Los biólogos lo tienen claro: el macho de la especie humana está condenado a ser un buen padre. Al menos, si hace caso a los dictados de sus hormonas y de sus genes.
Hoy en día, este modismo malsonante se utiliza para designar a quien muestra mal carácter, mal genio o malas intenciones. El origen de la expresión se remonta a la antigua creencia de que la leche con que se amamantaba influía en el carácter. Por ejemplo, Aristóteles aseguraba que existía una cierta organización social que venía determinada […]