¿Quién fue el último virrey británico de la India? Esta es la historia de los infructuosos intentos de Lord Mountbatten por conciliar a hindúes y musulmanes antes de la independencia

Al bisnieto de la reina Victoria, leyenda de la II Guerra Mundial, le correspondió la difícil tarea de poner punto final a la presencia de su país en la India. Como último virrey, se vio forzado a entregar la joya de la corona del Imperio y luego, como primer gobernador general, a sellar la independencia. En la India lo quisieron y él se enamoró de ella, pero ya en casa Churchill se negó a darle la mano porque se había comportado como “un nativo más”
Últimos virreyes británicos de la India el día de su coronación y detalle de un encuentro entre Lord Mountbatten y Gandhi. Fotos: Getty y Wikimedia Commons. - Últimos virreyes británicos de la India el día de su coronación y detalle de un encuentro entre Lord Mountbatten y Gandhi

Louis Francis Albert Victor Nicholas George Battenberg, que nació en el Castillo de Windsor el 25 de junio de 1900, era bisnieto de la reina Victoria (su madre era la hija mayor de la princesa Alicia, segunda hija de la soberana), pero no tenía sangre inglesa, sino alemana, como toda la familia real británica.

Su padre y su madre, primos, eran miembros de la casa de Hesse; de ahí que, desde su nacimiento hasta 1917, fuera conocido como Su Alteza serenísima el príncipe Louis de Battenberg. Sin embargo, su padre adoptó el apellido Mountbatten, más británico, cuando la Primera Guerra Mundial hizo complicado llevar un apellido alemán en Inglaterra. Muchos lo hicieron: incluso el rey, Jorge V, cambió el de su dinastía (Sajonia-Coburgo- Gotha) por el de Windsor.

Además de su parentesco con Isabel II –de la que fue consejero informal, pero privilegiado, en los primeros años de su reinado–, Louis era tío materno del marido de esta, el duque Felipe de Edimburgo (la madre de este era su hermana Alicia de Battenberg, que se casó con el príncipe Andrés de Grecia). Pero más que en su sobrino Felipe, Mountbatten ejerció su influencia en el hijo de este, Carlos, el príncipe de Gales, para quien fue una suerte de figura paterna o mentor. De hecho, en 1974 intentó casarle con su nieta, Amanda Knatchbull, pero ella rechazó al heredero.

Lord Mountbatten y Carlos, príncipe de Gales
Tío y mentor de Carlos, príncipe de Gales, Lord Mountbatten le acompañó en más de un viaje oficial. En la imagen, vestidos con uniforme naval, en una visita a Nepal en 1975 para la coronación del rey Birendra. Foto: Getty.

Por méritos propios

Cuando Louis Mountbatten asumió el cargo de virrey de la India en 1947, sabiendo que sería el último, no era un don nadie. Tenía 47 años y, además de su bagaje aristocrático, tenía una distinguida carrera militar a sus espaldas. Podía presumir de haber vivido en primera persona algunos de los grandes acontecimientos de su siglo –combatiendo en la Primera Guerra Mundial y siendo un héroe de la Segunda, firmando la expulsión de los japoneses de Birmania y Singapur– y aun tenía que ser actor principal de la descolonización.

Louis, al que todos apodaban Dickie, estudió en la escuela naval militar, fue oficial de la Marina Real británica (Royal Navy) y un hábil diplomático. En lo militar solo tuvo un fracaso, pero sonado, el del desastre de Dieppe. El intento de tomar el puerto francés en 1942 acabó en una carnicería. A pesar de ello, se le dieron importantes responsabilidades en el Día D y sus aportaciones técnicas fueron realmente útiles.

Dieppe
Dieppe, Francia, 19 de agosto de 1942. Los cuerpos de soldados canadienses yacen entre lanchas de desembarco dañadas y tanques Churchill del regimiento de Calgary tras la operación Jubilee. Foto: ASC.

Durante la Segunda Guerra Mundial sobresalió en operaciones de mar y especialmente en tierra donde, con el cargo de comandante supremo interaliado en el Sudeste asiático, condujo a un ejército desalentado y desorganizado a la victoria terrestre más grande contra los japoneses. Fue su éxito en Birmania y Singapur lo que le llevó a ser distinguido como virrey de la India, y como tal habría de cargar con la responsabilidad del destino de ese país.

Llegada a la India

Gran Bretaña ganó la Segunda Guerra Mundial, pero quedó agotada por el esfuerzo. No le quedaban fuerzas para mantener su régimen colonial en un país convulso. La victoria de los laboristas en 1945, con Clement Attlee como líder, dio un giro a la situación en la India: los ingleses abandonarían su joya más preciada si la Liga Musulmana –que había movilizado a toda su comunidad– y el Partido del Congreso pactaban un reparto de poderes.

