantea dudas sobre la viabilidad de revivir personas en el futuro. La criogenización de cuerpos enteros sigue siendo una práctica marginal, con alrededor de 500 personas criopreservadas en todo el mundo.
A pesar de los avances en la criopreservación de tejidos y órganos, revivir personas muertas sigue siendo un desafío insuperable. La muerte y la descomposición celular son procesos complejos que la criogenización aún no puede revertir. La comunidad científica continúa investigando nuevas técnicas y métodos, pero la criogenización humana sigue siendo un área de investigación especulativa.
Nuevas startups y el interés renovado en la criogenización
A pesar del escepticismo científico, el interés en la criogenización ha visto un resurgimiento en los últimos años, impulsado por nuevas startups y avances tecnológicos. Empresas emergentes están explorando la posibilidad de desarrollar técnicas más efectivas para la criopreservación de cuerpos y órganos. Estas iniciativas buscan atraer consumidores interesados en la posibilidad de extender la vida o ser revividos en el futuro.
El Grupo Biológico Yinfeng en China es un ejemplo de una organización que está invirtiendo en la criogenización, con planes para desarrollar depósitos para la criopreservación de cadáveres. Aunque la criogenización sigue siendo una práctica marginal, estas nuevas empresas están trabajando para mejorar la credibilidad de la técnica mediante la inversión en investigación y el reclutamiento de personal científico cualificado.
A medida que la tecnología avanza, la criogenización podría beneficiarse de desarrollos en áreas como la biotecnología y la medicina regenerativa. Sin embargo, la comunidad científica sigue siendo crítica, y la criogenización humana aún enfrenta importantes desafíos técnicos y éticos. El interés renovado en esta área refleja el deseo humano de desafiar los límites de la vida, aunque la realidad científica actual aún no respalde estas aspiraciones.
Referencias
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- Corso, M. (2021). Criogenia y ultra-alto vacío.