Monstruos de la historia: el licántropo u hombre lobo

La leyenda del hombre lobo es anterior a los tiempos de la Grecia Clásica y ha perdurado hasta convertirlo en uno de los monstruos más populares.
Hombre lobo

La luna brilla pálida y redonda en el negro lienzo de la noche. El viento sigue tus pasos colándose por entre los árboles dejando como única huella el suave mecer de las hojas en sus altas copas otoñales. No estás seguro, pero tampoco tienes duda: sientes unos ojos de fuego clavados en tu nuca, observándote y esperando el momento propicio para saltarte al cuello. Das un paso, luego otro. Pisas una rama seca que cruje, cortándote la respiración. De pronto escuchas un lamento a lo lejos, largo y profundo. Un aullido. Alguien (o algo) acercándose a ti. Un gruñido y entonces lo ves. Corre, Caperucita, que viene el lobo… ¿o quizás se trata de un licántropo?

El origen de la leyenda del hombre lobo

El mito del hombre lobo en la Antigüedad

Mucho antes de que Hollywood los convirtiera en bronceados y musculosos jóvenes que se disputan el amor de una adolescente con vampiros anémicos con piel de brillantina, el hombre lobo ya formaba parte de las historias y leyendas del ser humano. Se trata, como su propio nombre indica, de una persona con la capacidad (o la maldición) de transformarse en lobo a voluntad o cuando se dan X condiciones concretas según la versión. Mientras que unos cuentos hablan de que la transformación en lobo es literal y completa, otros describen una especie de híbrido entre hombre y bestia, de fuerza sobrehumana y apetito voraz. La palabra licántropo, de hecho, es un vocablo que proviene del griego lycanthropos y literalmente supone la unión de lýkos (lobo) y ánthrōpos (hombre).

La figura de Licaón y su influencia en el folklore

Según se dice, Licaón era el rey de Arcadia y gobernaba como un cruel tirano ávido de poder. Tal era su locura y desprecio por los dioses que comenzó a hacer sacrificios humanos con los que se burlaba del Olimpo para, más tarde, devorar las entrañas de sus víctimas. Unas versiones dicen que Licaón mataba a los incautos viajeros a los que daba cobijo en su palacio y otras que eran sus propios hijos (tenía unos 50).

El caso es que las prácticas de Licaón llegaron a oídos de Zeus y el padre de todos los dioses decidió comprobar la veracidad de las acusaciones en persona, disfrazándose como un mendigo y colándose en el palacio del rey de Arcadia. Licaón descubrió que se trataba de Zeus y no intentó matarlo, pero tampoco pudo resistir la oportunidad de humillar al señor del Olimpo y le sirvió carne humana. Encolerizado, Zeus fulminó al primogénito de Licaón con un rayo y transformó al macabro rey en un lobo, condenando a su estirpe para siempre. En la versión de Ovidio, el poeta señala que el castigo de Zeus solo sirvió para externalizar la naturaleza asesina de Licaón, pero que él ya había demostrado comportamientos animales cuando era un hombre.

Referencias en la Epopeya de Gilgamesh y la Grecia Clásica

La referencia más antigua que se tiene de un hombre convertido en lobo se encuentra en la Epopeya de Gilgamesh, un poema con alrededor de 5000 años de antigüedad que es considerado el primer relato épico de la historia. En él, Gilgamesh rechaza a una hermosa joven cuando descubre que convirtió a su antiguo amante en un lobo. Ya en tiempos de la Grecia Clásica, Heródoto hablaría de los neuri, un pueblo nómada que habitaba en el oeste de Escitia (lo que hoy sería Polonia o Rusia occidental) con la capacidad de convertirse en lobos en determinados momentos del año. Fue en Grecia donde surgió el mito de Licaón, narrada por Platón y popularizada más tarde por el romano Ovidio.

Ilustración de un hombre lobo - Getty Images

Supersticiones y misticismo en torno al hombre lobo

Conexión con los guerreros berserker de las tradiciones nórdicas

El vínculo entre hombre y animal es muy antiguo. Una de las interpretaciones que se le suele dar a las pinturas paleolíticas es que, al dibujar los animales de su entorno, nuestros antepasados no solo plasmaban el mundo que les era conocido sino que los convertían en símbolos de cualidades que podían resultarles atractivas. Un lobo es un cazador nato, rápido, ágil y fuerte. ¿Qué hombre prehistórico no querría ser uno de ellos? También era muy común, desde la cultura chamánica hasta los pueblos paganos, vestirse con las pieles de los lobos por motivos ajenos a las condiciones climatológicas.

Sin duda, el origen del hombre lobo moderno lo encontramos en la historia de Licaón pero hubo muchas otras culturas después de los griegos que continuaron engrosando la leyenda del licántropo. Los nórdicos, por ejemplo, contaban en la Saga völsunga la historia de un padre y su hijo que encontraron una piel mágica que les convertía en lobos si la vestían. También tenían a los berserker, guerreros que luchaban a pecho descubierto y bajo los efectos de unas setas alucinógenas a los que las leyendas atribuían la capacidad de convertirse en osos y lobos.

