Golpe de Estado contra la Segunda República en España

La sublevación militar contra la Segunda República que estalló en la península el 18 de julio fue encabezada por los generales Mola, Queipo de Llano y Franco.
Golpe de Estado 18 de julio 1936

El 18 de julio de 1936, un grupo de militares rebeldes liderados por Emilio Mola, Francisco Franco y Gonzalo Queipo de Llano ejecutó un golpe de Estado contra el gobierno de la Segunda República. Este evento marcó el inicio de una serie de acontecimientos que culminaron en la Guerra Civil Española, un conflicto que dividiría al país durante tres años y cuyas consecuencias se sentirían durante décadas. El golpe de Estado en España fue un momento crucial en la historia del siglo XX, reflejando las tensiones políticas y sociales que habían estado fermentando en el país.

Contexto Político y Social del Golpe de Estado de 1936

Divisiones en la Sociedad Española y el Ejército

A mediados de la década de 1930, España era un país marcado por profundas divisiones sociales y políticas. La Segunda República, proclamada en 1931, intentó implementar reformas que buscaban modernizar el país, pero estas medidas generaron resistencia en sectores conservadores y tradicionales. La polarización entre la izquierda y la derecha se intensificó, afectando también al ejército, que estaba dividido entre quienes apoyaban al gobierno republicano y aquellos que veían en él una amenaza para sus intereses. Esta fractura en el tejido social y militar sentó las bases para el golpe de Estado de 1936.

El ejército, tradicionalmente un pilar del conservadurismo en España, se encontraba dividido en su lealtad. Mientras algunos oficiales permanecían fieles a la República, otros conspiraban para restaurar un orden más autoritario. Esta división reflejaba tensiones más amplias en la sociedad española, donde las reformas republicanas en áreas como la educación, la tierra y el poder de la Iglesia habían generado tanto entusiasmo como oposición. Las tensiones se exacerbaron por la creciente violencia política, que incluía enfrentamientos entre grupos paramilitares de ambos bandos.

El golpe de Estado fue, en parte, una respuesta a este clima de confrontación. Los conspiradores, entre los que se encontraban Mola, Franco y Queipo de Llano, argumentaban que la República era incapaz de mantener el orden y que solo una intervención militar podría salvar a España del caos. Sin embargo, la falta de consenso dentro del ejército sobre el curso de acción adecuado complicó sus planes desde el principio, contribuyendo a la posterior guerra civil.

18 de julio: Golpe de Estado contra la Segunda República
18 de julio de 1936, golpe de estado en España contra la Segunda República.

El Asesinato de José Calvo Sotelo: Catalizador del Golpe

Uno de los eventos que precipitó el golpe de Estado fue el asesinato de José Calvo Sotelo, líder de Renovación Española y destacado político de derecha. Su muerte, a manos de agentes de la Guardia de Asalto leales a la República, fue vista como un acto de provocación por los sectores conservadores y militares, quienes lo usaron como justificación para acelerar sus planes de sublevación. El asesinato de Calvo Sotelo se convirtió en un símbolo del desorden y la violencia que caracterizaban a la España de la época.

Calvo Sotelo era una figura prominente y su asesinato tuvo un profundo impacto en la opinión pública. Para muchos en la derecha, su muerte fue la prueba definitiva de que el gobierno republicano había perdido el control y que la violencia política era una amenaza inminente para la estabilidad del país. Los conspiradores del golpe aprovecharon este sentimiento de indignación y miedo para reunir apoyo entre los militares y otros sectores descontentos.

Este asesinato no solo sirvió como catalizador del golpe, sino que también ilustró las profundas divisiones ideológicas en España. Mientras que para algunos era una víctima de la represión gubernamental, para otros representaba la resistencia a las reformas republicanas. En este contexto de polarización extrema, el golpe de Estado fue visto por sus promotores como una acción necesaria para restaurar el orden y la estabilidad en un país al borde del colapso.

Líderes Principales del Golpe de Estado

El Papel de Emilio Mola

Emilio Mola, conocido como el "Director", fue uno de los principales arquitectos del golpe de Estado de 1936. Desde su puesto en Navarra, Mola elaboró un plan detallado para coordinar la sublevación militar en toda España. Su visión era clara: establecer un gobierno autoritario que pudiera restaurar el orden y preservar los valores tradicionales frente a lo que él percibía como la amenaza del comunismo y el anarquismo. Mola jugó un papel crucial en la planificación del golpe, asegurándose de que los conspiradores estuvieran preparados para actuar de manera simultánea en varias regiones.

