En el extremo noroccidental de la isla de Gozo (MAlta), frente a un paisaje abrupto de acantilados y mar abierto, se levanta uno de los lugares sagrados más singulares del Mediterráneo central: el santuario de Ras il-Wardija. Fundado por los cartagineses a inicios del siglo IV a. C., este enclave religioso dedicado a la diosa Astarté siguió activo durante la época romana y la antigüedad tardía. Su emplazamiento privilegiado en un promontorio que lo hacía visible desde rel mar, lo convirtió en un referente de culto, pero también en un hito geográfico para navegantes y comerciantes.
Las excavaciones emprendidas en los años sesenta y los estudios recientes de la Misión Arqueológica de La Sapienza han revelado que, en Ras il-Wardija, se entrelazan tradición fenicio-púnica, influencias helenísticas y prácticas romanas. Se trata, pues, de un santuario único que revela continuidad religiosa, contactos interculturales y la capacidad del Mediterráneo antiguo para fusionar tradiciones.

El descubrimiento y las primeras excavaciones
Michelangelo Cagiano de Azevedo, director de la Misión Italiana a Malta, identificó el santuario en 1963. El yacimiento se excavó, entre 1964 y 1967, bajo la dirección de Caterina Caprino. Ya entonces, los arqueólogos descubrieron un complejo sagrado escalonado en cinco terrazas, compuesto por una cueva, una serie de instalaciones auxiliares y un templo monumental. A pesar de la erosión, se pudo reconstruir la disposición original del lugar y reconocer en él una combinación de elementos arquitectónicos púnicos y romanos.
Más de medio siglo después, la Universidad de Roma La Sapienza retomó las investigaciones. Esta segunda fase ha permitido reevaluar la importancia del santuario en el marco del culto a Astarté y su conexión con otros santuarios del archipiélago maltés, especialmente el de Tas-Silġ.
La cueva sagrada
En la terraza superior del santuario se abre la cueva, un espacio que aprovecha una cavidad natural en la piedra caliza. De planta rectangular irregular, presenta cinco nichos tallados en sus muros. Según las investigaciones recientes, el espacio estaba diseñado para acoger rituales de carácter íntimo, vinculados a la diosa y a la interacción con lo subterráneo.
La cueva contaba, además, con bancos de piedra, corredores y estructuras provistas de cavidades circulares que pudieron servir para realizar libaciones y ofrendas. El conjunto también contaba con una cisterna campaniforme y una piscina cuadrangular con escaleras, que abastecían al complejo de agua para las abluciones rituales.
La disposición espacial recuerda a otros santuarios rupestres fenicios, púnicos y griegos, como la cueva d’Es Cuyram en Ibiza o la Grotta Regina en Sicilia. En todos ellos, la roca misma se convierte en un elemento más de la arquitectura sagrada, una representación anicónica de la divinidad. Así, la cueva de Ras il-Wardija parece aludir a Astarté en cuanto diosa vinculada a la fertilidad, la naturaleza y los espacios subterráneos.

El templo de Astarté
En la terraza inferior se hallaba el templo de Astarté. De planta rectangular y construido con bloques de piedra caliza, estaba revestido con enlucidos de colores y decoraciones plásticas en yeso. Un podio central, recubierto de estuco blanco, sostenía la imagen de culto de la diosa, mientras que otra losa cercana servía como altar de ofrendas.
El edificio estaba rodeado por un temenos o recinto sagrado con una entrada monumental. Su umbral, compuesto por grandes losas con cavidades circulares, remite a la tradición prehistórica maltesa, que enfatiza la sacralidad de los umbrales. Esta mezcla de elementos culturales fenicios y locales confiere al templo una fisonomía única en el Mediterráneo.
El templo guarda paralelos con otros santuarios dedicados a la diosa en Byblos o en Kouklia-Palaepaphos (Chipre). La tipología de recinto abierto con una entrada monumental y un podio central parece responder a un modelo panmediterráneo de los templos de Astarté que, en Malta, también incorpora elementos propios de las tradiciones locales.

