Así eran los habitantes de la ciudad perdida de Keeladi: investigadores reconstruyen sus rostros tras 2.500 años enterrados

Dos rostros reconstruidos con tecnología forense revelan cómo eran los habitantes de una civilización urbana del sur de India que floreció hace 2.500 años y estuvo oculta durante siglos.
Reconstrucción facial de un hombre de Kondagai
Un cráneo descubierto en Kondagai, con más de 2.500 años de antigüedad, ha servido como base para recrear el rostro de uno de los primeros habitantes de la región. Fuente: Face Lab/Liverpool John Moores University

Durante siglos, el relato dominante sobre el nacimiento de la civilización india ha estado centrado en el norte del subcontinente. Las historias del valle del Indo, con sus grandes urbes como Mohenjo-Daro y Harappa, han sido el eje en torno al cual giraban los grandes relatos fundacionales de la India antigua. Sin embargo, un hallazgo reciente en el estado de Tamil Nadu está sacudiendo los cimientos de esa narrativa. Keeladi, un yacimiento arqueológico situado a escasos kilómetros de la ciudad de Madurai, se convierte en una ventana abierta hacia una civilización urbana y compleja que floreció hace unos 2.500 años en el sur, muy lejos del foco tradicional de atención histórica.

Los vestigios desenterrados en este enclave no son solo ladrillos o fragmentos de cerámica. Lo que ha sorprendido al mundo es la reconstrucción digital de los rostros de dos hombres que vivieron en esa época, realizada gracias a una colaboración entre la Universidad de Madurai Kamaraj y el Face Lab de la Universidad John Moores de Liverpool, en Reino Unido. Las imágenes tridimensionales de sus caras han sido desarrolladas a partir de dos cráneos hallados en el cercano sitio funerario de Kondagai, donde han sido localizadas decenas de urnas de enterramiento. Gracias a técnicas de escaneado, modelado anatómico y una mezcla de antropología forense y tecnología digital, ahora es posible mirar a los ojos a dos individuos que habitaron esta tierra en pleno siglo VI a. C.

Los investigadores han llevado a cabo un meticuloso trabajo en el que cada rasgo ha sido reconstruido siguiendo estándares científicos actuales, tal y como recogieron en el mes de junio en un completo artículo publicado en The Times of India. Las mandíbulas, ausentes en los restos originales, han sido estimadas a partir de mediciones craneales. La textura de la piel, el color del cabello y los ojos han sido seleccionados en base a las características de las poblaciones actuales del sur de India, no sin cierto debate. Todo ello ha permitido ofrecer una representación visual que no solo resulta impresionante, sino que también conecta emocionalmente al espectador con un pasado que de pronto parece más cercano.

Una civilización urbana al margen de la narrativa dominante

Los descubrimientos en Keeladi van mucho más allá de las reconstrucciones faciales. Según los investigadores de la Universidad de Madurai Kamaraj, los restos hallados en el cercano sitio funerario de Kondagai reflejan una sociedad compleja que ya en el siglo VI a. C. mostraba signos de urbanización avanzada. Se han encontrado urnas de enterramiento que contenían huesos humanos junto con objetos de uso cotidiano como granos, vasijas y otros enseres, lo que sugiere prácticas funerarias elaboradas y una cosmovisión construida en torno a la vida después de la muerte.

Además, los expertos destacan que los habitantes de Keeladi vivían en estructuras de ladrillo, sabían leer y escribir, y mantenían redes comerciales que se extendían por otras regiones del subcontinente e incluso más allá.

Este panorama contrasta con la visión largamente difundida de que el sur de India era poco más que un apéndice rural de las grandes civilizaciones del norte. Los descubrimientos en Keeladi indican que, paralelamente al esplendor del Indo y mucho antes de la hegemonía de los reinos del norte, floreció en el sur un foco cultural propio, con identidad y desarrollo independientes.

Recreación facial en 3D de uno de los antiguos habitantes cuyos restos fueron hallados en el yacimiento funerario de Kondagai
Recreación facial en 3D de uno de los antiguos habitantes cuyos restos fueron hallados en el yacimiento funerario de Kondagai. Fuente: Face Lab/Liverpool John Moores University

Uno de los aspectos más fascinantes de la investigación es el análisis genético de los restos. Aunque los investigadores aún no han podido extraer ADN completo en todos los casos debido al mal estado de conservación de los huesos, los primeros resultados muestran una mezcla de linajes ancestrales. Los modelos genéticos preliminares revelan influencias tanto de poblaciones de cazadores-recolectores del oeste de Eurasia (zona iraní) como de grupos austroasiáticos del sudeste asiático. Esta diversidad genética pone de manifiesto una realidad histórica más rica de lo que se pensaba, en la que el sur de la India no era un territorio aislado, sino un cruce de rutas migratorias y culturales.

Este componente multicultural refuerza la idea de que los habitantes del lugar se encontrsban inmersos en una red de intercambios mucho más amplia que la imaginada hasta ahora. Lejos de ser un rincón olvidado, la región parece haber sido un nodo activo de interacción entre comunidades distantes.

Eso sí, la reconstrucción facial no ha estado exenta de debate, como suele ser habitual en estos casos. Y es que, a pesar del riguroso trabajo científico, las imágenes generadas provocaron un encendido intercambio en redes sociales y medios locales. Por ejemplo, la discusión sobre el color de piel, el peinado o la expresión de los rostros ha reavivado viejas tensiones entre las narrativas históricas del norte y del sur del país.

Pero también hay que tener en cuenta un detalle no menos importante: la controversia no solo es estética. En los últimos años, Keeladi ha sido objeto de disputas políticas. Mientras el gobierno central ha cuestionado la antigüedad de la civilización hallada, proponiendo fechas más recientes, el gobierno estatal de Tamil Nadu defiende con firmeza la cronología más antigua establecida por estudios de radiocarbono. Desde 2015, esta pugna ha dado lugar a una rivalidad institucional entre el Departamento de Arqueología del estado y el Archaeological Survey of India, una tensión que va más allá de la investigación y se adentra en el terreno de la identidad cultural y la memoria nacional.

Las excavaciones en Kondagai revelaron grandes urnas ceremoniales que albergaban restos óseos junto a objetos cotidianos utilizados por los antiguos habitantes
Las excavaciones en Kondagai revelaron grandes urnas ceremoniales que albergaban restos óseos junto a objetos cotidianos utilizados por los antiguos habitantes. Foto: Departamento de Arqueología del Estado de Tamil Nadu

Un pasado que interpela al presente

Sea como fuere, y más allá del impacto académico, el proyecto de Keeladi está generando una poderosa respuesta emocional. Las imágenes reconstruidas no son simplemente artefactos visuales, sino retratos que nos invitan a mirar a los antiguos habitantes del sur de India no como datos arqueológicos, sino como personas. Sus rostros, ahora visibles, transforman nuestra percepción del pasado y lo dotan de una nueva dimensión humana.

La investigación continúa. El equipo del Dr. Kumaresan trabaja actualmente en mejorar las técnicas de extracción de ADN, con la colaboración del Departamento de Genética de Harvard, con la intención de crear una biblioteca genética de referencia. Si logran su objetivo, esta base de datos podría compararse con poblaciones antiguas y modernas de Asia y más allá, permitiendo rastrear rutas migratorias y conexiones culturales a una escala sin precedentes.

Keeladi, hasta hace poco un nombre apenas conocido fuera de círculos académicos, se está convirtiendo en una pieza clave del puzle histórico del subcontinente. En un país de mil historias, esta es una que estaba esperando ser contada.

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