¿Los piratas enterraban su tesoro? Mitos históricos bajo la lupa: lo que nunca te contaron de faraones, aviones y América

¿Los piratas enterraban cofres de oro? ¿Colón descubrió América? Muchas de las historias que aprendimos en la escuela o vimos en películas no son más que mitos convertidos en verdad a fuerza de repetirse. Hoy, los desmontamos con datos en la mano.
¿Los piratas guardaban su tesoro bajo tierra? Mitos históricos bajo la lupa
La historia no siempre es como nos la contaron. Representación artística: Sora / ERR.

La historia no siempre es como nos la contaron. A veces, las leyendas, los errores de traducción o el cine han moldeado nuestro imaginario colectivo más que los hechos reales. Desde los supuestos tesoros ocultos por piratas hasta la estatura de Napoleón, pasando por el origen del avión, este recorrido desmitificador pone en evidencia que muchas de las grandes verdades del pasado fueron, en realidad, malentendidos, exageraciones o construcciones posteriores. Desempolvamos archivos y estudios para separar realidad de ficción en algunos de los mitos históricos más extendidos.

Mito 1: Los piratas guardaban su tesoro bajo tierra

Pasarse media vida saqueando y pirateando para luego dejar el fruto de tanto esfuerzo enterrado en un baúl no parece una decisión muy sensata. Lo que ocurre es que Robert Louis Stevenson creó el mito en su obra La isla del tesoro (1883), que es sin duda la mejor y más famosa novela de piratas jamás escrita, y a partir de ahí… Se dice que también salió de sus páginas el tópico del pirata con pata de palo, pero la verdad es que Long John Silver, el temible protagonista, aunque es, en efecto, cojo, utiliza una muleta. 

Sobre el tema del cofre con oro y joyas, en muchas ocasiones el botín de los piratas eran mercancías, desde telas a alimentos, pasando por esclavos; nada de esto era de ninguna utilidad si se enterraba. Hubo algunos casos de piratas, como el de Francis Drake o el del capitán Kidd, que como dice el bulo, sí enterraron su dinero, pero solo como medida temporal, siempre con la idea de recuperarlo poco después. Kidd no lo logró y, tras su arresto, el tesoro fue confiscado por la policía.

Lo más común era que el botín se dividiera entre la tripulación, cuyos miembros tendían más a gastarlo en alcohol y vida disoluta que a enterrarlo en ninguna parte. Sí se sabe de algunos casos de piratas que invirtieron en tierras y ganado, con la idea de retirarse pacíficamente a la vida en tierra. 

Otra cosa eran los corsarios, que trabajaban para las casas reales –Drake fue uno de los más famosos– y tenían licencia para robar y saquear todo lo que se les pusiera a tiro; la mayor parte de sus riquezas pasaba a manos de los poderosos que los tenían a su servicio, aunque ellos se quedaban con un buen pico, como una paga de incentivos sobre beneficio, que les motivaba para seguir saqueando.

¿Los piratas guardaban su tesoro bajo tierra? Mitos históricos bajo la lupa 1
El oro enterrado de los piratas es más literario que real: preferían gastarlo en ron que esconderlo bajo tierra. Fuente: Pixabay.

Mito 2: Colón descubrió América…

Que una mentira haya aparecido durante décadas en los libros de texto no significa que sea menos mentira. Cuando Colón llegó al continente americano, el 12 de octubre de 1492, puede decirse que hizo el descubrimiento oficial a las grandes potencias europeas, pero el navegante genovés era solo el último de una larga lista. 

Durante muchos años hubo fuertes sospechas de que los vikingos habían puesto sus pies en el continente mucho antes que Colón, pero las historias se consideraron mitos adornados hasta que en 1960 el matrimonio de exploradores Helge Ingstad y Anne Stine descubrieron, en la península canadiense de Terranova, los restos incontestables de un poblado vikingo, datado de alrededor del año 1000. Con toda probabilidad era uno de los emplazamientos creados por Erik el Rojo, que había llegado al continente en 985, buscando, como Colón, abrir nuevas rutas comerciales. 

