Entre los animales existen una gran variedad de colores. Algunos grupos son más discretos, pero otros, como ciertas aves o algunas mariposas, exhiben coloraciones vivas, vibrantes y llamativas. En algunos, como las plumas de la urraca, se aprecia un brillo metálico cuando la luz incide sobre ellas. Pero hay un grupo de escarabajos cuyo cuerpo parece estar bañado por algún metal precioso.
La diversidad de colores en el reino animal
Escarabajos y sus colores metálicos: una introducción
El mundo de los escarabajos es fascinante y variado, especialmente cuando se trata de su coloración. Algunos escarabajos, como los del género Chrysina, presentan colores metálicos que parecen sacados de un cuento de hadas. Estos colores no solo son llamativos, sino que también cumplen funciones importantes en la naturaleza, como el camuflaje y la comunicación. En el caso de los escarabajos joya, su brillo metálico no solo los hace destacar, sino que también les confiere un aire de misterio y belleza que ha capturado la atención de científicos y entusiastas por igual.
El género Chrysina, parte de la familia Scarabaeidae, es particularmente conocido por su increíble variedad de colores metálicos. Desde el verde esmeralda hasta el dorado brillante, estos escarabajos exhiben una gama de tonalidades que parecen cambiar con la luz. Este fenómeno, conocido como iridiscencia, es el resultado de complejas interacciones entre la luz y las microestructuras de su exoesqueleto. A diferencia de otros animales que deben su color a los pigmentos, los escarabajos joya dependen de estructuras físicas para crear sus deslumbrantes colores.
En el caso del escarabajo dorado, su apariencia de oro reluciente es el resultado de una intrincada disposición de capas en su cutícula. Estas capas reflejan y refractan la luz de una manera que imita el brillo de los metales preciosos, sin contener realmente ningún metal. Esta capacidad de engañar a la vista ha intrigado a los científicos, quienes han estudiado a fondo el fenómeno para entender cómo la naturaleza ha logrado crear un efecto tan espectacular sin recurrir a materiales metálicos.
El género Chrysina: el escarabajo joya
El género Chrysina es un verdadero tesoro de la naturaleza. Conocidos como 'escarabajos joya', estos insectos pertenecen a la familia Scarabaeidae, la misma que incluye al famoso escarabajo pelotero. Sin embargo, a diferencia de sus parientes más humildes, los escarabajos joya son conocidos por su apariencia deslumbrante y su diversidad de colores metálicos. Dentro de este género, encontramos especies como Chrysina gloriosa, con sus bandas verde metálico, y Chrysina quetzalcoatli, que combina tonos granates y verdes en patrones únicos.

Este gran grupo de escarabajos, de entre 1 y 4 centímetros de longitud, engloba especies con colores verdes más o menos llamativas, algunas, como C. gloriosa, con bandas metalizadas que cubren los élitros, y otras, como C. quetzalcoatli, con patrones granates mezclados con los verdes.
Pero tal vez, las especies más llamativas del género son aquellas que presentan todo el cuerpo con un brillo metálico característico: C. chrysargyrea es verde oscuro metálico; C. optima aún más oscuro, casi negro brillante, como un mineral de hematite; C. limbata, totalmente plateado; C. resplendens muy similar, aunque más amarillento. Y por supuesto, el escarabajo que encabeza este artículo, Chrysina aurigans, que parece estar hecho del oro más fino.
Los miembros del género Chrysina habitan exclusivamente en el continente americano, desde el sur de Estados Unidos, pasando por México y Centroamérica, hasta Venezuela, Colombia y Ecuador. No obstante, también hay escarabajos con tonos metalizados en otras partes del mundo. En España contamos con la presencia rutilante de Cetonia aurata, de la misma familia Scarabaeidae, que brilla de forma más modesta en un verde oscuro, con textura rugosa y manchas de color crema mate.
La ciencia detrás del brillo dorado
¿Tienen metal los escarabajos metalizados?
Los escarabajos metalizados europeos, como Cetonia aurata, son sin duda impresionantes, pero su rugosidad los delata como criaturas vivas. El brillo metálico del género Chrysina, combinado con su superficie lisa, los hace parecer realmente escarabajos de oro, plata o platino finamente pulidos y cuidadosamente elaborados por algún orfebre. Ya en fotografía son impresionantes, pero en vivo rompen todos nuestros esquemas.
La primera intuición nos lleva a pensar que esta curiosidad se debe a que la criatura debe de almacenar metal en la superficie de su exoesqueleto. Cuando se observa el espectro de reflexión de la luz visible de C. aurigans y se compara con el del oro, se puede apreciar que, aunque la cutícula del escarabajo refleja menos la luz que el metal precioso, la forma de la gráfica es muy similar.
Sin embargo, estos escarabajos no almacenan metal en su cutícula. El origen de ese brillo se encuentra en las microestructuras de su exoesqueleto.