Mola entendía la importancia de la coordinación y la sorpresa para el éxito de la sublevación. A través de una red de contactos militares y civiles, buscó asegurar que las guarniciones en todo el país se levantaran al unísono, minimizando la posibilidad de una respuesta organizada por parte del gobierno republicano. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la falta de cohesión y las diferencias entre los propios conspiradores complicaron la ejecución del plan.

A pesar de las dificultades, Mola sigue siendo una figura central en la historia del golpe de Estado. Su capacidad para unir a diversos grupos bajo un objetivo común y su habilidad para planificar una operación de tal envergadura son reconocidas como factores clave en el inicio de la Guerra Civil Española. Aunque no vivió para ver el final del conflicto, su legado perdura como uno de los instigadores del cambio radical en la política española.

Francisco Franco y su Ascenso

Francisco Franco, inicialmente un actor secundario en la conspiración, emergió como uno de los líderes más influyentes del golpe de Estado. Franco, que había ganado notoriedad por su papel en la guerra de Marruecos, fue llamado a unirse a la sublevación debido a su reputación como un comandante eficaz y respetado. Aunque al principio dudaba en comprometerse plenamente, finalmente se unió a los conspiradores, lo que resultó crucial para el éxito del levantamiento en el norte de África y su posterior expansión a la península.

El papel de Franco en el golpe se consolidó rápidamente. Su habilidad para manejar situaciones complejas y su capacidad para tomar decisiones estratégicas le permitieron ganar el apoyo de otros líderes militares y políticos. A medida que la sublevación se desarrollaba, Franco se convirtió en el rostro visible del movimiento, uniendo a las diversas facciones bajo su liderazgo y estableciendo una estructura de mando unificada que sería esencial durante la guerra civil.

Franco no solo fue un líder militar eficaz, sino que también demostró ser un astuto político. Supo navegar las complejas dinámicas internas del bando sublevado, consolidando su poder y eventualmente estableciéndose como el líder indiscutible del régimen franquista que gobernaría España durante décadas. Su ascenso durante el golpe de Estado marcó el comienzo de una era de dictadura que transformaría profundamente la sociedad española.

Queipo de Llano y su Influencia Regional

Gonzalo Queipo de Llano, otro de los líderes clave del golpe de Estado, desempeñó un papel crucial en la sublevación en el sur de España. Queipo de Llano era conocido por su carisma y su habilidad para movilizar a las tropas, lo que le permitió asegurar el control de Sevilla, una de las ciudades más importantes en la estrategia de los sublevados. Su influencia regional fue determinante para consolidar el poder del bando nacionalista en Andalucía, una región estratégica tanto por su ubicación como por sus recursos.

Queipo de Llano utilizó la radio como una herramienta poderosa para difundir propaganda y mantener la moral alta entre sus seguidores. Sus discursos, a menudo incendiarios y llenos de retórica beligerante, se convirtieron en un elemento clave de la guerra psicológica contra el gobierno republicano. A través de sus emisiones, logró proyectar una imagen de fuerza y determinación que inspiró a los sublevados y sembró el miedo entre sus oponentes.

Aunque su estilo era controvertido, no cabe duda de que Queipo de Llano tuvo un impacto significativo en el curso del golpe de Estado y en la guerra civil que siguió. Su capacidad para asegurar el sur de España y su habilidad para utilizar los medios de comunicación como arma fueron factores cruciales en el éxito inicial de la sublevación. Sin embargo, su relación con otros líderes del golpe fue a menudo tensa, reflejando las complejidades internas del bando nacionalista.

Desarrollo del Golpe de Estado: Claves del 18 de Julio

Inicio de la Sublevación en Melilla

El golpe de Estado de 1936 comenzó oficialmente en la noche del 17 de julio en Melilla, un enclave español en el norte de África. Aquí, las fuerzas militares, conocidas como los regulares, se levantaron contra el gobierno republicano, tomando el control de las guarniciones locales. Este levantamiento inicial fue un momento crucial en la estrategia de los conspiradores, ya que Melilla era un punto estratégico para el traslado de tropas y recursos hacia la península ibérica.

La sublevación en Melilla fue rápida y efectiva, gracias en parte a la sorpresa y a la falta de resistencia organizada por parte de las fuerzas leales a la República. Los conspiradores habían planeado meticulosamente este primer movimiento, asegurándose de que las comunicaciones y los transportes estuvieran bajo su control. Este éxito inicial en el norte de África proporcionó un impulso significativo al golpe, permitiendo el traslado de tropas experimentadas a la península, donde continuarían las operaciones militares.

