Un giro evolutivo: caminar sobre dos piernas podría ser una herencia del mundo arbóreo, sugiere un estudio con chimpancés en Tanzania

Un estudio con chimpancés en Tanzania sugiere que el bipedismo pudo surgir en los árboles como estrategia para forrajear en copas amplias y dispersas, desafiando la idea de su origen en la sabana.
Fuente: ChatGPT / E. F.

Cuando pensamos en cómo nuestros antepasados empezaron a caminar sobre dos piernas, es probable que imaginemos una transición gradual en algún lugar de la sabana africana, entre pastizales abiertos y árboles dispersos. Esa imagen ha sido la dominante durante décadas. Pero un estudio reciente sugiere que tal vez el bipedalismo —esa forma de andar tan característica del ser humano— no nació en el suelo, sino en las copas de los árboles.

El hallazgo proviene de un seguimiento detallado a una comunidad de chimpancés en el Valle de Issa, en el oeste de Tanzania, donde el paisaje no es una selva densa ni una sabana abierta, sino algo intermedio: un ecosistema llamado sabana-mosaico. Allí, los investigadores observaron comportamientos sorprendentes de locomoción arbórea y suspensión que podrían ayudar a reconstruir la evolución de nuestros propios movimientos. El estudio, publicado en Frontiers in Ecology and Evolution, propone una hipótesis alternativa que podría reescribir parte de la historia evolutiva humana.

Árboles, no llanuras

Una de las primeras ideas que desafía el artículo es la relación entre el bipedalismo y la vida en tierra firme. La suposición clásica decía que, al abandonar los árboles, los homínidos se vieron obligados a caminar erguidos para desplazarse por espacios abiertos. Sin embargo, los chimpancés del Valle de Issa no se comportan como se esperaba para animales que viven en un entorno así de seco y con vegetación dispersa.

En vez de permanecer en el suelo, estos chimpancés pasan una parte considerable del tiempo movilizándose entre las ramas, incluso en plena estación seca. Esto sugiere que la presión evolutiva para caminar en dos patas pudo haber estado ya presente en el entorno arbóreo, y no exclusivamente como una respuesta a un cambio de hábitat. Como explican los autores, “la locomoción arbórea, y en particular la locomoción bípeda, fue usada principalmente para la alimentación arbórea en Issa”.

Fuente: Frontiers in Ecology and Evolution

Comida difícil, ramas más finas

Durante cinco meses, el equipo observó de cerca a 14 chimpancés adultos, registrando cómo forrajeaban, cuánto tiempo pasaban en los árboles y qué tipos de alimentos preferían. También midieron la forma, tamaño y estructura de los árboles en los que comían. Los resultados fueron claros: cuanto más grande y frondoso era el árbol, más tiempo pasaban en él. Pero no era solo cuestión de abundancia de alimento, sino también del tipo.

Los chimpancés se alimentaban sobre todo de frutas, pero también de hojas, flores y semillas duras ubicadas en las ramas terminales. Estas ramas suelen ser más delgadas y requieren un esfuerzo físico mayor para alcanzarlas sin caer. El comportamiento observado incluía movimientos suspendidos —colgándose con los brazos— y posturas erguidas mientras se aferraban a otras ramas. Estas acciones eran necesarias para acceder a la comida, pero al mismo tiempo recuerdan mucho a la locomoción bípeda.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Lo que dicen los árboles

Los árboles del entorno, en su mayoría de la especie Brachystegia, tienen una forma particular: copas abiertas con ramas largas que se proyectan como un cono invertido. Este tipo de estructura exige que el animal distribuya su peso con precisión para no romper las ramas, lo que favorece el uso de posturas ortógradas (con el tronco erguido) y movimientos controlados.

El estudio comprobó que los chimpancés preferían estos árboles cuando el alimento estaba bien distribuido y era abundante. En esos casos, pasaban más tiempo en una sola copa, lo que permitía amortizar el esfuerzo de subir. “La estrategia de forrajeo basada en invertir más tiempo en árboles con grandes copas y alimentos terminales abundantes probablemente explica la alta frecuencia de locomoción arbórea observada en Issa” .

Además, el análisis de la forma del árbol reveló que las probabilidades de que aparecieran comportamientos de suspensión aumentaban en árboles con forma de sombrilla o cono invertido. Estos diseños parecen facilitar la locomoción suspendida y bípeda como una forma eficiente de moverse entre las ramas.

Fuente: Frontiers in Ecology and Evolution

Bipedismo sin tocar el suelo

Una de las observaciones más llamativas del estudio es que el bipedalismo no se limitaba al suelo. En realidad, los chimpancés lo empleaban sobre todo en las ramas, mientras se sostenían de otras para mantener el equilibrio. Como señalan los autores, “si los chimpancés del Valle de Issa pueden considerarse modelos adecuados, los comportamientos suspensivos y bípedos probablemente fueron vitales para un homínido grande, frugívoro y semi-terrestre que habitara un entorno abierto” .

Este enfoque reabre el debate sobre si caminar erguido fue una adaptación al terreno abierto o una habilidad ya presente en los árboles, favorecida por la necesidad de alcanzar frutas difíciles en ramas inestables. La importancia de la suspensión —moverse colgando del cuerpo— puede haber sido más decisiva que la simple caminata terrestre en los primeros pasos evolutivos del ser humano.

Más preguntas por responder

A pesar de lo sugerente de estos resultados, el estudio tiene límites. Por ejemplo, solo se realizaron observaciones durante la estación seca, cuando el alimento escasea en algunos sectores del bosque. Además, los datos provienen de una única comunidad de chimpancés, lo que impide generalizar sin precaución.

Aun así, el artículo abre una línea de investigación prometedora. A futuro, se esperan más estudios comparativos en otras regiones con hábitats similares, así como análisis nutricionales de los alimentos y datos sobre disponibilidad durante todo el año. Todo esto ayudaría a validar o refutar la hipótesis de que la locomoción bípeda se consolidó como una estrategia para aprovechar mejor recursos arbóreos dispersos en un entorno cambiante.

Como resume el equipo de investigación, “nuestros resultados informan sobre la interacción entre morfología, ecología y comportamiento de los simios en una sabana-mosaico, y tienen importantes implicaciones para la interpretación del comportamiento fósil hominoide a partir de la morfología en ambientes análogos”.

Referencias

  • Drummond-Clarke RC, Reuben SC, Stewart FA, Piel AK y Kivell TL (2025) Foraging strategy and tree structure as drivers of arboreality and suspensory behaviour in savannah-dwelling chimpanzees. Frontiers in Ecology and Evolutionhttps://doi.org/10.3389/fevo.2025.1561078.

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