¿Las ranas tienen pene?

¿Alguna vez has visto la imagen de una rana sobre otra? ¿Es sexo entre ranas? ¿Como es el pene de las ranas, si es que lo tienen? Descubre más sobre el diverso acto sexual de las ranas.
Tren ranas

Hace un tiempo comenzaron a circular por Internet una serie de fotografías en las que se veía lo que aparentaba ser una rana con un pene de tamaño bastante llamativo en relación a su cuerpo. Lo había encontrado un hombre australiano en su propio jardín y había hecho circular las imágenes sin saber muy bien qué era aquello. Lo cual nos lleva a la pregunta, ¿existen las ranas con pene?

Características generales de la reproducción en ranas

Seguro que has visto imágenes de ranas en una posición que es similar a la que adoptan muchos mamíferos al cubrir a las hembras, situándose una encima de la espalda de la otra. ¿Es esto una fecundación? ¿Interviene un pene? Tendemos a asimilar la sexualidad de otros animales con la de los seres humanos. Sin embargo, la diversidad reproductiva en el reino animal es muy amplia.

La función de la cloaca en las ranas

La realidad es que las ranas, en general, no tienen pene. Pero en particular hay algunas especies que si tienen una cola que funciona como un pene para fecundar a la hembra. En general la fecundación e las ranas se realiza a través de un órgano denominado cloaca. Tanto hembras como machos tienen cloaca y esta sirve de canal para la expulsión de desechos, esperma o los propios huevos. La cloaca es el receptáculo donde confluyen el aparato digestivo, el aparato reproductor y el aparato excretor. Muchos animales como los anfibios, los reptiles y las aves, presentan cloaca.

La estructura de la cloaca en las ranas es bastante sencilla pero altamente eficiente. Actúa como un conducto común que conecta el intestino, el sistema urinario y el reproductor. Durante el proceso de apareamiento, el macho libera el esperma a través de su cloaca, que luego se encuentra con los huevos liberados por la hembra en el agua. Esta disposición anatómica es crucial para la supervivencia de las ranas, ya que les permite reproducirse en ambientes acuáticos, donde la mayoría de sus ciclos de vida comienzan.

Fecundación en ranas - iStockphoto

¿Cómo es el sexo de las ranas?

Comúnmente, estos animales anfibios se reproducen a través de un proceso denominado amplexo. En este proceso, el macho propicia un abrazo a la hembra subido a su espalda produciendo la fertilización de los huevos fuera del cuerpo. Esto es lo contrario de lo que sucede con los mamíferos donde se da fecundación interna. A los anfibios que se reproducen de esta manera se les denomina anuros.

Durante el amplexo, que tiene lugar en el agua, las hembras sufren una serie de contracciones que estimulan al macho y ayudan a soltar los huevos. El macho derrama sobre ellos el esperma y estos acaban unidos por una especie de masa gelatinosa.

El proceso del amplexo: fertilización externa

Unas pocas especies de ranas practican la fertilización interna. Los únicos anfibios anuros que sí poseen cola son del del género Ascaphus. Las especies Ascaphus truei y Ascaphus montanus poseen una extensión de la cloaca que permite que realicen la fertilización de forma interna evitando que el esperma se desparrame por el agua. El macho de estas dos especies de rana si posee un órgano copulador. Este órgano se considera una cola copuladora, pero ¿podría  podría considerarse un pene? 

Durante el amplexo, los machos utilizan almohadillas nupciales en sus patas delanteras para aferrarse firmemente a las hembras. Este contacto físico no solo asegura que el esperma sea depositado eficientemente sobre los huevos, sino que también estimula a la hembra a liberar sus huevos. La duración del amplexo puede variar considerablemente, desde unas pocas horas hasta varios días, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales. Este comportamiento es un ejemplo de cómo las ranas han adaptado sus estrategias reproductivas para maximizar el éxito en la fertilización.

El amplexo también es una demostración de la competencia entre machos, ya que el acceso a las hembras es limitado y a menudo disputado. Los machos suelen competir físicamente por la oportunidad de aparearse, y el éxito en estas interacciones puede depender de factores como el tamaño corporal y la fuerza. Este proceso asegura que solo los machos más aptos transmitan sus genes a la próxima generación, contribuyendo a la evolución continua de la especie.

Ranas con pene: el caso especial del género Ascaphus

Sin embargo, sí que existen especies de ranas en determinados ambientes que practican un tipo de cópula más similar a lo que los humanos entendemos como sexo.

Ejemplar de Ascaphus truei. Foto: Wikimedia Commons.