¿Pero fue Erik el primero? Hay estudios también que apuntan a que algunos navegantes polinesios pudieron haber llegado todavía antes a América del Sur. E, incluso, antes de todo eso, no podemos olvidar que hace decenas de miles de años era posible pasar sin embarcación de Europa a América, cuando la profundidad del estrecho de Bering, de solo 82 kilómetros de ancho, descendió como consecuencia de las glaciaciones. Esta circunstancia fue aprovechada por cazadores de Asia y Siberia, que entraron así en el continente para, en los milenios siguientes, extenderse por él y formar las diferentes tribus y pueblos que ya estaban presentes cuando llegó Colón. Ellos fueron los verdaderos descubridores. 

Mitos 3: …Y antes de su viaje hacia el oeste, todos creían que la Tierra era plana 

La idea de Cristóbal Colón de establecer una nueva ruta comercial hasta las Indias yendo hacia el oeste, en dirección contraria a la normal, no le surgió porque estuviera en posesión de un secreto desconocido por la humanidad. Colón, desde luego, sabía que la Tierra era redonda, pero no era el único; muchos marinos participaban de ese conocimiento, al igual que los distintos Gobiernos a los que propuso su empresa, hasta obtener el apoyo de la Corona de España. 

Aristóteles (384-322 a. C.) y Eratóstenes (276-194 a. C.) se cuentan entre los sabios de la Antigüedad que habían deducido la forma del planeta mediante la observación de los astros que lo rodean. El primero lo pensó al ver la sombra círcular que la Tierra proyectaba sobre la Luna durante un eclipse solar, y el segundo llegó incluso a calcular su tamaño. En el siglo IX, el califa Al-Mamún mandó dos expediciones para que obtuvieran el radio del planeta y regresaron con unas medidas sorprendentemente precisas. En cuanto a la idea de una expedición naval que rodeara el planeta, otro griego, Estrabón, ya la había sugerido en el siglo I. 

Si Colón no obtuvo en principio respaldo a su idea, no fue porque los sabios de la corte española pensaran que la Tierra no era redonda, sino porque estimaban que la distancia a recorrer era demasiado extensa. Ya en su época, los terraplanistas eran un movimiento bastante desprestigiado. 

Mitos 4: Ferdinand Porsche creó el Escarabajo

La historia de uno de los coches más reconocibles del mundo cobró tintes oscuros en 2011, cuando el periodista neerlandés Paul Schilperoord publicó el libro La vida extraordinaria de Josef Ganz, el ingeniero judío tras el Volkswagen de Hitler en el que revelaba que este ingeniero húngaro fue el verdadero creador del popular Volkswagen Escarabajo.

Durante mucho tiempo se pensó que quien desarrolló este concepto de automóvil sencillo, resistente y barato, pensado para la clase media durante el Gobierno de Hitler, había sido el ingeniero austriaco Ferdinand Porsche, fundador también de la marca bautizada con su nombre. Pero Schilperoord afirmaba en su libro que el verdadero creador había sido Ganz, un ingeniero húngaro que en 1931 había ultimado los planos de un prototipo de automóvil simple y de bajo precio al que llamó Maikäfer (escarabajo sanjuanero). 

Pero Josef Ganz fue perseguido y encarcelado por la Gestapo debido a su condición de judío. Consiguió abandonar Alemania en junio de 1934, pero dejó atrás los planos de su trabajo, que fueron confiscados por los nazis. Ese mismo mes, Hitler encargó a Porsche el diseño de un automóvil para las masas, poniendo a su disposición todos los medios e información de que disponían. Ganz moriría en el olvido en Australia en 1967. Hay más información sobre él en la web de su fundación, creada y mantenida por Paul Schilperoord.

¿Los piratas guardaban su tesoro bajo tierra? Mitos históricos bajo la lupa 3
Las pirámides no fueron construidas por esclavos, sino por obreros bien alimentados y organizados. Fuente: Pixabay.

Mito 5: Las pirámides de Egipto fueron construidas por esclavos

Cuando el historiador griego Herodoto (484-425 a. C.) escribió que la pirámide de Keops fue construida por más de cien mil esclavos, dio lugar a un malentendido que ha perdurado durante milenios.

De hecho, puede decirse que tanto esta maravilla del mundo como las otras dos que la acompañan en la gran planicie de Giza se convirtieron en toda una fuente de empleo para la época, ya que todos los implicados en su construcción eran trabajadores que recibían a cambio de su labor alojamiento, comida, cuidados médicos y, si morían durante su estancia allí, un enterramiento sin lujos pero con todos los honores; algo que ningún esclavo habría merecido jamás. 

