El término "científico" está más que arraigado en nuestra sociedad; tanto, que remontarnos a la primera vez que utilizamos este término oficialmente, nos haga evadir la respuesta adecuada a la pregunta de quién fue el primer científico. Esto se debe a que el concepto de "científico" tal y como lo entendemos hoy día no se remonta a la antigüedad, sino que es relativamente reciente.
La primera vez que se usó la palabra científico para referirse a la figura que todos conocemos que se mueve en la ciencia, fue en el siglo XIX, una fecha que probablemente llame nuestra atención. Esto descarta por completo que el primer científico de la historia pueda apuntar, yendo al origen del uso de esta palabra, a mentes privilegiadas del pasado como Aristóteles, Platón, Galileo Galilei, Descartes o incluso Leonardo da Vinci.
El origen del término "científico"
La acuñación por William Whewell en 1833
El primer científico de la historia fue un personaje cuyo nombre no resulta demasiado familiar para la mayoría: se trata de William Whewell, filósofo, teólogo y científico británico que murió hace menos de 160 años. Todo se debía a la falta de una designación de facultad que encendió un debate entre los académicos de la época exponiendo cómo podrían llamarse a sí mismos sin determinar la especialidad (matemático, químico, físico... porque 'incluso la mera ciencia física, pierde todo rastro de unidad'. Llegaría entonces una reunión de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, donde “un caballero ingenioso [el propio William Whewell] propuso que, por analogía con los artistas, podrían formar científicos”. A la fecha llegaremos a continuación.

De hecho, Whewell tenía una amplia gama de intereses, desde mineralogía y mecánica hasta economía y filosofía moral, y realizó importantes contribuciones a todos ellos. Fue maestro en muchas disciplinas y uno de los pensadores más destacados de su tiempo. Estaba profundamente preocupado por la metodología de la investigación científica y contribuyó a perfeccionar la forma en que se lleva a cabo la investigación científica.
Una de esas preocupaciones versaba precisamente en denominar “filósofos naturales” a todos aquellos que realizaban estudios científicos; este término clásico se utilizó hasta el siglo XIX. Pero en este momento de la historia, la forma en la que se desarrollaba el trabajo científico empezó a cambiar, diseminándose en campos científicos cada vez más especializados y dejando claro que era necesaria una nomenclatura más fidedigna con la profesión que estaban desempeñando estos expertos.
Resistencia y aceptación del término en el siglo XIX
A pesar de la lógica detrás de la propuesta de Whewell, el término "científico" no fue aceptado de inmediato. Muchos académicos de la época lo consideraron un término artificial y preferían seguir utilizando "filósofo natural" o "hombre de ciencia". La resistencia se debía, en parte, a la tradición y al escepticismo hacia los cambios lingüísticos. Sin embargo, la creciente especialización de la ciencia y la necesidad de una identidad profesional clara hicieron que el término comenzara a ganar aceptación, aunque de manera gradual.
La resistencia inicial al término "científico" también reflejaba una lucha más amplia dentro del ámbito académico sobre cómo debía desarrollarse la ciencia. Algunos temían que un término tan amplio diluyera la seriedad de las disciplinas científicas individuales. No obstante, con el tiempo, la utilidad de una palabra que englobara a todos los que trabajaban en la ciencia se hizo evidente, y el término comenzó a ser utilizado más ampliamente, aunque no sin controversias.
La evolución hacia un término globalmente aceptado
La aceptación del término "científico" fue un proceso lento que se extendió hasta bien entrado el siglo XX. Fue después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la ciencia jugó un papel crucial en el esfuerzo bélico, que la necesidad de una nomenclatura unificada se hizo innegable. La movilización de científicos de diversas disciplinas para el esfuerzo de guerra subrayó la importancia de una identidad común, lo que aceleró la adopción del término "científico" en todo el mundo.

A mediados del siglo XX, "científico" se había convertido en el término globalmente aceptado para describir a aquellos dedicados a la investigación científica. Esto marcó un cambio significativo en la forma en que la sociedad percibía a los investigadores y su trabajo. El término "científico" no solo unificó a los profesionales de la ciencia, sino que también reflejó un reconocimiento más amplio de la importancia de la ciencia en la sociedad moderna. Este cambio lingüístico fue fundamental para la profesionalización de la ciencia y para el reconocimiento de las contribuciones de los científicos, independientemente de su género o disciplina específica.
William Whewell: El primer científico moderno
Contribuciones multidisciplinarias de Whewell
William Whewell no solo fue el creador del término "científico", sino también un pensador prolífico cuyas contribuciones abarcaron múltiples disciplinas. Desde la mineralogía hasta la filosofía moral, Whewell dejó una huella significativa en cada campo que exploró. Su capacidad para integrar diferentes áreas del conocimiento le permitió abordar problemas complejos desde perspectivas innovadoras, lo que lo convirtió en una figura destacada en la historia de la ciencia.
Whewell entendía que el conocimiento no debía estar confinado a compartimentos estancos. Su enfoque multidisciplinario no solo enriqueció su propio trabajo, sino que también inspiró a otros a adoptar una visión más holística de la ciencia. A través de sus escritos y enseñanzas, Whewell promovió la idea de que el avance científico requería tanto la especialización como la integración de diferentes campos del saber, una perspectiva que sigue siendo relevante en la ciencia contemporánea.
El papel de Whewell en la identidad profesional de los científicos
La contribución de Whewell a la ciencia no se limitó a la acuñación de un término. Su trabajo ayudó a definir la identidad profesional de los científicos en un momento en que la ciencia estaba en proceso de transformación. Al proponer una nomenclatura unificada, Whewell facilitó la creación de una comunidad científica más cohesionada y reconocible. Esto no solo benefició a los investigadores individuales, sino que también fortaleció la posición de la ciencia en la sociedad.
Whewell también fue un defensor de la metodología científica rigurosa, lo que contribuyó a establecer estándares más altos para la investigación. Su enfoque en la metodología y la importancia de la evidencia empírica sentó las bases para el desarrollo de un método científico más sistemático y replicable. Este legado metodológico es uno de los aspectos más duraderos de su impacto en la ciencia, ya que sigue siendo un pilar fundamental del trabajo científico moderno.

