¿Qué pasa con la llama olímpica cuando terminan los Juegos?

El fuego olímpico se mantiene encendido ininterrumpidamente durante todo el campeonato.
antorcha

Las competiciones terminan, las pruebas se acaban; el crono se para y las medallas se reparten. Después de varias semanas de emoción y deporte, los Juegos Olímpicos se acaban y ya toca pensar en la cita olímpica que tendrá lugar, si ninguna pandemia lo impide, dentro de cuatro años. Pero hay un detalle en el que mucha gente repara y sobre el que muchos se preguntan: ¿Qué pasa con la llama olímpica cuando terminan los Juegos?

Historia y simbolismo de la llama olímpica

El legado de Prometeo y la pureza del fuego

Para encender la llama olímpica, en la Antigua Grecia se utilizaba directamente el calor del sol. Así, según las antiguas creencias, se mantenía la pureza, y simboliza el fuego que Prometeo le robó a los dioses y le entregó a los hombres. Después, esta llama se dejaba en el altar de la diosa Hestia, la deidad griega del fuego del hogar, aunque también se hacían ofrendas frente a los templos de los dioses Zeus y Hera.

La tradición de la antorcha desde los Juegos de Ámsterdam 1928

No fue hasta los juegos que se celebraron en Ámsterdam, en 1928, cuando se recuperó la tradición del fuego olímpico, aunque en esa ocasión se encendió directamente en el pebetero del estadio. Ya en los Juegos de 1936, en Berlín, la ceremonia de la llama volvió a Grecia, pero por una cuestión puramente comercial: el Reich creía que volver a la antigua tradición serviría como reclamo para turistas y espectadores.

Llama olímpica. Fuente: Pixabay

La ceremonia de encendido en Grecia

El uso del calor solar en Olimpia

Para los antiguos griegos, la llama representaba las cualidades más positivas de los hombres, que iban a sacar lo mejor de sí mismos en las diferentes pruebas deportivas. Sin embargo, y a pesar de toda la tradición, no siempre ha habido antorcha desde que se recuperaron los Juegos a finales del siglo XIX.

En la actualidad, al menos oficialmente, aún se sigue utilizando el sol como catalizador para crear el fuego olímpico. Un detalle curioso es que esta ceremonia todavía se realiza en Grecia (concretamente en Olimpia), la cuna de los Juegos y de los dioses. Si el día del ritual las condiciones meteorológicas no son las propicias, se recurre a la llama prendida en el ensayo general, que permanece guardado en una lámpara de seguridad. Hoy en día, la antorcha olímpica suele coronar el estadio principal de los Juegos, y permanece encendida durante toda la competición.

El evento solemne y su transmisión en directo

Desde el regreso de los Juegos Olímpicos, la ceremonia del encendido de la antorcha se ha convertido en un acontecimiento curioso y lleno de solemnidad. El paso de los años y las décadas ha ido añadiendo elementos al ritual, que ahora es grabado y retransmitido en directo a través de las redes sociales, y sigue un itinerario y un recorrido hasta que el día del inicio de los Juegos la llama culmina en el estadio principal, donde estará encendida ininterrumpidamente hasta que todo termina.

Llama olímpica. Fuente: Pixabay

El recorrido de la antorcha olímpica

La relevancia de su iluminación durante toda la competición

Una vez encendida, la antorcha olímpica emprende un recorrido meticulosamente planificado, que simboliza la unión de naciones y culturas. Este viaje no solo es un homenaje a la paz y la amistad, sino que también es un recordatorio constante del espíritu olímpico. La llama arde ininterrumpidamente durante toda la competición. Su presencia constante es un símbolo de la continuidad y la permanencia de los ideales olímpicos.

La reintegración comercial en 1936

En los Juegos de Berlín de 1936, la ceremonia de la llama olímpica experimentó un renacimiento por motivos comerciales. El régimen nazi vio en la tradición griega una oportunidad para atraer turistas y espectadores. Así, utilizó el simbolismo del fuego para promover su agenda política. A pesar de este contexto, la ceremonia logró consolidarse como un elemento esencial de los Juegos Olímpicos y se desvinculó de sus orígenes propagandísticos y reafirmándose como un símbolo de paz y unidad.

El significado de la llama en los Juegos Olímpicos

Simbolismo de las cualidades positivas y el espíritu deportivo

La llama olímpica representa las cualidades más nobles del espíritu humano: el coraje, la perseverancia y la dedicación. Estos valores son los que los atletas encarnan al competir, esforzándose por alcanzar la excelencia. La llama es un recordatorio constante de que el deporte es una celebración de lo mejor de la humanidad, uniendo a personas de diferentes culturas y naciones en un esfuerzo común. Este simbolismo es lo que hace que la llama sea más que un simple fuego, convirtiéndola en un emblema de la aspiración humana hacia la grandeza.

Llama olímpica. Fuente: Pixabay

El impacto cultural y las entidades relacionadas

Más allá de su significado deportivo, la llama olímpica ha dejado una huella indeleble en la cultura popular. Ha inspirado obras de arte, literatura y cine, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y resiliencia. Las entidades relacionadas con los Juegos Olímpicos, como el Comité Olímpico Internacional, juegan un papel crucial en la preservación y promoción de este legado. A través de la llama, se transmite un mensaje de paz y cooperación internacional, recordándonos que, a pesar de las diferencias, todos compartimos un mismo deseo de progreso y armonía.

Aunque muchos crean que el fuego olímpico se mantiene eternamente encendido, y va pasando de Juegos a Juegos sin alterarse, lo cierto es que al finalizar las pruebas la llama se apaga. Solo unos meses antes del comienzo de los siguientes Juegos es cuando se enciende y va recorriendo distintos lugares del país anfitrión dispersando el espíritu olímpico.

Referencias

  • Llewellyn, Matthew P. "Lighting the Olympic flame." The International Journal of the History of Sport 28.5 (2011): 648-668. DOI:10.1080/09523367.2011.554178
  • Maguire, Joseph, Jack Black y Becky Darlington. "‘The Day the Flame Came to Town’: The Olympic flame, symbol, community and commodification." Sociology of Sport Journal 32.2 (2015): 117-139. DOI:10.1123/ssj.2014-0093

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