Clement Attlee
Clement Attlee, primer ministro del Reino Unido entre 1945 y 1951. Foto: Winterbergen / Wikimedia Commons.

Para el primer ministro Attlee, el hombre más capacitado para asumir el difícil cargo de último virrey de la India e iniciar los mecanismos que permitieran al país la mejor transición posible hacia la independencia era el almirante Lord Louis Mountbatten. Evidentemente, iba a aportar un toque regio a la situación, pero no lo eligió por su linaje, sino por su habilidad como político, diplomático y militar.

En marzo de 1947, Mountbatten y su esposa Edwina llegaron a Nueva Dehli y se instalaron en el maravilloso palacio de los virreyes. Fue coronado como el vigésimo virrey de la India con toda la pompa que exigía la tradición británica, aunque él no tenía el ánimo para fiestas. Era consciente de que tenía por delante una tarea muy difícil y pronto la realidad le demostraría que era mucho peor de lo que imaginaba.

Lord y Lady Mountbatten son coronados como virreyes de la India
En la fotografía, tomada el 21 de junio de 1948, Lord y Lady Mountbatten son coronados como virrey y virreina de la India. Foto: Getty.

La India le enamoró en cuanto llegó. Estaba decidido a ganarse del afecto de los nativos y a cambiar la forma de actuar de los británicos. Por ejemplo, rompió con todos los protocolos y con el aislamiento que durante siglos separó a los virreyes de la población. En las reuniones políticas o sociales de palacio, convocaba al mismo número de nativos que de ingleses, y empezó a reunirse con los líderes indios para intentar acercar posturas.

Visitó a Jawaharlal Nehru, del Congreso Nacional Hindú, en su modesta residencia de Nueva Delhi y lo conquistó con su sencillez y habilidad diplomática. De hecho, este dejó escrito en sus memorias que “volvía a encontrar en Mountbatten y su mujer a la Inglaterra acogedora y liberal de su juventud de estudiante”. También se entrevistó con Gandhi, que compartía con Nehru la idea de una India independiente, pero sin fragmentar. El afecto entre ellos fue sincero y mutuo (él y Edwina asistieron desolados poco tiempo después a la cremación de Gandhi).

Encuentro entre Gandhi y Lord Mountbatten en 1947
En la imagen, el primer encuentro de Gandhi y Lord Mountbatten en 1947. La visión que el inglés tenía del líder indio cambió a partir de esa cita y desarrolló un afecto genuino por el Mahatma. Foto: Getty.

El más grave escollo lo encontró el virrey al intentar dialogar con Mohammed Ali Jinnah, el líder de la Liga Musulmana, que tenía la sólida convicción de que los musulmanes jamás recibirían un trato equitativo en una India gobernada por un partido con predominio hindú. Pese a su larga experiencia diplomática y numerosas reuniones de horas interminables, Mountbatten no logró que el líder musulmán cediera en nada. Para él había dos territorios con fuerte minoría musulmana que no debían formar parte de la India: uno era la provincia norte, llamada Punyab, y el otro era la provincia de Bengala, en la parte noreste del territorio.

Mountbatten afirmó: “He terminado mi primera semana en funciones, me gustaría poder dibujar algo alentador sobre mis primeras impresiones, pero creo que sería de lo más engañoso. En esta fase temprana puedo ver pocos intereses comunes sobre los que construir alguna solución acordada para el futuro de la India. La única conclusión a la que he podido llegar es que a menos que actúe deprisa, seguramente caiga sobre mí el comienzo de una guerra civil”.

Cuando llega mayo, todo intento de unificar la India ha fallado. Gandhi se retira de la vida política y Jinnah y Nehru coinciden en dividir la India. El primero insistió –hasta quebrar la voluntad de Mountbatten– en que las provincias de Punyab y Bengala debían dividirse en dos: una parte sería conservada por la India y la otra pasaría al futuro Pakistán. Se producía el absurdo geográfico de que los dos territorios que pasarían a ser Pakistán estaban separados entre sí por 1.500 kilómetros.

Ante lo insostenible de la situación y temiendo la total perdida de control, el virrey adelantó la transferencia del poder a agosto. Dos naciones eran creadas por partición. El bisnieto de la reina Victoria había traído una presencia regia al drama de la independencia de la India, pero eso no pareció ejercer ninguna influencia. La imposibilidad de llegar a un acuerdo obligó a Mountbatten a anunciar que los ingleses abandonarían el país antes de agosto de 1947. Y así fue.

Triste legado

Todo se precipita y, tras 250 años en la India, Mountbatten da solo 73 días a los británicos para marcharse. Como él mismo diría en su discurso: “El 15 de agosto de 1947, el Imperio británico en la India llega a su fin”. Todos sabían lo que iba a pasar cuando los británicos se marchasen, el último virrey también.