El levantamiento en Melilla también sirvió como un catalizador para otras sublevaciones en el resto del país. A medida que las noticias del éxito inicial se difundían, otras guarniciones comenzaron a unirse al golpe, extendiendo la insurrección a lo largo de España. Sin embargo, este fue solo el comienzo de un conflicto que se desarrollaría de manera mucho más compleja en los días y semanas siguientes, a medida que el gobierno republicano intentaba organizar su respuesta.

Golpe de Estado contra la Segunda República en España.
Republicanos cargando un cañón. Imagen: Pascual Marín — Wikipedia. Golpe de Estado contra la Segunda República en España.

Expansión y Resistencia en la Península

Tras el éxito inicial en Melilla, el golpe de Estado se extendió rápidamente a la península ibérica. El 18 de julio, varias guarniciones en ciudades clave como Sevilla, Valladolid, Burgos y Pamplona se levantaron en armas, intentando tomar el control de estas áreas estratégicas. Sin embargo, la expansión del golpe no fue uniforme, y en muchas ciudades, las fuerzas leales a la República ofrecieron una resistencia significativa, complicando los planes de los sublevados.

La resistencia republicana fue particularmente fuerte en ciudades como Madrid y Barcelona, donde las fuerzas gubernamentales y las milicias populares lograron mantener el control. Esta resistencia inicial fue crucial para evitar que el golpe triunfara de inmediato, permitiendo al gobierno republicano organizar sus defensas y movilizar a la población en defensa de la República. La capacidad de las fuerzas leales para resistir el avance de los sublevados fue un factor determinante en el desarrollo del conflicto.

A pesar de la resistencia, los sublevados lograron establecer un control significativo en varias regiones del país, creando una división geográfica que sería característica de la guerra civil. La península se convirtió en un campo de batalla donde ambos bandos luchaban por el control de territorios estratégicos, en un conflicto que rápidamente se extendió más allá de un simple golpe militar para convertirse en una guerra civil a gran escala.

Descoordinación en los Cuerpos Armados

Uno de los principales obstáculos que enfrentaron los conspiradores del golpe de Estado fue la descoordinación entre los diferentes cuerpos armados implicados. Aunque el plan inicial era lograr una sublevación coordinada en todo el país, las diferencias en la planificación y la ejecución de las operaciones militares resultaron en una falta de cohesión que debilitó el impacto del golpe en sus etapas iniciales.

La descoordinación se hizo evidente en el hecho de que no todas las guarniciones militares se unieron al golpe simultáneamente. En algunas ciudades, los oficiales locales dudaron en actuar sin recibir órdenes claras, mientras que en otras, las fuerzas leales a la República lograron neutralizar la sublevación antes de que pudiera consolidarse. Esta falta de sincronización permitió al gobierno republicano ganar tiempo para organizar su respuesta y movilizar a sus partidarios.

Además, la comunicación entre los líderes del golpe fue limitada, lo que contribuyó a la confusión y la falta de dirección unificada. Esta descoordinación no solo impidió que el golpe lograra un éxito inmediato, sino que también sentó las bases para un conflicto prolongado, ya que ambos bandos se vieron obligados a revaluar sus estrategias y adaptarse a una situación en constante cambio.

Respuesta del Gobierno de la Segunda República

Medidas Preventivas y Reacción Inicial

Ante la amenaza inminente del golpe de Estado, el gobierno de la Segunda República había tomado varias medidas preventivas para intentar sofocar la sublevación. Sin embargo, la velocidad y la magnitud del levantamiento sorprendieron a las autoridades republicanas, que se vieron obligadas a reaccionar rápidamente para evitar el colapso del gobierno. La primera respuesta fue emitir un comunicado a todas las guarniciones del país, alertando sobre la sublevación y pidiendo lealtad a la República.

El gobierno también intentó movilizar a las fuerzas de seguridad, como la Guardia de Asalto, para contrarrestar el avance de los sublevados. Estas fuerzas, aunque leales, a menudo se encontraron superadas en número y en armamento, lo que complicó su capacidad para sofocar la insurrección en varias regiones. A pesar de estos desafíos, el gobierno republicano logró mantener el control en áreas clave, lo que fue crucial para la continuación de la resistencia.

La reacción inicial del gobierno fue, en muchos aspectos, improvisada, reflejando la falta de preparación para un levantamiento de tal envergadura. Sin embargo, la capacidad de las autoridades para movilizar rápidamente sus recursos y coordinar una respuesta fue un factor clave que impidió que el golpe triunfara de inmediato, permitiendo que la República se mantuviera en pie durante los primeros días críticos del conflicto.

