Aunque la respiración no sea tan eficaz, es posible llevar una vida relativamente normal con un único pulmón o incluso con parte de uno, si bien el afectado deberá reducir la intensidad de su actividad física. De hecho, hay varias decenas de miles de personas en todo el mundo viven con solo uno de estos órganos. La extirpación quirúrgica de un pulmón -neumonectomía- o de un lóbulo del mismo -lobectomía- son medidas médicas extremas que suelen utilizarse para combatir, por ejemplo, el cáncer pulmonar.
La posibilidad de vivir con un solo pulmón
¿Cómo es posible vivir con un solo pulmón?
El cuerpo humano es sorprendentemente adaptable, y cuando se elimina uno de los pulmones, el pulmón restante asume un papel más activo y eficiente. Aunque no hay regeneración del tejido pulmonar extirpado, el pulmón sano puede expandirse en el espacio adicional de la caja torácica, permitiendo una mejora en su capacidad y rendimiento. Este proceso de adaptación es crucial para mantener una calidad de vida aceptable, y con el tiempo, muchas personas logran recuperar hasta un 80% de su capacidad pulmonar original.
Vivir con un solo pulmón implica que el órgano restante debe trabajar más para compensar la pérdida. Sin embargo, a través de la adaptación fisiológica, el pulmón sano se vuelve más eficiente en el intercambio de gases, lo que permite a la persona llevar a cabo actividades cotidianas con relativa normalidad. Es importante destacar que, aunque se puede vivir con un solo pulmón, la capacidad para realizar ejercicios intensos o adaptarse a altitudes elevadas puede verse afectada.
En la mayoría de los casos, los pacientes que han pasado por una neumonectomía o lobectomía reciben orientación médica y terapia respiratoria para facilitar la adaptación. Estas intervenciones son esenciales para asegurar que el pulmón restante funcione de manera óptima y que el paciente pueda continuar con su vida diaria sin mayores inconvenientes.

Neumonectomía y lobectomía: intervenciones comunes
La neumonectomía y la lobectomía son intervenciones quirúrgicas que se llevan a cabo en situaciones donde la salud pulmonar está gravemente comprometida. Estas cirugías se utilizan principalmente para tratar el cáncer de pulmón, pero también pueden ser necesarias en casos de infecciones severas, anomalías congénitas o traumas. La decisión de extirpar un pulmón completo o solo un lóbulo depende de la extensión de la enfermedad y del estado general del paciente.
Durante una neumonectomía, se extrae un pulmón completo, mientras que en una lobectomía, solo se extirpa una parte del pulmón. Ambas cirugías son procedimientos mayores que requieren una evaluación cuidadosa y planificación por parte del equipo médico. Los riesgos asociados incluyen complicaciones postoperatorias y la necesidad de un período de recuperación prolongado.
Después de la cirugía, el seguimiento médico es crucial para monitorear la recuperación del paciente y la adaptación del pulmón restante. La terapia respiratoria y el ejercicio físico supervisado son componentes esenciales del proceso de rehabilitación, ayudando a los pacientes a mejorar su capacidad pulmonar y a mantener su calidad de vida.
Impacto en la calidad de vida
Capacidad pulmonar tras la cirugía
La capacidad pulmonar tras la extirpación de un pulmón puede verse reducida inicialmente, pero con el tiempo, y mediante un proceso de adaptación, muchas personas logran recuperar una parte significativa de su función respiratoria. Este proceso es crucial para asegurar que el paciente pueda realizar actividades diarias sin experimentar falta de aliento excesiva o fatiga.
El pulmón restante se adapta a su nueva carga de trabajo aumentando su eficiencia en el intercambio de gases. Este fenómeno se debe, en parte, a la expansión del pulmón sano en el espacio adicional dejado por el pulmón extirpado. Con el tiempo, y con la ayuda de terapia respiratoria adecuada, es posible que el paciente recupere hasta un 80% de su capacidad pulmonar original.