Un color estructural dado por la cutícula
En la naturaleza hay dos formas de exhibir el color. Una, la más conocida, es mediante el uso de pigmentos, moléculas que absorben determinadas longitudes de onda de la luz visible y reflejan otras. Son pigmentos la clorofila que le dan a las plantas su tono verde o la melanina que tiñe nuestra piel en una amplia diversidad de tonos. Pero lo que da color a los escarabajos joya no son pigmentos; sino una segunda forma, menos conocida aunque también presente en otros animales, como en las alas de las mariposas o en las plumas de algunas aves. Se trata del color estructural.

La cutícula de los escarabajos —y en general, de los insectos— se compone de tres capas. La capa exterior, denominada epicutícula, fina y transparente, compuesta de sustancias hidrófobas que impermeabilizan el cuerpo del animal y previene la deshidratación. A pesar de su aparente fragilidad, dispone de propiedades ópticas muy interesantes; cuando su superficie es totalmente lisa, dispersa la luz de forma muy eficiente, dándole al animal un aspecto brillante.
La capa inferior es la endocutícula. Es la capa más resistente, rígida y robusta, forma la parte dura del exoesqueleto de los insectos y su función es esencialmente estructural. Entre la epicutícula y la endocutícula se encuentra una capa intermedia, la exocutícula, responsable de la coloración. En el escarabajo joya, la exocutícula es laminar, y se compone de muchas capas apiladas de quitina. Estas láminas se alternan entre algunas compuestas exclusivamente de quitina, transparente, y otras con diminutos cristales de ácido úrico, quemultiplican la reflectividad de la superficie hasta por 20.
La reflexión y refracción de la luz
Pero esta luz no se refleja siempre de la misma forma. Todos hemos observado alguna vez cómo un lápiz en un vaso de agua parece doblarse; un fenómeno que se debe a que el índice de refracción de la luz es distinto en el aire que en el agua, y al incidir la luz sobre la superficie del líquido, los rayos “se doblan” y generan ese efecto óptico.
Del mismo modo, cuando incide la luz sobre la epicutícula del escarabajo y se adentra, capa a capa, en la exocutícula, la luz se va refractando y reflejando, dispersando las distintas longitudes de onda, como un prisma de cristal. En los escarabajos plateados, todas las longitudes de onda consiguen salir y el brillo metálico resultante es blanco —la suma de todos los colores de luz—. Sin embargo, en otros escarabajos, no todas las longitudes de onda se reflejan con la misma efectividad.
Dependiendo de la composición microcristalina de las capas alternas de quitina con ácido úrico, ciertas longitudes de onda quedan atrapadas en el interior de la cutícula, sin poder salir. En los escarabajos dorados, las longitudes de onda azules y verdes quedan atrapadas, liberándose repentinamente las amarillas y subsiguientes, como se muestra en la gráfica de reflexión. Un espectro similar al del oro. En otros casos se retienen también las longitudes de onda amarillas, dando brillos más cobrizos o, al contrario, se retienen los naranjas y rojos y dejan pasar el resto, que dan lugar a brillos verdes.

Características únicas del escarabajo dorado
Estructura de la cutícula y sus tres capas
La cutícula de los escarabajos joya es una maravilla de la ingeniería natural, compuesta por tres capas distintas que desempeñan funciones específicas. La capa más externa, la epicutícula, es fina y transparente, y está compuesta de sustancias hidrófobas que protegen al escarabajo de la deshidratación. A pesar de su delgadez, esta capa juega un papel crucial en la creación del brillo metálico característico de estos insectos.
Bajo la epicutícula se encuentra la exocutícula, la capa responsable de la coloración. Esta capa está formada por múltiples láminas de quitina y cristales de ácido úrico, que interactúan con la luz para crear el deslumbrante efecto metálico. La disposición de estas láminas es lo que permite que el escarabajo refleje la luz de una manera que imita el brillo de los metales preciosos.
Finalmente, la endocutícula es la capa más interna y resistente, proporcionando la estructura y rigidez necesarias para proteger al escarabajo. Aunque no participa directamente en la creación del color, su solidez es esencial para mantener la integridad del exoesqueleto y permitir que las otras capas funcionen de manera efectiva.
Epicutícula: la clave del efecto brillante
La epicutícula, aunque delgada, es fundamental para el brillo metálico de los escarabajos joya. Su superficie lisa y transparente actúa como un espejo que refleja la luz de manera uniforme, creando el efecto brillante que caracteriza a estos insectos. Además, su composición hidrófoba ayuda a mantener la cutícula libre de humedad, lo que podría afectar la reflexión de la luz.
La capacidad de la epicutícula para dispersar la luz de manera eficiente se debe a su estructura uniforme y a la ausencia de irregularidades en su superficie. Esta propiedad permite que el escarabajo refleje la luz de manera más efectiva que otros insectos con superficies más rugosas, como es el caso de Cetonia aurata, que aunque también es metálico, presenta una textura menos pulida.
El estudio de la epicutícula de los escarabajos joya ha inspirado investigaciones en el campo de la óptica y la ingeniería de materiales, ya que su capacidad para reflejar la luz de manera tan eficiente podría aplicarse en el diseño de superficies reflectantes en tecnología y arquitectura.