Hombre lobo - Imagen: iStock Photo.

Vinculación con la brujería y el mal en la Edad Media

En la Edad Media, el licántropo perduró como una criatura del folklore popular pero asociada a los nuevos valores de la época y a la moral cristiana que se extendió en Europa. Así, los hombres lobo ya no eran fruto de castigos divinos sino siervos de las fuerzas del mal y el resultado de maldiciones o hechizos derivados de la brujería.

Es muy común encontrar, desde alrededor del siglo XI hasta el XVIII, historias de supuestos avistamientos y casos reales de licántropos que por desgracia son más terroríficos de lo que uno podría pensar. No fueron pocos los asesinos en serie que confesaron, voluntariamente o después de ser torturados, practicar el canibalismo con sus víctimas y achacarlo a su condición de licántropos. Uno de los casos más conocidos fue el de Peter Stubbe, un granjero alemán que vivía en Bedburg y fue acusado de ser un hombre lobo y haber cometido numerosos asesinatos en el pueblo. Fueron los propios vecinos quienes, a partir de sus supersticiones, acusaron a Stubbe e hicieron que lo ejecutaran.

Transformaciones y creencias en la licantropía

Definición de licántropo: del mito a la realidad

La definición de licántropo ha evolucionado a lo largo del tiempo, desde sus raíces mitológicas hasta su interpretación en la cultura moderna. Originalmente, el término se refería a un ser humano que podía transformarse en lobo, ya sea por voluntad propia o debido a una maldición. Esta capacidad de metamorfosis reflejaba la dualidad inherente en la naturaleza humana. Sin embargo, con el avance del conocimiento científico, la licantropía también comenzó a entenderse desde una perspectiva más racional.

Casos históricos de supuestos licántropos

A lo largo de la historia, han existido numerosos casos documentados de individuos acusados de ser hombres lobo. Uno de los más conocidos es el de Peter Stubbe, un granjero alemán del siglo XVI que fue acusado de cometer una serie de asesinatos y de practicar canibalismo. Según los relatos, Stubbe confesó bajo tortura que había hecho un pacto con el diablo y que, a cambio, había recibido un cinturón mágico que le permitía transformarse en lobo. Aunque estas confesiones a menudo se obtenían mediante tortura, reflejan el miedo y la superstición que rodeaban al fenómeno de la licantropía en la época.

La licantropía clínica: entre la enfermedad y el mito

En la actualidad, la licantropía se ha asociado con una condición psicológica conocida como "licantropía clínica", en la que el individuo cree sinceramente que puede transformarse en un lobo u otro animal. Esta condición, aunque rara, se ha documentado en la literatura médica y ofrece una visión fascinante de cómo las creencias culturales pueden influir en la percepción de la realidad. La licantropía clínica representa un puente entre el mito y la realidad.

Representación clásica en el cine del hombre lobo - Getty Images

El hombre lobo en la cultura moderna

Resurgimiento en la literatura gótica y el Romanticismo

El interés por el hombre lobo resurgió con fuerza durante el siglo XIX en pleno el auge de la literatura gótica y el movimiento romántico. Aunque menos popular que otras figuras, como la del vampiro, autores como Émile Erckmann y Alexandre Chatrian exploraron el licántropo en sus obras. La figura del hombre lobo se convirtió en un símbolo de la dualidad humana, de la lucha entre el bien y el mal, la razón y la pasión.

Impacto en el cine: "El hombre lobo" de 1941

Con la popularización de la literatura de terror, la literatura gótica y el movimiento del Romanticismo, los licántropos encontraron un nuevo filón en el que prosperar y seguir formando parte de nuestra cultura durante años. En 1941 se estrenó El hombre lobo, película protagonizada por Lon Chaney Jr que fue un éxito e hizo a este peludo reminiscente de épocas pasadas una estrella de Hollywood y uno de los grandes monstruos del cine junto al vampiro, la momia y el monstruo de Frankenstein.

Representaciones actuales en videojuegos y juegos de rol

En la cultura contemporánea, los hombres lobo han encontrado un nuevo hogar en los videojuegos y juegos de rol, donde continúan fascinando a las nuevas generaciones. En estos medios, los licántropos son a menudo personajes complejos, con habilidades únicas y un trasfondo rico en mitología y folklore. Los jugadores pueden explorar la dualidad de su naturaleza y enfrentarse a desafíos que reflejan la lucha interna del hombre lobo entre su lado humano y su lado bestial.

Referencias

  • Buxton, Richard. 2014. "Wolves and werewolves in Greek thought", en Interpretations of Greek Mythology (Routledge Revivals), pp. 60-79. Routledge.
  • Franck, Kaja y Sam George. 2019. "Contemporary werewolves", en Twenty-first Century Gothic: An Edinburgh Companion, pp. 144-160. Edinburgh University Press.
  • McKay, Robert y John Miller (eds.). 2017. Werewolves, Wolves and the Gothic. University of Wales Press.

Recomendamos en