Para abordar la pregunta de este cuarto vídeo de neurociencia, lo primero que tenemos que hacer es entender cómo se genera el dolor en nuestro cuerpo y cuál es su función.
Por todo nuestro cuerpo tenemos nociceptores, que son receptores nerviosos que se activan ante determinados estímulos como cambios bruscos de presión (golpes), de temperatura (quemaduras), ciertas sustancias y en definitiva cualquier estímulo que sea potencialmente dañino para nuestras células. La activación de estos nociceptores produce una señal nerviosa que llega hasta las áreas cerebrales encargadas de gestionar el dolor: cuando se activan estas áreas es cuando sentimos dolor.
Sin embargo, existe una enfermedad rara llama insensibilidad congénita al dolor (existen alrededor de 50 casos documentados sobre ella), en la cual las señales nerviosas de los nociceptores no llega adecuadamente al cerebro, no activan las áreas cerebrales del dolor, y como consecuencia esta gente es incapaz de sentir el dolor. Esto, aunque de entrada podría parecer una ventaja, es un problema grave ya que el dolor tiene una función protectora clave en nuestra supervivencia.
Los niños con esta enfermedad suelen autoexplorarse las heridas agravando las lesiones, o morderse labios/uñas hasta generarse heridas; e incluso cuando son adultos estas personas tienen grandes problemas para darse cuenta si se han quemado, golpeado, etc. Por lo que han de tener cuidado con las actividades que hacen.
Así que paradójicamente no sentir el dolor supone tener una calidad de vida menor que percibirlo con normalidad.
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Sobre Neurocosas:
Dirigido y presentado por Pablo Barrecheguren (@pjbarrecheguren), Neurocosas es un proyecto de divulgación científica realizado por Big Van, Científicos sobre ruedas y Muy Interesante financiado con la ayuda de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).