Ramsés II fue un personaje histórico superlativo en todos los sentidos. Conocido como Ramsés el Grande, es considerado el faraón más destacado del Imperio Nuevo, período en el que Egipto vivió su edad de oro. Construyó más que ningún otro soberano egipcio, tuvo un centenar de hijos, vivió unos 90 años y, por si fuera poco, su momia podría considerarse la mejor conservada de la historia de Egipto.

Un cuerpo para la vida eterna
Los antiguos egipcios perfeccionaron hasta lo obsesivo el proceso de momificación de cadáveres. Según sus creencias, después de morir podían acceder a la vida eterna en el Más Allá y para ello necesitaban mantener el cuerpo en las mejores condiciones posibles. Las características climáticas de Egipto favorecen esta práctica, pues incluso se han encontrado cuerpos bien conservados de manera natural bajo la arena del desierto, donde el clima seco evita la descomposición total. Si a esta circunstancia le añadimos las prácticas que emplearon los expertos en la momificación, el resultado es que hay arqueólogos que afirman que al descubrir una momia parecía que estaban interrumpiendo el sueño de una persona.
En el caso de Ramsés II, fue faraón en el momento álgido del Imperio egipcio y parece que para conservar a tan destacado personaje hubo un cuidado excepcional a la hora de su momificación. Fruto de ello es que hoy día podamos ver la expresión del faraón petrificada en su rostro e incluso restos de sus cabellos pelirrojos. La momia conserva las facciones de un hombre que murió con noventa años, una edad que triplicaba la esperanza de vida en el antiguo Egipto, con rasgos que no se han deteriorado por la compresión de las vendas, como ha ocurrido con otras muchas momias.

Una momia viajera
Aunque la tumba de Ramsés II fue excavada en el Valle de los Reyes (la KV7), su momia se trasladó a otro lugar para protegerla del vandalismo y el expolio que ha sufrido la tumba desde la propia Antigüedad. Fue descubierta en un escondite de Deir el-Bahari, el Cachette Real. De allí se sacó en 1881 y fue desvendada por Gaston Maspero, un egiptólogo francés que se convirtió en la autoridad arqueológica del momento. De él tenemos la primera descripción del faraón tras observar su momia:
“La cabeza es alargada y pequeña en relación al cuerpo. La parte alta del cráneo está completamente calva. La frente es baja y estrecha, con un prominente arco superciliar. Las cejas, muy pobladas y canosas; los ojos, pequeños y juntos; los pómulos, muy pronunciados. La nariz es larga, fina y ganchuda como la de los Borbones; las orejas están muy separadas del cráneo y lucen perforaciones para llevar pendientes. La mandíbula es fuerte y recia; la boca, pequeña pero de labios gruesos”.

Ramsés II murió en el año 1213 a. C. y, casi 1100 años después de su momificación, el grado de conservación de su cuerpo es del todo fascinante y podría considerarse la momia mejor conservada de Egipto de manera general. Esteban Llagostera, egiptólogo miembro fundador y secretario general del Instituto Cultural de Estudios egipcios cuenta en “Viaje póstumo a París del Faraón Ramsés II” que la momia fue restaurada por los sacerdotes de Amón de la Dinastía XXI, es decir, más de 200 años después de la muerte de Ramsés. Sin embargo, necesitó una intervención de mayor urgencia después de que la momia empezara a descomponerse tras la vitrina en la que estuvo expuesta en el Museo Egipcio de El Cairo. Para evitar la “segunda muerte” del faraón, se reunió a un equipo de expertos y de trasladó la momia a París en septiembre de 1976 para “curarla”:
“La momia de Ramsés el Grande estaba realmente en muy mal estado de conservación. Una vez retirado el sudario que la cubría, aparecieron grietas y fisuras, algunas de ellas muy profundas y también varias facturas. Un olor nauseabundo, indicaba claramente la presencia de infecciones biológicas. Había que determinar su género, para poderlas combatir adecuadamente. Los primeros análisis, de pequeñísimas muestras de piel y cabellos, con el microscopio electrónico, confirmaron la presencia de dos temibles agentes: hongos e insectos necrófagos”.
En la actualidad, la momia se exhibe en el Museo Nacional de la Civilización Egipcia, abierto al público de 2021. Ramsés II formó parte de las 22 momias de faraones y reinas que fueron trasladada al nuevo museo en el viral desfile dorado de los faraones.

Referencias:
- Llagostera, E. 2010. Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, t. 23, 61-89. UNED.
- Parra, J. M. 2015. Momias: la derrota de la muerte en el Antiguo Egipto. Crítica.