Exocutícula y su papel en la reflectividad
La exocutícula es la verdadera protagonista en la creación del color metálico de los escarabajos joya. Esta capa intermedia está compuesta por láminas de quitina y cristales de ácido úrico, que trabajan juntos para multiplicar la reflectividad de la superficie del escarabajo. La disposición precisa de estas láminas crea un efecto de interferencia que intensifica el brillo y la saturación del color.
La reflectividad de la exocutícula puede variar según la especie de escarabajo y la composición de sus capas. En el escarabajo dorado, las longitudes de onda amarillas y rojas se reflejan con mayor intensidad, mientras que las azules y verdes quedan atrapadas, creando su característico brillo dorado. Este fenómeno es un ejemplo impresionante de cómo la naturaleza utiliza la física para crear efectos ópticos sorprendentes.
El estudio de la exocutícula en los escarabajos joya ha proporcionado una comprensión más profunda de cómo los materiales naturales pueden manipular la luz. Esta investigación tiene implicaciones potenciales en el desarrollo de nuevos materiales que imiten las propiedades ópticas de estos insectos, con aplicaciones en campos como la óptica y la tecnología de visualización.

Distribución y hábitat de los escarabajos dorados
Los escarabajos dorados en América
Los escarabajos dorados del género Chrysina son endémicos del continente americano, donde habitan en una variedad de ecosistemas que van desde los bosques tropicales hasta las regiones montañosas. Su distribución geográfica abarca desde el sur de Estados Unidos hasta países como México, Guatemala, Costa Rica, Venezuela, Colombia y Ecuador. Esta amplia distribución refleja su capacidad para adaptarse a diferentes condiciones ambientales, aunque siempre prefieren áreas con abundante vegetación.
En su hábitat natural, los escarabajos dorados juegan un papel importante en el ecosistema. Como muchos otros escarabajos de la familia Scarabaeidae, contribuyen a la descomposición de materia orgánica, ayudando a reciclar nutrientes en el suelo. Además, su llamativa coloración puede servir como una forma de advertencia para los depredadores, aunque también los hace vulnerables a la captura por parte de coleccionistas humanos.
La presencia de escarabajos dorados en diversas regiones de América ha llevado a estudios sobre su ecología y comportamiento. Estos estudios han revelado detalles fascinantes sobre su ciclo de vida, sus hábitos alimenticios y su interacción con otras especies en su entorno. A medida que se profundiza en el conocimiento de estos insectos, se hace evidente la importancia de conservar sus hábitats naturales para asegurar su supervivencia a largo plazo.
Preguntas frecuentes sobre el escarabajo dorado
¿Es el escarabajo dorado venenoso?
Una de las preguntas más comunes sobre el escarabajo dorado es si es venenoso. La respuesta es no. Los escarabajos del género Chrysina, incluidos los escarabajos dorados, no son venenosos ni representan una amenaza para los humanos. Su apariencia llamativa puede llevar a suponer que tienen mecanismos de defensa químicos, pero en realidad, su estrategia de defensa se basa más en el camuflaje y en su capacidad para confundirse con su entorno.
A pesar de su inofensividad, es importante recordar que los escarabajos dorados son criaturas delicadas y deben ser manejados con cuidado. Su exoesqueleto, aunque resistente, puede dañarse fácilmente si se manipula de manera inapropiada. Por lo tanto, si tienes la oportunidad de observar uno de estos magníficos insectos, es mejor hacerlo sin interferir con su entorno natural.
La falta de toxicidad de los escarabajos dorados no disminuye su valor en la naturaleza. Su papel en el ecosistema, como descomponedores y participantes en la cadena alimentaria, es vital para mantener el equilibrio ecológico. Además, su belleza y singularidad los convierten en embajadores de la biodiversidad, recordándonos la importancia de proteger y conservar la vida silvestre.
El significado cultural del escarabajo dorado
El escarabajo dorado ha capturado la imaginación de muchas culturas a lo largo de la historia. Para algunas tradiciones, los escarabajos son símbolos de transformación y renacimiento, debido a su ciclo de vida que incluye una metamorfosis completa de larva a adulto. En el antiguo Egipto, los escarabajos eran considerados sagrados y se asociaban con el dios del sol, Ra, simbolizando el renacimiento y la resurrección.
Actualmente, los escarabajos dorados continúan fascinando a las personas por su belleza y su apariencia casi sobrenatural. En algunas culturas, se les considera portadores de buena suerte y prosperidad, mientras que en otras se les ve como guardianes de secretos antiguos. Este simbolismo ha llevado a que los escarabajos dorados aparezcan en obras de arte, joyería y literatura, donde se les celebra por su singularidad y su conexión con el mundo natural.
La fascinación por los escarabajos dorados también ha impulsado investigaciones científicas y artísticas, explorando tanto su biología como su impacto cultural. A medida que aprendemos más sobre estos extraordinarios insectos, se hace evidente que su valor trasciende lo puramente estético, ofreciendo lecciones sobre la interconexión de la vida y la importancia de la conservación.
Referencias:
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