¿Conoces estos tres maravillosos vestigios y paisajes de la presencia romana en España?

Un mosaico incompleto, una muralla erguida intacta, unos montes diezmados por la búsqueda de sus riquezas... ¿Qué nos pueden contar de nuestro pasado? Mucho, como siempre
Recreación de los vestigios de una villa romana. Foto: Midjourney/J.C. - Recreación de los vestigios de una villa romana

Ampurias, Lugo y Las Médulas son tres lugares separados por kilómetros, pero unidos por la huella del Imperio romano. Una ciudad griega transformada en municipio romano, una muralla intacta que encierra más que piedra, y unos montes esculpidos por la ambición del oro. Cada uno de estos enclaves guarda una historia que revela cómo Roma modeló el territorio y dejó marcas que aún hoy nos hablan del pasado.

A orillas del Mediterráneo

Fundada en 575 a.C. por colonos de Focea, Ampurias destacaba como enclave comercial gracias a su salida al mar Mediterráneo. Los focenses no quisieron levantar una colonia para asentarse, sino tan solo un núcleo donde comerciar con otros pueblos. Posteriormente, con el objetivo de frenar a Aníbal, en 218 a.C. desembarcaban en Ampurias unos 50.000 romanos comandados por Cneo Cornelio Escipión.

Los ejércitos imperiales no viajaban solos, sino que iban acompañados de una cohorte de comerciantes que les abastecían en su periplo. Pero allí la troupe se encontró con una ciudad griega y decidieron levantar un campamento romano a su vera. Enseguida se convirtió en un asentamiento sólido, tal y como recogió Tito Livio en Ab urbe condita: “Ampurias estaba formada por dos ciudades separadas por una muralla. Una habitada por griegos de Focea (...) y otra por hispanos”.

Mosaico en Ampurias
Mosaico en una villa romana en Ampurias. Foto: Shutterstock.

Sobre el año 100 a.C., la influencia imperial era ya tan fuerte que los griegos acabaron por romanizarse y ambas villas terminaron físicamente unidas en el llamado municipium emporiae. A finales del siglo I, Ampurias quedó sumida en un sueño hasta 1908, cuando las excavaciones de Puig i Cadafalch la despertaron de nuevo.

Una muralla para un bosque

Según la leyenda, los romanos construyeron la muralla de Lugo en el siglo II para proteger un bosque: el Bosque Sagrado de Augusto, en latín, Lucus Augusti (de ahí el nombre de la ciudad). Del bosque hoy no sabemos nada, pero la muralla –Patrimonio de la Humanidad– sigue en pie y es la única del mundo que se conserva entera. Levantada siguiendo las directrices de Vitruvio, mide más de 2 km y tiene 10 puertas.

En junio de 2008, Lugo se hermanó con la ciudad asiática de Qinhuangdao. ¿Qué tienen en común estas dos villas tan alejadas geográficamente? La respuesta nos lleva a tomar nota de sus construcciones defensivas. En la población china se localiza el inicio de la célebre Gran Muralla, que serpentea unos largos 7.000 km.

Muralla de Lugo
Muralla romana de Lugo. Foto: Shutterstock.

Más discreta, con sus 2 kilómetros de longitud, la fortificación romana de Lugo recorre un trazado misterioso, que dejó fuera núcleos residenciales mientras que protegió deshabitadas zonas agrícolas (el bosque...). El muro –entre 4 y 7 m de ancho– estuvo inicialmente jalonado por 85 torres, de las que todavía se mantienen 71.

Bellos montes de oro

Es menos temerario buscar perlas y púrpura en el fondo del mar que sacar oro de estas tierras”. Así hablaba el historiador Plinio el Viejo de la dureza del trabajo en la extracción minera de Las Médulas, en la comarca leonesa de El Bierzo. La espectacular belleza de este paisaje no se debe únicamente a la poderosa naturaleza, sino que se trata del resultado del ingente trabajo de ingeniería realizado por los romanos para obtener oro. La explotación en la zona se potenció sobre todo en torno al año 26 a.C., cuando Octavio Augusto necesitó financiación para su campaña en el norte de la península.

La peligrosa técnica utilizada, llamada ruina montium (derrumbe de montes), consistía en socavar túneles y luego hacer correr por ellos fuertes caudales de agua. La consecuencia era el desplome inmediato de la tierra, acción en la que a menudo eran arrastrados muchos obreros. El horadado paisaje actual es la consecuencia de la extracción de ni más ni menos que 1.500 toneladas de oro.

Las Médulas
El sorprendente paisaje de Las Médulas. Foto: Shutterstock.

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