La tumba de Hernán Cortés: ¿dónde está enterrado el conquistador español?

Sus restos fueron trasladados en varias ocasiones hasta reposar en una iglesia abandonada en la que su ubicación pasa totalmente desapercibida.
Entrada de Hernán Cortés en Tenochtitlan

Hernán Cortés es uno de los conquistadores más importantes de la historia de España. Un personaje histórico famoso por su hazaña al frente de una de las expediciones más exitosas para los intereses castellanos. Fue el encargado de derrotar al imperio azteca y conquistar el territorio que pasaría a llamarse Nueva España, actualmente México. Sin embargo, sus restos no han tenido un descanso pleno ni ocupan un lugar destacado a la altura de sus gestas. Desde la independencia de México a la actual polémica que envuelve los hechos relacionados con el descubrimiento y conquista de América, la tumba de Hernán Cortés ha estado en el punto de mira. ¿Dónde está enterrado el conquistador de México y cómo es la tumba de Hernán Cortés?

Fachada del Templo de Jesús Nazareno, en Ciudad de México, donde está enterrado Hernán Cortés. Henryficar / Wikimedia

Una muerte sin descanso

A pesar de los siglos que han transcurrido desde sus acciones, Hernán Cortés sigue siendo un personaje con impacto en la actualidad y su figura mantiene vigente la controversia propia de los conquistadores, que reúnen en una misma persona la gloria y la crueldad de lo que suponían las expediciones militares. Es esta posición la que ha llevado a una odisea a los restos de Hernán Cortés, que fueron trasladados varias veces, ocultados e incluso estuvieron más de cien años desaparecidos, hasta su hallazgo y reubicación en su sepultura actual, desapercibida y abandonada en la Ciudad de México.

Hernán Cortés murió el 2 de diciembre de 1547 en Castilleja de la Cuesta, municipio cercano a Sevilla. El propio Cortés cambió un par de veces las directrices en su testamento acerca de sus deseos donde ser enterrado. En cualquier caso, recibió sepultura en el monasterio de San Isidoro del Campo, en la cripta de los duques de Medina Sidonia. De allí se inhumaron los restos del conquistador en 1566 y, por decisión familiar, fueron trasladados a Nueva España y reposaron en el templo de San Francisco de Texcoco, a unos treinta kilómetros de Ciudad de México.

En 1794 fueron exhumados de nuevo los restos de Hernán Cortés. El motivo fue la decisión de trasladarlos al templo adjunto al Hospital de Jesús Nazareno, heredero de la institución que el propio Cortés fundó en el lugar donde tuvo su primer encuentro con Moctezuma, una de las ubicaciones que el conquistador marcó como el sitio donde quería ser enterrado. La urna con los huesos de Hernán Cortés emprendió una nueva travesía hasta este templo, donde se colocó un zócalo y un busto del conquistador marcando su lugar de descanso que, desgraciadamente, tampoco sería el definitivo.

Placa que señala la sepultura de Hernán Cortés. Xavier López Medellín / Wikimedia

Más de un siglo en paradero desconocido

La independencia de México en 1821 desató una euforia que desembocó en un sentimiento antiespañol en algunos sectores. Lucas Alamán, ministro de mexicano por entonces, temió que los restos de Cortés fueran profanados y su tumba destruida, por lo que acordó con el capellán del hospital ocultar la urna de Cortés y hacer creer al pueblo que había sido enviada a Italia. El lugar donde se escondieron los restos de Cortés fue un secreto tan bien guardado que corrió el peligro de caer en el olvido para siempre. Alamán dejó en la embajada española un documento donde se indicaba el paradero de Cortés, pero incluso esta información se guardó celosamente.

No fue hasta el 28 de noviembre de 1946 cuando un equipo de investigación encontró la urna con los restos de Cortés y puso fin a 123 años en los que la tumba de Cortés estuvo en paradero desconocido. Se acabó con el misterio de su sepultura, pero se reinició el debate acerca del tratamiento que debía recibir un personaje que ya era tabú para gran parte de la sociedad mexicana. Varias voces se esforzaron por hacer prevalecer sus posturas, que oscilaban entre el reconocimiento de un héroe y la destrucción de los restos de un genocida.

El gobierno mexicano tomó la vía de en medio y dejó descansar a Cortés donde había sido encontrado. En 1947, Hernán Cortés fue reubicado en el muro de la Iglesia de Jesús Nazareno, en el centro histórico de la Ciudad de México. Ahí siguen desde entonces, a la izquierda del altar en un templo abandonado en el que no se permiten las visitas ni ningún acercamiento turístico a la tumba, marcada únicamente con una placa inscrita con un escueto “Hernán Cortés 1485-1547".

Referencias:

  • Martínez Hoyos, F. 2014. Breve historia de Hernán Cortés. Nowtilus.
  • Mira Caballos, 2021. Hernán Cortés: una biografía para el siglo XXI. Crítica.

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