Lord Mountbatten durante el discurso de partición e independencia de la India
Mountbatten fotografiado el 3 de junio de 1947, durante el discurso en el que anunció la partición de la India (“La única alternativa es la división”) y su independencia (“El 15 de agosto de 1947, el Imperio británico en la India llega a su fin”). Foto: Getty.

Mientras en Delhi y Carachi se celebraba la independencia, el Punyab central se quemaba. La noche anterior comenzaron las matanzas por ambas partes: los trenes que partían cargados de musulmanes hacia el territorio pakistaní eran interceptados por hordas de sijs que dejaban a su paso una carnicería y las mismas masacres se producían con los hindúes camino de la India. Templos sagrados hindúes que quedaron en territorio musulmán fueron incendiados, igual que las mezquitas musulmanas de la zona hindú. Solo en Calcuta, gracias a Gandhi, cuya sola presencia tenía más poder que todo un ejército, no hubo masacres.

Cuando despuntó el amanecer del día de la independencia, comenzó la más grande migración en la historia de la humanidad. Entre agosto de 1947 y marzo de 1948, cuatro millones y medio de hindúes y sijs fueron forzados a emigrar de Pakistán a India y seis millones de musulmanes a moverse en dirección contraria. Diez millones de personas fueron desplazadas en la partición de la India y un millón murieron.

Aunque a esto hubo que añadir una tragedia más, un tardío monzón de una violencia inusitada. Los cinco ríos del Punyab se desbordaron y miles de migrantes quedaron sepultados bajo sus aguas. Nunca se sabrá con exactitud el número de muertos que se produjo durante esos meses de 1947, pero las estimaciones más sombrías hablan de casi dos millones.

El Imperio británico que intentó construir la India durante siglos nunca podrá deshacerse de la vergüenza de esta gran tragedia, de los agónicos estertores de su etapa colonial. Aunque no podemos obviar que hubo gestos de altruismo por ambas partes y que en ello destacó por su humanidad Edwina. Sus heroicos esfuerzos para aliviar la miseria llevaron a la mujer del virrey a recorrer incansablemente los campos de refugiados, mezclándose con la gente de manera entregada y sincera y ofreciendo todo tipo de ayuda. Tras visitar a refugiados en el Punyab, Lady Mountbatten diría: “He hablado con muchas víctimas, se me rompía el corazón por ellos. Muchas familias han sido completamente destrozadas. Aquellos que han sobrevivido viven en permanente terror ante futuras agresiones. Fue un viaje muy triste. La desolación ante los muertos, los mutilados y los sin hogar es terrible. Todo esto es muy trágico”.

Goodbye, India

Físicamente, el fin del Imperio británico en la India tuvo lugar en el Fuerte Rojo de Delhi. En la medianoche del 14 al 15 de agosto de 1947, se arrió la bandera del Reino Unido y, ante una muchedumbre de indios jubilosos, Jawaharlal Nehru, que se había convertido en el primer ministro, izó la bandera nacional de la India por encima de la puerta de Lahore de la que, hasta entonces, había sido la residencia del virrey, haciéndose patente la transferencia de la autoridad de este al nuevo primer ministro de una India independiente.

Celebración del Día de la Independencia en el Fuerte Rojo de Delhi
Sobre estas líneas, una instantánea de los actos de celebración del Día de la independencia en el Fuerte Rojo de Delhi. Presididos por Nehru (Gandhi estaba en Calcuta), tuvieron lugar el 15 de agosto de 1947. Foto: Alamy.

No obstante, la marcha de Mountbatten del país no fue inmediata. Por solicitud de Nehru, ejerció de primer gobernador general de la Unión de la India, entre agosto de 1947 y junio de 1948, hasta el establecimiento de la República de la India.

De vuelta ya en Londres, Churchill se negó a darle la mano. A su juicio, tanto afecto por el libertador que rompió con la metrópoli (Gandhi) había hecho parecer a Lord Mountbatten “un nativo más”. Este incidente no mermó su fama y Mountbatten siguió siendo considerado un gran marino británico y un diplomático notable. Tras su misión en la India, fue nombrado jefe de las fuerzas navales británicas en el Mediterráneo (más tarde lo sería también de las de la Alianza Atlántica). Tras ser primer Lord del Almirantazgo y jefe del Estado Mayor naval, ocupó el cargo de jefe del Estado Mayor de la Defensa entre 1959 y 1965. Murió asesinado el 27 de agosto de 1979 tras un atentado perpetrado por el IRA mientras pasaba las vacaciones en su barco de pesca, en la costa noroeste de Irlanda.

Portada del asesinato de Mountbatten por el IRA
Portada del Daily Mirror del asesinato de Mountbatten por parte del IRA. Foto: ASC.

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  • Fernando Cohnen