Los precursores de la ciencia moderna
Tales de Mileto y su enfoque racional
Antes de que el término "científico" fuera acuñado, ya existían pensadores que sentaron las bases de lo que hoy conocemos como ciencia. Tales de Mileto, uno de los siete Sabios de Grecia, es considerado por muchos como el primer científico debido a su enfoque racional y empírico. A diferencia de sus contemporáneos, Tales buscaba explicaciones naturales para los fenómenos del mundo, dejando de lado las explicaciones mitológicas.
Tales de Mileto es conocido por su afirmación de que el agua es el principio fundamental de todas las cosas. Aunque esta idea puede parecer simplista desde una perspectiva moderna, representó un cambio radical en el pensamiento de la época. Tales fue uno de los primeros en intentar explicar el mundo a través de la observación y el razonamiento lógico, estableciendo un precedente para futuras generaciones de científicos.
Anaximandro y las primeras anotaciones científicas
Anaximandro, discípulo de Tales, continuó con la tradición de buscar explicaciones racionales para los fenómenos naturales. Su contribución más notable fue la creación de uno de los primeros mapas del mundo conocido, así como la introducción de conceptos astronómicos que desafiaban las ideas tradicionales. Anaximandro fue uno de los primeros en utilizar anotaciones para registrar sus observaciones, un paso crucial en el desarrollo de la ciencia como disciplina basada en la evidencia.
El enfoque de Anaximandro hacia el conocimiento fue innovador para su tiempo. No solo se centró en la descripción de fenómenos naturales, sino que también buscó entender las leyes que los gobernaban. Esta búsqueda de principios universales es una característica central de la ciencia moderna, y Anaximandro fue uno de los primeros en articular esta visión de manera sistemática.

Aristóteles: Metodología basada en la observación
Aristóteles, uno de los filósofos más influyentes de la historia, también desempeñó un papel crucial en el desarrollo de la ciencia. Su enfoque se basaba en la observación cuidadosa y el análisis sistemático de la naturaleza. Aristóteles creía que el conocimiento debía basarse en la experiencia directa y la observación, una idea que sigue siendo fundamental en la ciencia moderna.
A través de sus escritos, Aristóteles estableció un marco para el estudio de la biología, la física y otras disciplinas científicas. Su metodología, aunque primitiva en comparación con los estándares actuales, sentó las bases para el desarrollo del método científico. La insistencia de Aristóteles en la importancia de la observación empírica y el razonamiento lógico ha dejado un legado duradero en la ciencia, influyendo en generaciones de científicos que siguieron sus pasos.
Ibn al-Haytham y el método científico
Ibn al-Haytham, un científico árabe del siglo X, es reconocido como uno de los precursores del método científico moderno. Su trabajo en óptica, especialmente su libro "El Libro de la Óptica", introdujo la idea de que las hipótesis deben ser probadas a través de experimentos verificables. Este enfoque experimental es una de las características distintivas del método científico tal como lo conocemos hoy.
Ibn al-Haytham no solo fue un pionero en el campo de la óptica, sino que también influyó en la forma en que se lleva a cabo la investigación científica. Su insistencia en la importancia de la evidencia empírica y la replicación de experimentos estableció un estándar que sigue siendo fundamental en la ciencia contemporánea. Su legado es un recordatorio del impacto duradero que los pioneros de la ciencia pueden tener en el desarrollo del conocimiento humano.
La importancia de una nomenclatura unificada

La movilización de científicos durante la Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial representó un punto de inflexión para la ciencia y la tecnología. La necesidad de innovaciones científicas para el esfuerzo bélico llevó a la movilización de científicos de diversas disciplinas. Este período destacó la importancia de una nomenclatura unificada, ya que facilitó la colaboración entre investigadores de diferentes campos y nacionalidades.
La guerra subrayó la necesidad de una identidad profesional clara para los científicos. La cooperación internacional en proyectos científicos complejos demostró que una terminología común era esencial para el éxito. Este reconocimiento ayudó a consolidar el término "científico" como la designación universal para aquellos dedicados a la investigación científica, reflejando la importancia de la ciencia en el mundo moderno.
La consolidación del término "científico" a mediados del siglo XX
A medida que el siglo XX avanzaba, el término "científico" se consolidó como la designación universal para los profesionales de la ciencia. Este cambio no solo reflejó una evolución en el lenguaje, sino también en la percepción de la ciencia como una disciplina unificada y esencial para el progreso humano. La aceptación global del término "científico" marcó el reconocimiento de la ciencia como un pilar fundamental de la sociedad moderna.
La consolidación del término también reflejó un cambio en la cultura científica. La ciencia se convirtió en una profesión reconocida, con estándares y prácticas compartidas. Este desarrollo fue crucial para el avance de la ciencia, ya que facilitó la comunicación y la colaboración entre investigadores de todo el mundo. La aceptación del término "científico" simboliza el reconocimiento de la importancia de la ciencia en la construcción de un futuro mejor para la humanidad.
Referencias:
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