Ranas del género Ascaphus: Ascaphus truei y Ascaphus montanus

Dentro del amplio espectro de la diversidad anfibia, el género Ascaphus presenta un caso excepcional en el mundo de las ranas. Este género, que incluye especies como Ascaphus truei y Ascaphus montanus, desafía la norma al poseer un órgano copulador que ha sido comparado anatómicamente con un pene. Estas ranas habitan principalmente en regiones montañosas de América del Norte, donde las corrientes de agua rápidas y frías ofrecen un hábitat ideal para su reproducción.

Las especies del género Ascaphus han desarrollado una adaptación única: una extensión de la cloaca que les permite realizar la fertilización interna. Esta característica es particularmente ventajosa en hábitats acuáticos donde la dispersión del esperma podría ser un problema debido a las corrientes. La fertilización interna asegura que el esperma llegue directamente a los huevos, aumentando la probabilidad de fertilización exitosa en un entorno donde las condiciones externas podrían ser desfavorables.

El descubrimiento de estas ranas con un órgano copulador ha proporcionado una nueva perspectiva sobre la evolución de los sistemas reproductivos en los anfibios. La existencia de este órgano sugiere que, en ciertas condiciones ambientales, la selección natural puede favorecer la evolución de estructuras reproductivas. Este fenómeno des un ejemplo de cómo, incluso desde la biología, pueden existir diversas realidades sexuales en una misma especie.

El órgano copulador de las ranas Ascaphus

La cola de los machos de la rana Ascaphus truei es un órgano copulador que contiene tejido cavernoso, varillas de soporte cartilaginosas y glándulas cloacales especializadas. Por su histología, anatomía y funcionalidad puede denominarse pene sin miedo a error. Cuando está hinchado, el pene forma un surco para el paso del esperma y se inserta en la cloaca de la hembra.

La estructura del órgano copulador de las ranas Ascaphus es notablemente similar a la de los penes de otros vertebrados, lo que ha llevado a algunos científicos a clasificarlo como tal. Cuando el órgano se hincha, forma un surco que guía el esperma hacia la cloaca de la hembra, asegurando una fertilización interna efectiva. Esta adaptación es un ejemplo de cómo la evolución puede converger en soluciones similares en diferentes grupos de organismos cuando enfrentan desafíos reproductivos similares.

La existencia de este órgano copulador en las ranas Ascaphus plantea preguntas interesantes sobre la evolución de los sistemas reproductivos en los anfibios. ¿Qué presiones selectivas llevaron al desarrollo de un órgano tan especializado? ¿Cómo se compara su eficacia con la fertilización externa tradicional en otros anfibios? Estas preguntas continúan impulsando la investigación en el campo de la biología evolutiva y la reproducción animal.

Copulexus: la cópula diferenciada en ranas con pene

Copulexus, de cópula y amplexo fue el término elegido para describir la forma única de apareamiento que resulta en la fertilización interna en el género  de ranas Ascaphus y se diferencia claramente del amplexo en como la rana macho agarra a la hembra inguinalmente en lugar de axilarmente.

Durante el copulexus, el macho agarra a la hembra de manera inguinal en lugar de axilar, lo que facilita la inserción del órgano copulador en la cloaca de la hembra.El copulexus es un ejemplo de cómo las ranas Ascaphus han adaptado su comportamiento para maximizar el éxito reproductivo en su entorno específico. Al asegurar que el esperma se transfiera directamente a la hembra, estas ranas pueden reproducirse con éxito incluso en corrientes de agua rápidas, donde la fertilización externa podría ser ineficaz.

La comprensión del copulexus en las ranas Ascaphus ofrece una visión valiosa de cómo los sistemas reproductivos pueden evolucionar en respuesta a las presiones ambientales. Este ejemplo de innovación evolutiva destaca la diversidad de estrategias reproductivas en el reino animal y cómo las especies pueden desarrollar soluciones únicas para los desafíos que enfrentan en su entorno.

Convergencia evolutiva en la estructura del pene

La convergencia evolutiva es, en resumen, un proceso por el que, en una misma especie, se han desarrollado de forma independiente dos órganos que conviven en la misma especie, o en distintas especies. Eso sí, partiendo de la misma estructura genética ancestral. Es el caso del pene en estos tipos de rana.

Penes por convergencia

Las similitudes estructurales y funcionales del pene de estás dos ranas con el pene de otros vertebrados, en referencia al tejido cavernoso, musculatura, etc. son ejemplos clásicos de evolución en paralelo (homoplasia) a través de la convergencia.En el caso de las ranas del género Ascaphus, la evolución del órgano copulador es un ejemplo destacado de convergencia evolutiva. Aunque las ranas y los mamíferos están separados por millones de años de evolución, han desarrollado estructuras reproductivas que cumplen funciones similares.

