El garrote vil fue un método de ejecución utilizado en España desde 1820 hasta 1978. Este dispositivo, diseñado para terminar con la vida de los condenados a la pena capital, consistía en un collar de hierro sujeto a un tornillo con una bola en el extremo. A diferencia de la horca, que era el método de ejecución predominante antes de su introducción, el garrote vil provocaba la muerte mediante la rotura del cuello.
¿Cuándo se empezó a utilizar?
El garrote vil se introdujo en España en 1820 como una alternativa a la horca, que se consideraba un método de ejecución más bárbaro y menos eficiente. La idea era proporcionar una muerte más rápida y menos dolorosa, aunque en la práctica, esto no siempre se lograba.

El dispositivo consistía en un asiento donde se colocaba al condenado, con un collar de hierro alrededor de su cuello.
Este collar estaba conectado a un tornillo que, al ser girado por el verdugo, aplicaba presión en la parte posterior del cuello, provocando la dislocación de la vértebra axis sobre el atlas en la columna cervical.
¿Cómo funcionaba?
El proceso de ejecución con el garrote vil comenzaba con la colocación del condenado en una silla especial. El collar de hierro se ajustaba alrededor de su cuello y se aseguraba firmemente.
El verdugo, situado detrás del condenado, giraba el tornillo, que a su vez movía una bola de hierro hacia adelante, aplicando una presión creciente en el cuello del condenado.
Teóricamente, esta presión debía causar una dislocación instantánea de las vértebras cervicales, resultando en una muerte rápida.
Sin embargo, en la práctica, la muerte no siempre era instantánea. En muchos casos, la presión ejercida por el garrote vil causaba lesiones laríngeas y la víctima moría por estrangulamiento.
La fuerza física del verdugo y su habilidad para girar el tornillo de manera efectiva eran factores determinantes en la rapidez y eficacia de la ejecución.
Principales controversias y críticas sobre su uso
El garrote vil fue objeto de numerosas críticas y controversias a lo largo de su historia. Aunque se introdujo con la intención de ser un método de ejecución más humano, en la práctica, a menudo resultaba en una muerte lenta y dolorosa.
Las descripciones de ejecuciones fallidas, donde los condenados sufrían durante varios minutos antes de morir, alimentaron el debate sobre la humanidad y la ética de este método.

Además, el garrote vil se utilizó en algunos de los momentos más oscuros de la historia de España. Durante la dictadura de Francisco Franco, se empleó para ejecutar a opositores políticos y criminales comunes.
Los últimos ejecutados con este método en 1974 fueron el anarquista catalán Salvador Puig Antich y el alemán Heinz Ches, cuyo verdadero nombre era Georg M. Welzel, un delincuente común.
Su abolición
La abolición del garrote vil en 1978 marcó el fin de una era en la historia de la pena capital en España. La transición a la democracia y la creciente presión internacional por los derechos humanos llevaron a la eliminación de este método de ejecución.
La última ejecución oficial en España tuvo lugar en 1975, y en 1978, la pena de muerte fue abolida oficialmente en la Constitución Española, excepto en tiempos de guerra, una excepción que también fue eliminada en 1995.
No hay duda, el garrote vil es un recordatorio sombrío de los métodos de ejecución utilizados en el pasado y de las controversias éticas que los rodean. Aunque se introdujo con la intención de ser un método más humano que la horca, en la práctica, a menudo resultaba en una muerte lenta y dolorosa.