Como en cualquier proyecto arquitectónico, los trabajadores estaban divididos en categorías: por un lado los canteros, transportistas y albañiles, respaldados por una fuerza más numerosa de proveedores, constructores de rampas, mezcladores y otros trabajos puramente manuales. Estos últimos procedían probablemente de entornos pobres, atraídos por las condiciones de trabajo: vivienda para sus familias y una comida de mucha mayor calidad que lo habitual. De hecho, la gran cantidad de restos de ganado descubiertos apuntan a una dieta rica en carne y los esqueletos de trabajadores con fracturas reparadas revelan los cuidados médicos.

Se piensa que los operarios de categoría más baja trabajaban por periodos de tres o cuatro meses y eran relevados por otros. Si consideramos que solo la construcción de la pirámide de Keops duró alrededor de treinta años, puede concluirse que hubo trabajo para mucha gente. Egipto, desde luego, tenía esclavos; pero no levantaron pirámides.

Mito 6: El lejano Oeste era una tierra salvaje y un territorio sin ley

Duelos, atracos a bancos, hombres siempre armados y batallas campales contra los indios... lo que se llama el lejano Oeste –y, con la misma frecuencia, el salvaje Oeste– tuvo bastante menos de eso de lo que se dice. Las regiones más alejadas de la colonización estuvieron prácticamente deshabitadas hasta 1862, año en que el Gobierno de los Estados Unidos promulgó una ley para aumentar la población, otorgando tierras a los colonos sin más condición que el compromiso de instalarse en ellas por un mínimo de cinco años. 

Es cierto que los habitantes llegaron a muchas de las nuevas ciudades antes que la estructura legal, y que en buena parte no había juzgados ni policía ni ningún rastro de seguridad oficial. Esa época fue el origen de las historias de ciudades sin ley y pistoleros de gatillo fácil. Pero lo cierto es que los asentamientos coloniales estaban férreamente controlados por el Gobierno y que, pese a todos los bandidos famosos que pasaron a la historia, el número de robos y homicidios era bastante bajo.

Los factores que crearon la leyenda de un territorio anárquico fueron las novelas baratas del Oeste, de donde salieron buena parte de los mitos que luego pasarían a las películas y espectáculos como el famoso Buffalo Bill’s Wild West Show, creado por una de las leyendas vivientes del Oeste.

Mito 7: Los Dalton eran cuatro y todos hermanos

En efecto, en el lejano Oeste hubo una banda de los Dalton que se dedicó a atracar bancos y trenes, pero era un poco distinta y bastante menos divertida que los hermanos de estatura escalonada popularizados por los cómics de Lucky Luke. Operaron en Oklahoma y Kansas entre 1890 y 1892, y, aunque en efecto eran cuatro –Bob, el jefe, Grat, Emmett y Bill, que fue un ciudadano honrado antes de unirse a la banda–, el total de hermanos Dalton era de quince, nada menos. Todos ellos criados por su madre, Adeline, después de que su padre abandonara a la familia. 

La banda no estaba compuesta solo por los cuatro Dalton; llegó a estar formada por una docena larga de hombres. Muchos integrantes de la banda, al igual que los propios Dalton, habían trabajado como agentes de la ley antes de cambiarse de bando. Tras un tiempo con sus hermanos, Bill se separó y formó su propia banda, hasta que fue abatido por agentes de la ley mientras jugaba con su hija en su granja, en 1894. En cuanto a los tres Dalton originales, su carrera terminó en 1892, cuando intentaron robar dos bancos en Coffeyville, Kansas. En el tiroteo resultante murieron Bob y Grat, además de Dick Broadwell y Bill Powers. Emmett fue herido y condenado a catorce años de prisión. 

Por cierto, los Dalton eran primos maternos de otra familia de forajidos, los Younger, que a su vez eran parientes y socios de los hermanos Frank y Jesse James. Todo queda en familia. 

¿Los piratas guardaban su tesoro bajo tierra? Mitos históricos bajo la lup 2a
Napoleón medía 1,70 metros: su baja estatura es un mito británico... y un problema de conversión de pulgadas. Fuente: Pixabay.

