El ser humano tiene una gran influencia en el entorno natural. Sus acciones impactan de forma directa allí donde se producen, pero además tienen una repercusión global. Este conocimiento no es nuevo, ya en 1878, el coautor de la teoría de la evolución por selección natural, Alfred Rusell Wallace, en su obra Naturaleza tropical y otros ensayos advirtió de los riesgos de la deforestación y el cambio de usos de los hábitats naturales.
Con el avance del conocimiento científico, en el año 2000, los investigadores Paul J. Crutzen, del Instituto Max Plank para química (Alemania) y ganador del Nobel de Química en 1995, y Eugene F. Stoermer, de la Universidad de Michigan (EEUU), proponen un término para la época en la que la naturaleza está altamente influenciada por la actividad humana. Aprovechando la terminación -ceno, que se asigna a las eras geológicas, decidieron denominar a esta época ‘Antropoceno’.

La polémica con la geológica
Muchos autores han propuesto considerar el Antropoceno como una época geológica reconocida en la historia de la Tierra. Este concepto sugiere que la humanidad se ha convertido en una fuerza geológica importante, semejante en magnitud a las fuerzas naturales que dan forma a nuestro planeta. Sin embargo, su reconocimiento formal como era geológica oficial implica serias dificultades.
Las unidades geocronológicas se corresponden, siempre, con unidades cronoestratigráficas. Es necesario, por lo tanto, que haya un marcador identificable en los estratos geológicos, una formación específica, llamado estratotipo, que marque el punto de límite global —generalmente llamado ‘clavo dorado’—, desde el que se pueda considerar una unidad temporal geocronológica. Según este criterio, el estratotipo más reciente reconocido es el que marca el inicio del Holoceno, sucedido hace unos 11 700 años; su punto de límite global es un testigo de hielo extraído de Groenlandia.
Y ese es el problema principal del Antropoceno. Desde su primera designación, en el año 2000, ha habido muchas candidaturas para su inicio, pero ninguna ha tenido reflejo en términos geológicos, lo que ha impedido que la Comisión Internacional de Estratigrafía considere su validez.
457-antropoceno-nuclear ALT: Explosión nuclear PIE:La detonación de armas nucleares de mediados del siglo XX generó un cambio en la composición de isótopos de la atmósfera, que podrían indicar el límite del Antropoceno. — DaveLongMedia/iStock
Redefiniendo el Antropoceno
Desde su acuñación, se han propuesto varios eventos, que puedan tener reflejo en los estratos, que permitan marcar el punto de inicio del Antropoceno. Estos eventos se deben poder definir no solo en términos temporales, sino además deben ser sucesos globales con impacto global, y que impliquen un cambio significativo en la estratigrafía.
Los eventos más relevantes a considerar son nueve, aunque ninguno parece ser lo suficientemente sólido. La extinción de la megafauna, sucedida hace entre 50 000 y 10 000 años, tiene un impacto global, pero su límite es muy difuso en la estratigrafía. Otros eventos propuestos fueron el origen de la agricultura, el inicio de su intensidad o el inicio de la producción de arroz; pero ninguno tiene un reflejo estratigráfico claro.
Otro evento más probable sería la Revolución Industrial, en torno a 1760, caracterizado por el incremento masivo de la quema de combustibles fósiles, que marcaría el inicio de un cambio climático. Más relevantes son dos eventos sucedidos entre los años 40 y 50 del siglo XX, muy consecutivos, y ambos con un impacto significativo: la detonación de armas nucleares y el inicio de la producción masiva de plásticos y otros productos de carácter permanente, que puedan perdurar como tecnofósiles.
Basándose en esos eventos, para los investigadores Simon L. Lewis y Mark A. Maslin, del University College de Londres (Reino Unido), la fecha óptima de inicio del Antropoceno sería el año 1964. Esta fecha tiene una gran ventaja: acumula una gran cantidad de impactos antropogénicos sobre el medio ambiente, y muchos de ellos dejarían huella geológica.

El lago Crawford: indicativo de una nueva era
Recientemente, un grupo de investigación, liderado por Francine M. G. McCarthy, de la Universidad de Brook (Canadá) ha descubierto que los sedimentos del lago Crawford, en Ontario (Canadá) pueden ser un excelente candidato al ‘clavo dorado’. Estos sedimentos tienen una estructura laminar, donde se depositan alternativamente restos de materia orgánica y precipitados de calcita, que suponen un testigo fiel de los cambios ambientales.
El equipo ha analizado partículas carbonáceas del fondo del lago y han hallado un cambio en los isótopos de nitrógeno, que indica claramente el aumento en el uso de combustibles fósiles. También han percibido un cambio en las proporciones de isótopos del carbono y de plutonio, coincidente con las pruebas nucleares. Además, la expansión industrial acidificó las aguas, lo que redujo la precipitación de calcita, adelgazando las láminas.
El registro del lago Crawford es un testimonio patente de cómo la actividad humana ha dejado una marca indeleble en la tierra, que ha quedado reflejada en sedimentos, acumulados a partir de la década de 1950. El estudio, publicado en la revista científica The Anthropocene Review, propone este lugar como candidato óptimo para establecer un punto de límite global que marque el inicio del Antropoceno.
Ahora solo queda esperar la valoración de la Comisión Internacional de Estratigrafía. De todos modos, independientemente de que se considere o no como una época geológica, el trasfondo que encierra el término ‘Antropoceno’ es muy real; el ser humano es una fuerza de transformación de la naturaleza.
Referencias:
- Crutzen, P. J. et al. 2000. The ‘Anthropocene’.
- Lewis, S. L. et al. 2015. Defining the Anthropocene. Nature, 519(7542), 171-180. DOI: 10.1038/nature14258
- McCarthy, F. M. et al. 2023. The varved succession of Crawford Lake, Milton, Ontario, Canada as a candidate Global boundary Stratotype Section and Point for the Anthropocene series. The Anthropocene Review, 10(1), 146-176. DOI: 10.1177/20530196221149281
- Steffen, W. et al. 2011. The Anthropocene: conceptual and historical perspectives. Philosophical Transactions of the Royal Society A: Mathematical, Physical and Engineering Sciences, 369(1938), 842-867. DOI: 10.1098/rsta.2010.0327