Es importante destacar que la recuperación de la capacidad pulmonar varía entre individuos, dependiendo de factores como la salud general del paciente, la presencia de enfermedades coexistentes y el tipo de cirugía realizada. La evaluación médica regular y los ejercicios respiratorios son fundamentales para optimizar la recuperación y mantener una calidad de vida satisfactoria.
Ajustes necesarios en la actividad física
Tras la extirpación de un pulmón, es común que los pacientes necesiten realizar ajustes en su nivel de actividad física. Aunque es posible llevar una vida activa, la intensidad de los ejercicios puede necesitar ser moderada para evitar el agotamiento excesivo. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga pueden ser adecuadas, siempre y cuando se realicen bajo la supervisión de un profesional de la salud.
El ejercicio regular es esencial para mantener la salud pulmonar y cardiovascular, y contribuye a mejorar la capacidad respiratoria del pulmón restante. La clave está en adaptar el ritmo y la intensidad del ejercicio a las nuevas capacidades del cuerpo, evitando actividades que puedan causar dificultad para respirar o estrés excesivo en el sistema respiratorio.
Los pacientes deben trabajar en estrecha colaboración con sus médicos y fisioterapeutas para desarrollar un plan de ejercicio personalizado que se ajuste a sus necesidades y capacidades individuales. Este enfoque ayuda a maximizar los beneficios del ejercicio mientras se minimizan los riesgos potenciales.
Adaptaciones fisiológicas del pulmón restante

Expansión y eficiencia del pulmón sano
El pulmón sano, tras la extirpación de su par, experimenta una serie de cambios fisiológicos que le permiten adaptarse a su nueva función. Uno de los cambios más notables es la expansión del pulmón en el espacio adicional dejado por el órgano extirpado. Esta expansión permite un aumento en la capacidad del pulmón para albergar aire y realizar el intercambio de gases de manera más eficiente.
El aumento de la eficiencia del pulmón sano se debe a la necesidad de compensar la pérdida del otro pulmón. Este órgano restante se adapta rápidamente, mejorando su capacidad para oxigenar la sangre y eliminar el dióxido de carbono. Esta adaptación es crucial para mantener el equilibrio respiratorio del cuerpo y asegurar que los tejidos reciban suficiente oxígeno para su funcionamiento.
La capacidad del pulmón sano para adaptarse varía según el estado de salud previo del paciente y su capacidad para seguir un régimen de terapia respiratoria y ejercicio físico. Es fundamental que el paciente reciba orientación médica adecuada para optimizar esta adaptación y mantener su calidad de vida.
Recuperación de la capacidad pulmonar
La recuperación de la capacidad pulmonar tras una neumonectomía o lobectomía es un proceso gradual que requiere tiempo y esfuerzo. A través de la terapia respiratoria y el ejercicio físico regular, los pacientes pueden mejorar su función pulmonar y reducir los síntomas de falta de aliento y fatiga. Este proceso de recuperación es esencial para asegurar que el paciente pueda llevar una vida activa y satisfactoria.
La recuperación no solo implica la mejora de la capacidad pulmonar, sino también la adaptación del cuerpo a las nuevas condiciones respiratorias. Esto incluye la optimización del intercambio de gases y la mejora de la eficiencia del pulmón sano. Con el tiempo, y con el apoyo adecuado, los pacientes pueden experimentar una mejora significativa en su calidad de vida.
La clave para una recuperación exitosa radica en la colaboración entre el paciente y su equipo médico. La evaluación regular de la función pulmonar y el seguimiento de un plan de rehabilitación personalizado son esenciales para maximizar los beneficios de la cirugía y minimizar los riesgos asociados.
Riesgos y consideraciones

Desventajas de vivir con un solo pulmón
Vivir con un solo pulmón presenta ciertos desafíos y desventajas que deben ser considerados. Uno de los principales inconvenientes es la reducción de la capacidad pulmonar total, lo que puede resultar en una menor tolerancia al ejercicio intenso y una mayor susceptibilidad a la fatiga. Además, el pulmón restante debe trabajar más para compensar la pérdida, lo que puede aumentar el riesgo de complicaciones respiratorias.