 Mito 8: Napoleón era bajito

No lo hubieran cogido en la NBA, pero de ahí a la imagen de baja estatura con la que el militar corso ha pasado a la historia hay un abismo. Está establecido que su estatura real era de 1,70 metros, un poco escasa para nuestros tiempos, pero perfectamente dentro de la media de la Europa del siglo XVIII. El origen de la idea de un Napoleón bajito se encuentra con toda probabilidad en la combinación de tres factores. 

Uno de ellos eran las caricaturas del inglés James Gillray, enormemente populares en la prensa británica de la época, que poco a poco fueron adoptando la idea de presentar a Napoleón poco más que como un enano sediento de poder. Otro fue su costumbre de rodearse de una guardia personal formada por los soldados de mayores dimensiones, lo cual le hacía parecer más bajo de lo que en realidad era.

Y el tercero fue un malentendido, no se sabe si inocente del todo: en 1802, el médico Jean-Nicolas Corvisant estableció que la estatura de Napoleón era de cinco pies y dos pulgadas, es decir, 170 centímetros… según las medidas francesas. Porque por aquel entonces una pulgada tenía diferente longitud en Francia que en Inglaterra. De hecho, en este último país el conquistador habría tenido que medir cinco pies y siete pulgadas para alcanzar nuestro metro setenta. En pleno conflicto con Napoleón, ningún inglés estuvo interesado en que le aclararan el malentendido.

Mito 9: La guerra de los cien años duro cien años

Este error se puede entender, porque llamar a un conflicto bélico la guerra de los Ciento Dieciséis Años le quita un poco de épica. Pero ateniéndonos estrictamente a las fechas, esta guerra, en la que se enfrentaron Inglaterra y Francia a cuenta de la sucesión real francesa, comenzó en 1337 y no terminó hasta 1453. A la hora de registrarla en los libros de historia, se optó por el redondeo, lo que es bastante disculpable.

El origen de aquel conflicto, en apariencia interminable, comenzó cuando el rey francés Carlos IV murió sin dejar sucesor, circunstancia que aprovechó Eduardo III, el monarca inglés, para reclamar el trono, ya que era sobrino del fallecido. Sin embargo, en Francia se decidieron por llevar al trono a Felipe de Valois, descendiente de Carlos por su familia materna. Eduardo se lo tomó bastante mal, ya que ello le obligaba, entre otras cosas, a pagar por las posesiones que Inglaterra tenía aún en territorio francés.

Para desquitarse, cuando Roberto de Artois se reveló contra Felipe, Eduardo acogió al rebelde en su corte, y Felipe respondió invadiendo la región de Gascuña. Y ahí comenzaron las hostilidades a campo abierto, que no se resolverían hasta la derrota definitiva de los ingleses después de la batalla de Castillon, cuando los monarcas que la iniciaron llevaban mucho tiempo muertos. Un prolongado, y a la postre inútil, juego de tronos.

Mito 10: El coloso de Rodas era tan grande que los barcos pasaban entre sus piernas

Una de las siete maravillas del mundo antiguo, derribada por un terremoto en el año 228 antes de la era común, el Coloso de Rodas, era una bellísima e imponente estatua de Helios, el dios griego del Sol, apostada en la entrada del importante puerto de la ciudad del mismo nombre. Fue erigida unos 52 años antes, así que su existencia fue relativamente breve, pero suficiente para deslumbrar a todos los que tuvieron el privilegio de verla. Algunos la describieron en sus escritos, y otros la reprodujeron en cuadros y pinturas. Aquí empiezan las confusiones.

El entusiasmo de algunos artistas les llevó a representar una estatua excesivamente colosal, con un pie apostado en cada bocana del puerto, de forma que los buques tenían que pasar por debajo de ella, entre sus pies, cuando entraban o salían. Como no podía ser menos, las adaptaciones cinematográficas de la historia persistieron en esta exageración. La verdad es que el Coloso estaba situado al lado de la entrada del puerto y que su altura era de 33 metros, a los que había que añadir los quince de su pedestal. El conjunto medía, por tanto, 48 metros.

