Cuando pensamos en los neandertales, solemos imaginar a cazadores robustos, enfrentándose a la naturaleza con astucia y fuerza. Pero ahora, gracias al análisis microscópico de cortes en huesos antiguos, los científicos han logrado algo notable: reconstruir, con precisión milimétrica, cómo estos humanos del Paleolítico Medio trataban los animales que cazaban. El nuevo estudio, publicado en Frontiers in Archaeology en 2025, se centra en dos cuevas ubicadas en el actual Israel: Amud y Kebara, ocupadas por grupos neandertales hace entre 70 000 y 50 000 años.
Ambos yacimientos muestran signos claros de intensa ocupación, como herramientas de piedra, fogatas y restos humanos y animales. Sin embargo, al examinar más de 340 fragmentos óseos con marcas de corte, los investigadores descubrieron diferencias notables en cómo se llevaban a cabo las tareas de despiece. ¿Eran meras casualidades? ¿O indicios de culturas distintas?
El estudio, liderado por un equipo internacional de arqueólogos y antropólogos, combinó observación macroscópica con microscopía 3D para analizar las huellas dejadas por las herramientas líticas sobre los huesos. Este enfoque de alta resolución permitió distinguir no solo qué tipo de gestos se usaron (rectos, curvos, superpuestos), sino también la presión, profundidad y técnica detrás de cada corte.

Dos cuevas, dos formas de trabajar la carne
A pesar de que Amud y Kebara se encuentran en regiones ecológicas similares y albergan los mismos tipos de presas —principalmente gacelas y ciervos—, las marcas de corte analizadas revelaron dos formas muy distintas de procesar los cadáveres. En Kebara, los cortes eran más largos, espaciados y rectos. En cambio, en Amud, predominaban los cortes más cortos, curvos, densos y frecuentemente superpuestos.
Esto sugiere que en Amud se manipulaban los cuerpos de los animales con más insistencia o de forma más caótica, tal vez por una técnica distinta o por las condiciones de los restos. La densidad de cortes era hasta cinco veces mayor en Amud, y muchos fragmentos estaban quemados o extremadamente fragmentados, lo que dificultó la identificación de huesos y especies.
"Las sutiles diferencias en los patrones de marcas de corte entre Amud y Kebara pueden reflejar las tradiciones locales de procesamiento de cadáveres de animales", dijo Anaëlle Jallon, candidata a doctorado en la Universidad Hebrea de Jerusalén y autora principal del artículo.
Una explicación podría ser el uso más intenso del fuego en Amud, donde hasta el 40 % de los huesos mostraban signos de combustión. Esto no solo afecta la conservación, sino que puede debilitar la estructura ósea, haciéndola más propensa a fragmentarse. En Kebara, en cambio, el 89 % de los huesos no mostraban señales de quema, lo que permitió recuperar fragmentos más completos.
¿Reflejan estos cortes diferencias culturales?
Una de las hipótesis más llamativas del estudio es que estos contrastes podrían tener un origen cultural. Es posible que cada grupo desarrollara sus propias normas y técnicas para procesar la carne, transmitidas por aprendizaje social a lo largo del tiempo. Así como ocurre con las tradiciones culinarias o artesanales en las sociedades actuales, los neandertales también pudieron tener formas distintas de organizar tareas como el despiezado, el reparto de carne o el uso de herramientas.
"A pesar de que los neandertales en estos dos sitios compartían condiciones de vida similares y enfrentaban desafíos comparables, parecen haber desarrollado distintas estrategias de carnicería, posiblemente transmitidas a través del aprendizaje social y las tradiciones culturales", dijo Jallon.
La idea de que los neandertales poseían tradiciones culturales específicas ya ha sido defendida en estudios sobre herramientas, enterramientos o el uso del fuego. Este trabajo aporta nuevas pruebas a través de la zooarqueología: los huesos no solo nos dicen qué comían, sino cómo lo procesaban, en qué parte de la cueva lo hacían y con qué intención.
Para comprobarlo, los investigadores se centraron en variables como la forma del corte (recto o curvo), su profundidad, el ángulo de apertura y la densidad por centímetro cuadrado. También analizaron si los cortes se superponían, lo que sugiere gestos repetitivos o falta de precisión. En todos estos parámetros, Amud mostró una mayor variabilidad y complejidad, mientras que Kebara era más sistemática.

¿Influyeron las condiciones ambientales o el tipo de presa?
Además de la cultura, factores como el tamaño de la presa o el estado de descomposición del cadáver podrían haber influido en el tipo de cortes observados.
En Amud, predominaban las gacelas, más pequeñas, mientras que en Kebara se encontraron más ciervos y bóvidos, que requieren técnicas distintas de procesado. Sin embargo, incluso al comparar solo huesos de gacela en ambos sitios, las diferencias se mantenían.
Otra posibilidad es que en Amud se aprovechara la carne de animales ya en descomposición, lo que dificulta su manipulación y puede provocar cortes más torpes o profundos. Esta hipótesis se refuerza por la abundancia de marcas curvas y el patrón desordenado de los cortes.
También es relevante la disposición de los espacios dentro de las cuevas. En Kebara, ciertos sectores parecen haber sido usados como zonas de descarte o basureros, mientras que en Amud se identificaron áreas específicas para el trabajo con herramientas o el procesado de alimentos. Estas diferencias de uso del espacio pueden reflejar distintos niveles de planificación o normas sociales.
Tecnología y herramientas compartidas, pero usos distintos
A pesar de estas divergencias, las herramientas usadas en ambas cuevas eran muy similares. Se trataba principalmente de lascas de sílex de forma triangular, obtenidas mediante técnicas de talla Levallois. Esta similitud sugiere que las diferencias en los cortes no se deben a la calidad o tipo de instrumento, sino a cómo se usaban.
La forma de los cortes —especialmente el ángulo de apertura, la anchura y la profundidad— fue muy parecida en ambos sitios cuando se observó con microscopía 3D.
Esto confirma que las herramientas eran prácticamente iguales. Sin embargo, en Amud, estos instrumentos se empleaban con mayor frecuencia o de forma menos organizada, lo que puede reflejar una técnica distinta o incluso una mayor presión sobre los recursos.
Este hallazgo apunta a que las diferencias entre los grupos no están en lo que tenían, sino en lo que hacían con ello. Los huesos hablan de elecciones, de maneras de vivir, de formas de resolver problemas con los mismos medios pero distintas estrategias.

Tradiciones neandertales, grabadas en huesos
El análisis de las marcas de corte va más allá del simple estudio de qué se comía o cómo se cocinaba. Abre una ventana a la vida cotidiana, a las decisiones colectivas y a las prácticas transmitidas dentro de un grupo.
El estudio concluye que las diferencias detectadas en los huesos de Amud y Kebara son consistentes con tradiciones sociales diferenciadas, quizá incluso con identidades culturales propias dentro de las poblaciones neandertales.
A través de métodos forenses avanzados, estos investigadores han logrado captar pequeños gestos que, repetidos a lo largo de generaciones, dejan huellas persistentes en el registro arqueológico. Estas diferencias, aunque sutiles, podrían ser el reflejo de formas de vida que se definían no solo por lo que cazaban, sino por cómo lo compartían, lo cocinaban y lo comían.
Referencias
- Jallon, A., Crété, L., Bello, S. M., Hovers, E., & Rabinovich, R. Cut from the same cloth? Comparing Neanderthal processing of faunal resources at Amud and Kebara caves (Israel) through cutmarks analyses. Frontiers in Environmental Archaeology. doi: 10.3389/fearc.2025.1575572