Durante el Tercer Reich, el régimen nazi llevó a cabo uno de los mayores expolios de arte de la historia. Miles de piezas, muchas pertenecientes a familias judías perseguidas, se confiscaron, vendieron, ocultaron e incluso destruyeron de manera sistemática. A partir de 1945, una vez finalizado el conflicto mundial, se iniciaron diversas campañas para intentar localizar y restituir esas obras a sus legítimos propietarios. A continuación, exploramos cinco casos emblemáticos de obras de arte saqueadas por los nazis que lograron recuperarse décadas después.
El expolio nazi: el arte como botín ideológico y político
La creación del Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg
El régimen nazi organizó una de las mayores campañas de expolio artístico de la historia contemporánea. Se saquearon museos, colecciones privadas y patrimonios nacionales en todos los territorios ocupados. Ya desde 1933, y con especial ferocidad durante la guerra, se establecieron organismos como el Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg (ERR), dedicado a confiscar obras de arte, bibliotecas, archivos y objetos de valor cultural de todo tipo, sobre todo de propiedad judía.
El proyecto del Museo del Führer
El arte durante el nazismo se concibió como un trofeo de guerra y como un instrumento de legitimación ideológica. Hitler, frustrado artista y coleccionista obsesionado con el arte clásico germánico, proyectó fundar un gran museo en Linz (el Führermuseum), donde se concentrarían las mejores obras del continente, muchas de ellas obtenidas mediante robo. En paralelo, el Tercer Reich persiguió el arte considerado “degenerado” (entartete Kunst), que supuso la requisición, destrucción o reventa de obras modernas y vanguardistas.
Un expolio global
El saqueo se extendió a Francia, Bélgica, los Países Bajos, Grecia, la URSS y, de forma muy agresiva, a Polonia y los territorios del este. Se calcula que los nazis confiscaron más de cinco millones de objetos culturales, muchos de los cuales nunca pudieron recuperarse. Aunque los esfuerzos de restitución impulsados por los Aliados (especialmente por los “Monuments Men”) lograron localizar miles de piezas, el mercado del arte sigue marcado por los litigios y las devoluciones tardías. Muchas obras están en paradero desconocido; otras permanecen en colecciones públicas y privadas que aún no han resuelto su origen ilícito. Algunas más, como las 5 que presentamos a continuación, se han recuperado.

El Retrato de Adele Bloch-Bauer I de Gustav Klimt
Quizá el caso más famoso de restitución de arte nazi, esta obra de 1907 se considera una de las joyas del modernismo vienés. Gustav Klimt pintó el retrato de Adele Bloch-Bauer, una mecenas judía, en un lujoso estilo bizantinizante dominado por los dorados.
La pintura se confiscó en 1938 tras la anexión de Austria y acabó en el Museo Belvedere de Viena. Durante décadas, se exhibió como una obra del patrimonio nacional austríaco, ignorando su procedencia ilegítima. En 2006, después de una prolongada batalla legal encabezada por Maria Altmann, sobrina de Adele, un tribunal de arbitraje dictaminó su devolución.
El cuadro se vendió por más de 135 millones de dólares. En la actualidad, se exhibe en la Neue Galerie de Nueva York. El caso impulsó cambios legislativos en Austria y se convirtió en un referente sobre la restitución de arte expoliado.
El astrónomo, de Johannes Vermeer
Esta obra maestra del siglo XVII fue incautada por los nazis con destino al Führermuseum que Adolf Hitler planeaba construir en Linz. La pintura se recuperó en 1945 en una mina de sal en Altaussee (Austria) por los Monuments Men, un cuerpo especializado en la protección del patrimonio cultural durante la guerra. El astrónomo volvió a su legítimo lugar en el Museo del Louvre, donde aún puede visitarse.

Odalisca, de Henri Matisse
Obra de 1924, perteneció al marchante de arte judío Paul Rosenberg, una de las figuras más influyentes del mercado artístico de entreguerras. La familia, perseguida por los nazis, se exilió en Estados Unidos, dejando atrás su colección.
La pintura se encontró en 2012 en el célebre tesoro Gurlitt, una colección secreta descubierta en el apartamento de Cornelius Gurlitt, hijo de Hildebrand Gurlitt, marchante oficial del Tercer Reich. En 2015, el cuadro se restituyó a los herederos de Rosenberg. Este caso resultó emblemático porque reabrió el debate sobre la transparencia en las colecciones públicas y privadas en Europa.

La dama del armiño, de Leonardo da Vinci
Se trata de una de las pinturas renacentistas más célebres que sufrió el expolio nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Realizada hacia 1489-1490, La dama del armiño de Leonardo da Vinci retrata a Cecilia Gallerani, amante de Ludovico Sforza, con una elegancia que revela la maestría de Leonardo en la representación psicológica. El cuadro formaba parte de la colección del Museo Czartoryski de Cracovia, en Polonia, cuando fue confiscado por los nazis tras la invasión alemana en 1939.
Hans Frank, gobernador general del Gobierno General en la Polonia ocupada, se apropió personalmente del cuadro para exhibirlo en su oficina del castillo de Wawel, símbolo de su poder sobre el territorio polaco. La recuperación se produjo tras el fin de la guerra, cuando las fuerzas aliadas localizaron la pintura entre los bienes culturales saqueados por Frank, quien fue arrestado, juzgado en Núremberg y condenado a muerte. La obra se devolvió a Polonia en 1946.
El caso de La dama del armiño encarna el deseo nazi de apropiarse de los iconos del patrimonio europeo para legitimar su poder y construir una supuesta superioridad cultural germánica. Su restitución temprana, al contrario que otras obras aún desaparecidas, convirtió este cuadro en emblema del éxito de las tareas de recuperación impulsadas por los Monuments Men.

Inválidos jugando a las cartas, de Otto Dix
Expresión crítica y descarnada de la posguerra alemana, el régimen nazi consideró esta obra “arte degenerado”. De hecho, Otto Dix fue expulsado de su cátedra en Dresde en 1933 y perseguido por su visión antibélica y satírica de la situación política del momento. La pintura desapareció durante décadas hasta que se encontró entre las piezas del caso Gurlitt en 2013. Tras confirmar su origen y su confiscación ilegal, se restituyó en 2019 a los herederos de un coleccionista judío.
El expolio nazi, una cuestión abierta
A más de ochenta años del final de la Segunda Guerra Mundial, la restitución del arte saqueado sigue siendo una herida abierta en la historia cultural europea. Estas cinco obras constituyen una mínima fracción de los centenares de miles de piezas que se calcula fueron robadas por el régimen nazi. Las batallas legales, los avances en investigación de procedencia y los esfuerzos de colaboración internacional han permitido que muchas regresen a sus legítimos dueños o sus herederos. Sin embargo, aún hay miles de obras desaparecidas o en manos privadas sin un registro de propiedad claro. La búsqueda continúa.
Referencias
- Campbell, Elizabeth. 2024. Museum worthy: Nazi art plunder in postwar Western Europe. Oxford University Press.
- McLaughlin Jr, Arthur J. 2022. Art and the Nazis, 1933-1945: looting, propaganda and seizure. McFarland.