La palabra" celaje" tiene una sonoridad que, ineludiblemente, nos hace girar la cabeza hacia el cielo. Sobre todo en esos momentos en los que las nubes forman patrones y colores que parecen pintados en el firmamento por el pincel de algún dios desconocido. "Celaje" proviene del latín, caelum, que significa "cielo", y que a su vez tiene raíces en el griego, koilon, aludiendo a lo "hueco" o "abovedado". La palabra "cielo" apareció por primera vez en el Cantar de Mio Cid. Si nos remontamos a la mitología romana, Caelus (Caelo) fue un primitivo dios del cielo. Es el equivalente al dios griego Urano.
El celaje hace referencia a la imagen de las nubes en movimiento, iluminadas de manera especial por la luz del sol. En el Diccionario de la Real Academia Española, celaje se define como el “aspecto que presenta el cielo cuando hay nubes tenues y de varios matices”. Esta definición subraya la naturaleza efímera y estética de este fenómeno, uno que ha sido capturado tanto en la poesía como en las artes visuales. La palabra, aunque no es de uso cotidiano, tiene un poder evocador especial para describir esos atardeceres o amaneceres en los que el cielo despliega una gama de colores y sombras que varían desde los tonos suaves hasta los más intensos.
¿Cómo se forma el celaje?
Para entender cómo se forma el celaje debemos acudir a la ciencia detrás de las nubes y la luz. La física atmosférica nos explica que la luz del sol atraviesa las partículas de agua y hielo suspendidas en el aire, dispersándose de forma diferente según la altitud, la humedad y la hora del día. Este proceso crea un espectáculo único de colores, especialmente durante el amanecer y el atardecer, cuando los rayos solares recorren un camino más largo en la atmósfera, fruto de la generación de tonos rojizos y dorados.
Este fenómeno, conocido como dispersión de Rayleigh y dispersión de Mie, depende de la longitud de onda de la luz, la altitud de las nubes y la composición del aire. La dispersión de Rayleigh afecta principalmente las partículas más pequeñas, como moléculas de oxígeno y nitrógeno, y es responsable del color azul del cielo durante el día. La dispersión de Mie, por su parte, afecta partículas de mayor tamaño, como las gotas de agua, lo que intensifica los tonos cálidos durante el amanecer y el atardecer.

La variación de colores en el celaje se debe también a la extinción atmosférica, un proceso en el cual los rayos de luz solar recorren un trayecto más largo en la atmósfera cuando el sol está cerca del horizonte. A medida que la luz pasa a través de capas más densas de aire, las longitudes de onda corta (azules y violetas) se dispersan fuera de la línea de visión, dejando visibles las longitudes de onda más largas, como las rojas, naranjas y doradas. Este fenómeno se acentúa durante el amanecer y el atardecer, cuando el ángulo de incidencia de la luz es bajo, generando un espectáculo de tonos intensos y cálidos.
Existen diferentes tipos de celajes según la altitud y las características de las nubes. Los cirrus, que flotan a más de 6.000 metros de altura y están compuestas de cristales de hielo, suelen reflejar la luz en tonos suaves y sutiles debido a la fina capa que forman. Este tipo de celaje genera una apariencia etérea, casi fantasmal, en el cielo, caracterizada por trazos blancos o tenues colores rosados y dorados. Al ser más finas y ligeras, estas nubes reflejan y refractan la luz de una forma única que tiende a dispersarse en tonos más delicados.
Las nubes en altitudes medias, como los altocúmulos y altostratos, formadas entre 2.000 y 6.000 metros, producen colores más intensos y saturados debido a su mayor densidad y el tamaño de las partículas que contienen. Este tipo de celaje es especialmente llamativo, con nubes que adquieren tonos dorados, púrpuras y a veces anaranjados. Las nubes bajas, como los cúmulos y estratos, situadas por debajo de los 2.000 metros, tienen una estructura más volumétrica y densa, lo que da lugar a celajes dramáticos y contrastantes, con cielos donde se combinan tonos oscuros y cálidos de manera imponente.
Pero hay otros muchos factores que afectan al tipo de celaje. De este modo, la presencia de partículas como el polvo, la sal marina, los aerosoles volcánicos y la contaminación puede intensificar o alterar estos colores, lo que amplifica la gama cromática o incluso introduce matices inusuales, como los tonos magenta o púrpura, en el celaje.

Celaje en el arte
El concepto de celaje ha sido un elemento clave en la historia del arte, especialmente en momentos de transición estética donde la naturaleza comenzó a representarse con mayor realismo y expresividad. Durante el Renacimiento, los pintores como Leonardo da Vinci y Rafael se interesaron en capturar cielos detallados y atmosféricos. Para ello, usaron técnicas de degradado y perspectiva atmosférica para dar profundidad a sus obras. El celaje, con sus nubes sutiles y colores cambiantes, comenzó a ser un recurso para añadir dinamismo y significado a las composiciones, en una búsqueda de combinar el entorno natural con el tema principal de la obra.
En el Romanticismo, el celaje se volvió una poderosa herramienta de expresión emocional. Pintores como J.M.W. Turner y Caspar David Friedrich utilizaron cielos cargados de nubes y colores dramáticos para transmitir emociones profundas y conceptos espirituales.
En el arte moderno y contemporáneo, el celaje sigue siendo una fuente de inspiración para explorar la relación entre luz, color y percepción. Fotógrafos y pintores actuales buscan capturar la fugacidad del celaje en su máximo esplendor, especialmente durante la "hora dorada" o el crepúsculo. En esta época, los colores y la intensidad de la luz brindan una estética de ensueño, y a los artistas jugar con la interpretación y la abstracción del cielo. Así, el celaje continúa siendo un tema universal que conecta a los artistas con la belleza cambiante del mundo natural. Y, por supuesto, también deja libertad al artista que tenemos dentro: hoy cualquier puede capturar en su móvil la magia del celaje, un escenario reservado antiguamente solo a los dioses.

Del celaje a la celajería
Hay una palabra que se deriva de celaje y es igualmente hermosa. "Celajería" es un termino utilizado para referirnos a la representación detallada y estética de los cielos y nubes, especialmente en pintura y decoración. Este concepto aparece en las artes plásticas, donde, como hemos visto, los artistas trabajan los detalles de las nubes y sus matices. Se trata de obras que capturan la luz, el color y la profundidad del cielo.