Comunicación y Control de la Información

Uno de los aspectos más importantes de la respuesta del gobierno republicano al golpe de Estado fue su manejo de la información. Conscientes de que el control de la narrativa era crucial para mantener el orden público y evitar el pánico, las autoridades implementaron un apagón informativo, limitando la difusión de noticias sobre la sublevación y emitiendo comunicados oficiales que minimizaban la gravedad de la situación.

El gobierno republicano utilizó los medios de comunicación a su disposición para proyectar una imagen de control y autoridad. A través de la radio y la prensa, se difundieron mensajes que aseguraban a la población que la sublevación estaba siendo controlada y que el gobierno estaba tomando todas las medidas necesarias para restablecer el orden. Esta estrategia tenía como objetivo mantener la moral alta entre los ciudadanos y evitar que los sublevados utilizaran la propaganda para ganar apoyo.

A pesar de estos esfuerzos, el control de la información fue un desafío constante para el gobierno republicano. Las comunicaciones eran a menudo interrumpidas por los sublevados, y las noticias sobre los enfrentamientos se filtraban rápidamente, alimentando rumores y aumentando la tensión en todo el país. Sin embargo, la capacidad del gobierno para mantener un cierto grado de control sobre la información fue un factor importante en su capacidad para resistir el golpe inicial y organizar una defensa efectiva.

Golpe de Estado contra la Segunda República en España.
Trinchera nacional en El Escorial, Madrid (enero de 1937). Imagen: Concern Illustrated Daily Courier - Wikipedia. Golpe de Estado contra la Segunda República en España.

Consecuencias Inmediatas y Larga Duración

Caos en las Calles y Enfrentamientos Iniciales

El golpe de Estado de 1936 sumió a España en un caos inmediato, con enfrentamientos violentos estallando en las calles de numerosas ciudades. Las fuerzas leales a la República y los sublevados se enfrentaron en duros combates, mientras la población civil se encontraba atrapada en medio de la violencia. En muchos lugares, las milicias populares se unieron a las fuerzas gubernamentales, formando barricadas y luchando para defender sus barrios de los avances de los sublevados.

El caos en las calles fue exacerbado por la falta de coordinación entre las fuerzas leales y la escasez de armamento adecuado. A pesar de estos desafíos, la resistencia republicana logró mantener el control en varias ciudades clave, impidiendo que el golpe se convirtiera en una victoria rápida para los sublevados. Este caos inicial fue un presagio de la brutalidad y la complejidad del conflicto que seguiría.

Los enfrentamientos iniciales también tuvieron un impacto significativo en la población civil, que se vio obligada a adaptarse rápidamente a las nuevas realidades de la guerra. La vida cotidiana se vio interrumpida, y muchos ciudadanos se encontraron desplazados o en peligro debido a la violencia. Este clima de inseguridad y miedo sería una característica constante de la guerra civil, afectando a millones de personas en toda España.

Formación de un Gobierno de Emergencia Nacional

Ante la gravedad de la situación, el gobierno de la Segunda República decidió formar un gobierno de emergencia nacional para coordinar la respuesta al golpe de Estado. Este nuevo gobierno incluía a representantes de diversas facciones políticas, uniendo a socialistas, comunistas y republicanos en un esfuerzo conjunto para defender la República. La formación de este gobierno fue un intento de consolidar el poder y garantizar una respuesta unificada al desafío planteado por los sublevados.

El gobierno de emergencia nacional se enfrentó a numerosos desafíos desde el principio. La falta de recursos, la desorganización y las divisiones internas complicaron sus esfuerzos para coordinar una defensa efectiva. Sin embargo, la capacidad de las autoridades para reunir a diversas facciones bajo un mismo objetivo fue un logro significativo, demostrando la determinación de la República para resistir el golpe.

A pesar de las dificultades, el gobierno de emergencia nacional logró implementar varias medidas cruciales, como la reorganización de las fuerzas armadas leales y la movilización de recursos para apoyar la resistencia. Estos esfuerzos fueron esenciales para mantener la moral y la cohesión entre los defensores de la República, permitiendo al gobierno continuar la lucha en los meses y años siguientes.

Convocatoria de Huelgas Generales

En respuesta al golpe de Estado, los sindicatos y las organizaciones de trabajadores convocaron huelgas generales en todo el país. Estas huelgas fueron una demostración de solidaridad con el gobierno republicano y un intento de paralizar las actividades económicas en las áreas controladas por los sublevados. La convocatoria de huelgas generales reflejaba el profundo apoyo popular a la República y la determinación de la clase trabajadora para resistir el golpe.

