¿Es el hormiguero una auténtica sociedad, o es un superorganismo?

Descifrando el mundo de las hormigas: ¿un sociedad colectiva o un superorganismo? El hormiguero, más que una simple agrupación de insectos, representa un nivel avanzado de organización social y biológica, que desafía los límites entre lo individual y lo colectivo.
Hormigas

Los hormigueros son estructuras fascinantes que capturan la esencia de la organización y la cooperación en el mundo natural. Estos ecosistemas subterráneos, creados y habitados por hormigas, son ejemplos asombrosos de sociedades avanzadas. En estos complejos sistemas, ocultos bajo nuestros pies, cada hormiga desempeña un papel específico, trabajando de manera conjunta, e incluso, en ocasiones, sacrificándose para asegurar la supervivencia y el éxito de la colonia.

Este sentido de cooperación ha despertado la curiosidad de los científicos, que estudian los hormigueros no solo como simples agrupaciones de individuos, sino como entidades que funcionan colectivamente de forma coordinada. La habilidad de las hormigas para organizarse de manera tan eficiente y adaptarse a diferentes ambientes es un testimonio de la complejidad y singularidad de su sistema.

Hormiguero — paule858 /iStock

La eusocialidad del hormiguero: una sociedad compleja y organizada

Las hormigas exhiben comportamientos sociales intrincados, donde cada individuo tiene un rol definido: obreras, soldados o reproductores. Esta diversificación de funciones no es cultural, sino fruto de un determinismo biológico estricto, destinado a la eficiencia y sostenibilidad de la colonia.

De este modo, la cooperación se convierte en un pilar fundamental de la vida del hormiguero. Las hormigas trabajan conjuntamente en tareas complejas, como la construcción del hormiguero, la recolección de alimentos, el cuidado de las crías o la defensa de la colonia, demostrando un alto grado de organización y coordinación. Esta cooperación es crucial para adaptarse a diferentes condiciones ambientales y para el éxito de la colonia en su conjunto.

Hormiguero — Victor Suárez Naranjo / iStock

Los mirmecólogos —científicos que estudian las hormigas— han denominado a este sistema como ‘eusocialidad’, es decir, ‘auténtica socialidad’; término acuñado por la entomóloga Suzanne Batra en 1966 para hablar de la organización social de las abejas, fue redefinido por el eminente mirmecólogo Edward O. Wilson, para darle un significado mucho más preciso. Se considera eusocial al mayor nivel de organización social que puede darse entre los animales. La eusocialidad se caracteriza por la división del trabajo –reproductivo y no reproductivo– y el cuidado cooperativo de las crías, un comportamiento que permite mayor eficiencia en la crianza y la supervivencia de la colonia.

En un hormiguero, la mayor parte de las hormigas son estériles, y por tanto no transmiten sus genes. Solo los machos y hembras designados como individuos reproductores lo hacen, pero la colonia coopera coordinadamente para favorecer esa herencia. La eusocialidad tiene, de este modo, una enorme importancia evolutiva, y es un ejemplo claro de la complejidad de las sociedades de hormigas.

En un hormiguero hay división de trabajo — IvanVieito/iStock

El hormiguero como superorganismo

Según la opinión de muchos investigadores, el simple concepto de sociedad queda pequeño para describir el comportamiento de las hormigas. En realidad, las distintas castas existentes en un hormiguero no tienen su origen en acuerdos tácitos de carácter cultural o social, sino que existen por determinismo biológico ineludible. Las hormigas, a partir de su comportamiento colectivo, actúan casi como si fueran parte de un organismo más grande. Un término que los científicos denominan superorganismo.

En un superorganismo, cada individuo contribuye al bienestar de la colonia —incluso si ello le perjudica individualmente—, y sus acciones están altamente coordinadas. Este nivel de organización permite a la colonia adaptarse y responder como una unidad a los cambios en su entorno. No hay respuestas individuales en cada hormiga.

La cooperación es esencial en la sociedad de las hormigas — Lirtlon/iStock

La analogía entre un hormiguero y un organismo vivo es directa. Hay hormigas especializadas en defender la colonia de agentes externos, así como el sistema inmunitario protege a un ser vivo de patógenos. Hay otras especializadas en obtener alimento, procesarlo y distribuirlo al resto de individuos, del mismo modo que hace nuestro sistema digestivo y circulatorio. Y otras se especializan en la reproducción, salen del hormiguero en el momento adecuado, y fundan nuevos hormigueros, así como se comporta el sistema reproductor de un animal.

Los comportamientos del hormiguero no son el resultado de la supervisión de un solo individuo; por el contrario, es un sistema emergente, resultado de las complejas interacciones de las hormigas entre sí y con el ambiente que les rodea. De forma similar a cómo sucede con las células en un organismo vivo. Una perspectiva compleja, la de la emergencia de sistemas, que el gran divulgador científico Javier Fernández Panadero desgrana en las páginas de su cómic Story of a Dick, ilustrado por Leire García.

Hormigas — Olga Kaya / iStock

¿Pero entonces qué es un hormiguero?

La organización de un hormiguero, con sus distintas castas y roles, es un producto del determinismo biológico. Aunque las hormigas tienen roles específicos, su comportamiento colectivo y la coordinación indican una forma de coexistencia que trasciende la simple agrupación de individuos.

La dualidad del hormiguero como sociedad y superorganismo refleja una relación simbiótica entre el individualismo y el colectivismo. Aunque cada hormiga desempeña su papel, el conjunto de la colonia opera como un solo ente. Esta combinación de roles individuales y acciones colectivas es lo que caracteriza a los hormigueros y los hace únicos en el reino animal.

Referencias:

  • Nowak, M. et al. 2010. The evolution of eusociality. Nature, 466, 1057-1062. DOI: 10.1038/nature09205
  • Vidal Cordero, J. M. 2021. Las hormigas. CSIC, Catarata.
  • Wilson, E. O. 1971. The insect societies. Belknap Press of Harvard University Press.

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