Este fenómeno no se limita a las ranas. En el reino animal, hay numerosos ejemplos de convergencia evolutiva en la estructura del pene. Por ejemplo, los tiburones y las rayas, que son peces cartilaginosos, han desarrollado órganos copuladores llamados "clásperes" que funcionan de manera similar a los penes de los mamíferos. Estos órganos permiten la fertilización interna en un entorno acuático, similar a la función del órgano copulador en las ranas Ascaphus.

La convergencia evolutiva en la estructura del pene también se observa en los reptiles, donde algunos han desarrollado hemipenes dobles, estructuras que permiten la fertilización interna. Estos ejemplos destacan cómo la evolución puede llegar a soluciones similares en diferentes grupos de organismos cuando enfrentan desafíos reproductivos similares. La convergencia evolutiva subraya la creatividad de la naturaleza en la resolución de problemas biológicos, demostrando que la evolución puede seguir caminos diferentes para alcanzar resultados similares.

rana punta de flecha. Gemini
Las plantas, animales y microbios han perfeccionado sus métodos tóxicos como herramientas de supervivencia en la naturaleza. Foto: Istock

El ciclo de vida de las ranas: de renacuajos a adultos

La reproducción es solo uno de los desafíos evolutivos que enfrentan las ranas. Se trata de una especie animal que, por lo general, presenta muchos cambios morfológicos y biológicos a lo largo de su vida, fruto de la adaptación a los ecosistemas en los que, por lo general, suelen vivir.

Fase acuática: huevos y renacuajos

El ciclo de vida de las ranas es un fascinante proceso de transformación que comienza en el agua. La mayoría de las ranas depositan sus huevos en cuerpos de agua como estanques, lagos o charcas. Estos huevos, a menudo agrupados en masas gelatinosas, flotan en la superficie del agua, donde reciben la fertilización externa del macho. La fase acuática es crucial para el desarrollo inicial de las ranas, ya que proporciona un entorno seguro y nutritivo para los huevos y los renacuajos.

Una vez fertilizados, los huevos comienzan a desarrollarse rápidamente, dando lugar a renacuajos, que son completamente acuáticos. Los renacuajos poseen branquias para respirar y una cola para nadar, adaptaciones que les permiten sobrevivir y crecer en el agua. Durante esta fase, los renacuajos se alimentan principalmente de algas y materia vegetal, acumulando energía para su futura metamorfosis. La fase acuática es un periodo de rápido crecimiento y desarrollo, donde los renacuajos deben enfrentar desafíos como la depredación y la competencia por recursos.

La supervivencia de los renacuajos depende en gran medida de las condiciones del entorno acuático. Factores como la temperatura del agua, la disponibilidad de alimento y la presencia de depredadores pueden influir en el éxito de esta fase del ciclo de vida. Las ranas han desarrollado diversas estrategias para maximizar la supervivencia de sus crías, como la producción de grandes cantidades de huevos y la selección de lugares de puesta con menos depredadores.

Metamorfosis y adaptación a hábitats terrestres

Las ranas han adaptado su reproducción a dos entornos distintos: el acuático y el terrestre. La mayoría de las especies de ranas experimentan un ciclo de vida bifásico, comenzando con la puesta de huevos en cuerpos de agua como estanques, lagos o charcas. Las ranas depositan sus huevos en agrupaciones gelatinosas llamadas masas de huevos o nidos, los cuales flotan en la superficie del agua. Estos huevos dan lugar los renacuajos que son completamente acuáticos.

A medida que crecen, los renacuajos experimentan una serie de metamorfosis que los lleva a desarrollar extremidades y pulmones, preparándolos para su vida terrestre. Finalmente, las ranas jóvenes emergen del agua completando su transición a un hábitat más terrestre donde continuarán su ciclo de vida. Este proceso de metamorfosis y adaptación a dos ambientes diferentes es una clara demostración de la asombrosa diversidad y capacidad de supervivencia de los anfibios.

Referencias

  • Jamieson, B. G., Rouse, G., & Pleijel, F. (Eds.). 2006. Reproductive Biology and Phylogeny of Anura. Science Publishers.

Recomendamos en

Si los tiburones no tienen pulmones, ¿para qué sirve su "nariz"?

Aunque los tiburones no respiran por la nariz, ese órgano tiene una función crucial que va más allá de la respiración. En este artículo veremos cómo los tiburones usan su "nariz" para orientarse, detectar presas y sobrevivir en un mundo donde el olfato es una herramienta de vida o muerte.
  • Eugenio M. Fernández Aguilar