Otra desventaja potencial es el esfuerzo adicional que el corazón debe realizar para mantener un suministro adecuado de oxígeno a los tejidos del cuerpo. Esto puede resultar en una mayor carga cardiovascular, especialmente en personas con condiciones preexistentes. Por lo tanto, es fundamental que los pacientes mantengan un estilo de vida saludable y sigan las recomendaciones médicas para minimizar estos riesgos.
Además, las personas que viven con un solo pulmón deben ser particularmente cuidadosas con su salud respiratoria. Evitar el tabaquismo, mantener un ambiente libre de contaminantes y seguir un régimen regular de chequeos médicos son medidas cruciales para preservar la función pulmonar y prevenir complicaciones a largo plazo.
Importancia de la terapia y el ejercicio regular
La terapia respiratoria y el ejercicio físico regular son componentes esenciales para mantener la salud pulmonar en personas que viven con un solo pulmón. Estos enfoques ayudan a mejorar la capacidad pulmonar, fortalecer los músculos respiratorios y aumentar la resistencia física general. Además, el ejercicio regular contribuye a mantener un peso saludable y a mejorar la salud cardiovascular, lo que es especialmente importante en este contexto.
La terapia respiratoria incluye técnicas específicas para mejorar la eficiencia del pulmón sano, como ejercicios de respiración profunda y entrenamiento de los músculos respiratorios. Estos ejercicios ayudan a maximizar la capacidad del pulmón restante y a reducir los síntomas de falta de aliento y fatiga.
El ejercicio físico debe ser adaptado a las capacidades y necesidades individuales del paciente, y siempre debe realizarse bajo la supervisión de un profesional de la salud. Un enfoque personalizado asegura que el paciente obtenga los máximos beneficios del ejercicio mientras se minimizan los riesgos potenciales.
Preguntas frecuentes sobre vivir con un solo pulmón
¿Cuántos años se puede vivir con un solo pulmón?
La esperanza de vida de una persona que vive con un solo pulmón puede ser similar a la de alguien con ambos pulmones, siempre y cuando se mantengan hábitos de vida saludables y se sigan las recomendaciones médicas. La calidad de vida y la longevidad dependen de factores como la salud general del paciente, la causa de la extirpación del pulmón y el estado del pulmón restante.
Es importante destacar que, aunque vivir con un solo pulmón presenta ciertos desafíos, muchas personas llevan vidas largas y activas tras la cirugía. El seguimiento médico regular y el mantenimiento de un estilo de vida saludable son esenciales para maximizar la esperanza de vida y la calidad de vida en estas circunstancias.
¿Se puede vivir sin un pulmón?
Sí, es posible vivir sin un pulmón, y muchas personas lo hacen con éxito. La clave para una vida saludable en estas circunstancias radica en la adaptación del pulmón restante y el mantenimiento de hábitos de vida saludables. Aunque la capacidad para realizar ejercicios intensos puede verse afectada, con el apoyo adecuado, las personas pueden llevar vidas activas y satisfactorias.
El pulmón restante se adapta al aumento de la carga de trabajo, mejorando su eficiencia y capacidad para realizar el intercambio de gases. La terapia respiratoria y el ejercicio regular son fundamentales para optimizar esta adaptación y asegurar que el paciente pueda llevar una vida activa y saludable. Con el tiempo y el cuidado adecuado, vivir sin un pulmón puede ser una experiencia manejable y positiva.
Referencias
- Comroe, J. H. (1966). The lung. Scientific American, 214(2), 56-71. doi: https://www.jstor.org/stable/24931268
- John H Dark. (1997). Lung: living related transplantation, British Medical Bulletin, Volume 53, Issue 4, Pages 892–903. doi: https://doi.org/10.1093/oxfordjournals.bmb.a011657