Su autor fue el escultor Cares de Lindos, que realizó la figura principalmente en bronce. Lo que dice el sentido común es que conseguir con ese material una altura como la que imaginaron muchos pintores y cronistas –muchos de los cuales nunca llegaron a ver la obra original y trabajaban de oídas– era una tarea poco menos que imposible.

Mito 11: El crac bursátil del 29 provocó la gran depresión

Más bien al revés: la Gran Depresión provocó el crac del 29. Cuando el 24 de octubre de ese año las acciones de la Bolsa de Nueva York iniciaron una caída libre que se extendería al resto de los mercados del país, ello fue consecuencia, y no causa, de la política de altos intereses que el banco central de Estados Unidos –más conocido como FED por sus siglas en inglés– había adoptado como una manera de luchar contra la especulación.

Los años previos a la Gran Depresión fueron en Estados Unidos una época de bonanza económica casi sin precedentes; un ambiente en el que grandes grupos de inversores –los trusts– se aprovechaban para forzar los valores al alza, inflando las acciones con prácticas especulativas. La estrategia era conseguir dinero de los bancos –que aceptaban acciones como garantía del crédito– y usarlo para adquirir grandes cantidades de acciones de una empresa.

Aquella maniobra disparaba el precio de los valores y, a continuación, los mismos que había forzado la subida vendían inmediatamente para obtener beneficio. A los ojos de la FED, aquellas maniobras eran perjudiciales, y en 1928 decidieron ponerles freno subiendo los tipos de interés de los préstamos. Consiguieron, en efecto, terminar con los trusts, buena parte de los cuales terminó cerrando, pero la Bolsa estaba demasiado contaminada por sus prácticas como para no verse afectada también.

Todo el país estaba bajo la fiebre especulativa, con millones de ciudadanos particulares invirtiendo en Bolsa. El ahorro era casi inexistente y buena parte de las acciones se habían comprado con el crédito sobre los futuros beneficios. Cuando los inversores vendieron sus acciones, los precios se desplomaron hasta alcanzar niveles irrisorios. La quiebra del mercado de valores fue el inicio de una serie de bancarrotas continuadas en las empresas, de hundimientos en la producción industrial y las importaciones, con un aumento nunca visto del desempleo y la morosidad.

Multitud en el American Union Bank de Nueva York durante una corrida bancaria a principios de la Gran Depresión. Crisis de 1929.
Multitud en el American Union Bank de Nueva York durante una corrida bancaria a principios de la Gran Depresión. Imagen: Archivo nacional de fotos - Wikipedia.

Mito 12: Alberto Santos Dumont inventó el avión

Este mito tiene bastante consistencia en Brasil, que es el país del que era originario este supuesto precursor de la aviación. El caso es que Alberto Santos Dumont llegó a ser considerado oficialmente el padre de la aviación y en 1906 recibió una condecoración de la Federación Aeronáutica Internacional (FAI) por haber conseguido volar 60 metros en París a bordo de su célebre avión 14-Bis, el día 23 de octubre; unas semanas después, aumentó la distancia a 220 metros.

La gloria, de todos modos, le duró poco tiempo. En Estados Unidos, los hermanos Wilbur y orville wright, mecánicos de bicicletas reconvertidos en aviadores, se habían adelantado a Dumont surcando los cielos de Carolina del Norte a bordo de su Flyer 1 el 17 de diciembre de 1903. La diferencia fue que Dumont había realizado su vuelo en presencia de los dirigentes de la FAI, quienes pudieron comprobar en persona que había cumplido escrupulosamente con todas las normas para que su hazaña se considerara un vuelo autopropulsado.

Los Wright interpusieron una reclamación, aduciendo no solo que fueron los primeros, sino que para 1905 ya habían conseguido volar 39 kilómetros a bordo de su Flyer III. Tras realizar algunas demostraciones en Francia, la FAI se retractó y les concedió el título a ellos. Hay que decir que Santos Dumont no cesó por ello de contribuir a la historia de la conquista del aire.

Años más tarde, creó el Demoiselle, primer avión que se fabricó en serie, e incorporaba importantes avances técnicos. El brasileño dejó la patente libre para que todos los precursores de la aviación se pudieran beneficiar de sus innovaciones. Todo un gesto de generosidad de un pionero indudable… fuera el primero o no.

Recomendamos en