Objetos de culto y repertorio cerámico
Durante las excavaciones, los arqueólogos recuperaron betilos (piedras erguidas de carácter sagrado), cipos (columnas en honor de los difuntos) y pequeñas pilas de piedra, típicos de los cultos fenicio-púnicos. También apareció un raro ídolo de arcilla modelada con los brazos en alto que se identificó como una representación de Astarté.
En lo que respecta al repertorio cerámico, se documentaron producciones púnicas del siglo IV a. C., con vajillas pintadas de tradición cartaginesa y materiales romanos que llegan hasta el siglo II d. C. Los recipientes se usaban de manera exclusiva en el contexto ritual. A continuación, se rompían intencionalmente, de acuerdo con una práctica característica de la religión fenicia.
Asimismo, se hallaron lámparas, quemadores de incienso y botellitas de aceite. Todo ello apunta a que la luz y los perfumes se integraron en las ceremonias religiosas celebradas en el templo. La homogeneidad y estandarización de estas piezas apuntan a la existencia de talleres especializados que abastecían a varios santuarios de Malta y Gozo.

Inscripciones y epigrafía
Los arqueólogos identificaron inscripciones en algunas vasijas del conjunto. Entre ellas, destaca la inscripción khn ‘štrt “sacerdote de Astarté”. Este hallazgo parece confirmar de manera directa que Astarté fue la principal divinidad del santuario. Los paralelos con inscripciones de Tas-Silġ refuerzan la idea de que existía un culto regional maltés a Astarté, con diferentes centros interconectados.
Los cultos que se practicaron en Ras il-Wardija
Aunque Astarté fue la diosa titular, es probable que el santuario albergara más de un culto. La piscina y los bancos de la cueva sugieren rituales de purificación e incluso incubatio, es decir, la práctica ritual de dormir en el recinto sagrado para obtener sueños reveladores. Estas ceremonias se relacionan con Eshmún, dios fenicio de la curación y, más tarde, con Asclepio entre los griegos y romanos. Ras il-Wardija, por tanto, pudo funcionar como un espacio de doble devoción: Astarté como diosa celeste y ctónica, y una divinidad masculina vinculada a la sanación.
Los fieles probablemente accedían al santuario desde la terraza inferior, donde se situaba el templo, y ascendían hasta la cueva, siguiendo un itinerario ritual. Tras realizar las abluciones en la piscina y ungirse con aceites, entraban en la cámara rupestre para participar en banquetes comunitarios. Luego, rompían los vasos como parte del rito. Este recorrido ascendente del templo a la cueva, quizás sirvió para reproducir de forma simbólica el tránsito entre lo humano y lo divino.

Conexiones regionales y mediterráneas
El equipo de investigación sostiene que el santuario de Ras il-Wardija formó parte de una red cultural más amplia. Su relación con el puerto cercano de Xlendi lo vinculaba a las rutas comerciales con Sicilia, el norte de África y el Mediterráneo oriental.
En este marco, Ras il-Wardija pudo participar en festividades de alcance regional, semejantes a las célebres Anagogia y Katagogia de Astarté de Eryx en Sicilia, que implicaban el traslado marítimo de la diosa a Libia. El enclave gozitano podría haberse inscrito, así, en una “geografía sagrada” que unía mar, peregrinaciones y poder político, primero bajo el poder Cartago y, después, bajo la égida de Roma.
Un ejemplo de integración mediterránea
Ras il-Wardija constituye un ejemplo excepcional de continuidad religiosa en el Mediterráneo central. Durante casi ocho siglos, el santuario combinó tradiciones fenicias, herencias prehistóricas maltesas e innovaciones helenísticas y romanas. Hoy, gracias a las investigaciones recientes, comprendemos mejor su papel en la religiosidad del archipiélago maltés. Ras il-Wardija fue, al mismo tiempo, santuario de Astarté, espacio de curación y lugar de integración cultural.
Referencias
- Spagnoli, Federica. 2024. "The Punic-Roman Sanctuary of Ras il-Wardija at Gozo (MALTA): Architecture, Rituals, and Mediterranean Connections of a Maritime Cult-Place dedicated to Astarte". Rivista di Studi Fenici, 52.52: 187-211. URL: https://open.rstfen.cnr.it/index.php/rsf/article/view/320