Las huelgas generales tuvieron un impacto significativo en el desarrollo del conflicto. En muchas ciudades, la paralización de los servicios y la industria complicó los esfuerzos de los sublevados para consolidar su control. Además, las huelgas sirvieron como una herramienta de movilización, permitiendo a los defensores de la República organizarse y coordinar sus esfuerzos de manera más eficaz.

Sin embargo, estas huelgas también enfrentaron desafíos considerables. En las áreas controladas por los sublevados, las represalias contra los huelguistas fueron comunes, y muchos trabajadores se encontraron en peligro debido a su participación en las protestas. A pesar de estos riesgos, la convocatoria de huelgas generales fue un elemento clave de la resistencia republicana, demostrando la capacidad de la población para unirse en defensa de sus derechos y su gobierno.

El Inicio de la Guerra Civil Española

Por qué el Golpe de Estado No Triunfó Completamente

El golpe de Estado de julio de 1936 no logró triunfar completamente debido a una serie de factores que complicaron su ejecución y permitieron a la República resistir. Uno de los principales motivos fue la falta de coordinación entre los conspiradores, lo que resultó en sublevaciones no sincronizadas y una respuesta más efectiva de las fuerzas leales al gobierno. Además, la resistencia en ciudades clave como Madrid y Barcelona fue crucial para impedir que los sublevados consolidaran su control.

Otro factor importante fue el apoyo popular a la República, que se manifestó en la movilización de milicias y la convocatoria de huelgas generales. La capacidad de la población para organizarse y resistir el golpe fue un elemento clave que impidió un triunfo rápido de los sublevados. Además, la intervención de las fuerzas leales, aunque a menudo mal equipadas, fue suficiente para mantener el control en áreas estratégicas y evitar que el golpe se extendiera sin oposición.

Finalmente, las divisiones internas dentro del bando sublevado también jugaron un papel en su fracaso inicial. Las diferencias en objetivos y estrategias entre los líderes del golpe complicaron sus esfuerzos para establecer un mando unificado, lo que debilitó su capacidad para coordinar sus acciones de manera efectiva. Estos factores combinados aseguraron que el golpe de Estado no lograra sus objetivos inmediatos, abriendo el camino a un conflicto prolongado.

El Camino hacia un Conflicto Prolongado

La incapacidad del golpe de Estado para triunfar rápidamente condujo a España a un conflicto prolongado que se convertiría en la Guerra Civil Española. A medida que el golpe se transformaba en una guerra abierta, ambos bandos se vieron obligados a reorganizar sus fuerzas y estrategias para enfrentar un conflicto de larga duración. La guerra civil se caracterizó por su brutalidad y la participación de diversas facciones, tanto nacionales como internacionales, que complicaron aún más la situación.

El conflicto se desarrolló en múltiples frentes, con batallas libradas en toda la península ibérica. La intervención de potencias extranjeras, como Alemania e Italia en apoyo de los sublevados y la Unión Soviética en apoyo de la República, añadió una dimensión internacional a la guerra, convirtiéndola en un precursor de las tensiones que estallarían en la Segunda Guerra Mundial. La guerra civil también se convirtió en un campo de pruebas para nuevas tácticas y tecnologías militares, que serían utilizadas en conflictos posteriores.

A medida que la guerra se prolongaba, las divisiones internas dentro de ambos bandos se intensificaron, complicando aún más la situación. La falta de recursos, la destrucción de infraestructuras y el sufrimiento de la población civil contribuyeron a crear un clima de desesperación y agotamiento que afectó a todos los involucrados. La Guerra Civil Española se convirtió en un símbolo de las luchas ideológicas del siglo XX, dejando un legado duradero en la historia de España y el mundo.

Referencias

  • Alcalá-Zamora, N. (2011). Asalto a la República. Madrid: Esfera.
  • Calleja, E. G. (2024). 1934: Involución y revolución en la Segunda República. Ediciones AKAL.
  • Souto Kustrín, S. (2014). De una revolución a otra con un golpe de estado en medio: la Segunda República en la obra de Julio Aróstegui. Hispania Nova. Primera Revista De Historia Contemporánea on-Line En Castellano. Segunda Época. Recuperado a partir de https://e-revistas.uc3m.es/index.php/HISPNOV/article/view/1879
  • Rodríguez, A. P. (2017). Salazar y Franco: la alianza del fascismo ibérico contra la España republicana: diplomacia, prensa y propaganda. Trea.

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